El tiempo fue pasando muy rápido, aunque a los ojos de Trista, pasaba muy lento, e iba dejado una huellas profundas en la chica, pero también la iban llenando de mucha fortaleza eb su inrerior, ahora ella ya es una mujer adulta, se graduó en una de las universidades más prestigiosas, siendo la mejor de su período, ella es ya una gran arquitecta, se especializó en decoración de interiores, comenzaba a vivir la vida que siempre había imaginado, aunque con las mismas cadenas invisibles que su madre le había impuesto desde pequeña y que en su adolescencia fueron mucho más estrictas.
Trista consiguió empleo, la empresa en la que había conseguido trabajo era una de las más prestigiosas del país, cada rincón de la oficina era una manifestación del lujo y sofisticación que se podía admirar a simple vista, sin embargo, su llegada cada mañana siempre estaba acompañada por los constantes mensajes de texto de Fátima, quien le pedía siempre fotos de su escritorio, le preguntaba con quien está, quién está a su lado, era un control constante en su vida, a pesar de tener ya sus 25 años, el cinturón de castidad que Fátima la obligaba a usar seguía siendo una tortura diaria que nadie conocía, ni siquiera su mejor amiga, Bibi.
Bibi era la luz en la vida de Trista, un alma libre y descomplicada que siempre buscaba alegrar los días grises de su amiga, trabajaban juntas en la misma empresa, y aunque sus personalidades eran opuestas, su amistad era sólida, Bibi solía animar a Trista, le decía que pronto las cosas mejorarían, que debía tener paciencia y entender a su madre, aunque por dentro sabía que las estrictas reglas de Fátima eran demasiado, pero Trista, resignada, siempre sonreía y cambiaba de tema.
Pero una mañana cuando Trista estaba muy concentrada en su trabajo, ella revisaba los planos de un nuevo proyecto, cuando la puerta de la oficina principal se abrió con un golpe sutil, pero firme, y de pronto su mirada se quedó fija en los ojos de un hombre alto, de cabello castaño y ondulado, perfectamente peinado, con un gran porte que demostraba confianza, era Thiago el hijo de dueño de la empresa, este hombre era el típico "niño rico": pues era atractivo, egocéntrico y acostumbrado a tener todo lo que quería sin esfuerzo, él llevaba un traje que claramente costaba muchísimo dinero, caminó directo hacia el escritorio de Trista, ella sintió su corazón acelerarse mientras él se acercaba, Thiago con una voz muy coqueta pregunto:
- Arquitecta López, ya tienes listos los planos?, los necesito para el proyecto del centro comercial, los necesito ya, para hoy mismo.
Lo dijo con un tono impaciente, Trista estaba muy nerviosa, solo asintió, tratando de mantener la compostura mientras le entregaba los documentos.
Gracias, dijo él de manera rápida antes de darse la vuelta y salir de la oficina sin siquiera mirarla dos veces.
Pero para Trista el momento fue fugaz, fue suficiente para desatar un torbellino de emociones, nunca había sentido algo tan intenso, mientras trataba de concentrarse nuevamente en su trabajo, sus pensamientos seguían regresando a Thiago, en el almuerzo, no pudo contenerse y le contó todo a Bibi, le dijo que fue increíble, estuvo en la oficina, nunca había visto a alguien así, mientras sus mejillas sonrojadas y sus ojos brillaban.
Bibi soltó una carcajada, no me digas que fue ¿Thiago? ¿El hijo del dueño?, amiga, es un mujeriego, no pierde el tiempo con nadie, aunque no te culpo, está muy guapo, dijo, guiñándole un ojo, Trista suspiró pues sabía que Bibi tenía razón, pero no podía evitar lo que sentía, era un sueño imposible, pero en su corazón, aquel encuentro fugaz había encendido una chispa que no podía ignorar.
Mientras tanto, en casa, las cosas seguían igual de opresivas, su madre no había cambiado su actitud, es más como que había empeorado con el tiempo, controlaba cada aspecto de la vida de Trista, desde lo que comía hasta el horario exacto en que debía regresar del trabajo, Alberto, aunque trataba de intervenir, rara vez lograba cambiar las cosas, había aprendido a ser cómplice por ver sonreír a su hija, a veces le llevaba un pastelito escondido o le permitía ver un programa de televisión que Fátima había prohibido.
Por otro lado ya en la noche, en casa de Thiago, estaban todos reunidos, sus padres, sus dos hermanos mayores, y su cuñado, todos conversaban sobre la vida que lleva Thiago, pues siempre estaba saliendo a esxondidas con alguien, salía con una mujer casada y para colmo, mucho mayor que él, aunque varias veces trataron de persuadirlo nada hacía que cambie de opinión, siempre se veían a escondidas, esto molestaba mucho a la familia, ya que al ser toda la familia una de las más prestigiosas sabían que tarde o temprano la prensa les iba a caer encima, y los iban a acabar socialmente, no podían permitir eso, tenían que encontrar una solución lo más pronto posible, habían hablado muchas veces con Thiago pero el parecía no entender la gravedad de sus acciones, fue cuando a su hermana mayor se le ocurrió una idea, debían casar a Thiago, pero para ello tenían que encontrar una buena chica que sea de buena familia, alguien lo pueda cambiar.
Por otro lado, Thiago como siempre se encontraba en un club nocturno, de fiesta con sus amigos y amigas, salió del bar y se fue a buscar a su amada novia, ella era Juana una mujer un poco mayor, teenía 38 años, mientras el tenía 29 años, ellos llevaban mucho tiempo saliendo, aunque ella llevaba casada ya 12 años, tenía dos niños, su esposo era un gran empresario, tenía una empresa de ensamblaje de vehículos, él pasaba mucho tiempo trabajando y de viaje en viaje, por lo que no sospechaba nada o más bien la amaba tanto que pretendía no saber nada.
En casa de Thiago, todo estaba listo, solo faltaba encontrar a la chica ideal, fue cuando Amanda la hermana de Thiago junto a su esposo Leo, decidieron buscar a la chica en la empresa, pusieron manos a la obra y buscaron en los expedientes de empresa, la mayoría de las mujeres estaban casadas, y de las mujeres solteras seleccionaron 10 chicas, entre ellas estaban Trista y Bibi, llamaron a las 10 chicas y las entrevistaron sigilosamente, para que no sospecharan de nada, no les convenció ninguna hasta que entro Trista, ella se mostró como una chica muy educada, sencilla, respetuosa, amable e inteligente, Amanda y Leo quedaron encantados, pues su belleza era inigualable, ellos estaban seguros que ella era la ideal.