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Chapter 10 - Un nuevo sentimiento.

En una de esas tardes, mientras Héctor la esperaba frente a la oficina, Trista sintió un impulso inexplicable, algo que la empujaba fuera de la rutina opresiva en la que había

vivido durante tanto tiempo, cuando salió del edificio, lo vio sentado al volante del auto, decidió actuar sin pensar demasiado, entonces un poco nerviosa y con una sonrisa nerviosa le dijo:

—¿Podemos tomar un camino más largo hoy?

Héctor pareció sorprendido, pero no cuestionó su petición:

—Claro, señora Trista. Usted manda.

El auto svanzó lentamente, alejándose de las calles congestionadas de la ciudad hacia

un recorrido menos transitado, durante el trayecto, Trista se sintió más relajada de lo habitual, se sentó en el asiento delantero a lado de Héctor, por primera vez, rompió el silencio que normalmente llenaba sus viajes.

- Héctor, ¿cuéntame de tu familia, cuánto tiempo llevas en este país?

- Unos años ya, más o menos unos tres años, respondió él, sin apartar la vista del camino.

- Pero conducir siempre ha sido mi pasión, antes trabajaba para una empresa de transporte.

La conversación fluyó con una naturalidad que desconcertó a Trista, Héctor compartió historias de su infancia, anécdotas de su tiempo en el transporte y sueños que nunca se había atrevido a perseguir, Trista, por su parte, se permitió reír, algo que había olvidado cómo se sentía, por unos momentos, fue como si el peso de su vida desapareciera.

Cuando finalmente llegaron a casa, la realidad cayó sobre ella como un balde de agua fría, frente a la puerta estaba su madre Fátima, con su habitual expresión severa, a su lado, Alberto, su padre, intentaba mantener una actitud más conciliadora, habían decidido visitar a su hija y yerno, estaban preocupados por la ausencia de noticias de Thiago, quien siempre estaba ocupado en algo.

Fátima no esperó para expresar su descontento, entonces preguntó con frialdad, cruzando los brazos,

- ¿Por qué tardaste tanto, Trista? me parece que pasas demasiado tiempo fuera de casa y, para colmo, con ese tipo, quien me da

mala espina.

Trista sintió que el corazón le latía con fuerza y con voz temblorosa intentó justificar su demora.

- Salí tarde de la oficina, mamá, tenía que terminar unos planos urgentes, Héctor solo es mi chofer, no le demos importancia.

Pero Fátima no estaba convencida.

- Escúchame bien, Trista, no quiero volver a verte con ese hombre, sé la clase de tipo que es, y no voy a permitir que cometas un

error del que te puedas arrepentir, si te desvías del camino, ya sabes que sé muy bien cómo corregirte, ¡No me hagas perder la paciencia!

Trista bajó la mirada, incapaz de enfrentarla directamente, sabía que no podía revelar

la verdad de sus sentimientos, pero también estaba segura de que no podría

ocultarlos para siempre, con un hilo de voz, respondió:

—Tranquila, mamá. No tienes de qué preocuparte, no estoy haciendo nada malo, solo me dedico a mi trabajo y a mi esposo.

La tensión se calmó un poco cuando la conversación cambió hacia los preparativos

de una cena sorpresa en honor al cumpleaños de Thiago, Fátima y Alberto, junto con la familia de Thiago, planearon cada detalle, Trista fue asignada a mantener a Thiago entretenido para que llegara a la hora indicada sin sospechar nada, aunque aparentó estar de acuerdo, por dentro se sentía cada vez más atrapada en una vida que no había elegido.

Esa noche, ya en su habitación, Trista intentó dormir, pero el sueño no llegaba, las

palabras de su madre resonaban en su mente, mezclándose con las emociones que Héctor había despertado en ella, por primera vez, se permitió admitir que

estaba desarrollando sentimientos por alguien que no era su esposo, Héctor

representaba algo que nunca había tenido, eso era libertad, autenticidad, y una

posibilidad de felicidad real, pero también sabía que cualquier decisión que tomara tendría consecuencias devastadoras, el miedo a desafiar a su madre, a enfrentar las expectativas de su familia y a destruir su ya frágil matrimonio la paralizaba, sin embargo, el deseo de buscar su propia felicidad era cada vez más fuerte.

Al día siguiente, mientras esperaba en la oficina a que Héctor la recogiera, Trista se

puso a pensar en lo bien que se sentía, se sentía viva como nunca antes se había sentido, pensaba en lo bien que Héctor le hacía, siempre estaba riendo, le hacía sentir que el mundo podía ser diferente, menos gris, pero al mismo tiempo pensaba en lo atrapada que estaba en esta vida, en ese matrimonio, y que no tenía el valor de romper con todo y tal vez nunca lo tenga.

Bibi entró en la oficina de Trista, ella veía muy extraña a su amiga desde hace mucho tiempo, la vio metida en sus pensamientos así que entro con mucha cautela, dio un pequeño golpe en el escritorio, sacándola de sus pensamientos, Trista salto del susto y miro a su amiga muy extrañada, Bibi dijo:

- Ya cuéntame amiga, que pasa contigo y por qué estás muy extraña, muy alejada, solo pasas con tu chofer de arriba abajo.

Trista se quedo muy apenada, pero ya no podía ocultar más sus sentimientos y aunque un poco avergonzada dijo:

- ñBibi, no quiero que me juzgues, tu me conoces y sabes que siempre trato de hacer las cosas correctamente, pero la presencia de Héctor me hace mucho bien, me siento yo misma cuando estoy con él, es muy diferente a Thiago, sabes todo sobre mi matrimonio y creo que por fin he encontrado a alguien que me sabe escuchar y me hace sentir bien.

Bibi se quedo callada por unos segundos, estaba tratando de asimilar lo que escuchaba, nunca había visto a Trista hablar tan segura de algo, pero al mismo tiempo

sabía que Héctor escondía algo, en varias ocasiones le había escuchado hablar por teléfono y la llamaba querida esposa, pero al ver la ilusión de su amiga no quiso decirle nada todavía, pues en la forma en la que Trista le conto las cosas, sabía que no iba a escuchar nada malo sobre Héctor, entonces solo dijo, con un gesto de preocupación.

- Ye entiendo Trista, sabes que te quiero mucho y me duele ver que tu matrimonio no está funcionando, pero no puedes refugiarte en alguien que no conoces, las personas a veces no son lo que parecen y las cosas tampoco, tal vez piensas que te sientes bien con Héctor porque en tu casa las cosas no marchan bien, pero tienes que ir con calma amiga, no tomes decisiones apresuradas o llevadas por el dolor, porque mejor no tratas de hablar con Thiago y resolver las cosas en tu matrimonio, tal vez, si se dan la oportunidad ustedes pueden salvar su relación.

Trista ya no quiso escuchar más pues estaba segura de que Héctor era un hombre especial, un hombre sin mentiras, y sabía que nadie la iba a entender pues era una mujer casada, y como todo en la sociedad, cuando un hombre se fija en otra mujer está

bien, pero cuando una mujer lo hace, está muy mal y es juzgada por todos,

entonces solo dijo:

- Yo también te quiero Bibi, muchas gracias por tus consejos los tomaré en cuenta amiga, ahora ya me tengo que ir, nos estamos hablando luego.

Recogió sus cosas y salió, afuera se encontró con Héctor y le dijo en voz baja:

—Gracias por lo de ayer

Héctor sonrió, con un gesto cálido que iluminó su rostro.

—No tiene que agradecerme, me alegra que se haya sentido bien, si alguna vez necesita

hablar, estoy aquí.

Sus palabras resonaron en Trista más de lo que esperaba, por un instante, deseó poder confiarle todo, pero el miedo la detuvo.

Cuando llegaron a casa, Fátima ya estaba esperándola nuevamente, esta vez, no hubo

recriminaciones, pero su presencia constante era un recordatorio del control

que tenía sobre la vida de Trista y no era para menos, Fátima ya estaba sospechado de la cercanía que tenía con Héctor, sabía que su hija no haría nada malo, pero la presencia de Héctor no le daba nada de confianza.