Sholan se encontraba en una de las habitaciones ocultas del Sanctum Sanctorum, rodeado por la calma y el misterio de aquel lugar que parecía imbuido de una energía antigua y poderosa. Había pasado semanas trabajando con Cortana, perfeccionando la poción que lo llevaría a una nueva etapa de su existencia. La metamorfosis era compleja, un proceso en el que los elementos más profundos de su ser serían alterados para adaptarse a una nueva forma, una nueva realidad.
La fórmula final de la poción había sido establecida: la base de su nuevo cuerpo sería Vegito, esa fusión de Goku y Vegeta, una combinación perfecta de dos guerreros legendarios. Pero el cuerpo no sería el único cambio. Sholan recibiría gradualmente los conocimientos y la experiencia de combate de ambos, pero lo haría de manera controlada, evitando sobrecargar su sistema. Cada destello de poder, cada técnica aprendida, sería entregado poco a poco, cuando su cuerpo estuviera listo para recibirlo. Cortana había sido clara: el proceso debía ser perfecto, de lo contrario, todo se desmoronaría.
Sin embargo, no todo cambiaría en Sholan. Su alma, su esencia, seguirían siendo las mismas, y la transformación, aunque física y mentalmente deslumbrante, se adaptaría a él, no lo dominaría. Su apariencia tomaría la forma de Vegito, pero sus emociones, sus decisiones, seguirían siendo las de Sholan. Esto le daba algo de tranquilidad, pero también un cierto miedo. ¿Cómo cambiaría su forma de ver el mundo después de pasar por una transformación tan profunda?
Con la poción en mano, Sholan se despidió de Cortana, y junto con la ancestro, partieron hacia los portales de Kamarth-Taj. El aire se llenaba de una mezcla de expectación y temor, mientras la ancestro hablaba con una voz grave y sabia.
—El proceso de transformación es único, Sholan. Es poderoso, pero también peligroso. Debemos asegurarnos de que no haya ojos curiosos que intenten interrumpirlo. He hechizado los portales y varios de mis hechiceros se preparan para protegerte durante todo el proceso. No subestimes el poder de quienes podrían querer robar o destruir lo que estás por hacer.
Sholan miró a la ancestro, su mirada curiosa.
—¿Por qué lo haces por mí? Soy un extraño, y tú no me conoces. ¿Qué te lleva a protegerme de esta manera?
La ancestro sonrió, una expresión profunda de sabiduría en su rostro.
—No se trata de quién eres, sino de lo que representas. Tu destino es más grande de lo que imaginas. Te has arriesgado, has decidido caminar por el camino de los héroes. Y esa clase de valentía debe ser protegida. El universo se encarga de estos encuentros por una razón.
Las palabras de la ancestro resonaron en Sholan, pero no tuvo tiempo de analizarlas completamente, ya que llegaron a la sala donde los portales se alzaban, resplandeciendo con una energía arcana. Allí, una serie de hechiceros tomaron sus posiciones, sus manos brillando con magia antigua. La transformación estaba a punto de comenzar.
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Sholan cerró los ojos y respirando profundamente consumió la poción de transformación. Sintió la energía vibrar a su alrededor, sus músculos tensándose mientras la poción comenzaba a hacer efecto. El aire se volvió denso, pesado, como si todo el universo estuviera observando. La transformación comenzó de inmediato junto con un enorme dolor. Un grito desgarrador fue lo último que los que observaban escucharon antes que una enorme cantidad de energía formara un domo al rededor de Sholan envolviendolo como un capullo de energía rotante.
Primero, el cuerpo de Sholan comenzó a arder. La piel se estiraba, como si fuera incapaz de soportar la nueva forma que estaba tomando. Un calor insoportable recorrió su espina dorsal, y su respiración se volvió entrecortada, como si no pudiera controlar el flujo de energía que fluía por él. Los huesos crujieron y se retorcieron, reajustándose, cambiando. Cada fibra de su ser se transformaba, se ajustaba, tomando la complexión de Vegito, pero con la esencia de Sholan aún profundamente intacta. Los músculos crecían, se definían, expandían hasta alcanzar proporciones que jamás había conocido. La piel se tensó, adoptando un tono ligeramente más dorado, una apariencia que evocaba la de un guerrero saiyajin en su máximo esplendor.
El dolor era insoportable, como si estuviera siendo desintegrado y reconstruido a nivel atómico y molecular. Pero eso no era todo. La energía de Goku y Vegeta comenzó a aflorar en su mente, una marejada de conocimientos y recuerdos de vidas pasadas, de batallas épicas y de sacrificios. Su mente era como un río desbordado, con información nueva inundando cada rincón de su ser. Se sintió abrumado, pero al mismo tiempo, algo más comenzaba a ocurrir. La magia de la ancestro y los hechiceros lo ayudaban a regular el flujo, a tomar las experiencias y habilidades de Goku y Vegeta poco a poco, sin que su cuerpo colapsara bajo la presión.
De pronto por un momento el dolor paró y Sholan vio algo extraño. Ante él, como una sombra proyectada en el horizonte, apareció una figura familiar. Era él mismo, pero diferente. Esa versión de sí mismo representaba todos sus miedos, sus inseguridades, los demonios que había luchado por evitar durante toda su vida pasada y actual. La manifestación de su conflicto interno lo miraba fijamente, los ojos llenos de juicio y condena.
—¿Realmente crees que puedes soportar esto? —dijo la figura, con una voz que retumbaba en su mente. —¿Vas a convertirte en alguien más, dejar de ser tú mismo solo para obtener poder? ¿Qué harás cuando te des cuenta de que has perdido lo que te hacía humano, qué dirá Wanda?
Sholan se tambaleó, el dolor físico del proceso de transformación intensificándose, pero también sentía esa presión mental. La figura se acercaba, sus palabras llenas de duda y temor.
—No puedes manejar todo esto, Sholan. Todo esto te consumirá. El poder no es algo que se pueda controlar. El precio será más alto de lo que imaginas.
Pero Sholan, con una respiración profunda, se enfrentó a su propia manifestación. El miedo era fuerte, pero no más que su determinación. Miró a la figura a los ojos, reconociendo su presencia como una parte de él mismo, pero también comprendiendo que no podía dejar que lo controlara.
—No seré lo que tú dices y confío plenamente en Wanda —respondió con firmeza, la energía que fluía a través de su cuerpo desbordando su ser. La figura comenzó a desvanecerse con una ligera sonrisa dibujándose en su rostro reconociendo en Sholan la fuerza de su voluntad de la cual el mismo no se había dado cuenta.
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La transformación finalmente alcanzó su punto culminante. Sholan, ahora con la apariencia de Vegito, se desplomó en el suelo, exhausto pero revitalizado. Sabía que algo había cambiado dentro de él, algo más allá de lo físico. Había enfrentado sus propios miedos y había prevalecido.
La ancestro se acercó, observando en silencio como el domo de energía se disipaba dejando ver el resultado de la transformación. Sholan la miró, su mirada más profunda, más sabia.
—Lo lograste —dijo ella suavemente, sonriendo.
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Mientras Sholan se levantaba, aún tambaleándose por el dolor residual de la transformación, un destello brilló en el aire. Una sombra fugaz apareció frente a él, como si un nuevo mensaje estuviera siendo transmitido directamente a su mente. Era un comunicado oculto, algo que sólo alguien con su nueva habilidad podría percibir.
Misión Oculta Completa: "Una Oportunidad de Pelear"
La pantalla mental flotante mostraba la información. La misión era directa una oportunidad para poder enfrentarse al futuro sombrío, lo que se le ofrecía a Sholan era la oportunidad de luchar contra la manifestación del caos y la maldad misma.
En la pantalla apareció la carta de personaje "Gold D. Roger", resplandeciente como una joya invaluable. El nombre de Roger, el rey de los piratas, evocaba poder y gloria, y la carta representaba no solo su legado, sino una puerta hacia habilidades legendarias que superarían cualquier barrera. Obtenerla significaba acceder a un poder capaz de alterar el curso de la historia.
El caos del futuro era una amenaza inminente, una fuerza que podría desestabilizar todo lo que Sholan conocía. Esta misión no solo era una oportunidad para probar su poder, sino para salvar el futuro de un colapso inevitable. La carta de Roger, en manos de un ser como él, podría cambiarlo todo.
Sholan miró la carta con una mezcla de determinación y curiosidad. Ahora, con el poder de los saiyajins y el legado de los guerreros más fuertes, se sentía listo para enfrentarse al caos y a cualquier cosa que el futuro tuviera preparado.
"Esta es la oportunidad que estaba esperando", pensó, sabiendo que el próximo paso lo llevaría a un combate que marcaría el destino de toda la realidad.