El Sanctum Sanctorum permanecía envuelto en un manto de silencioso misterio, mientras las horas transcurrían y Sholan, sumido en una profunda meditación junto a Cortana, reflexionaba sobre la que quizás sería la decisión más trascendental de su vida. Tras lo que pareció una eternidad, Sholan abrió los ojos, se puso de pie y avanzó con pasos decididos, aunque su corazón palpitaba con fuerza ante la magnitud de lo que había resuelto. En el centro de la sala principal, la Ancestro lo aguardaba en postura meditativa, rodeada de una energía etérea que danzaba a su alrededor, como si respondiera al peso de la ocasión.
"Sholan," dijo con voz calmada pero llena de autoridad. "Tu aura vibra con una resolución que no había visto antes. Pero también hay caos. Habla, hijo del caos y el equilibrio. Dime, ¿qué es lo que buscas ahora?"
"Ancestro," comenzó Sholan, su voz profunda, pero con un matiz de inquietud. "Usted lo dijo algo dentro de mí está fracturado. Desde que forjé el núcleo de armonía del caos y el sistema, mi cuerpo ha comenzado a rebelarse. Es como si intentara contener un océano en una vasija demasiado pequeña. Este poder, este conocimiento, todo lo que he adquirido... me está consumiendo poco a poco, debo cambiar. No puedo seguir siendo lo que soy."
La Ancestro asintió con seriedad, contemplando sus palabras. "Lo que propones es peligroso, pero también necesario. La transformación es una decisión irrevocable. Dime, Sholan, ¿qué has elegido como tu nuevo destino?"
Sholan guardó silencio por un momento, como si considerara sus palabras con cuidado. "He reflexionado sobre muchas opciones," comenzó. "Los Asgardianos son fuertes, pero su biología no es lo suficientemente adaptable a mi sistema. Los Kree son avanzados, pero tienen límites que no puedo permitirme. Los Celestiales y los Eternos tienen un poder abrumador, pero están demasiado vinculados a sus propias reglas. Ninguna de estas razas es suficiente para lo que necesito."
La Ancestro alzó una ceja con curiosidad. "Entonces, ¿qué has decidido?"
Sholan enderezó los hombros y respondió con firmeza: "Los Saiyajin."
La Ancestro parpadeó, sorprendida. "Explícate, joven viajero. Esa raza no pertenece a nuestro universo."
"Lo sé," admitió Sholan, "pero he estudiado su naturaleza. Los Saiyajin son una raza de guerreros cuyo poder aumenta exponencialmente tras cada batalla y derrota. Su adaptabilidad y su capacidad para trascender sus límites los hacen únicos. Puedo editar la poción para que el cambio se integre de forma armónica con mi ser. Mantendré mi alma intacta; mi esencia no cambiará, pero mi cuerpo se transformará en el de un Saiyajin, capaz de soportar mi núcleo y todo el poder que este universo y las pociones puedan ofrecerme."
La Ancestro cerró los ojos, reflexionando sobre sus palabras. La energía a su alrededor pareció intensificarse por un momento antes de calmarse. "Estás jugando con fuerzas que podrían destruirte, pero veo que has meditado profundamente sobre esto. Si decides seguir este camino, tendrás que hacerlo en un lugar donde la energía sea estable y tu mente pueda concentrarse completamente en la transformación."
"¿Kamar-Taj?" preguntó Sholan.
La Ancestro asintió. "Sí. Allí, el entorno te proporcionará la estabilidad necesaria. Pero debes entender que esta decisión no tiene vuelta atrás. Una vez que tomes la poción de la transformación, dejarás de ser completamente humano. Y aunque conserves tu esencia, los cambios que experimentarás podrían alterar más de lo que imaginas."
Sholan se levantó, su determinación más clara que nunca. "Lo entiendo, Ancestro. Pero no tengo otra elección. Si quiero proteger a Wanda, a Pietro, y al mundo en el que ellos viven, debo convertirme en algo más fuerte. En algo capaz de enfrentar esta amenaza."
La Ancestro se puso de pie también y lo miró con una mezcla de respeto y advertencia. "Entonces prepárate, Sholan. El camino hacia la transformación no será fácil, pero si logras completarlo, podrías ser el protector que este mundo necesita."
Con una última inclinación de cabeza, la Ancestro se retiró, dejándolo solo en la sala principal del Sanctum. Sholan miró sus manos y cerró los puños, sintiendo cómo la resolución lo llenaba. Sabía que estaba a punto de dar un paso que cambiaría todo para siempre, pero también sabía que no tenía otra opción.
"Por ustedes," murmuró, pensando en Wanda y Pietro. "Debo convertirme en algo más."