Nunca imaginé que mi vida cambiaría tan drásticamente, pasando de ser un completo perdedor a convertirme en un discípulo de la luna encargado de cazar demonios. Aún me pregunto cómo es que terminé así.
Hola, mi nombre es Tsukiko Kaze. Soy un chico que cursa el primer grado de preparatoria en una de las escuelas más grandes de Japón, llamada Academia Seishi. Es un instituto de prestigio, conocido por ser uno de los mejores en el país, pero... ¿cómo es que terminé en ella?Siempre he sido un perdedor. Desde que tengo memoria, he sido un alumno con bajas calificaciones. La mayor parte de mi vida fue una lucha por mantenerme a flote en los estudios, hasta que llegué a la secundaria. Fue ahí cuando conocí a Yuki Sora, una chica increíblemente hermosa.Cabello largo, negro como la noche. Ojos grandes, de un azul profundo. Estatura de 1.55 m. Piel blanca como la nieve. Una sonrisa que deslumbraba a todos.Yuki era el centro de atención, la chica más popular en la escuela. En contraste, yo era un chico normal, con el cabello corto y castaño, piel pálida, como si fuera un zombi, con 1.78 m de estatura y unas grandes ojeras que me daban un aire extraño, casi inquietante. No me relacionaba mucho con los demás; siempre fui un chico callado, temeroso de ser rechazado, lo que solo incrementaba la idea de que me sentía superior a ellos. Sin embargo, no era así, pero la gente solía criticarme sin conocerme.Sus críticas me importaban poco. Para escapar de la soledad y la depresión, me refugiaba en los videojuegos, desvelándome hasta completar cada nivel. Probablemente, eso explicaba las enormes ojeras que tenía.Mi vida empezó a cambiar durante el festival cultural. Mi clase decidió montar una obra de teatro y, como parte de una cruel venganza, me eligieron para ser el actor principal. No podía negarme, así que me asignaron a trabajar con la chica más extraña de la clase: Rin Hanna. Su actitud era insoportable, y su cara... bueno, mejor no mencionarla.En fin, tenía que trabajar con ella, pero lo que realmente me sorprendió fue conocer a Yuki, quien formaba parte del equipo de vestuarios. Fue durante una tarde cualquiera, cuando el sol comenzaba a ponerse, que Yuki se acercó a mí para mostrarme algunos diseños de los trajes para la obra. La historia que íbamos a representar hablaba de una leyenda antigua: la luna deseaba tener un hijo, pero al ser un ser intangible, no podía. Entonces, una mujer infértil hizo un pacto con ella para poder tener hijos, a cambio de que su primogénito fuera de la luna. Al final, el marido (mi personaje) mata a su esposa, creyendo que le era infiel.Al escuchar que mi personaje era un asesino, no pude evitar poner cara de sorpresa. Yuki, viendo mi reacción, soltó una risa hermosa que hizo que mi corazón latiera más rápido. No pude evitar sentirme atraído por ella.Empezamos a hablar sobre la obra, y poco a poco, comenzamos a conocernos. El tiempo pasó volando y, aunque ninguno de los dos quería irse a casa, la tarde terminó. Antes de despedirnos, me armé de valor y le pregunté:—¿Te parece si nos vamos juntos?Ella sonrió dulcemente y me respondió:—Por supuesto, es la primera vez que un chico me pide caminar juntos.¿En serio? ¿Cómo podía ser posible que una chica tan hermosa no tuviera pretendientes? Me sentí afortunado. Si tenía suerte, tal vez podría conquistarla y hacerla mi novia.Caminar a su lado fue una de las experiencias más hermosas que había tenido. Yo, un chico sin cariño femenino caminaba con la chica más hermosa del colegio, mientras todos me miraban con envidia, y algunos, incluso, me odiaban. Pero en esos momentos, no me importaba, porque me sentía como el hombre más feliz del mundo.Conversamos sobre nuestros gustos y descubrimos que teníamos muchas cosas en común. Hablamos de música, de cómo habíamos vivido la secundaria. Cuando me preguntó por qué siempre era tan sombrío, me sentí incómodo. No sabía qué responder, pero finalmente le confesé:—Me da miedo el rechazo. Temía que a todos les pareciera que era aburrido o molesto, por eso evitaba acercarme.Yuki me escuchó atentamente, sin juzgarme. En ese momento, me sentí aliviado. Nunca antes había podido desahogarme de esa manera. Ella me sonrió y me dijo:—Es normal sentirse así. Todos tenemos inseguridades. Al principio pensé que eras raro, pero ahora que te conozco mejor, puedo decir que eres un chico lindo y gracioso. Ten más confianza en ti mismo. Si los demás te conocen, seguro te van a querer.Esas palabras me hicieron sentir increíblemente feliz. La chica más hermosa de la escuela acababa de decirme que era un chico lindo. El día más feliz de mi vida, sin duda.A partir de ese momento, todo comenzó a cambiar. Yuki empezó a buscarme durante los recreos, y nuestra relación se hizo cada vez más cercana. Comencé a confiar más en mí mismo. Ya no me importaba tanto lo que los demás pensaran de mí, y me volví más sociable, gracias a que Yuki me presentó a sus amigos. Incluso hice un nuevo amigo, Kaito, un chico otaku que, a pesar de ser algo raro, siempre estaba rodeado de chicas. Claro, su dinero era un gran atractivo para ellas.Mejoré mis calificaciones, y mi relación con Yuki se volvió más profunda. Cada día sentía que mi vida mejoraba más y más. Un día, después de una cita que parecía completamente normal, Yuki tomó mi mano y caminamos juntos por un largo rato. ¡Lo había logrado! Me sentía increíblemente feliz.Decidí que era el momento de dar el siguiente paso. Preparé una cita especial para declararme, un día que nunca olvidara. Estaba nervioso, pero también emocionado. El lugar, la hora, todo estaba planeado con perfección.La cita comenzó con una película romántica en el cine, seguida de una cena en su restaurante favorito, y finalmente, un paseo por un parque frente a una fuente. Mientras observábamos el atardecer, mi corazón latía rápidamente. Sabía que era el momento. No podía dejar pasar la oportunidad.—Yuki… gracias.—¿Gracias por qué? —me preguntó, sin entender.Mis palabras no salían, pero finalmente, logré decir:—Gracias por acompañarme hoy y por todos estos días. Me has enseñado a ser mejor, a confiar en mí mismo. El tiempo contigo es lo mejor de mi vida. ¿No sientes una conexión especial entre nosotros?Al principio temí haberlo arruinado, pero entonces Yuki sonrió y me dijo:—Tsukiko, yo… igual siento lo mismo por ti.Mi corazón dio un salto. Nos miramos, y antes de que pudiera reaccionar, ella me tomó de la mejilla y me dio un beso. Sus labios eran suaves, cálidos, con un ligero sabor a fresas. Era la primera vez que besaba a alguien, y estaba tan feliz que el mundo entero parecía detenerse.Pero después, algo cambió. Su rostro se volvió serio, y me dijo:—Eres un chico increíble, Tsukiko, y claro que me gustaría estar contigo… pero tengo novio.Mi mundo se desmoronó. ¿Cómo era posible? ¿Tenía novio? ¿Por qué me había besado si ya estaba con otra persona? Mi voz temblaba mientras le preguntaba:—¿Tienes novio? Pero… ¿por qué me diste esperanzas?Ella intentó explicarme que todo había comenzado porque su otro novio fue el primero en declararse, pero que siempre había estado enamorada de mí. Me sentí traicionado, y todo el dolor que había estado guardando salió en forma de palabras crueles.—¿Entonces debo esperar turno? ¿Soy solo otro idiota detrás de la fila?Dije cosas terribles, cosas que me arrepiento profundamente hasta hoy. Ella se alteró, comenzó a llorar, y me dio una cachetada. Me quedé en shock, sin saber qué hacer mientras ella se alejaba.Me quedé allí, sentado en la misma banca donde habíamos dado nuestro primer beso, sintiendo que todo estaba perdido. El día que había planeado con tanto esmero se había convertido en una pesadilla. Me sentía traicionado, como si todo lo que había soñado se desmoronara ante mis ojos. Pero lo peor era que, en el fondo, sabía que no era el final. Apenas comenzaba. Conocer a Yuki marcaría el antes y el después de mi vida, y lo que estaba por venir sería mucho más difícil de lo que imaginaba.