Chapter 6 - El Inicio De Un Infierno Pt2

Hola, mi nombre es Tsukiko Kaze y últimamente me he visto envuelto en problemas con demonios, criaturas mitológicas que solo buscan atormentar a las personas. Todo comenzó cuando la luna me ofreció ser su guerrero para combatir contra los demonios… ¿Para qué? ¡Aún me lo sigo preguntando! Ahora me encuentro al borde de la muerte mientras mi primer amor de secundaria se acercaba a mí, a punto de arrebatarme la vida. Pero para entender, volvamos un día atrás…

—¿Qué demonios está pasando, Tsukiko? —preguntó Ayase muy preocupada después de golpear al demonio para lograr que me soltara. Por suerte, este se había escapado. Al parecer, el cuerpo de Yuki no soportaba que el demonio tomara el control por mucho tiempo. Yo seguía en el suelo tratando de recuperar el aliento mientras aún procesaba todo lo que estaba ocurriendo... ¿Qué demonios le pasaba a Yuki? ¿Cómo es que terminó siendo poseída? Muchas preguntas pasaban por mi mente mientras Ayase, desesperada, me pedía una explicación…

Los pasillos del colegio comenzaron a llenarse de alumnos pues la campana del descanso había sonado. Lo mejor que pude hacer fue tomar del brazo a Ayase y correr hacia la salida de la escuela…

—¿Qué haces aquí? —le pregunté muy confundido.

—Recibí un mensaje tuyo que decía que querías que comiéramos juntos —me dijo, sacando su celular frente a mi mirada incrédula.

—P... pero yo no te mandé ningún mensaje —dije muy confundido, seguro de que jamás había planeado hacer algo con ella.

—Mira, eres tú, ¿por qué finges que no lo hiciste? —me miró muy enojada mientras me enseñaba el chat que tenía conmigo, donde efectivamente le había mandado un mensaje invitándola a comer y a verme en los pasillos de la escuela justo antes de la campanada del recreo.

—Tsukiko, dime qué demonios fue eso, ¿por qué aquella chica te atacó? ¿Y por qué juró matarte? —me preguntaba mientras, en su mirada, la preocupación por mí se desbordaba. —Dime, ¿puedes confiar en mí? Trataré de ayudarte en todo esto.

Me dijo mientras tomaba mi mano temblorosa, ya que aún no podía superar el susto que pasé con Yuki.

—Si te lo digo, no vas a creerlo —le dije ingenuo. Aunque Ayase había presenciado cómo una chica que parecía inofensiva actuaba como un vil demonio… que además ella había golpeado con mucha fuerza, aun dudaba si contarle todo… Mi miedo en ese momento era que si le contaba, ella estuviera en peligro por saber lo que el mundo de los demonios implicaba.

—Te dije que jamás te abandonaré. Esto se trata de ti, aunque sea lo más descabellado que haya escuchado, yo te apoyaré en todo y saldremos juntos de esta situación —me dijo con convicción mientras me tomaba de los brazos y me daba un abrazo. —Tú no estás solo, Tsukiko, quiero ayudarte —me dijo mientras sentía los latidos de su corazón. Este momento, el amor y la compañía que me estaba dando, hizo que me sonrojara un poco y, de alguna manera, me ayudó a relajarme de todos los nervios y la tensión que había experimentado momentos atrás.

—Está bien, si quieres saber, te contaré todo, pero primero vayamos a un lugar privado donde no nos puedan escuchar —le dije pensando en nuestra seguridad. Yuki debía estar por ahí afuera y no quería que nos volviera a atacar. No me fijé en mis palabras, ¡yo sé que no dije nada raro! Pero en ese momento Ayase solo me respondió:

—¡Pervertido!

Aún tenía clase, pero decidí saltármela para explicarle a Ayase todo lo que estaba pasando. Decidimos que el mejor lugar para hablar era la biblioteca de mi antigua secundaria. No había clases en ese momento y la escuela estaba vacía. Ayase, como era la bibliotecaria, podía entrar y usar el edificio sin problema…

—Entra, ahora no hay nadie, nadie nos escuchará, así que cuéntame todo sin saltarte ningún detalle —me dijo mientras se sacaba su saco y se sentaba en las mesas exclusivas para leer de la biblioteca.

—¿Con todo y detalles? —pregunté confundido.

—Sí, es que soy chismosa y quiero saber todo —me dijo con una sonrisa dibujada en su cara. Lo único que me preguntaba en ese momento era cómo podía estar tranquila después de ver cómo casi me asfixiaban. Claro, no sabía todo el contexto, pero aun así se me hacía raro lo calmada que estaba.

Me senté en la silla y comencé a contarle todo, desde quién era Yuki, mi primera intervención con demonios, la aparición de Matzuki y cómo deseaba volverla a ver, aunque ya había pasado todo un año. Le conté el trato que me ofrecía la luna para ser su guerrero y de los campos demoníacos, los cuales una persona normal podía quedar atrapada si la energía negativa era lo suficientemente fuerte para mantenerse abierta.

Le conté también cómo mi madre había caído en coma y estaba peleando por sobrevivir al ser mordida por un demonio, y cómo me arrepentía de no poder salvarla, culpando a la luna respecto a eso.

—Si no me hubiera detenido, entonces hubiera llegado con mi madre y la hubiera rescatado… Antes de que cayera en coma no pude decirle un último te quiero… —le dije a Ayase mientras mi voz se quebraba por el dolor que sentía por casi perder a mi madre. Ayase me escuchaba atenta, sin juzgarme. Me pregunté si me creía o solo me estaba tomando por loco, aunque en toda la plática ella no soltó mi mano y eso me daba fuerzas para poder continuar contando los hechos que habían jodido mi vida.

—¡Wow! —respondió Ayase después de que le conté toda la historia. —Debes haber sufrido mucho —me dijo mientras me abrazaba y mi cara terminó en sus pechos. A este punto, se sentía tan bien que no hice nada para quitármela. Me había desahogado de una gran carga y me sentía más tranquilo.

—¿Y ahora qué piensas hacer con Yuki? —me dijo Ayase después de escuchar mi teoría de que había sido poseída por un demonio.

—Bueno, debo encontrar respuestas, pero no las encontraré en un libro —le dije mientras ella acariciaba mi cabeza—. Debo encontrar a la luna y preguntarle si se trata de una posesión y si Yuki está en peligro —le dije con mucha determinación.

—¿La ayudarás después de todo lo que te hizo? —me preguntó Ayase mientras acariciaba delicadamente mi cabeza y podía sentir su calidez.

—S... sí, a pesar de todo es una persona y si está en problemas, entonces debo ayudarla. Soy el único que puede hacerlo, después de todo, me busca a mí y así podré detenerla —le dije mientras me acomodaba en la silla y me apartaba de sus brazos.

—Eso es lo que más me gusta de ti —me dijo mientras me tomaba bruscamente de las mejillas. Quedamos mirándonos cara a cara. Ayase estaba muy sonrojada, viéndome a los ojos mientras podía escuchar su respiración brusca. —Me encanta cómo ayudas a las demás personas sin importar su pasado, es tu mayor virtud, Tsukiko —me dijo mientras más y más se acercaba a mis labios para darme un beso.

—¿E..en serio te gusta eso de mí? —le pregunté, muy nervioso por la situación en la que estábamos.

—Sí… me encanta eso y ahora te recompensaré por tu gran corazón —se acercó más y más. Era un hecho que nos íbamos a besar, sinceramente no me importaba mucho si era con Ayase… Me dio apoyo y a juzgar por lo dijo creo que le gustó. El sentimiento era mutuo, así que ¿por qué no darle mi primer beso a ella? Yo cerré los ojos esperando el beso.

—A... Ayase, ¿sé gentil? —le dije. Sé que decir eso es estúpido, pero ¡era mi primer beso! No sabía qué hacer en ese momento. Como estábamos solos en la biblioteca, ¿Qué tal si el beso escalaba a otras dimensiones y terminábamos haciendo cosas indebidas ahí? Mientras cerraba los ojos, las ideas impuras me dominaban y solo podía decirme a mí mismo: ¡contrólate, Tsukiko! Si seguía pensando en eso, iba a tener una erección…

—¿Jajaja, en serio te dejas besar por otra, Tsukiko, solo porque fueron amables contigo? Eres demasiado fácil —me dijo Ayase mientras se burlaba de mí. Estas palabras arruinaron el momento, así que abrí los ojos.

—Ayase? —pregunté confundido después de lo que había dicho, solo para que respondiera:

—Cuando yo lo intenté, no quisiste, Tsukiko. Eso me hace sentir celosa —me dijo mientras hacía pucheros en su silla, mirando hacia el otro lado.

—¿Ayase, de qué hablas? —le dije, muy confundido. Era la primera vez que nos íbamos a besar Entonces, ¿por qué actuaba así?

—¿Te encuentras bien? —le pregunté mientras la miraba confundido.

—¿En serio, Tsukiko, ya me olvidaste? Han pasado unos meses, pero no te he quitado la mirada de encima… —me dijo mientras acercaba su cara increíblemente cerca. Al mirarme confundido, se dio cuenta y me dijo:

—¡Cierto, tomé prestado el cuerpo de tu amiga de pechos grandes! —dijo Ayase mientras se sentaba en la mesa, dejando ver todo. —Soy yo, la luna, ¿me extrañaste? —me dijo mientras me miraba con una sonrisa burlona.

—¿La luna? —le dije confundido al ver a Ayase actuar de una forma que nunca lo había hecho.

—Sí, soy yo. ¿Cuánto tiempo, Tsukiko? A pesar de que no habíamos hablado, te estuve observando durante todo este tiempo. Además, cuando vi que estuviste a punto de besar a alguien más, entonces tuve que venir a verte y detenerte… No me gustaría que alguien más robe tu primera vez antes que yo —me dijo muy sonrojada mientras se tapaba la cara.

Yo solo la miraba confundido y con un poco de desagrado después de decir esas cosas.

—Ha pasado un tiempo —le contesté, añadiendo—: Debiste traer tu cuerpo, es confuso hablarte por medio de Ayase —le dije mientras evitaba mirar mucho, ya que estaba sentada de una forma que mostraba todo.

—Estoy ocupada cazando demonios, tenía una reunión importante, así que la única forma que tenía para verte era tomar prestado el cuerpo de tu amiguita para estar contigo… Igual, ella no recordará nada —me dijo mientras sonreía burlonamente.

—¿No recordará nada? —le pregunté ansioso, temeroso de que fuera a hacerle algo a Ayase.

—Sí, no recordará nada de lo que haga con su cuerpo. ¿Quieres hacer travesuras con el cuerpo de tu amiga, Tsukiko? —me dijo mientras me miraba lascivamente.

—¡Estás loca! —protesté gritando mientras ella se reía al verme sonrojado.

—En fin, escuché que me estabas buscando, así que cuéntame qué necesitas —me dijo ya más calmada, dibujando una cara seria.

—Si dices que me has estado observando, entonces sabes lo que pasó con Yuki en la escuela —le dije mientras me acercaba un poco a ella.

—Sí, lo vi todo. Te dio un gran susto, ¿verdad? —me dijo mientras parecía burlarse de mí.

-Deberías agradecerme ya que yo le mande el mensaje a ayase para que fuera a salvarte - me dijo por lo que ahora todo tenía sentido y quedaba resuelto el misterio del mensaje.

—¿Yuki está poseída? —le pregunté.

—En efecto, tal parece que aceptó un trato con un demonio —me dijo mientras se recargaba engreída en la mesa.

—¿Se pueden hacer pactos con los demonios? —pregunté confundido. La luna me explicó que los demonios, cuando encuentran un huésped perfecto, ofrecen darles lo que desean a cambio de poseer sus cuerpos para sus beneficios. Algunos otros demonios pueden poseer a voluntad… y otros son demasiado poderosos para manifestarse sin un cuerpo humano…

—El demonio que tomó a tu amiga es uno que hace tratos —me dijo mientras jugaba con el cabello de Ayase—. Ese demonio me conoce y conoce a mi padre, ¿Qué sabes de eso? —le pregunté exigiéndole respuestas.

—Yo no sé nada —me respondió—. Lo único que sé es que las personas que terminan en campos demoníacos o tienen contacto con demonios, se les borra la memoria para que olviden ese trauma y quede en completo secreto. Tal vez en tu niñez estuviste atrapado con tu padre y por eso lo conoce —a pesar de ser muy breve su explicación, no sé por qué le creí. Sonaba convincente. Si me borraron la memoria, entonces por eso no lo recordaba. Pero en eso me surgió una duda…

—Si les borran la memoria, ¿por qué a mí no? Cuando sucedió lo del parque o lo de mi madre… ¿por qué no me borraron la memoria? —le pregunté a la luna mientras me sentía confundido.

—Tú eres diferente, Tsukiko, tienes una conexión con los demonios. Alrededor de tu vida has tenido innumerables encuentros, pero estos últimos fueron necesarios para formarte, hacerte más fuerte. ¡Aunque no quieras, estás destinado a exterminar demonios!

—¿C... cómo que destinado? —le dije enojado, añadiendo—: ¡Cuéntame todo ya!

—No hay tiempo, al igual que los demonios solo puedo poseer un cuerpo por tiempo limitado y tal parece que tu amiga se está quedando sin energías. Vine a verte para decirte algo muy difícil... Tu madre... le queda poco tiempo de vida... A la primera hora de mañana tu madre dejará este mundo.

—No juegues con eso —le dije molesto.

—No es broma, Kaze —vine para ofrecerte un trato. Ayúdame a detener a los demonios y a los sellados y a cambio sanaré a tu madre... Solo tienes unas horas… así que decide rápido. ¿Qué dices si son las 10 de la mañana? —le respondí retadoramente.

—No es así, Tsukiko, ya son las 6 de la tarde. En el trance duramos mucho tiempo, aunque pareció poco —me dijo. —Si aceptas mi trato podrás salvar también a Yuki. Parecerá fuerte, pero mentalmente es muy débil. Es cuestión de tiempo que los demonios la destruyan si no actúas.

—Podrás proteger a todos los seres que amas y defender a los indefensos. Piénsalo, debo irme. Si decides aceptar, entonces solo di: "Oh, luna, escucha mi deseo" y vendré enseguida. Nos veremos pronto, Tsukiko.

Me dijo mientras desaparecía.

—¡Espera! —grité, pero ya se había ido.

—Tsukiko, ¿qué pasó? —me preguntó Ayase, apenas recobrando el sentido—. ¿Estás bien? —me dijo mientras miraba mi cara, aterrado.

Mi madre estaba a punto de morir, así que me sentía acorralado, presionado para aceptar un trato que tal vez arruinaría mi vida… ¿Salvar a mi madre y a Yuki?

—¿Qué debo hacer? —susurré mientras miraba a Ayase. Fue entonces cuando, en ese momento, recibí una llamada de Taro.

La llamada rompió el momento tenso, así que decidí contestar.

—Hermano, ¿dónde estuviste todo el día? —me preguntó con la alegría que lo caracterizaba.

—Tuve un asunto que atender, así que me salté las clases —le dije, tratando de sonar tranquilo.

—Entiendo. Traje tus cosas conmigo, así que no te preocupes por eso —me contesto.

—Gracias, amigo —respondí, preguntándole si me había perdido de algo.

Taro me contó que me había perdido de un gran espectáculo.

—¿Qué pasó? —pregunté.

Taro me relató que, durante el almuerzo, Yuki buscó a Alya en la cafetería para decirle que se alejara de mí; de lo contrario, acabaría muerta. Alya no se dejó intimidar y le gritó que yo ya le había dejado claro que no quería saber más de ella. Se creó un disturbio en el que Yuki estuvo a punto de golpear a Alya, pero solo logró tirarla al piso, ya que Kazama impidió que la golpeara.

Yuki amenazó a Alya con hacerle daño mientras salía del lugar, muy enojada.

—Hermano, no sé qué le pasa a Yuki, pero no es la misma de secundaria —me dijo Taro, preocupado, y luego me preguntó si iba a asistir a la fiesta de bienvenida del colegio.

—¿Fiesta de bienvenida? —pregunté, confundido.

—Sí, ¿lo olvidaste? Hoy la escuela organiza una fiesta para los de nuevo ingreso. Tenemos que ir para quedar bien con las chicas. No me dejarás solo, ¿verdad? —dijo con entusiasmo, emocionado por conocer a chicas de otros grados.

—Veré si puedo ir —contesté, tratando de asimilar todo.

—Te veo ahí, entonces recuerda que es alas 7:30.

Colgué la llamada y me preocupé… Si Alya va a la fiesta… y si Yuki también… la pelea no terminará. Peor si el demonio toma el control entonces todos estarán en peligro...

¡Debo ir a detener a Yuki!

Así me decidí a ir a la fiesta, lo que hasta la fecha se convirtió en la peor decisión de mi vida.