Chereads / Yuki No Furu Machi (Ciudad donde cae la nieve) / Chapter 15 - Capítulo 14: Cuando el miedo encuentra esperanza

Chapter 15 - Capítulo 14: Cuando el miedo encuentra esperanza

El día había transcurrido como cualquier otro. Las clases, los pasillos llenos de risas y conversaciones, pero para Naomi, el mundo parecía un lugar más silencioso. Estaba sumida en sus pensamientos, con los ojos siguiendo a Kotaro mientras él se mantenía, como siempre, distante. Su mirada seria, su andar firme pero desapegado de todos los demás, incluida ella. Naomi observaba cómo él se sumía en su propio mundo, y aunque desde fuera podría parecer que nada la afectaba, por dentro, estaba en plena tormenta.

«¿Por qué me enamoré de él?», se preguntaba mientras sus dedos jugaban nerviosamente con la correa de su mochila. Recordaba cada momento compartido, cada vez que Kotaro había estado a su lado. La forma en que la salvó aquella vez en el río, cómo la había protegido, cómo, sin que ella lo pidiera, había estado allí. En su mente, desfilaban esos momentos como una película, uno tras otro, y en todos, Kotaro brillaba de una manera que nadie más lo hacía.

«Siempre me ha cuidado... siempre me ha protegido... pero ¿yo? ¿Qué he hecho por él? No sé ni si le agrado de la misma manera». El miedo le perforaba el pecho. «¿Y si Kotaro no siente lo mismo? ¿Y si, al confesarle lo que siento, todo cambiaba? ¿Y si lo pierdo?»

Mientras caminaba hacia casa, una sensación de opresión la acompañaba. Todo el día había estado inmersa en esos pensamientos, una duda constante que la desgastaba lentamente. Kotaro, en su silencio habitual, no hacía nada por disipar esos miedos. Al contrario, su seriedad, su distancia, la hacían sentir cada vez más insegura.

«¿Cómo puede alguien tan fuerte y distante provocarme tanta vulnerabilidad?», se repetía. Se odiaba un poco por sentirse así, por dejar que alguien la afectara tanto. «Pero, ¿qué haré si lo pierdo?», pensaba con un nudo en la garganta mientras subía las escaleras hacia su habitación. El sonido del agua llenando la bañera resonaba en el silencio de la casa. Un baño caliente siempre la ayudaba a calmar sus nervios, pero esa tarde, ni siquiera eso parecía suficiente para sosegar la tempestad que tenía dentro.

Se despojó de la ropa con movimientos lentos, sintiendo el peso de su propia angustia. Al sumergirse en el agua, dejó que el calor abrazara su piel, pero su mente seguía enredada en pensamientos sobre Kotaro. La humedad del baño solo hacía que sus emociones parecieran más pesadas.

«Me duele... tengo miedo solo de pensarlo», se dijo a sí misma mientras apoyaba la cabeza en el borde de la bañera, dejando que el vapor subiera en finas volutas por el aire. «Si se lo digo... todo podría cambiar. Podría perderlo... y entonces, ¿qué? ¿Sería peor quedarme callada? ¿Verlo todos los días y fingir que todo está bien?».

Las lágrimas comenzaron a nublar sus ojos, mezclándose con las gotas de agua que cubrían su rostro. El agua parecía abrazarla como un manto cálido, pero no era suficiente. «No puedo... no puedo perderlo. Prefiero que sea mi amigo, aunque duela verlo tan lejano, que arriesgarme a que me rechace y se aleje del todo».

Después de su ducha, Naomi se secó el cabello con una toalla, tratando de despejar su mente de los pensamientos que la habían abrumado todo el día. La sensación del agua tibia había calmado su cuerpo, pero su corazón seguía inquieto. Se dirigió a su cama, aún envuelta en su bata de baño, y se dejó caer sobre las suaves sábanas. El sonido de su celular vibrando la sacó de su ensimismamiento.

Tomó el teléfono y, por un momento, pensó en escribirle a Saori, pero sus dedos se detuvieron antes de abrir su chat. Algo la hizo cambiar de opinión. En lugar de eso, fue directamente a otro contacto,

Naomi: "Hola... ¿estás? Quisiera poder hablar contigo ahora."

El cursor parpadeaba, y Naomi se mordió el labio inferior, esperando una respuesta. Los segundos se hacían eternos, pero finalmente llegó la notificación.

— "Aquí estoy Nao. ¿Todo bien?"

Un nudo se formó en su garganta al leer esas palabras. Era tan típico de él, siempre atento, aunque llevaban tiempo sin verse. Naomi suspiró, sintiendo una mezcla de alivio y tristeza.

— "No lo sé... A veces me siento tan confundida. Hay tantas cosas que no entiendo. Sobre mí, sobre él... Sobre todo."

Cerró los ojos, como si al escribir pudiera aligerar el peso en su pecho. Quería ser fuerte, quería dejar de preocuparse, pero a veces sentía que solo estaba acumulando más dudas.

— "Él... ¿Kotaro?"

El solo leer el nombre la hizo sonrojarse, aunque no había nadie más en la habitación. Naomi dejó escapar un suspiro, sintiéndose expuesta

— "Sí... Quiero hablar con él, pero no sé si tengo el valor. Quiero entender lo que siente, pero me da miedo lo que pueda pasar."

El silencio se adueñó de la habitación por unos momentos. Los latidos de su corazón resonaban con fuerza en sus oídos mientras esperaba la respuesta.

—"Entiendo. Pero no puedes quedarte con esa incertidumbre para siempre. A veces, solo hay que dar un paso, incluso si da miedo. No tienes que enfrentarlo sola.

Las palabras eran reconfortantes, como siempre lo habían sido. Naomi sonrió débilmente, sintiendo una calidez inesperada al leer el mensaje. Se acurrucó más en su cama, mirando la pantalla del teléfono.

Naomi estaba exhausta, emocionalmente drenada. Fue entonces, mientras se secaba el cabello frente al espejo de su habitación, que el timbre sonó.

Era Saori, siempre tan enérgica y extrovertida, aparecía como una ráfaga de viento fresco, con una sonrisa radiante a pesar de la fatiga acumulada de los entrenamientos deportivos.

—¡Naomi! Hace días que no hablamos, y no te ves nada bien, ¿qué pasa? —preguntó Saori, cruzando la puerta de la habitación de Naomi con un aire despreocupado, pero con preocupación real en sus ojos.

Naomi, que había intentado disimular, no pudo más. La presencia de su mejor amiga era exactamente lo que necesitaba, alguien en quien apoyarse, alguien que la escuchara sin juzgarla. Mientras se sentaban juntas en el balcón, Naomi miró el cielo estrellado. Las luces de la ciudad se fundían con el brillo lejano de las estrellas, creando un ambiente sereno, casi mágico.

—No sé por dónde empezar... —dijo Naomi en un susurro, evitando la mirada de Saori.

Saori, que ya sospechaba algo, se acomodó junto a ella, dejando que Naomi hablara a su propio ritmo.

—Tómate tu tiempo, Naomi... estoy aquí para escucharte, como siempre —le dijo Saori con una voz calmada, poco habitual en ella, pero que demostraba su lado más empático.

Naomi respiró hondo, dejando salir un suspiro que llevaba atrapado todo el día.

—Es Kotaro... —empezó, apenas susurrando su nombre. Saori no hizo ningún comentario, simplemente la animó a continuar con una leve inclinación de la cabeza.

—Me he dado cuenta... —Naomi cerró los ojos, buscando el coraje necesario para seguir—. Creo que él me gusta mucho. No sé cómo pasó, pero cada vez que lo miro... siento algo que no puedo explicar. ¡Me gusta, Saori! ¡Me gusta mucho!... pero tengo miedo.

Saori se quedó en silencio por un momento, asimilando lo que acababa de escuchar. Entonces, de repente, sus ojos se iluminaron y una sonrisa cómplice apareció en su rostro.

—¡Lo sabía! —exclamó, emocionada—. ¡Sabía que sentías algo por Kotaro! Solo estaba esperando a que lo admitieras.

Naomi, aún un poco sonrojada, desvió la mirada. No podía creer que lo hubiera dicho en voz alta, pero ahora que lo había hecho, se sentía aliviada. A pesar de todo, el nerviosismo seguía ahí, haciéndola tambalear.

—Pero... —continuó Saori, poniendo su mano sobre la de Naomi—, estoy tan orgullosa de ti por decirlo. Sé lo difícil que es para ti expresar lo que sientes. Es un gran paso.

Naomi no pudo evitar sonreír. El ambiente entre ellas se había relajado un poco, pero aún quedaba una gran duda en su mente.

—¿Y ahora qué hago, Saori? —preguntó, insegura—. ¿Debería decírselo? ¿O simplemente dejarlo pasar? Tengo tanto miedo...

Saori se inclinó hacia adelante, con una mirada decidida.

—Mira, Naomi. El amor es algo que no puedes contener para siempre. Va a seguir creciendo dentro de ti, y si no haces algo, te va a explotar. Y créeme, eso no es divertido.

—Pero... —Naomi intentó intervenir, pero Saori la detuvo.

—No hay "pero" que valga. —dijo Saori, con un tono más suave—. Escucha, si Kotaro no siente lo mismo, claro, dolerá. Pero, ¿y si sí lo siente? ¿Te imaginas lo que podrías estar perdiendo por no decirle lo que sientes?

Naomi se quedó en silencio, reflexionando sobre las palabras de su amiga. Saori tenía razón, como siempre. ¿Hasta cuándo seguiría callando lo que sentía por miedo?

—Tienes que ser valiente, Naomi —continuó Saori, ahora con una expresión más suave—. No puedes permitir que el miedo te haga perder esta oportunidad.

Naomi levantó la cabeza, sorprendida por el cambio en su mentalidad. Las palabras de Saori habían comenzado a penetrar en su corazón, haciéndola pensar que tal vez, solo tal vez, era hora de dejar de huir.

—Pero... ¿cómo sabes tanto de estas cosas, Saori? —preguntó Naomi, aún un poco desconcertada por la sabiduría repentina de su amiga.

Saori estalló en una carcajada.

—Bueno, ¡tengo mi experiencia! —dijo, señalando el montón de novelas y mangas que hay en la habitación de Naomi—. ¿De qué crees que sirve leer tantas historias de romance y drama si no es para aprender algo? Además... —añadió, guiñándole un ojo—, no soy una experta en nada, pero el corazón es algo que todas podemos entender si lo escuchamos lo suficiente.

Naomi no pudo evitar soltar una risa nerviosa, pero al mismo tiempo, se sintió más relajada. Saori tenía ese efecto en ella. Siempre sabía cómo hacer que todo pareciera menos complicado de lo que en realidad era.

—De acuerdo... —Naomi suspiró, sintiéndose un poco más ligera—. Tal vez tienes razón.

Saori se levantó de un salto, llena de energía renovada.

—¡Claro que tengo razón! —exclamó, mientras comenzaba a caminar de un lado a otro—. Pero no te preocupes, no vas a hacerlo sola. Yo te voy a ayudar a planearlo todo. ¡Esta semana, antes de las vacaciones, será el momento perfecto para tu confesión de amor!

Naomi abrió los ojos sorprendida.

—¿Esta semana? ¡Pero yo no estoy lista! —dijo, alarmada.

Saori la miró con una sonrisa traviesa.

—Naomi, nunca vas a estar completamente lista para algo así. Pero por eso estoy aquí. ¡Te ayudaré en todo!

Antes de que Naomi pudiera protestar, Saori ya estaba buscando en su bolso una libreta y un bolígrafo.

—A ver... —dijo Saori, mientras dibujaba un esquema rápido del edificio de la escuela—. Lo primero que necesitamos es un lugar donde puedan estar a solas. Kotaro no es alguien que se abra fácilmente, así que no podemos hacerlo en un lugar donde haya mucha gente. Vamos a necesitar un plan.

Naomi observaba con una mezcla de incredulidad y diversión mientras Saori trazaba líneas y círculos en el papel, diseñando un "mapa estratégico" de la escuela.

—Podrías intentar en la azotea, pero... —Saori lo tachó rápidamente—, muy obvio. Tal vez en el jardín trasero, detrás del edificio de música... Sí, ahí nadie los molestaría.

Naomi intentó seguirle el ritmo, pero todo iba demasiado rápido. Saori estaba completamente inmersa en su papel de estratega del amor.

—Escucha bien, Naomi —dijo Saori, señalando el mapa con determinación—. Conociéndote, lo mejor es que lo hagas en un lugar tranquilo, sin muchas distracciones. Así no te pondrás más nerviosa de lo necesario.

Naomi la miró, algo insegura, pero la energía de Saori era contagiosa.

—Y no te preocupes, que yo me encargaré de que todo salga perfecto —continuó Saori, con una gran sonrisa—. Te cubriré las espaldas, y antes de que te des cuenta, ya habrás confesado todo. Solo confía en mí, ¿vale?

Naomi asintió, aunque los nervios seguían presentes en su pecho. Sin embargo, por primera vez en mucho tiempo, también sentía una chispa de esperanza.

—Gracias, Saori. —dijo Naomi con una pequeña sonrisa—. No sé qué haría sin ti.

Saori se encogió de hombros, con una sonrisa orgullosa.

—¡Por supuesto que no sabrías qué hacer sin mí! —respondió, divertida—. Ahora, solo queda una cosa... ¡conseguir que Kotaro caiga rendido ante tus encantos! ¡así que declaro que la "operación confesión" está en marcha!

Naomi, sonrojada, comenzó a reír junto a Saori, sintiendo que, con su amiga a su lado, tal vez las cosas no eran tan aterradoras como parecían. La noche continuó con risas y planes, llenando de tranquilidad el corazón de Naomi.

Y así, mientras la noche avanzaba, Naomi se fue a dormir con una mezcla de nervios y emoción. La confesión estaba cerca, y aunque el miedo seguía presente, ahora tenía algo más: esperanza. Con Saori a su lado.