Saori llegó corriendo, empapada por la lluvia que aún caía con fuerza sobre las calles oscuras. Sus pasos resonaban en el porche de la casa de Naomi, donde se detuvo un momento para recuperar el aliento antes de golpear la puerta. Eiko, la tía de Naomi, la recibió sin una palabra, con una expresión que hablaba por sí sola: tristeza. Saori, angustiada, preguntó rápidamente:
—¿Cómo está Nao? ¿Está bien?
Eiko, sin decir una palabra, solo suspiró, y con una mirada de pesadumbre, señaló las escaleras hacia el segundo piso. Su voz salió apenas como un susurro, cargada de preocupación.
—No ha salido de su habitación... y tampoco ha querido hablar desde que regresó.
Saori sintió una oleada de ansiedad que la hizo moverse rápidamente hacia las escaleras. Sus pasos resonaban en el pasillo, y su corazón latía con fuerza mientras llegaba frente a la puerta cerrada de la habitación de Naomi. Golpeó suavemente al principio, pero no hubo respuesta.
—Nao... soy yo, Saori. Ábreme, por favor.
No hubo respuesta. Saori golpeó de nuevo, más fuerte esta vez, llamando a su amiga, pero el silencio que se filtraba por debajo de la puerta era doloroso. Tras varios intentos, Saori comenzó a sentir el frío de la noche filtrándose en su piel, mientras la lluvia seguía golpeando las ventanas de la casa.
Finalmente, con la esperanza casi agotada, Saori acercó su oído a la puerta, tratando de escuchar algo, cualquier cosa. Y entonces lo oyó: el sonido apagado de un pequeño llanto. El débil sollozo de Naomi, roto y cargado de dolor, resonó como un eco en su corazón. Saori sintió un nudo en la garganta y, con suavidad, apoyó su frente contra la madera fría de la puerta.
—Naomi... —murmuró con la voz quebrada—, sé que me puedes escuchar... por favor, escúchame bien.
Saori respiró hondo, tratando de contener sus propias lágrimas, pero no pudo. El dolor que sentía por su amiga le superaba.
—Estoy... estoy tan orgullosa de ti, Nao... —continuó, con la voz entrecortada—. Hiciste algo increíble hoy. Yo... yo nunca tuve el valor de hacer lo que tú hiciste. Nunca... pude confesarme a la persona que amo.
Las lágrimas corrían por las mejillas de Saori mientras hablaba, pero seguía apoyada en la puerta, esperando, deseando que su amiga le respondiera.
—Te prometo que no voy a irme de aquí. No hasta que te escuche, Nao. Yo siempre... siempre he estado a tu lado, y voy a seguir aquí, pase lo que pase. No importa lo que estés sintiendo ahora, estoy aquí... para ti.
La noche avanzaba, las gotas de lluvia comenzaron a cesar, pero el dolor de Naomi no se evaporaba con la tormenta. El tiempo pasó, y Saori permaneció sentada en el suelo, con una toalla en la cabeza que le había dado Eiko para secarse. La oscuridad envolvía la casa, y el único sonido que se oía era el leve susurro del viento tras la tormenta. Las agujas del reloj avanzaban lentamente hasta marcar la 1:00 a.m.
Fue entonces cuando, en medio de esa quietud, Saori escuchó un leve clic. La puerta de la habitación de Naomi se abrió lentamente. Con el corazón latiendo de esperanza, Saori se levantó de golpe, y ahí, en la tenue luz del pasillo, vio a su amiga.
Naomi estaba de pie, con los ojos hinchados por el llanto, su cabello desordenado cayendo sobre su rostro y las manos aferradas al marco de la puerta. No dijo nada, pero sus ojos reflejaban un dolor profundo, una mezcla de tristeza y vergüenza. Saori se quedó en silencio, sin atreverse a moverse.
Sin previo aviso, Naomi dio un paso hacia adelante y, con fuerza, abrazó a Saori. Un abrazo tan intenso que casi la hizo perder el equilibrio. Las lágrimas volvieron a caer, pero esta vez no eran solo de dolor, sino de alivio. Entre sollozos, Naomi susurró con una voz rota:
—Perdóname... soy una tonta... No debí haber hecho eso... No debí haberme confesado...
Saori, sintiendo el peso del sufrimiento de su amiga, la abrazó con todas sus fuerzas. No había palabras para aliviar lo que Naomi sentía en ese momento, pero al menos no estaba sola. Saori acarició suavemente el cabello de Naomi y murmuró, tratando de reconfortarla:
—No eres tonta, Nao. Eres fuerte... y estoy aquí contigo... siempre.
Mientras Eiko dormía profundamente sobre el sofá, su respiración suave apenas audible, Saori se mantuvo firme, consolando a Naomi. Sus manos acariciaban con suavidad los hombros de su amiga, quien lentamente comenzaba a recuperar la calma. Saori, siempre llena de energía y frases alentadoras, rompía el ambiente cargado de tristeza con sus palabras:
—Nao, eres mucho más fuerte de lo que crees. No dejes que esto te derrumbe, ¿de acuerdo? —le susurraba mientras secaba las lágrimas que aún rodaban por las mejillas de su amiga.
Aquel calor, el apoyo inquebrantable de Saori, comenzaba a calmar el dolor en el pecho de Naomi, como un bálsamo sobre una herida abierta. Justo en ese momento, Eiko, quien hasta entonces había dormido sobre el sofá, se despertó repentinamente. Subió corriendo las escaleras con el rostro lleno de preocupación y, al llegar, abrazó fuertemente a su sobrina.
—Hija... ¿qué pasó? —preguntó angustiada, temiendo lo peor.
Sin embargo, Naomi no tenía fuerzas para revivir lo que había sucedido. No quería volver a sentir el rechazo de Kotaro, y menos hablar de ello. Antes de que la incomodidad invadiera el momento, Saori, con su habitual manera de aliviar las tensiones, intervino con una sonrisa audaz.
—Ah, ya sabe, señora Eiko, fue simplemente un tonto que no supo ver lo increíble que es su sobrina —dijo con tono juguetón. Luego, con los puños cerrados y una expresión cómica de indignación, añadió—: Si me das permiso, lo primero que voy a hacer cuando volvamos a la escuela es darle un buen golpe a ese tonto. ¡Ni siquiera merece la pena decir su nombre!
La exagerada amenaza de Saori arrancó una pequeña sonrisa de los labios de Naomi, algo que no había ocurrido desde el incidente. Con una leve risa, Naomi le respondió:
—No es necesario, Saori. No quiero que te metas en problemas.
Eiko, viendo la situación, también esbozó una sonrisa aliviada, y con el actuar desenfadado de Saori, el ambiente en la habitación comenzó a suavizarse. Lo que antes era un espacio de tristeza y angustia, ahora se llenaba de una cálida serenidad, donde los lazos de amistad y familia envolvían a Naomi con cariño.
Esa noche, Saori decidió quedarse a dormir junto a Naomi. Las dos se acostaron una al lado de la otra, como solían hacer cuando eran niñas, y Saori se aseguró de que su amiga se sintiera arropada no solo por las mantas, sino por su amistad inquebrantable.
————————————————————————————
El resto de las vacaciones transcurrieron en una rutina de apoyo y compañía entre las dos amigas. Saori, decidida a mantener a Naomi alejada de sus pensamientos tristes, ideó todo tipo de planes para distraerla. Se convirtieron en inseparables, como en los últimos años, y compartieron momentos que parecían devolverle a Naomi algo de su alegría.
Fueron juntas al cine, donde Saori emocionada insistió en ver la película que tanto habían esperado: "Remember Summer Days". Saori, con una energía desbordante, no dejaba de hablar de cómo era el estreno más importante del año para ellas, protagonizado por Hinata Makishi, su cantante favorita.
—¡No puedo creer que por fin la vayamos a ver! ¡He estado esperando esto por tanto tiempo! —decía Saori mientras reían y caminaban hacia la sala de cine, con los boletos en la mano.
Naomi sonreía con más frecuencia ahora, aunque en el fondo de su corazón aún quedaba una sombra de tristeza. Sin embargo, el apoyo constante de Saori y los momentos de diversión ayudaban a mitigar el dolor.
No solo fueron al cine, también pasaron tardes en el centro comercial, paseando entre tiendas y riéndose de todo y de nada. Un día, incluso se animaron a ir a la playa, donde el sonido de las olas y la brisa marina hicieron que Naomi sintiera, aunque fuera por un momento, que todo podría estar bien de nuevo.
Durante todo ese tiempo, sin embargo, Naomi no supo nada de Kotaro. Ni un mensaje, ni una llamada. Era como si se hubiera desvanecido de su vida, dejándole una herida que todavía intentaba sanar. Pero con Saori a su lado, poco a poco, Naomi comenzaba a creer que tal vez, solo tal vez, podría superarlo.
Gracias por leer el primer volumen de esta novela, espero que haya sido de tu agrado.
Próximamente: Yuki no Furu Machi, Volumen 2
dejame un comentario si deseas que llegue pronto.