La familia Vereoti es conocida por traer a los magos más fuertes del mundo gracias a la fuerza de nuestras magias, y yo, Aleph Vereoti, se suponía que sería el futuro patriarca de la familia, todo gracias a mi magia oscura.
Pero nunca me imaginé que sería traicionado por mi propia familia por la envidia de no ser los siguientes en la lista. Por algo tan mundano, ellos me traicionaron, pensé mientras me arrancaba la daga de mi pecho y luchaba por usar maná para seguir haciendo que mi corazón siguiera palpitando.
Pero lo peor es que frente a mí estaba Hades, un bestia de rango S+, una bestia que se suponía eran una bestia de Rango B que mis hermanos y yo teníamos que cazar para demostrar nuestra valía, pero nunca imaginé que esos bastardos me enterrarían una espada en el corazón para dejarme morir a mano de esta bestia que se suponía no debería estar aquí, y todo pareciera un incidente, y todo por un simple puesto.
Era lamentable; apenas tenía 14 años, incluso estaba comprometido con mi amiga de la infancia, Eleanor, una hermosa y gentil, pero ruda chica de la cual me había enamorado, y por ella es que esto me pareció una mierda.
'¿Por qué me pasaba esto a mí? ¿Qué había hecho para merecerme este maldito destino?' Eran las preguntas que resonaban en mi cabeza, la cual palpitaba ante la pérdida de sangre y el esfuerzo de mi corazón el cual estaba siendo empujado por mi magia para seguir palpitando.
'A la mierda, si voy a morir, al menos le voy a dejar el honor a mi prometida de que su estúpido prometido haya matado una bestia legendaria.' Grité mientras empuñaba mis dagas y la envainaba en mi magia oscura para prepararme para la pelea contra Hades, una bestia parecida a un lobo oscuro, el cual desprendía un humo negro que contrastaba con la hermosa luna blanca a sus espaldas.
'Ben a mi maldita cosa.'
Rugí mientras me lanzaba a la carga con la sangre inundando mi boca y mi corazón a minutos de fallar.
Rápidamente, mis dagas se balancearían hacia la cara del lobo Hades, el cual no se movería, recibiendo mi ataque; pero, sorprendentemente, mis dagas rebotaron.
'Rayos.'
Dije mentalmente mientras esquivaba el ataque del lobo, el cual, extrañamente, era lento pero sin pensar mucho, volvería a atacar, pero todo era inútil; su piel era más fuerte que el acero, y si no fuera porque se estaba moviendo extrañamente lento, ya me hubiera matado de un solo ataque.
Por lo que, tras pensarlo unos segundos, decidiría usar mi último recurso, al menos para morir con él.
*Ignición*
El Maná en mi corazón de tres anillos comenzaría a estallar en pequeñas explosiones, haciendo que el Maná restante se estimulara, dándome un incremento de fuerza y poder a cambio de consumir la mayor parte de mi Maná y también de dañar mi cuerpo.
Esto normalmente no sería un problema, pero debido a mi estado, lo más probable es que al apagar la técnica yo moriría.
*Dagas de aura oscura*
Condensaría el Maná en la forma de mis dagas, formando una dagas de aura que, a pesar de lo sencillo que suena, es una técnica muy difícil de ejecutar. Y ante este incremento de poder, los ojos del lobo Hades se abrieron con sorpresa, sabiendo que el próximo ataque sí o sí atravesaría su piel; por lo que intentaría huir, pero no lo permitiría. Por lo que, de un rápido movimiento donde mis piernas fueron hechas pedazos, aparecería enfrente del lobo con un balanceo excesivamente exagerado, pero con la fuerza suficiente para golpearlo en el pecho.
GRRRAAAAAAAAAWRR.
En un último intento, el lobo lanzaría una mordida a mi hombro, perforando mi escudo de maná como si estuviera hecho de mantequilla, pero al mismo tiempo, mi espada de aura oscura había atravesado su corazón. Todo había acabado; yo lo había matado y él había acelerado mi muerte. Pero cuando me disponía a cerrar los ojos para morir en paz, una voz macabra me despertó.
'Maldito humano, ¿cómo te atreves? ¿Qué te he hecho yo para que me mates? Tu raza siempre ha sido así; mata a otros por puro placer. Pero esta vez no, no morirás tan fácilmente. Por tus pecados, te maldigo y te harás responsable de cuidar la vida que tú negaste.'
Con estas palabras, mi mente se sentiría liviana antes de caer en la oscuridad. Pero algo extraño sucedió; sentí como algo se arraigo en mi alma antes de desfallecer, antes de morir.
(.....)
La oscuridad siempre había sido mi pan de cada día algo de lo cual teníamos que apoyarnos pero esta vez era diferente no se sentía como pensé que se sentiría morir sino más bien como si estuviera dormido pero Pero cuando me disponía a dejar de pensar en eso un pequeño sonido llamó mi atención.
Kyu~!.
Un lindo sonido resonó en mis oídos haciéndome abrir los ojos de golpe solo para toparme con una hermosa luna la cual parecía estar más pequeña de lo normal.
Pero mientras contemplaba la luna nuevamente ese pequeño ruidito me llamaría la atención.
Kyu~!.
Rápidamente mi mirada se dirigió a la causa del ruido topándome con un pequeño lobo que me miraba con la cola agitada como si estuviera Feliz de verme.
Ante esta imagen, lo primero que me pasaba por la mente fue que acaso no estaba muerto. Pero cuando quise ponerme de pie, me percaté de que mi cuerpo era más pequeño que antes; para ser más específico, el cuerpo de un niño de 9 años.
Por lo que ignoré momentáneamente al pequeño lobo para examinar la situación, y tras unos segundos, lo único que comprendí es que. es que este no era mi cuerpo; era más joven y más débil, al menos físicamente, ya que podía sentir el Maná, pero de una forma diferente, un poco más primitiva. Y lo segundo es que este lugar era desconocido incluso para mí, que había recorrido cada parte del continente.
Pero mientras pensaba en qué carajos estaba pensando, las palabras que escuché antes de morir resonaron en mi cabeza. 'No morirás tan fácilmente y te harás responsable de la vida que tú mismo negaste.'
Al murmurar esto, mi mirada se dirigió a la del pequeño lobo que me seguía viendo con alegría, y comprendí qué era lo que estaba pasando: ese lobo era una loba y estaba embarazada. Y como castigo por matarla a ella y a su pequeño bebé, me reencarnó en un mundo desconocido junto a su cachorro para que yo lo cuidara. 'No puedo creerlo.' Murmuré mientras tomaba al pequeño lobo entre mis brazos para verlo más de cerca y notar esos ojos color verde azulado que me miraban con curiosidad.
'Kyu~! Papá.'
De repente, una voz infantil resonó en mi cabeza, sorprendiéndome, pero rápidamente comprendí que el pequeño lobo había hecho un vínculo conmigo mientras dormía, y tras pensar un segundo, decidí lo que haría a continuación.
No conocía nada de este mundo; ni siquiera el sistema de Maná era el mismo. Por lo que podía ver, estaba solo... Bueno, en verdad no estaba tan solo.
'Sí, pequeña, soy tu papá, yo me haré responsable de ti a partir de ahora.'
Dije mientras sonreía al pequeño, quien comenzó a mover la cola con alegría. Pero antes de cualquier cosa, decidí ponerle un nombre, un nombre digno de una bestia tan poderosa como la que sera en el futuro.
'Hades, ese será tu nombre.'
Dije mentalmente, a lo que el pequeño lobo comenzó a mover la cola con alegría mientras me lamía la cara.
Pero a pesar de haber aceptado esta realidad, aún había algo que nunca podré olvidar por mucho que me esforzara.
'Perdón, Eleanor, no pude cumplir nuestra promesa de casarnos, pero espero que vivas una vida feliz y te olvides de alguien tan patético como yo. Y si la vida me da la oportunidad de volver a conocerte, sin duda esta vez me quedaría a tu lado para siempre.'
Dije mientras las lágrimas caían por mi rostro y el recuerdo de mi linda prometida me invadía; un recuerdo que juré atesorar por lo que me quedara de vida.