Chereads / tbate. alma oscura / Chapter 25 - YUKI VEREOTI

Chapter 25 - YUKI VEREOTI

Desde que nací en la familia Vereoti, una de las cuatro familias ducal del continente y la más poderosa de las cuatro, el peso de las expectativas siempre estuvo sobre mí como la progenitora. Pero para mi suerte, yo era más que capaz de cumplir sus expectativas.

A la edad de 5 años, ya era capaz de usar el maná de manera decente; a la edad de 10, obtuve mi primer anillo. A los 13, el segundo; a los 15, el tercero; a los 18, el cuarto; a los 21, el quinto; y a los 24, el sexto. Esto me hizo ganar renombre en la sociedad como la maga más fuerte de mi generación.

Pero para mí esto era secundario ya que yo siempre quise ser una buena hermana mayor. Lamentablemente, mis hermanos Kai, Marin y Aldo no tenían ninguna intención de llevarse bien conmigo; al contrario, me tenían un odio tremendo por el mero hecho de que nuestros padres me harían su sucesora y no a ellos, que no eran tan buenos como yo.

Esto me desanimó por un tiempo, hasta el día que cumplí 10 años, el mismo día que nació mi hermano menor, Aleph, a quien cuidé personalmente, ya que el estudio mágico dijo que su magia sería la insignia de nuestra familia: la magia de oscuridad, algo que era una herencia genética. Pero de los cinco hijos, solo uno obtuvo esto, lo que haría que mi padre estuviera satisfecho. Yo me había negado a ser la sucesora, pero ahora mi hermano menor cargaría con ese peso, pero todo lo bueno viene con algo malo.

De alguna forma, la información se filtró a los demás duques, quienes mandarían asesinos para acabar con mi hermano. Obviamente, nunca permití que lo tocaran, acabando con cualquiera que tuviera la osadía de atacarlo.

Pero lo que más conflicto me causó fue que mis propios hermanos menores trataron de asesinar a Aleph. Esto me golpeó duro mentalmente, ya que siempre me enseñaron que había que eliminar a nuestros enemigos para evitarnos problemas futuros, pero yo no quería lastimar a mis hermanos ya que, a pesar de ser unos idiotas, seguían siendo familia, por lo que creí que si seguía siendo muy superior a ellos podría manejarlo sin necesidad de matarlos... Nunca pensé que me arrepentiría de mi decisión.

Así pasaron los años donde mantuve mi entrenamiento al mismo tiempo que cuidaba de Aleph hasta que pudiera defenderse. Y para mi fortuna o desgracia, a la edad de 10 años activó su primer anillo de maná, algo que solo mi padre y yo habíamos logrado. Pero ese pequeño nos sorprendió cuando a los 14 obtuvo el tercer anillo. Esto dejó sorprendidos tanto a mi padre como a mí, ya que nosotros lo habíamos obtenido a los 15 años. Que a primera vista no es mucho tiempo, pero cuando se trata de los anillos del corazón de maná, un año es una cantidad de tiempo extraordinaria.

Esto solo hizo que la gente intentara eliminarlo con más empeño, hasta el punto que se volvió molesto, pero todo se detendría cuando mi padre, rey Vereoti, por fin encontró y atacó al gremio de asesinos, masacrando a su líder y dando una advertencia al mundo, por lo que los ataques cesaron.

Lo que aproveché para pasar más tiempo con mi hermano, quien era el único que me llamaba hermana, algo que me gustaba bastante. Pero había algo que noté, y es que era un niño muy amargado y solitario. Esto me preocupó, ya que no quería que fuera alguien como nuestro padre, pero esa preocupación se fue cuando mi padre trajo a Eleanor, una pequeña esclava un par de años mayor que Aleph, quien sería su sirvienta personal.

Al principio pensé que sería raro, pero Eleanor demostró un carácter algo peculiar: era amable pero ruda. Esto dejó confundido a Aleph, pero con el tiempo lo aceptó: más nunca me imaginé que se enamoraría de esa chica.

La pequeña era de ojos y cabello castaños; también era muy bonita, además de que era la única que trataba a Aleph con cariño, aparte de mí. Pero todo se complicó cuando cumplió 13 años y le propuso matrimonio. Al principio a nuestro padre le pareció indignante, a pesar de que la chica tenía magia de luz, la cual era igual de rara que la de oscuridad. Pero gracias a que intervine directamente y desafié a mi padre, este no tuvo más opción que dejarlo pasar; esto, obviamente, mi hermano no lo sabía.

Normalmente no daría mi cara por alguien que no fuera mi hermano, pero Eleanor me demostró amar a mi hermano incluso más que su propia vida. Esto era normal en los esclavos a los que los torturaban mentalmente para que dieran la vida por su amo, pero en el caso de Eleanor esto no era así, ya que mi hermano nunca lo permitió, por lo que sus sentimientos eran genuinos. Esto me animó a protegerla también, ya que mis hermanos tratarían de lastimarla múltiples veces solo por ser cercana a Aleph, pero igualmente se retiraron cuando los amenacé.

Así pasaron los años hasta que tuve que irme a un entrenamiento especial para adquirir el sexto anillo, más nunca me imaginé lo que pasó durante el mes que me fui.

'¡¿Qué?!'

Grité, negándome a creer lo que escuché, ya que ¿cómo era posible que mi hermano estuviera muerto? Y no solo eso; también Eleanor había sido brutalmente torturada por Kai, Marin y Aldo.

'Así es, Yuki,' contestaría mi padre con su cara apática que me haría hervir la sangre. '¿Y qué se hará? Es obvio que nada de esto es un accidente,' pregunté, sin alzar la vista y tratando de ahogar mis ganas de llorar por mi hermano y Eleanor, pero nunca me imaginé lo que diría.

'Nada.'

Esas fueron las palabras que resonarían en la habitación, haciéndome alzar la mirada con incredulidad.

'¿Qué?' murmuré.

'Lo que oíste: nada. La muerte de Aleph es una pérdida devastadora, pero eso le pasa por ser tan ingenuo. En cuanto a la mujer, pensaba usarla para que se casara con alguno de tus hermanos, pero las cosas terminaron así,' diría el maldito anciano, minimizando lo que esos bastardos habían hecho, lo que provocó que mi cuerpo comenzara a temblar de rabia.

'Tienes algún problema con eso,' escupió mientras liberaba su oscuridad sobre mí como una amenaza, lo que me haría enojar aún más, pero cuando me disponía a atacar.

'No, patriarca,' respondí mientras me levantaba y salía de la habitación.

'Así es; no hagas estupideces,' murmuraría a mis espaldas, pero lo que él no sabía era que no me iba por miedo, sino porque tenía que hacerme cargo de un par de cosas primero.

Una vez fuera de la vista de mi padre, oculté mi presencia y me dirigí a la ubicación donde se encontraban cazando mis hermanos. La razón: quería confirmar algo que ya sabía; solo quería oírlo de sus propias bocas.

. . .

'¿Qué quieres, Yuki?' diría Aldo, el mayor de los tres idiotas que tenía enfrente en esta noche fría al norte de la mansión. 'Quiero saber si ustedes provocaron la muerte de Aleph,' pregunté sin rodeos y pude ver cómo Kai y Marin dieron un paso hacia atrás con expresiones nerviosas, lo que me haría apretar los puños, ya que casi me lo estaban confirmando.

'Jejeje, ¿acaso tienes pruebas, Yuki, o solo hablas por hablar?' escupió Aldo con una confianza que no estaba respaldada por su fuerza; probablemente era porque los había tratado demasiado amables durante tanto tiempo. 'Responde: ¿fuiste el causante?' pregunté, aún suprimiendo mi fuerza, pero debido a mi comportamiento, alguien habló.

'Papá no dejará pasar esto si nos lastimas,' escupió Kai, mientras le temblaban las piernas como el cobarde que era. 'Tienes razón; papá no lo dejará pasar, por eso, díganme la verdad,' dije, a la espera de que escupieran la verdad.

Ante mis palabras, el miedoso de Kai vaciló, pero el sádico de Marin se le dibujó una sonrisa estúpida en el rostro y, por último, el soberbio de Aldo parecía haber caído en la trampa.

'Kuajajajajaja.' Un repentino estallido de risa saldría de la boca de Aldo, una risa tan llena de satisfacción que solo reforzó lo que estaba a punto de hacer. 'Sí, sí, yo le enterré una espada cuando estábamos enfrente de un lobo de Hades y te aseguro que no dejó ni los huesos, ¿verdad, chicos?' escupió Aldo mientras volteaba a ver a los otros dos quienes, en lugar de reírse con él, simplemente pusieron caras pálidas cuando vieron mis intenciones.

''Espera, espera, si nos lastimas, papá.'' Kai trataría de hablar, pero una onda sónica haría estallar el cráneo de Kai, salpicando mi cara con asquerosa sangre y sesos. '' Kyaaa, maldita loca, ¿qué crees que haces?'' gritaría Marin, casi cagado de miedo por lo que acababa de hacer, pero las cosas aún no habían terminado.

'' Jeje, sabías que eres un maldito miedoso cuando las cosas no están a tu favor, ¿verdad, Marin?'' dije entre risas psicópatas mientras creaba una barrera de sonido, comenzando a subir la frecuencia de las ondas, haciendo gritar de dolor, aunque debido a mi barrera no podía escuchar nada. Pero mientras hacía esto, Aldo haría algo que ya esperaba.

¡Boom!

De repente, una bengala de color negro que mandó una señal mágica explotaría a varios metros de nosotros, avisándole a nuestro padre que había un problema, algo que obviamente dejé pasar.

'' Maldita loca, papá te matará por esto.'' gritaría Aldo mientras hacía que su veneno me atacara, pero rápidamente haría que sus brazos estallaran por un par de ondas sónicas, haciendo que cayera de rodillas.

''¿Crees que no lo sé?'' murmuré en su cara, mientras Marin yacía bañado en sangre, tirado dentro de mi barrera sónica. ''Entonces, ¿por qué?'' Aldo preguntó estupefacto. ''Porque ustedes, malditos, mataron a mis dos hermanos.'' dije con una voz llena de asco por compartir la misma sangre que ellos.

''¿Qué quieres decir con hermanos?'' tartamudearía Aldo, sin comprender mis palabras, aunque alguien tan estúpido como él no sería capaz de hacerlo.

''No solo a Aleph, sino que también a Eleanor.'' dije mientras una onda de sonido se formaba en mi mano.

''Estúpida, esa maldita esclava no era nuestra hermana.'' gritaría, completamente indignado por mis palabras, pero poco me importaba; después de todo, nadie sobreviviría hoy. ''Ella era más mi hermana que ustedes, pedazos de basura.'' murmuré antes de alzar mi mano para acabarlo, pero justo un segundo antes, una división espacial cubriría el área, y no era de nadie más que de nuestro padre.

''Yuki, deja ir a tu hermano.'' ordenó el hombre a mis espalda, con una cara que estaba más allá de enojo.

''¿Y si no, qué?'' dije desafiante, sin ninguna pizca de respeto. ''Te mataré, maldita mocosa.'' amenazó mientras la oscuridad cubría su cuerpo.

''Me parece bien.'' dije mientras destruía el cuerpo de Aldo con una onda sónica y me ponía enfrente de mi padre.

''Maldita loca.'' murmurarían mi padre, mientras su enorme poder fluía por el ambiente.

''Por favor, incluso si no lo mataba, tú ya tenías planeado matarme. ¿Por algo pusiste la separación espacial, no es así, anciano?'' dije, ya que era verdad; la separación espacial era una técnica de barrera para ocultar nuestro poder y así no llamar la atención de los demás duques.

''¿Quién diría que perdería todos mis hijos? Pero, ¿qué son 17 años más?'' diría mi padre mientras comenzaba a flotar en el aire de manera amenazante. ''Jeje, créeme, ya no habrá 17 años más.'' dije mientras activaba ignición para aumentar aún más mi poder.

''¿A qué te refieres?'' preguntó.

''Es obvio que ganarás, pero mínimo me llevaré un brazo tuyo, y dime, ¿a quién crees que le encantará saber que estás herido y con poco maná?'' dije mientras señalaba al sur, donde tres presencias se encontraban.

''Tú, tú, tú, maldita traidora.'' gritaría mi padre mientras se arrojaba contra mí. Después de todo, había hecho este plan para erradicar a mi familia, el cual consistía en avisar a los demás duques de mi plan, y una vez que debilitara a mi padre, ellos acabarían con él.

''La familia Vereoti muere hoy.'' grité mientras arremetía contra él.

Obviamente, perdí, pero lo hice gastar toda una cuarta parte de su maná y le arranqué la pierna derecha; esto sería suficiente para que los otros duques pudieran matarlo sin complicaciones.

Unos dirán que me volví loca, pero Aleph y Eleanor eran todo para mí. Yo los cuidé desde que eran pequeños; yo los entrené y eduqué, eran casi como mis hijos, por lo que, cuando me enteré de su muerte, mi corazón se rompió; y el hecho de que sus asesinos no tuvieran su castigo me desquició, y por eso hice lo que hice.

Pero cuando me disponía a recibir el castigo divino que merezco por mis atrocidades, una luz iluminó mi rostro, y lo primero que escuché fueron estas palabras:

''Felicidades, es una niña sana.''