Haniel
Después de salir del almacén, me dirigí hacia mi casa.
Si me apropié de la casa de Miyuki, somos familia: lo tuyo es mío y lo mío... también es mío.
- Winry, ¿cuántos días me quedan?. - pregunté, sintiendo el peso del tiempo.
[ ¡Solo 2 días, Masta! ]
Winry respondió de inmediato.
- ¿Y la energía?. - inquirí, ansioso.
[ 540 P.F. ]
- Bien, usa otros 200 para retrasar la maldición. - ordeno, sintiendo que mis fuerzas estaban al límite; la pelea había drenado mi energía.
- Mañana recuperaré lo que gasté. - hable, mientras me sentía cada vez más cerca de mi agotamiento.
"Ya en la casa..."
- ¡Haa! ¿D-dónde estoy?. - preguntó Sora, visiblemente aturdida.
- S-Sora, mi amor, ¿estás bien?. - respondió Miyuki, su voz llena de preocupación.
- M-Mamá, ¿qué pasó? ¿Dónde estamos y qué...?
De repente, la puerta se abrió de golpe, interrumpiendo el momento y asustando a Sora, quien dio un pequeño salto. Miyuki, al ver la entrada, mostró una expresión de miedo e impotencia.
- ¡Yo! ¿Qué tal, cómo están? ¿Durmiendo tanto, eh?. - bromeé, intentando aligerar el ambiente con mi tono irreverente.
Las dos me miraron con expresiones de alarma y confusión, como si aún no pudieran procesar lo que estaba sucediendo.
El cuerpo de Miyuki tembló ligeramente y una mirada de temor cruzó su rostro.
Sabía lo que eso significaba. Los recuerdos del pasado empezaron a resurgir, y sus ojos reflejaron el miedo a lo que vendría.
- Saben, han dormido dos días... Eso no es muy responsable. - comenté, con una sonrisa irónica.
- Tendré que castigarlas~. - añadí, entrecerrando los ojos. Aunque llevaba la venda, sabía que no podían ver mi mirada.
No hacía falta. Mis palabras solas ya bastaban para que el cuerpo de Miyuki temblara, y la expresión de Sora reflejaba puro temor.
- Y-Yo fui la culpable... todo es mi culpa. No les hagas nada a ella, por favor, te lo ruego... - Miyuki comenzó a suplicar, su desesperación evidente en cada palabra y en su rostro.
Pequeñas lágrimas caían de sus ojos abiertos, mientras sus labios temblaban.
- ¡NO, MAMÁ!. - gritó Sora, intentando que Miyuki recapacitara.
- ¡Cállate! Yo fui. Guarda silencio, Sora. - Finalmente, después de mucho tiempo, Miyuki le gritó a su hija.
El grito de Miyuki dejó a Sora completamente impactada.
- Mamá... - murmuró Sora, mientras pequeñas lágrimas corrían por sus mejillas.
Antes de que pudieran seguir discutiendo sobre quién se sacrificaría primero, decidí que ya era suficiente.
- Basta, ya. - dije con firmeza.
Me giré hacia Sora, sonriendo de manera calculada.
- Sora, querida, ¿no quieres recuperar el tiempo perdido con papá?. - mi voz era suave, pero la expresión de Sora lo decía todo. Desgarradora, de puro desdén.
- No, y-. - Miyuki intentó intervenir, pero la interrumpí bruscamente.
- Cállate, Miyuki. Estoy hablando con mi hija. - mi tono se tornó cortante, y antes de que pudiera replicar, la abofeteé con fuerza.
- ¡MAMÁ, BASTARDO, TE MATARÉ!. - gritó Sora, los ojos llenos de furia, su rostro retorcido por la rabia.
- He cambiado de opinión... me voy a divertir contigo, Miyuki. - dije, casi con una sonrisa, un retorcido brillo en mis ojos.
Con calma, me quité la venda de los ojos, dejándola caer al suelo con un susurro.
Me acerqué lentamente a la cara de Miyuki. Ella se quedó paralizada, temblando al ver la intensidad de mi mirada.
- T-Tus ojos... - susurró, su voz quebrada, como si hubiera visto algo que no podía comprender.
- ¿Qué pasa? ¿No te gustan?. - ladeé la cabeza, fingiendo confusión, aunque la verdad era que disfrutaba del miedo que reflejaba en su rostro.
Miyuki guardó silencio, y mientras su cuerpo temblaba bajo la tensión, extendí la mano hacia su rostro.
Cuando mis dedos tocaron su piel, ella tembló aún más.
No era una caricia suave; solo la toqué, recorriendo lentamente su rostro, masajeando su mejilla y acariciando con lentitud sus labios, disfrutando de su desconcierto.
Mi rostro se acercó al de Miyuki y la besé. Ella no reaccionó, se quedó inmóvil, permitiéndome hacer lo que quisiera con su cuerpo, como si ya no tuviera fuerzas para resistir.
- Mamá... - Sora susurró, su voz quebrada, mientras la tristeza invadía sus ojos.
Me separé de Miyuki y, con un movimiento brusco, le quité la soga que la mantenía atada.
- ¿Vendrás conmigo, o tendré que llevarme a Sora?. - la puse en una encrucijada, dejando claro que cualquiera de las dos opciones tenía un precio.
Si Miyuki rechazaba, Sora sufriría las consecuencias, pero también sabía que Miyuki temía lo que eso implicaría para su hija.
- ¿Por qué está pasando todo esto? Solo quiero estar con mi familia... - Miyuki sollozó, avanzando hacia la puerta con pasos vacíos, como si cada movimiento fuera una carga.
- ¡NO, MAMÁ, DÉJAME! ¡YO PUEDO!. - gritó Sora, su voz llena de desesperación, como si su alma se estuviera rompiendo.
- ¡MAMÁ! ¡MAMÁAAA!. - el grito de Sora retumbó en la habitación, y sus lágrimas finalmente comenzaron a caer, una tras otra, como un río de tristeza que no podía detenerse.
Su rostro estaba marcado por la agonía de esta despedida que nunca imaginó vivir.
- ¡Jugaré con ella hasta que se rompa!. - mi tono se tornó cruel, lleno de satisfacción ante su sufrimiento.
- Despídete de tu madre... porque cuando la veas de nuevo, ¡será una esposa perfecta!. - mi risa salió como una burla venenosa, el veneno de mis palabras calando profundamente en la ira de Sora.
La mirada de odio que me lanzó lo decía todo.
- Te mataré. - escupió Sora, sus palabras eran veneno puro. No era solo una amenaza; su rabia era tan palpable que casi podía sentir su deseo de venganza.
- Eso espero, mi amor~. - respondí, disfrutando cada palabra, cada segundo de su desesperación, y lo dije con una sonrisa sarcástica.
Abrí la puerta con calma, dejando atrás a Sora, furiosa y completamente desbordada, atrapada en un torbellino de emociones que no podía controlar.
Miyuki, por otro lado, se quedó allí, estática, con una expresión vacía, como si no pudiera comprender la magnitud de lo que acababa de suceder.
Su rostro era un reflejo de alguien que había perdido toda esperanza.
- ¡Vamos, Miyuki! ¡Es hora de recuperar el tiempo perdido!. - dije con una sonrisa forzada, casi desquiciada, mientras la empujaba hacia la siguiente habitación.
"CLICK"
La puerta se cerró con un sonido seco, sellando cualquier posibilidad de escape para Miyuki, dejándola atrapada, encerrada para siempre.
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Después de pasar unas intensas horas con mi querida esposa, la luz del día finalmente comenzaba a filtrarse.
Salí de la habitación, dejando a Miyuki exhausta, con el cuerpo empapado en sudor, la respiración entrecortada y el rostro adormecido, marcado por expresiones que no eran nada dignas de una esposa.
Me dirigí hacia la habitación donde mis hijos se encontraban.
"¡Click!"
El sonido de la puerta al abrirse resonó en el aire, rompiendo el silencio tenso de la habitación.
En ese instante, una chica con el cabello gris más llamativo abrió los ojos.
Sus ojos, inyectados en sangre, las ojeras prominentes y esa expresión de odio puro en su rostro fueron todo lo que vi. Una furia contenida que estallaba en cada centímetro de su ser.
- ¡Com-.
- ¡TE MATARÉ!. - me interrumpió, y sin dudarlo, se lanzó hacia mí con una rabia ciega.
Aunque estaba atada y debilitada, sus palabras se convirtieron en sus únicas armas, disparando veneno a cada instante.
Pero al ver su furia, lejos de sentir ira por sus groseras amenazas, una extraña sensación de diversión me invadió.
Algo en su desesperación me resultaba irónicamente entretenido.
Era gratificante ver cómo Sora luchaba con todas sus fuerzas, intentando escapar y atacarme sin éxito.
- (¿Será que soy sádico?). - pensé brevemente, una duda fugaz que cruzó mi mente.
Pero volviendo a la realidad, mis ojos se posaron sobre Sora.
Estaba exhausta, sus palabras ya no salían con la misma fuerza, después de haber gastado tanta saliva en insultarme.
Solo le sonreí, sin decir nada.
Esa sonrisa solo la hizo enfurecer más, pero ya no podía gritar; su voz estaba completamente agotada.
- Qué grosera eres~. - dije, sonriendo amablemente, lo que hizo que Sora, aunque afónica, intentara gritar de nuevo.
Pero lo único que salía de su boca eran sonidos rasposos y ahogados.
La ignoré, centrándome en Izumi. Decidí absorber su energía para evitar que despertara.
Los humanos repusieron energía a través de la comida, el oxígeno y otros recursos externos.
Pero cuando esa energía se agotaba, el cuerpo recurría a las reservas internas para reponer la falta.
Por eso Sora se despertó antes: no le quité tanta energía como a Izumi.
- T-T...
- D-De...ja a Izumi... - Sora apenas podía articular palabras. Tres días sin comida ni agua habían dejado una huella profunda en ella.
Me giré lentamente hacia ella. Un pensamiento cruzó mi mente: es mi hija, aunque nunca la vi como tal.
Es curioso cómo los reencarnados en esos fanfics tienen tanto miedo de ser padres. No es para tanto. O tal vez ellos se toman la paternidad más en serio.
- Ne, Sora, ¿quieres salir?. - pregunté con tranquilidad.
"Glup"
Sora tragó con esfuerzo la saliva que había acumulado para aliviar su malestar, y solo me miró.
- P-Púdrete... - respondió, apenas levantando la voz.
Ladeé la cabeza, confundido. No era lo que esperaba, no parecía querer salir de esa habitación.
- Entendido. Entonces, no saldremos. - respondí, aceptando su negativa.
Me acerqué a ella. Ya no intentaba esquivarme, estaba completamente derrotada.
Le di energía suficiente para que no se desmayara de agotamiento.
Cuando comenzó a moverse, le robé parte de su energía nuevamente.
Me miró una última vez, con resentimiento, antes de que sus ojos se cerraran, rendida.
- ¡Bien! Trabajo terminado. - exclamé, satisfecho, y salí de la habitación dirigiéndome hacia la sala.
En la sala, me dejé caer en el sofá y encendí la televisión. Quería ver qué estaban pasando en ese momento.
[ Masta ]
- Umu, dime, Winry. - respondí al sistema, con una ligera pereza en mi voz.
[ ¿Tiene 5 tiradas? ¿Le gustaría usarlas ahora?. ]
- Vaya, es cierto, lo había olvidado entre todo lo de ayer. - murmuré avergonzado.
- Sí, gira la ruleta. - ordené.
[ ¡Tirando...! ]
- Protección Divina del Razonamiento de la Sal: Permite al usuario nunca confundir la sal con el azúcar. (Re:Zero)
- Mejora de Reflejos: Permite al usuario reaccionar de manera más instintiva. (Haikyuu)
- Maldición de la Zoo: Despierta un deseo irresistible por los animales. (Berserk)
- Maldición de la Necro: Aumenta la atracción por los muertos. (Berserk)
- Fortalecimiento Corporal: Tus huesos tienen la resistencia del hierro. (Baki)
[ Eso es todo, Masta... ]
Cuando vi que lo primero que apareció fue una protección divina, me emocioné.
Pensé que sería algo realmente poderoso, pero al leer la descripción me decepcioné.
Sin embargo, al reflexionar, creo que no es tan inútil después de todo.
- ¡W-Winry, esas maldiciones!. - un tic apareció en mi ojo, visiblemente molesto.
[ Lo siento, Masta, es cuestión de suerte. ]
- Pero ¿por qué no salió algo realmente potente? Esto es un gacha de cualquier cosa, y lo único que he sacado son habilidades que son... poco poderosas.
- ¿Dónde están mis esferas del dragón y mi Excalibur?. - finalmente me decidí a hacer esa pregunta.
[ Masta, tal vez no te has dado cuenta, pero en el mundo de Konosuba obtuviste habilidades mágicas o sobrenaturales. ]
[ Sin embargo, en un mundo normal, las cosas son diferentes; lo que obtuviste fueron habilidades más centradas en el apoyo o que no son tan poderosas. ]
[ Eso es porque las recompensas dependen del mundo. ]
[ En este caso, las bendiciones y maldiciones que recibiste son lo más probable, pero también podrían haberte tocado objetos normales como una escoba o un arma. ]
[ Tuviste suerte con las bendiciones, pero las maldiciones... no tanto. ]
Abrí los ojos al darme cuenta de eso. No lo había sospechado en absoluto.
Soy algo despistado con lo cotidiano o lo evidente, pero cuando la situación se complica, mi mente reacciona rápido.
- Supongo que no soy perfecto... - dije con calma.
- Pero la maldición zoo no es tan mala, puedo manejarla. La otra... - miré la maldición que podría darme más problemas.
De repente, sentí una picazón en mi cuerpo, que al instante desapareció.
Mis huesos parecían más fuertes, y algo bueno: no me sentía más pesado.
- Eso está bien, sería un verdadero problema ser más pesado. - susurré, soltando un suspiro.
Después de sentir esas extrañas recompensas, me dirigí nuevamente a la habitación donde Miyuki descansaba.
Al entrar, la vi tumbada en la cama. Aún dormía, pero, aprovechando su sueño profundo, me acerqué lentamente.
Le puse la mano en la cabeza y drené su energía. No se despertaría en unos días.
Con el trabajo ya hecho, salí de la casa y me dirigí al almacén.
A Osanai le había dado un número desechable ayer.
Después de todo lo que pasó, necesitaba una forma de comunicarme con él.
Así que, robé un teléfono. O lo compré, dependiendo de cómo se mire.
Hace unos minutos, recibí una llamada de Osanai.
Ya tenía más de 100 miembros en su pandilla.
Y ahora, me dirigía al almacén.
"Cinco minutos después"
Al llegar a la puerta del almacén, tres hombres me saludaron. Algo que pasó es que Osanai les había dicho que vendría.
No tuve que golpear a nadie más.
Antes de entrar, les ordené a los tres que estaban vigilando la puerta que entraran también.
Cuando los tres lo hicieron, yo me quedé afuera.
Lo que ocurriría ahora era que Winry usaría la piedra para crear un círculo de transmutación improvisado.
Con más de 100 personas dentro, alrededor de 150, la energía perdida por el círculo defectuoso podría ser reemplazada por las vidas de los presentes.
- ¡Bien, Winry, haz lo tuyo!. - dije, cediendo temporalmente mi cuerpo a ella.
Sin dudarlo, Winry sacó la Piedra Filosofal y la usó para rodear el almacén con su poder.
Dentro, los presentes vieron cómo pequeños rayos emergían del suelo.
Algunos pensaron que era un espectáculo de bienvenida para los nuevos integrantes, mientras que otros se sobresaltaron ante la misteriosa luz.
Pero lo que todos compartían era el desconcierto.
Fuera del almacén, los rayos formaban un intrincado círculo de transmutación.
A medida que los rayos convergían en el centro del almacén, su intensidad aumentaba.
Cuando finalmente se juntaron, la luz iluminó por completo el almacén.
El pánico se desató de inmediato. Todos intentaron correr hacia la puerta, pero no pudieron abrirla.
La energía roja cubría todas las paredes, impidiendo el paso.
- ¡Déjennos salir!
- ¡ABRAN LA PUERTA!
- ¡Mamá, lo siento, no quería unirme!
- ¡Por favor, no quiero morir!
- ¡OYE, DEJEN LA BROMA YA!
Las súplicas resonaban en el interior, pero afuera todo parecía normal.
El almacén estaba un poco escondido, por lo que nadie podría escuchar sus gritos.
A medida que la luz se intensificaba, la desesperación crecía.
- ¡OSANAI, ¿QUÉ PASA?!. - gritó uno de los hombres, pidiendo explicaciones.
El grito hizo que más personas miraran a Osanai, pero lo que vieron fue un Osanai con una mirada apagada.
Se dio cuenta de que cuando los tres tipos entraron y yo no lo hice, ya estaban sentenciados.
- Jeje. - una risa seca salió de su boca.
Antes de que pudiera recurrir a la violencia para sacar información, un rayo salió disparado hacia el hombre que había gritado.
Como un látigo, lo impactó con tal fuerza que lo desintegró al instante. Solo quedó su ropa como evidencia de que alguna vez estuvo allí.
- ¡AYUDA! ¡AYUDA!. - gritó otro hombre antes de ser alcanzado por otro látigo rojo.
El pánico se desató por completo. Gritos, llantos y desesperación llenaron el almacén mientras más y más personas desaparecían.
Al final, solo quedó Osanai, pero ya no era el mismo. Sus ojos perdieron toda luz, como si toda la vida que había tenido se hubiera esfumado ante el poder de esa magia que solo existía en cuentos de hadas.
Un último rayo, como una serpiente, se acercó a Osanai y lo rodeó. Con un apretón, su cuerpo desapareció.
Afuera, Haniel estaba sentado en unas cajas cercanas.
[ P.F. Energía: 1340 ]
- ¡Perfecto! Ahora, Winry, tengo una idea.
[ Puede que funcione, Masta, pero su cuerpo se dañará, aunque tiene la venda que lo cura y su nuevo fortalecimiento. ]
[ Así que podría debilitar a la maldición. ]
- Winry, deja de leer mis pensamientos, ¡tengo que explicar mi plan para ser un buen villano protagonista!. - refunfuñé.
[ Oh, lo siento, Masta... ju-ji ]
- Te reíste, eres malvada.
Pero, ¿cuál era el plan de Haniel? Es simple: como cuando llenas un globo con agua y este revienta.
Quería llenar la maldición con tanta energía que explotara.
No sabía si mi cuerpo resistiría, pero al tirar el gacha esperaba recibir algo que me ayudara.
Recibí un fortalecimiento y una habilidad defensiva mejorada, robada de Izumi. Sentía que podría soportarlo. Incluso si no desaparecía por completo, al menos se debilitaría y sería más fácil de eliminar.
Puede que funcione o no, pero confiaba en mi presentimiento.
- Bien, regresemos a casa. - dije mientras me alejaba del almacén, ahora un cementerio de ropa.
"Cinco minutos después"
Estaba en la sala, mi lugar favorito, donde siempre pasaban cosas interesantes.
Pensé en mi familia... pero, bueno, nada relevante en este momento.
Dejando esos pensamientos atrás, me senté en el sofá.
- Bien, Winry, adelante, hazlo. - ordené.
En ese instante, la piedra en mi mano brilló y me desmayé.
Le había pedido a Winry que me ayudara en caso de que algo saliera mal, y resultó ser una buena idea.
"Cinco horas después"
Al abrir los ojos, sentí mi cuerpo entumecido y mojado, incapaz de moverme.
- (Winry, ¿qué pasó?). - hablé mentalmente, ya que no podía mover la mandíbula.
[ Fracaso, Masta. No se pudo eliminar. ]
- (Bueno, eso es malo).
[ Pero lo bueno es que la maldición se debilitó. Se llenó de tanta energía que no pudo soportarla, y al tratar de rechazarla, tu cuerpo se entumeció. La energía saturó todo y fue demasiada. ]
[ Pero forcé a la maldición a consumir toda esa energía. Esto es lo que quedó de la piedra, Masta. ]
[ P.F. Energía: 500 ]
- (Eso es poca energía). -suspiré mentalmente.
- (¿Cuánto tiempo tengo antes de que la maldición recupere su fuerza?).
[ La maldición está debilitada. En su mundo original, un arcipreste poderoso podría eliminarla. ]
Mis ojos se abrieron de par en par.
- (¿No está absorbiendo energía la maldición?). - pregunté, confundido.
[ En efecto, la maldición absorbe energía, pero al consumir tanta que no puede manejar, esta misma energía la está destruyendo. ]
[ Para no desaparecer, la maldición utiliza la energía para reconstruirse, pero a la vez se autodestruye. Es un ciclo. ]
- (Pero la P.F. no es infinita, se agotará algún día).
[ Sí, pero la maldición ya está debilitada, y no será necesario usar tanta energía para retrasarla. ]
[ Se podría decir que quedó invalidada. ]
- Eso es muy bueno. - un peso se levantó de mi pecho.
Al moverme un poco, me di cuenta de que ya no había una gran mancha morada en mi pecho.
En su lugar, solo quedaba una pequeña marca del tamaño de una moneda.
- Guau, apesto. Necesito bañarme. - hablé mientras me olía, ya que mi cuerpo estaba sudoroso por el esfuerzo.
- Bien, vamos.
Di un paso, pero el estrés en mi cuerpo me detuvo.
- Parece que me quedaré aquí un rato. -me tumbé en el sofá.
"Al día siguiente"
Después de dormir todo un día y más, me levanté y me dirigí a la ducha.
La habitación donde Miyuki dormía tenía una ducha bastante buena.
Desvistiéndome, dejé que el agua cayera sobre mi cuerpo, aliviando el dolor y relajándome.
Mi cabello negro ya no estaba atado, ahora caía como una cascada por mi espalda, cubriendo parcialmente mi rostro.
Al terminar de ducharme, me paré frente a un espejo de cuerpo completo.
Era la primera vez que me veía tan detalladamente.
Mi cabello negro azabache tenía un aire de lujo.
Mis ojos, que antes eran solo rojo rubí, ahora brillaban con tonos granate y carmesí, una combinación hipnótica.
Mi piel era de un blanco saludable.
Mi apariencia en general parecía noble, refinada.
Es curioso cómo las personas tienden a guiarse por las apariencias. Una apariencia hermosa te abre puertas, mientras que una desalineada trae rechazo.
- ¡Si eres guapo hasta te perdonan crímenes! ¡JAJAJA!. - me reí, recordando algunos sucesos del mundo anterior.
"Un día después"
Abrí los ojos lentamente y me quedé mirando el techo de la habitación.
A mi lado estaba Miyuki, pero a diferencia de antes, esta vez estaba limpia y bañada.
La desperté y le dije que se duchara, luego la volví a dormir.
"Una hora después"
Después de desayunar, me puse a pensar en qué hacer.
Ya había terminado mis asuntos en este mundo, pero no quería irme sin hacer nada. Necesitaba un objetivo.
En este momento, soy más una persona guiada por mis deseos. No tengo prisa por ser fuerte. Soy un poco nihilista y no le doy mucha importancia a la vida.
Quiero tener un propósito, ser Hokage, encontrar el One Piece, o algo más.
Empecé a reflexionar sobre mis propios deseos. Es como cuando te enfrentas a la adultez y te dicen que tomes responsabilidades.
- Primero, ¿qué es lo que me impulsa?. - me pregunté.
Antes era la maldición, quería librarme de ella, y eso ya está casi logrado.
Tengo dos maldiciones, pero no me molestan demasiado.
Hace tiempo dejé atrás mi moral. Cosas como esta ya no deberían importarme.
[ Y si destruyes cosas, Masta, la mayoría de las personas siente gratificación al hacerlo. ]
[ Conviértete en un villano o en una fuerza de la naturaleza. ]
[ Como Ryomen Sukuna, Yujiro Hanma o Regulus Córneas. ]
[ Son personas que no se preocupan por lo que piensen los demás ni por las reglas sociales. ]
[ En pocas palabras, un Overlord. ]
Eso suena bien.
Ding~
[ Guerra y Deseo: En una guerra, las vidas se pierden, el dolor y la destrucción son comunes, pero para las personas de alto poder, es como ver un partido de fútbol. Ahora te toca mover los hilos. ]
[ Recompensa por misión mundial: 20 puntos gacha con ambientación de guerra. ]
Abrí los ojos sorprendido por la misión.
Lo que me estaban pidiendo iba más allá de matar a un pandillero; lo que iba a hacer era declarar una guerra. Millones de vidas se perderían.
- Misión mundial de guerra. - dije con cautela.
- Winry, ¿el mundo no me marcará como enemigo?. - pregunté, preocupado.
[ En efecto, Masta. Por eso la recompensa es tan alta. ]
Suspiré pesadamente y tomé mi decisión.
Me levanté del sofá con determinación.
- Declaro la 3ra Gran Guerra. - grité al aire.
[ "COUFF" ]
Winry me apoyó con un sonido de confeti.
- Bien, manos a la obra. Tengo cosas que hacer y personas que manipular. - una sonrisa apareció en mi rostro.
- ¡Protagonistas de animes y waifus perecerán en este mundo, pero no importa! Después de todo, los infinitos mundos me proveen de infinitos personajes.
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¡Gracias por leer!
¡Tchau~!
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Número de palabras: 3,892
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