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Chapter 18 - "Fuerza" Cap. 18

Masataka Kiyomizu

Absurdo.

Cuando escuché sobre la nueva pandilla que le plantó cara a la TOMAN, no dudé ni un segundo: ¡tenía que unirme!

Masataka, desde que Mike lo noqueó de una patada y lo echó de su pandilla por culpa del idiota rubio, estuvo investigando, esperando pacientemente el momento en que Tenshi Oboro reclutara. ¡Pasó una semana preparándose para dar ese paso!

Los tipos con los que me enfrenté fueron una broma: drogadictos, perdedores al azar. Nada complicado.

Pero todo cambió cuando vi a los demás participantes. Ahí fue cuando me di cuenta de que había tenido mucha suerte.

Cuando ese tipo desaliñado, Hima, si mal no recuerdo, se plantó junto a un niño de no más de once o doce años, me quedé completamente desconcertado.

¿Quién era ese niño? Quería preguntar, pero...

Akoya, ese monstruo con una presencia tan opresiva que me intimidaba más que Mike, se lanzó contra el chico.

Lo que ocurrió después fue simplemente… ¡absurdo!

Sus ataques, sus defensas, todo sucedía a una velocidad que ni siquiera podía seguir. Solo cuando ambos se detenían, podía ver quién había resultado herido, pero ni siquiera sabía quién estaba ganando.

Lógicamente, pensaría que el tipo grandote ganaría, pero cuando el niño bloqueó un golpe de Akoya, ¡toda mi visión del mundo se desplomó!

Lo que siguió fue una pelea salvaje, un enfrentamiento brutal donde la sangre y la carne manchaban la arena. ¡Era algo horrendo!

No sé en qué momento terminé sentado en las gradas. Mis piernas simplemente no pudieron soportar la monstruosidad de esa "pelea".

¿De verdad existen esos monstruos en el mundo? ¿Acaso Mikey no es suficiente?

Mi pregunta sería rápidamente resuelta, porque la batalla final estaba a punto de comenzar.

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Akoya

- (¡IMPERDONABLE!).

- (¡Es IMPERDONABLE que ese niño, ese MONSTRUO, siga creciendo!).

- (¡ESA ENCARNACIÓN DE LA MALDAD!).

- Sí... maldad... - Akoya susurró, su voz impregnada de veneno.

- (¡ESA ES LA ENCARNACIÓN DE LA MALDAD!).

- (¡DEBE SER EXTERMINADO!). - Los ojos de Akoya brillaban con una locura insostenible, pero de repente...

- (¿¡Acaso...!?). - Akoya abrió los ojos con una mezcla de incredulidad y horror.

- (Este es mi propósito. Este es mi destino). - La emoción creció como una llama incontrolable desde lo más profundo de su ser.

- (¡Mi objetivo se cumplirá con la muerte de ese demonio!).

La furia crecía dentro de él, como si todo su ser estuviera a punto de estallar.

- (¡MI OBJETIVO POR FIN SE CUMPLIRÁ! ¡LA JUSTICIA TRIUNFARÁ!). - Un rugido interno recorrió su cuerpo, mientras las venas sobresalían como cables tensos, marcando cada músculo en su cuerpo. Una sonrisa demencial se dibujó en su rostro, de pura exaltación.

Era una visión aterradora, algo sacado directamente de una pesadilla. La furia, la locura y la sed de venganza se fusionaban en un solo ser, creando una atmósfera insoportable.

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Haniel, completamente regenerado, se enfrentó a Akoya, quien, aunque gravemente herido, tenía una resolución implacable en la mirada.

Ambas bestias avanzaron lentamente, acercándose al centro del campo.

Pero de repente, Haniel se detuvo y entrecerró los ojos.

La postura de Akoya cambió. Si antes parecía un tanque dispuesto a arrasar con todo, ahora se veía como si estuviera levantando un escudo, adoptando una defensa sólida y decidida.

- (Eso es...). - pensó Haniel, abriendo los ojos con una expresión de comprensión.

- (Ya me parecía extraño... las técnicas que usó no eran las mismas de antes). - Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de Haniel, como si finalmente entendiera el juego de su oponente.

Entonces, con calma y precisión, Haniel ajustó su postura. Su mano izquierda estaba destrozada, por lo que la mano derecha se colocó frente a él, en una guardia de boxeo perfecta.

Ambos, Akoya y Haniel, se enfrentaron con las manos que aún no habían sido inutilizadas, preparados para la batalla que decidiría todo.

Las personas en las gradas observaban con una tensión palpable, cada uno conteniendo el aliento mientras la batalla se desarrollaba.

El sonido de la arena y la tierra deslizándose bajo sus pies era tan leve que se podía comparar con el ruido de una aguja cayendo al suelo.

El primero en atacar fue Haniel. Con rapidez y precisión, lanzó un golpe recto, pero Akoya lo desvió con facilidad hacia un costado. Cuando se separaron, Haniel notó un leve corte en su brazo.

(Me cortó con sus nudillos...) – Pensó Haniel, analizando la técnica de Akoya. Rápidamente, se preparó para contrarrestar el siguiente movimiento.

La técnica de Akoya mostraba leves imperfecciones. El Akoya que tenía frente a él no era el mismo que había encontrado a la chica que lo acompañaba.

¿La diferencia de fuerza era tan grande?

No necesariamente. Las reglas de los diferentes mundos afectaban a todos, sin excepción.

Tal vez, si el Akoya de Kengan se encontrara con el de Mashup, el de Mashup sería el ganador. Pero si hablamos solo de técnica, el Akoya de Kengan es superior.

Eso quedó claro en ese momento, ya que lo único que logró hacer fue un pequeño corte en el brazo de Haniel.

"El siguiente intercambio será el decisivo."

Tácitamente, ambos sabían que la pelea se había alargado más de lo que debía.

En un parpadeo, ambos desaparecieron.

Haniel lanzó el mismo golpe recto de antes hacia Akoya, pero esta vez, Akoya no pudo desviar el ataque; era solo una finta. En su lugar, una patada voló hacia su cabeza. Akoya, decidido a arriesgarse, bloqueó el golpe.

De inmediato, sujetó la pierna derecha de Haniel con su mano buena e intentó aplastarla. Pero Haniel, en pleno aire, se impulsó hacia adelante. Akoya se vio obligado a soltarlo, ya que Haniel pasó entre sus piernas y se dirigió rápidamente a su espalda.

Cuando Akoya se dio la vuelta, no encontró a su oponente.

Sus ojos se agrandaron en shock, pero ya era demasiado tarde. Una patada impactó la parte posterior de su pierna, directamente sobre la zona dañada.

Un quejido de dolor se le escapó de la garganta, pero la ofensiva de Haniel no terminó ahí.

Un puñetazo voló directo a su rostro. Akoya intentó bloquearlo, pero la fuerza del golpe fue tan brutal que terminó golpeando su propia cara con su mano al fallar el bloqueo.

- ¿EH?. - Akoya exclamó, con los ojos desorbitados. La mano dañada de Haniel, que él pensaba estaba fuera de combate, estaba completamente funcional.

En un intento desesperado de evitar que esa mano le golpeara los ojos, Akoya levantó su propia mano dañada y bloqueó con el antebrazo.

Tras el bloqueo, Akoya intentó abrazar a Haniel, buscando levantarlo para hacerle un suplex. Pero fue en vano. Haniel se liberó con una facilidad desconcertante, como si no hubiera ni un ápice de resistencia en su captura.

Justo cuando Haniel estaba a punto de atacar, se detuvo abruptamente y vomitó sangre. La hemorragia interna por la perforación de su costilla se desbordó en el peor momento posible.

Akoya apareció de repente frente a él, y Haniel reaccionó instintivamente, bloqueando un puño dirigido a su cabeza.

- (¡Eh! El golpe fue más ligero de lo que pensaba). - Pensó Haniel con rapidez, analizando la situación y dándose cuenta de que todo había sido una finta.

- (Debo bloquear mi-). - pero en ese instante, una bocanada de sangre brotó de su boca.

- "Grha".

Al mirar hacia abajo, vio, con horror, el brazo de Akoya, o lo que quedaba de él, incrustado profundamente en su estómago.

Haniel abrió los ojos en shock, pero el daño acumulado y la fatiga le pasaron factura. Un entumecimiento recorrió su cuerpo, su visión se nubló y sus fuerzas comenzaban a desvanecerse.

Akoya, sintiendo el peso extra en su brazo, sonrió de oreja a oreja. La emoción de la victoria iluminó su rostro mientras levantaba la mano menos dañada, preparándose para dar el golpe final.

Oscuridad.

- (¿Eh? ¿Qué pasó? ¿Por qué no veo...?. - Akoya murmuró, desconcertado, buscando respuestas en la negrura que lo rodeaba.

Un dolor agudo en su pierna derecha lo sacó de su desconcierto y lo sumió en pánico.

Lo que sucedió fue que, mientras se debilitaba, Haniel había ordenado a Winry que le proporcionara energía de la piedra filosofal. Gracias a eso, pudo curarse y recuperar fuerzas con una rapidez sorprendente.

Usando su mano recuperada como un látigo, Haniel la dirigió hacia los ojos de Akoya. La rapidez del movimiento y la fatiga de Akoya fueron demasiado para él. No pudo ver el golpe ni bloquearlo, y antes de que pudiera reaccionar, su pierna fue atacada.

A pesar del dolor, Akoya no entendió lo que ocurrió. La oscuridad y el desconcierto lo envolvieron por completo.

Mientras su estómago se regeneraba, Haniel reunió sus últimas fuerzas en su mano recién recuperada. Como una lanza imparable, la clavó directamente en el pecho de Akoya.

La diferencia más clara entre ambos combatientes era una sola palabra: técnica.

Si analizamos las cifras, la fuerza de Haniel era de 40, mientras que la de Akoya era de 30.

Ambos tenían una defensa de 35, lo que explicaba por qué los ataques de ambos eran igualmente destructivos.

Al final, las heridas que Akoya había infligido a Haniel podrían haberle dado la victoria, pero había un detalle importante: Haniel no jugaba limpio.

Akoya no podía regenerarse.

Con su mano hundida en el pecho de Akoya, Haniel activó su Greed Touch, robándole toda la fuerza, vitalidad y técnicas que le quedaban.

La fuerza de Haniel aumentó considerablemente, pues al enfrentarse a un rival de su misma talla, absorbió una gran parte de su poder. Si tuviera que especular, su fuerza podría haber ascendido a 60.

La energía que extrajo de Akoya le otorgó un aumento de 20 puntos en su fuerza, un aumento inédito en su poder.

Un "ruido sordo" resonó cuando el cuerpo sin vida de Akoya cayó al suelo, sumiendo a todos en un silencio absoluto. La regeneración de Haniel, esa extraña luz morada que lo envolvía, dejaba a todos especulando si él siquiera era humano.

Pero antes de que alguien pudiera reaccionar, Haniel habló con calma.

- Oko, ¿qué te parece? No es grandiosa la fuerza venidera?. - Su tono era casual, pero solo Oko Shinomiya entendió el verdadero significado detrás de sus palabras. Él sabía que el joven frente a él no era más que un superhumano del futuro.

- Oko, evita que ellos salgan, tengo ganas de una merecida siesta. - Sin darle más importancia, Haniel se giró y comenzó a caminar de regreso al balcón.

Con pasos lentos y serenos, se alejó de la vista de todos.

Pero, ¿qué hacía Oko aquí?

Cuando Haniel escuchó el nombre de Akoya, llamó a Oko para que presenciara el poder horroroso y monstruoso de la futura generación. Oko, quien solo había visto las habilidades de Haniel, comenzó a sentir una creciente urgencia al ver más monstruos como él. Un sentimiento de inseguridad empezó a invadirlo.

Después de todo, cuando todos tienen un enemigo común, tienden a unirse. Y considerando que Oko no poseía poderes, la sensación de estar quedándose atrás se intensificaba. El "salvavidas" que tenía frente a él se hacía cada vez más atractivo.

Cuando Haniel se marchó, las personas presentes intentaron correr hacia las salidas, pero ya era demasiado tarde.

Las puertas se cerraron tras ellos. Estaban rodeados por un séquito de guardaespaldas de Oko, hombres armados contratados especialmente para este tipo de situaciones. Con un golpe certero en la nuca de cada uno, los capturaron y los llevaron para encerrarlos, asegurándose de que la información no saliera.

- Monstruos... - murmuró Oko, la incredulidad en su voz.

- Jamás pensé que vería a tales personas. Son simplemente inhumanos.

- Si Haniel no me lo hubiera dicho, habría seguido viviendo en la ignorancia de la era venidera... o habría desaparecido con los demás. - Oko murmuró, con la realidad golpeándole en la cara.

- El conocimiento es poder. Nunca supe cuán cierta era esa frase... – Oko reflexionó en silencio, cerrando los ojos mientras la verdad se asentaba en su mente.

Una pequeña sonrisa apareció en su rostro, casi imperceptible, pero llena de significado.

- Pero al final... – Dejó escapar una sonrisa de orgullo.

- La familia Shinomiya ganará. Después de todo, tenemos a Haniel.

Con esa certeza, giró hacia su secretaria.

- Sumi, llama a un doctor por si acaso. - Ordenó con un tono autoritario.

- ¿El mejor, señor?. - Respondió una mujer de cabello negro, vestida con un traje de secretaria, su voz rápida y eficiente.

- Siempre tiene que ser el mejor. Somos los Shinomiya, después de todo. - Contestó Oko con una sonrisa orgullosa, mientras comenzaba a bajar las escaleras de las gradas, dirigiéndose hacia el lugar donde Haniel había desaparecido.

- Hola, sí... el doctor... - Su voz se desvaneció mientras se alejaba, ya absorto en sus propios pensamientos sobre el futuro que les esperaba.

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¡Tchau~!

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Número de palabras: 2,158

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