La oscuridad rodeaba el campo donde se encontraba Wú Jīn. Con su energía sellada y su inmortalidad oculta, aún podía sentir la vibración de su hijo naciendo en el mundo. La barrera que había creado a su alrededor los protegía de los peligros inminentes, pero no podía impedir que el poder de su hijo se filtrara. El niño estaba naciendo, y su energía era tan inmensa que ni el mismo Wú Jīn podía prever las consecuencias. El llanto del recién nacido resonaba en el aire, pero algo más estaba sucediendo, algo que cambiaría el curso de los eventos para siempre.
Tiān Wū, quien había estado a su lado, observaba con ojos llenos de preocupación. Sabía que la situación era crítica. No solo por la magnitud del poder que el niño estaba liberando, sino por la misión que les habían encomendado: capturar a los padres del niño mitad demonio y mitad dios, así como al niño mismo.
Tiān Wū: "Wú Jīn, el poder... el poder de este niño... es más de lo que esperábamos. Si los custodios llegan aquí, no podremos detenerlos."
Wú Jīn se giró hacia ella, sus ojos llenos de determinación. La misión, que antes parecía tan clara, se había tornado en una trampa moral. No podían simplemente capturar a los padres del otro niño y a él mismo, especialmente al ver el vínculo que se estaba forjando entre ellos y sus hijos.
Wú Jīn: "Debemos sellar su poder, Tiān Wū. No podemos dejar que los custodios encuentren a este niño ni a nuestro hijo."
Tiān Wū asintió, sabiendo que la decisión de su pareja era la única opción viable. La batalla con los custodios ya había sido dura para los padres del niño mitad demonio y mitad dios, quienes habían luchado valientemente para proteger a su hijo. Ahora, el momento crucial estaba frente a ellos. El niño estaba naciendo, y los custodios se acercaban rápidamente.
Mo Ying, la madre del niño mitad demonio y mitad dios, estaba completamente agotada. La lucha que había librado con su esposo había drenado su energía, y el cuerpo de ambos apenas podía resistir. Sin embargo, cuando vio la barrera que Wú Jīn había creado, supo que la situación se había vuelto aún más peligrosa. Era el último recurso de protección.
Mo Ying: "Wú Jīn, haz lo mismo con nuestro hijo. Sella su poder, no podemos permitir que lo encuentren."
En ese momento, la angustia y desesperación se reflejaron en los ojos de Tiān Di, el padre del niño mitad demonio y mitad dios, quien, a pesar de su agotamiento, comprendió que la decisión de Wú Jīn era crucial para el futuro de su hijo. La amenaza de los custodios estaba por encima de todo.
Tiān Di: "Por favor, Wú Jīn. Hazlo por ellos, por nuestros hijos."
Con un suspiro, Wú Jīn asintió y comenzó a sellar el poder del niño mitad demonio y mitad dios. Pero al mismo tiempo, el poder de su propio hijo, el protagonista, también estaba comenzando a desbordarse. La energía del bebé era tan grande que provocaba temblores en el suelo, haciendo que todo a su alrededor pareciera estar a punto de colapsar.
Wú Jīn: "Este poder... debe ser contenido."
Con su energía inmortal, Wú Jīn selló el poder del niño mitad demonio y mitad dios, y luego se dirigió hacia su propio hijo. A pesar de la fatiga, sabía que era su responsabilidad evitar que el poder de su hijo se filtrara hacia el mundo exterior. Selló la energía de su hijo en un 99%, asegurándose de que no pudiera desbordarse y alertar a los custodios.
Cuando Mo Ying y Tiān Di vieron que el poder de su hijo estaba sellado, comprendieron que el destino de sus hijos estaba irrevocablemente ligado. Era una medida desesperada, pero era lo único que podían hacer.
Tiān Wū: "Wú Jīn, ¿qué haremos ahora?"
Wú Jīn miró a su pareja con una tristeza profunda. Sabía que después de este acto, sus vidas ya no serían las mismas. Los custodios llegarían pronto, y la protección que ellos habían dado a los niños era una traición a su deber.
Wú Jīn: "Los enviaremos a otro mundo. En ese lugar, podrán vivir en paz, lejos de los custodios."
Con un último esfuerzo, Wú Jīn usó su inmortalidad para enviar a los niños, tanto al hijo de ellos como al niño mitad demonio y mitad dios, a otro mundo. Un lugar donde podrían vivir sin temor a ser encontrados por los custodios. No habría persecución, no habría más lucha. Solo una vida tranquila y libre.
Sin embargo, la historia no terminó ahí. Los custodios llegaron, y al no encontrar a los niños, comenzaron a investigar. Pensaron que el niño mitad demonio y mitad dios había muerto, ya que no había rastro de él. Desconocían que, en secreto, ambos niños habían sido enviados a un mundo lejano, donde su existencia permanecería oculta.
Los padres del protagonista y del otro niño fueron capturados por los custodios. Lo que sucedió después de esa captura es un misterio que permanece sin resolver. Nadie sabe qué fue de ellos ni cómo los custodios decidieron actuar tras la "traición". Los custodios, al no encontrar a los niños, pensaron que ya no había necesidad de continuar la búsqueda.
Tiān Wū: "¿Qué nos depara el futuro, Wú Jīn?"
Wú Jīn: "Lo único que podemos hacer es esperar, Tiān Wū. El futuro está fuera de nuestro control ahora."
La oscuridad los rodeaba, pero algo en sus corazones les decía que, de alguna manera, todo estaba en manos de los niños. El destino de los mundos estaba sellado, y el futuro de los niños sería escrito en otro lugar, lejos de los ojos de los custodios y lejos de la lucha que ellos mismos habían vivido.