Una enorme sala especializada para la práctica del combate se extendía hasta el horizonte de manera infinita. Noah observaba, estupefacto, su centro de entrenamiento, mientras a su lado, Selene, con el pecho inflado, sonreía complacida por su reacción.
—¿Qué te parece?
"Increíble," respondió él, maravillado.
Estaban en la realidad aumentada, un espacio generado por la conciencia de Noah. Allí, podría afinar sus habilidades de supervivencia y toma de decisiones. El único inconveniente era que sus habilidades físicas no se desarrollarían de la misma manera, y lo aprendido en la RA tendría que ser adaptado a la realidad.
—A partir de ahora, durante una hora, estaremos luchando para que te acostumbres a situaciones tensas. Empezaré contigo hasta que te adaptes. Luego, cuando domines lo básico, añadiremos criaturas para mejorar tus reacciones —explicó Selene, estirando su cuerpo junto al de Noah para comenzar. También le advirtió que sentiría dolor, para que se fuera acostumbrando.
"¿Solo una hora?", preguntó con una mueca, pensando cuánto iba a sufrir.
—Así es. La fatiga mental que desarrollarás aquí es alta. Puede afectar tu descanso e incluso dañar tu cerebro. Por eso, es preferible que las sesiones sean cortas. Además, puedes retroalimentarte durante las expediciones —dijo Selene, guiando a Noah hacia el centro del espacio.
Noah asintió, siguiendo torpemente las indicaciones de Selene. El suelo parecía una mezcla de vidrio y metal, reflejando su postura incorrecta y su escaso conocimiento en las artes del cuerpo a cuerpo. A medida que pasaba el tiempo, Selene lo corregía: cómo lanzar un puñetazo con fuerza, cómo realizar una patada potente, cómo recuperar el equilibrio tras ser derribado o bloquear los ataques de su oponente.
La fatiga comenzó a apoderarse de su cuerpo.
—Una hora es más que suficiente, ¿verdad? —dijo Selene con una sonrisa, desviando un golpe de Noah y mandándolo al suelo.
"Incluso menos, te diría yo," respondió Noah con una sonrisa cansada. Todo su cuerpo estaba adolorido por el asalto unilateral. "¿Cómo puedes hacer todo esto? ¿Tu ropa, la sala, y la sensación de los impactos?"
—Es como si tu mente creara un sueño en tiempo real y tus sentidos se conectarán a la RA. Así, aunque el cuerpo no se mueva, tu mente lo vive —respondió Selene, haciendo un gesto teatral y señalando su ropa—. Incluso esto es parte de la RA, creada a partir de datos y cálculos. Bastante sencillo, ¿no?
"No," dijo Noah, dejando claro que no lo entendía del todo.
—No te preocupes por eso. Con que lo comprendas a grandes rasgos es suficiente. Esto te ayudará a adaptarte a situaciones estresantes. Eso sí, tendrás que practicar con tu cuerpo físico para que realmente valga la pena.
[Esto es increíble], pensó Noah, sintiendo el suelo frío contra su espalda. Selene extendió su mano para ayudarlo a levantarse. El chico se apoyó en ella, observándola fijamente y reflexionando sobre lo enigmática que era.
—¿Te estás enamorando de mí? —preguntó Selene, pícara.
Noah frunció el ceño y lanzó un golpe hacia el esternón de su compañera. Selene lo atrapó con la palma de su mano izquierda, tiró de él y, al mismo tiempo, enrolló su brazo sobre el del chico. Noah se sorprendió por la rapidez de la respuesta. Estaba a punto de defenderse, pero Selene fue más rápida. Envió un rodillazo hacia su codo, dislocándoselo con el impacto.
"¡Oh, mierda!" gritó Noah, cayendo de rodillas y sujetando su brazo. "¡Eso duele demasiado, Selene!"
—Oh, vamos, fue solo un pequeño golpe —dijo Selene con una sonrisa—. Tranquilízate, el espacio te curará en unos segundos. Quedan unos 30 minutos, aprovechémoslos.
"¿Puedes ser más amable?" dijo Noah entre quejidos, ahogando las lágrimas.
—Ya soy lo bastante amable —respondió Selene.
El entrenamiento continuó. Para sorpresa de Selene, Noah mejoraba a pasos agigantados en el espacio. Esto la hizo sonreír mientras derribaba al chico una vez más.
[Me queda un largo camino], pensó frustrado, pero no dejó que eso lo desanimara. Renovó su determinación y se abalanzó sobre su oponente, pero fue lanzado al suelo al instante.
***
Noah se despertó de golpe. La sensación de ser apalizado por Selene seguía presente en su mente, lo que lo hizo sentirse extrañamente adolorido. Miró la habitación del hotel buscando a Nari; ya se había levantado hace un tiempo y estaba descongelando el desayuno para ambos en la cocina.
"¿Tuviste una pesadilla?", preguntó Nari, curiosa. "No dejabas de quejarte."
A Noah le extrañó aquella pregunta y se quedó mirándola fijamente un rato. No sabía qué responder; seguía adormecido. Selene esbozó una sonrisa por la situación y le explicó que probablemente había hecho algunos sonidos o movimientos extraños al estar en la RA.
—La mente es incapaz de distinguir completamente entre lo que es real y lo que no. A veces, el cuerpo sigue reaccionando como si estuviera allí —añadió Selene.
"Se podría decir," contestó con un suspiro a Nari, tomando nota de lo dicho por Selene.
Noah estiró su cuerpo para luego levantarse de la cama. Parecía recordar vívidamente los impactos, aunque ya no se encontrara en la RA. Selene lo observó atentamente mientras se preparaba para iniciar su día normal. No estaba del todo segura de sí tendría efectos secundarios del entrenamiento, ya que todo lo que implicó la creación del espacio había surgido de su cerebro, procesando una enorme cantidad de datos. Incluso con su ayuda, eso podría haberle causado un derrame.
—Te ves bien —dijo Selene con una sonrisa, esperando a que Noah terminara de colocarse la ropa militar para ir por el resto de su pago. —Cambiaremos tu equipamiento, compraremos unas pocas medicinas y munición, y partiremos a las ruinas para tu práctica real. En el camino aprenderás a hacer un canal de información para que puedas hablarme con tus pensamientos.
Noah asintió y, antes de salir, se despidió de Nari con un beso en la mejilla, asegurándole que, cuando regresara, tendría una sorpresa para ella. Se colgó su rifle y salió rumbo a la sede de exploradores.
Nari lo vio partir con una expresión amarga. Había aceptado su idea de ser un explorador y esperaba que pudiera lograr su sueño, pero le preocupaba quedarse atrás, ya no ser alguien capaz de permanecer a su lado.
[Supongo que no fui suficiente.] Conocía bien los complejos de Noah: su baja autoestima y sus tendencias paranoicas. Siempre había admirado a aquellos a quienes el destino parecía favorecer, en comparación con las personas que, como ella, se aferraban a los oscuros y estrechos callejones de los barrios bajos.
Sus habitantes serían capaces de vender su alma por un poco de dinero, y por lo mismo, tanto Noah como Nari terminaron solos en la ciudad de Velt.
"Para mí, eras lo más brillante en medio de esa oscuridad," murmuró Nari con tristeza. "¿Y quién es Selene?"
Apoyó su espalda contra el borde de la cama. Llevó sus rodillas hacia su pecho, las rodeó con sus brazos y acomodó su cabeza. No quería ser desechada, pero no sabía cómo podía ser de utilidad para Noah. Además, escuchar el nombre de una chica que no conocía terminó por resquebrajar su estabilidad emocional; Noah era el motivo por el cual podía soportar las circunstancias en las que vivían.
"No me dejes." Sollozó ligeramente durante unos minutos.
***
Noah caminaba por las calles de los barrios bajos, sumido en sus pensamientos sobre el entrenamiento. Aquella experiencia fue como chocar contra un enorme muro. Su falta de conocimiento y habilidad evidenciaba lo imprudente que había sido al ir solo a una expedición. La frustración y el desprecio hacia sí mismo se reflejaban claramente en su rostro.
Selene, intuyendo lo que pasaba por su mente, intentó animarlo rápidamente; lo último que quería era que su actual empleador renunciara a ayudarla.
—¡Noah, mírame! —espetó Selene, colocándose frente a él para captar su atención—. Solo necesitas darte un poco de tiempo. Si volverse un experto en algo fuera tan sencillo, nadie estaría pasando penurias para sobrevivir. Todos los exploradores han empezado desde abajo.
Noah la miró y, tras unos segundos, soltó una risita. Compadecerse de sí mismo no cambiaría nada. Su inicio puede que no haya sido el mejor, pero eso no significaba que las cosas seguirían igual en el futuro. El páramo recompensaba a quienes se aventuraban y arriesgaban con éxito. Con Selene a su lado, solo necesitaba tiempo para lograrlo.
"Gracias," dijo con una sonrisa sincera. "Fue solo un momento de debilidad. Por el bien de Nari y el mío, me esforzaré para cumplir tu objetivo."
—Mucho mejor —dijo Selene con buen humor—. Ahora sigue avanzando; te están mirando como si fueras un bicho raro.
"Deberíamos empezar con lo de la comunicación esa que mencionaste." Aceleró el paso para evitar las miradas indiscretas.
Llegó al establecimiento descuidado. La misma amargura de la primera vez lo invadió al verlo, pero ahora estaba determinado a elevar su rango y ser recibido en la sede principal. Entró al lugar y se dirigió directamente al mostrador.
"Sigues con vida," dijo Rein con tono socarrón. "Y parece que con suerte."
Miró con curiosidad el orificio en su ropa, resultado del conflicto con Orris.
"¿Ya está mi pago?", preguntó Noah, molesto.
"No solo eso," respondió Rein, sacando un enorme fajo de billetes y una pequeña tarjeta translúcida. "Lo que trajiste es valioso, y solo puedo decirte eso por si tienes curiosidad. Además, tu rango ha subido lo suficiente como para abandonar este establecimiento. Lleva esa tarjeta al muro inferior y, bueno, mejor dejo que lo descubras tú mismo. Pero antes de ir, cámbiate ese traje, al menos."
Noah sintió curiosidad por la situación, pero Rein le indicó que saliera rápido para poder holgazanear tranquilo. Al salir del edificio, guardó la tarjeta en uno de sus bolsillos y miró su pago. Palideció al instante.
[600.000 kronos], pensó asombrado. Sus manos temblaban con el dinero. Su corazón latía con fuerza, y sus instintos, moldeados en los barrios bajos, le advertían que estuviera alerta. Si antes lo habían intentado asesinar por una miseria, ahora no podía imaginar a qué podría enfrentarse con esa cantidad.
—Si sigues actuando así, serás un blanco fácil —mencionó Selene, intentando tranquilizarlo para evitar que llamara la atención—. Sígueme, compraremos tu nuevo equipo para que no te subestimen.
Noah la siguió, aunque seguía desconfiando de su alrededor. Hizo lo mejor que pudo para disimular su nerviosismo. Era la primera vez que tocaba una suma tan grande, y no sabía cómo reaccionar. Selene lo distraía con una conversación trivial mientras aprendía a comunicarse telepáticamente con ella. Poco a poco, la emoción inicial desapareció.
Selene empleaba su conexión para formar un canal neuronal que procesara lo que hablaran. En situaciones intensas, Noah podría morderse la lengua o tener dificultades para formular palabras, pero al comunicarse telepáticamente, todos esos problemas desaparecían.
—¿Me oyes? —preguntó Noah, dudando si lo estaba haciendo bien.
—Fuerte y claro —respondió Selene. —Una preocupación menos ahora.
Finalmente, llegaron a una enorme tienda de armas llamada El Nido del Cuervo. Noah sentía curiosidad sobre cómo Selene conocía el lugar, pero recordó lo enigmática que era y cómo se había referido a sí misma como un asistente avanzado. Con eso en mente, decidió abandonar su intriga.
***
Entró en la tienda, nervioso e incómodo. Aunque tenía el dinero para permitirse el armamento básico, seguía pensando como alguien de los barrios bajos. Temía ser echado por el dueño.
El lugar olía a metal, aceite y polvo. El zumbido de las luces fluorescentes resonaba de fondo. En las estanterías, se alineaban rifles, pistolas, cuchillos, trajes avanzados y una variedad de armas que parecían salidas de una película de ciencia ficción.
Selene apareció a su lado, sonriéndole. Le indicó que avanzara con confianza.
—Te diré lo que vas a comprar —dijo Selene, dirigiéndose al mostrador.
—E-está bien —respondió Noah, mirando con cautela el establecimiento mientras seguía a Selene.
El vendedor no levantó la vista hasta que Noah se acercó lo suficiente. Con una mirada burlona lo observó y dejó a un lado la revista que estaba leyendo.
"¿Qué quieres?" preguntó, de manera plana.
Noah se molestó por su actitud, pero decidió reprimirse. No conseguiría nada alegando contra el vendedor. Selene le dio las indicaciones en su mente mientras lo calmaba. Noah las siguió al pie de la letra, esperando evitar pasar mucho tiempo en el lugar.
"Un traje de combate ligero pero resistente. Algo que me dé protección sin comprometer mi movilidad."
El hombre robusto no respondió de inmediato. Se dio la vuelta y caminó hasta uno de los estantes del fondo, donde comenzó a sacar un par de trajes.
"Aquí," dijo, al fin, sacando un uniforme de tela gris oscura con un chaleco blindado que cubría el torso y un diseño futurista. "Este te servirá. Es ligero y cómodo, pero no esperes milagros como una armadura corporal."
Noah lo observó y tocó el material. Era resistente, pero flexible. No era el equipo más avanzado, pero bastaba por ahora para sus expediciones en el Páramo.
—Con esto basta —aprobó Selene. —Bien, ahora pídele el resto del equipo.
—Entendido —respondió Noah.
Terminó por realizar todas sus compras: Un cuchillo táctico con una hoja translúcida, munición y una caja de medicinas, junto con una mochila de gran tamaño para las afueras. Todo le terminó costando 450.000 kronos. Noah debatió con Selene si de verdad valía la pena ese gasto, pero terminó perdiendo.
"Gracias por su compra," dijo el vendedor, mirando a Noah con una ligera sonrisa de suficiencia. "Vuelve si sobrevives lo suficiente para necesitar un recambio."
El chico abandonó el lugar conflictivo. Estaba contento con su nuevo equipamiento, pero a la vez abatido por ver gran parte de su dinero desaparecer. Selene trató de reconfortarlo diciéndole que ganaría incluso más de lo que había gastado antes de que se diera cuenta.
El hombre se quedó esperando hasta que Noah abandonó la tienda. Una vez desapareció en el umbral de la puerta, soltó un profundo suspiro.
[Ahí va otro], pensó amargamente. Ser explorador es una profesión difícil. La mayoría se aventura en busca de tesoros, para terminar, enfrentándose a una desgracia. Ahora, un niño intentando adentrarse en ese mundo podría tener los días contados hasta que el destino reclame toda su suerte.
Decidió no seguir esa línea de pensamiento. No era la primera, ni sería la última vez que veía a un niño en una situación similar.
***
La sede principal de los exploradores se encontraba dentro de la primera gran muralla, principalmente para poder desplegar las fuerzas de contingencia sin retraso alguno en caso de un ataque a gran escala que afectase a los residentes.
El interior del enorme muro estaba iluminado por múltiples lámparas y farolas. El suelo era de un metal negro azabache; no importaba cuánta gente pasara sobre él, amortiguaba gran parte del sonido. Algunas tiendas estaban desplegadas sobre las paredes, repletas de clientes: exploradores en su mayoría.
—¡Esto es increíble! —dijo Noah asombrado. Drones que transportaban suministros volaban hacia sus destinos, algunos exploradores cargaban su equipo mientras otros conversaban entre sí.
—¿Quieres saber un dato curioso? —comentó Selene, divertida por su actitud infantil. —Si ocurre algún conflicto o asesinato, la seguridad encargada tomará cartas en el asunto, multando a las partes o llevando a juicio al perpetrador.
Noah se sorprendió. A las afueras del muro, la gente mataba a diestra y siniestra para sobrevivir un día más. El contraste entre ambos mundos lo dejó impactado. Incluso pensó en encontrar la manera de traer a Nari a vivir dentro de la muralla.
Era la primera vez que lograba entrar. Cuando mostró la tarjeta que le dio Rein, la actitud de los guardias cambió drásticamente, mostrándole un poco de respeto y cortesía. Noah le preguntó a Selene sobre aquello, pero ella solo se limitó a encogerse de hombros.
—¿Es aquí? —preguntó Noah nervioso.
—Así es —respondió Selene con una sonrisa.
Frente a Noah se alzaba un edificio colosal de diseño geométrico, con enormes pilares metálicos que reflejaban la luz de las lámparas. En su fachada, un emblema grabado representaba un fusil de asalto sobre un engranaje, el símbolo de los exploradores.
La emoción pesaba más en su corazón. Una mirada determinada se posó en su rostro. Apretó los puños y, con la mayor confianza que pudo reunir, cruzó la imponente puerta que daba al interior.
—No está mal, ¿eh? —dijo Selene al estupefacto Noah.
El interior estaba ajetreado, con exploradores hablando con recepcionistas, buscando grupos o simplemente pasando el rato después de sus expediciones. La inmobiliaria era de alta clase, y gran parte de la información se transmitía con hologramas suspendidos en la enorme sala. El aire fresco llenaba a Noah de una extraña sensación reconfortante.
—¿A-a dónde debo ir? —logró recuperar la calma, pero estaba perdido sobre qué hacer con aquella tarjeta.
—Sígueme —ordenó Selene, llevándolo hacia un pequeño apartado donde se encontraba una encargada.
"¿Puedo ayudarlo?", preguntó la chica, con su sonrisa profesional, diseñada para atender a los exploradores.
"M-me dijeron que viniera aquí con esto." Sacó la tarjeta y se la mostró.
La encargada la tomó y, de paso, pidió la de explorador de Noah. Tecleó en su ordenador y pasó ambas tarjetas por un escáner antes de devolvérselas.
"Ya está," dijo la chica con una sonrisa más profesional. "Tu rango como explorador ha aumentado al número 15. También, fuiste patrocinado por la compañía Atlas, actualmente ubicada en la ciudad de Ohara, al este. Se pondrán en contacto contigo cuando estés lo suficientemente capacitado."
[¡¿Rango 15?! ¿¡Patrocinio!?], pensó Noah desconfiado. Después de recibir su pago, se había dado cuenta de que las reliquias que entregó eran importantes, pero no esperaba que tanto como para que se fijaran en él. Un don nadie.
"También, las reliquias que encuentres podrás entregarlas aquí. Se te pagará el valor correspondiente y tu rango aumentará," añadió la encargada. "Tu patrocinador también te hará peticiones que deberás realizar para mantener la relación. Hay una para ser fuerza de reserva en un convoy para la recuperación de reliquias. ¿Te parece bien si te registro ahora mismo?"
—¿Qué opinas? —preguntó Noah. —No me parece una mala idea.
—A mí tampoco, aunque probablemente no puedas quedarte con las reliquias que encuentres —respondió Selene.
—Tengo curiosidad sobre ese patrocinio y me pagarán igualmente, ¿no?
Ambos dieron el visto bueno para la petición.
"Me parece bien," contestó Noah.
La encargada le ofreció una sonrisa, se levantó y fue a la parte trasera en busca de una pequeña pulsera, la cual entregó a Noah nada más regresar.
"Es una terminal de información portable. Cuando la actives, se desplegará un holograma interactivo. Tu cuenta bancaria ha sido abierta y podrás realizar tus compras por medio de ella, así como verificar las peticiones disponibles y su estado una vez aceptadas. Se te pedirá tu identificación como explorador para retirar dinero o hacer la entrega de reliquias. Por favor, no pierdas ninguna de ellas, o podrías tener que empezar desde cero."
Noah asentía conforme la encargada le seguía explicando. Tomó un rato hasta que finalmente pudo salir del imponente edificio. La pequeña pulsera metálica tenía un botón en el centro para encenderla. Al hacerlo, una enorme pantalla holográfica se extendió frente a él. Estaba impresionado con aquella adquisición, que manipuló durante unos minutos hasta que Selene lo llamó.
—Noah, te asignaron al convoy número 20. Tardará unos 15 minutos en estar listo. Deberías aprovechar y comer algo antes de partir —recomendó Selene.
Asintió a su sugerencia y se puso en marcha para no llegar tarde a su primera petición. Estaba emocionado al respecto, charlando ociosamente con Selene mientras observaba los restaurantes de comida.
Mientras caminaba hacia los restaurantes, Noah observó a un grupo de exploradores cargando equipo pesado en un convoy cercano. Había risas, bromas y gritos de organización. Todos parecían saber exactamente qué hacer.
[Un día yo seré como ellos... ¿no?] pensó, ajustando la pulsera en su muñeca mientras la holografía parpadeaba tenuemente.
***
Múltiples camiones se encontraban estacionados en las afueras del Páramo. Una gran cantidad de personas alistaba su arsenal de asalto, listas para la misión conjunta que iban a llevar a cabo. La mayoría portaba equipamiento de alta calidad, dispuestos a darlo todo para cosechar los beneficios.
"¿Cuánto tardarán?" preguntó uno de los hombres.
"Una hora como mucho," respondió otro. "Apenas deben estar preparándose para partir. Según el informante, este cargamento será el menos custodiado. Exploradores entre el rango 10 y 20, un trabajo sencillo."
"¿No habrá escoltas de Atlas?"
"Unos pocos. La mayor fuerza estará con la carga de mañana, así que nuestra mejor oportunidad es hoy."
"¿No te dijeron nada sobre por qué están trasladando cargamento casi al sur?" preguntó una compañera.
"Descubrieron otra ruina y el gobierno les pidió a las grandes corporaciones suministros para hacer un puesto de avanzada y traer reliquias de vuelta," contestó otro integrante, un hombre llamado Zael.
"Eh, entonces tendremos un gran botín," bromeó Karla.
"¡Vamos a partir! ¡El objetivo llegará pronto! Nos dirigiremos a la zona de emboscada," gritó otro hombre.
"Nuestra señal," dijo Zael mientras se adentraba en uno de los camiones cercanos. "Recuerden: no se confíen. No queremos sumar bajas innecesarias."
"¡Entendido, capitán!" respondió el grupo.
La banda de ladrones se subió a sus vehículos, listos para hacer historia con el mayor robo que podrían haber imaginado. Los motores rugieron cuando partieron. Creían que sería un día glorioso. Sin embargo, el destino tenía preparado algo distinto.
***
El bramido constante del motor llenaba el camión, vibrando bajo los pies de Noah. Estaba sentado en un banco de metal, junto a los demás exploradores, todos con semblantes serios, cada uno perdido en sus pensamientos.
—Lo estás haciendo bien —dijo Selene. El balanceo del vehículo era casi hipnótico, pero no lo suficiente como para calmar sus nervios. —Tan solo relájate un poco más.
—Es fácil decirlo.
—Estás actuando como si fuera tu primera vez... Oh, espera, lo es —dijo Selene con una sonrisa burlona.
—Ja... ja... Muy graciosa —respondió Noah, desviando la mirada hacia la ventana de acero reforzado. Podía ver el Páramo extendiéndose hasta donde no alcanzaba la vista. La monotonía del paisaje se rompía por áreas con vegetación mutante o ruinas en el horizonte.
"¿Siempre es así de... vacío?" preguntó en voz baja, sin esperar respuesta de nadie en particular.
Uno de los exploradores cercanos, un hombre mayor con cicatrices en el rostro, le lanzó una mirada desde el otro lado del camión.
"Vacío es bueno, chico. Cuando empieza a llenarse, es cuando llegan los problemas." Lo miró durante unos segundos para luego chasquear la lengua y desviar la mirada. "Un niño, será mejor que no nos retrases."
Noah evitó contestar, no quería hacerse un enemigo; no tan pronto al menos. A su lado, Selene le ofreció una sonrisa consoladora. Ya tendría tiempo para mejorar sus habilidades y dejar de ser subestimado.
El convoy avanzaba rápidamente por terreno desigual. Gracias a su tecnología, podrían llegar a su destino sin ningún problema. Las llantas generaban pequeños campos de fuerza para amortiguar los impactos al atravesar el Páramo. Cada tanto, el conductor mandaba avisos por el altavoz: "Atención, múltiples señales de unidades enemigas rondando cerca del convoy. Los desplegaremos para realizar su exterminio."
—Esa es la señal —dijo Noah.
—¿Listo para tu práctica de tiro? —preguntó Selene con una sonrisa.
Noah miró su rifle. Calmó su mente para la batalla, como aprendió en la RA, siendo apaleado. Renovó su determinación y se preparó para enfrentar a sus enemigos.
—¡Por supuesto! —respondió Noah.
La plataforma comenzó a desplegarse mientras emitía un chillido metálico. El techo del camión se abrió lentamente, filtrando los destellos de luz del sol sobre los exploradores. El rostro de Noah fue golpeado por el viento, y la vista del Páramo se mostraba con todo su esplendor, dejándole emociones encontradas en su interior.
Sus compañeros no perdieron tiempo en abrir fuego contra los enemigos. Monstruos carnívoros de múltiples patas buscaban alcanzarlos. Algunos mutaron lo suficiente como para llevar armas en la espalda.
—Te mostraré lo que puedo hacer —dijo Selene. Sus ojos carmesíes brillaron por unos segundos.
Por un momento, Noah sintió cómo una parte de su conciencia se desprendía de la realidad y el momento. Inconscientemente, se colocó en modo alerta, pero cuando vio la sonrisa confiada de Selene, decidió solo dejarse llevar.
Una parte de su mente estaba siendo ingresada al servidor de la RA. Allí, recibió la información necesaria sobre sus capacidades para obtener el máximo rendimiento en la batalla que se avecinaba. Figuras de distintos tamaños se formaron en la realidad, señalando la línea de tiro, a dónde moverse, y el enemigo prioritario a eliminar.
—¿Qué demonios es esto? —preguntó atónito.
—Esto es el procesamiento de información del canal neuronal para darte instrucciones detalladas —respondió Selene con una risita por su reacción. —Puedo señalarte en cuestión de milisegundos el mejor curso de acción para que regreses con vida de las afueras. Si alineas tu puntería con la trayectoria que te señalé, lograrás asestar un golpe crítico en tu oponente. Inténtalo.
Noah tragó saliva nervioso, se dispuso a seguir las indicaciones. Tenía una sensación de mareo, como si su cerebro estuviera siendo adormecido. Selene se estaba encargando de filtrar la información recibida por sus sentidos y generar los datos de la RA, para evitar que sufriera un contragolpe excesivo. Aquella sensación era fruto de su trabajo para evitar que se desmayara en el acto.
Noah respiró profundamente. Las figuras brillaban en su campo de visión, indicándole con precisión el mejor ángulo para disparar. Apretó el gatillo y su rifle rugió. La bala perforó el aire, cruzando a gran velocidad entre la estampida de criaturas. Impactó en la frente de un enorme lagarto, destrozando su cerebro y matándolo al instante.
[Increíble.] Miró a Selene con una sonrisa, y esta última se la devolvió, orgullosa.
—Bien, sigue así. Hay bastantes enemigos y podremos practicar con—
De repente, del suelo donde el convoy estaba cruzando, minas terrestres con camuflaje óptico hicieron su aparición, desatando fuertes estallidos y elevando por los aires a todo el grupo. Noah fue tomado por sorpresa. Fue lanzado por las explosiones, pero logró aferrarse a los barrotes de seguridad del vehículo.
"¡Emboscada! ¡Contraa—" Un proyectil impactó en el cráneo de uno de los exploradores, esparciendo sus restos por el aire, pero cumpliendo con el objetivo de alertar a los demás.
El suelo temblaba. Las ondas expansivas se propagaron con creciente fuerza, llevando a quienes recibieron la peor parte hacia los monstruos. Luego, el sonido de más minas terrestres arrasó con el lugar. Noah aún intentaba recomponerse, el brazo con el que intentó aferrarse al camión enviaba corrientes eléctricas cada vez que lo movía.
El mundo pareció distorsionarse. Las explosiones reventaron el aire, tuvo suerte de no haber sido lanzado hacia atrás. Un pitido hizo eco en sus oídos, hasta que disminuyó con el paso de los segundos.
—¡¿Noah?! —gritó Selene preocupada.
"¿S...Selene?" susurró Noah. "¿Q...Qué pasó?"
—Nos han emboscado —respondió Selene con seriedad. —Toma la medicina que compraste. El humo nos dará cobertura suficiente para devolver el fuego, pero no contra los monstruos. ¿Cómo te sientes?
"Fenomenal," contestó con una sonrisa amarga. "¿Saldré con vida?"
—Por supuesto —Selene se acomodó a su lado, colocando su mano sobre su hombro—. Te apoyaré para que salgas victorioso.
Noah asintió. La ansiedad en su interior lo llenaba de dudas, pero decidió cerrar su corazón y su mente. Las distracciones innecesarias lo llevarían a la muerte. Sacó la caja de medicinas, tragó unas pocas y guardó el resto.
Había dos tipos de medicina distribuidas en el continente: las píldoras y las inyectables, cada una con sus ventajas y desventajas, que iban desde la suministración rápida en pleno combate hasta la calidad con la que actuaba. Mayormente, los que empleaban armaduras corporales acorazadas utilizaban las inyectables, pues sus dosis eran potentes y, con el mecanismo del traje, fáciles de emplear.
—Hará efecto pronto, pero no hará milagros con tu brazo. Mientras no hagas alguna maniobra extrema, se recuperará por completo —advirtió Selene. —Debimos haber extendido el entrenamiento para la práctica de tiro.
"No te preocupes," dijo Noah con una sonrisa. "No estaría del todo descansado si nos hubiéramos excedido. Confío en ti, enséñame lo que puedes hacer, asistente avanzada."
—Por supuesto que lo haré —dijo Selene aceptando el desafío. —Empieza a moverte en esa dirección.
***
Zael caminaba entre el convoy en llamas. Los exploradores luchaban desesperadamente contra los monstruos y, algunos, atacaban a su grupo. Habían atraído una estampida considerable hacia su objetivo para aprovechar el caos y robar la mercancía.
"Nada mal," dijo Karla. "Los planes del jefe siempre son tan... así."
"¿Así como?" preguntó Zael, levantando una ceja.
"Así de extremos," respondió otro hombre. "No te guardas nada cuando se trata de dinero."
"Por supuesto, solo los tontos subestiman el Páramo," contestó Zael con seguridad. "Este pequeño convoy es la prueba de ello. Atlas piensa que son intocables, y nosotros les mostraremos lo contrario."
"Me gusta como suena eso," dijo Karla, sonriendo seductoramente.
El grupo se dispuso a acabar con los rezagados y a abrir los contenedores de los camiones para recoger la mercancía. Cuando estaban a punto de terminar, una ráfaga de disparos impactó contra un vehículo. Gracias a sus potentes placas de metal, no sufrió daños graves, pero el mensaje estaba claro: una advertencia para Zael y los demás.
"Tenemos compañía," dijo otro hombre.
"Jefe, debería ir a los últimos camiones. Lo alcanzaremos cuando terminemos con esto," dijo Karla, sosteniendo su potente escopeta, lista para entrar en acción. "De paso, puedes traerme un recuerdo."
"No se vayan a morir," respondió Zael, desenfundando su rifle y desapareciendo entre el humo y las llamas.
Avanzó entre el caos, sus pasos firmes pero silenciosos, como un cazador acechando a su presa. El humo negro envolvía la zona, dificultando la visibilidad, pero sus instintos eran agudos. Sabía que alguien estaba cerca. Fijó la mirada unos segundos, hasta que vio a un enorme lobo con la piel descompuesta y unas inquietantes alas mecánicas con ametralladoras sobresaliendo de su espalda.
[Se está complicando], pensó, desconfiado.
El sonido de disparos llamó su atención. No provenían del lobo mutante ni de otro monstruo, aunque sí estaban alrededor de la zona donde los exploradores arrastrados se habían topado con ellos. Los disparos eran lo suficientemente cercanos para alertarlo.
Divisó una pequeña sombra y no pudo evitar soltar una risita burlona.
[No eres muy bueno ocultándote, chico]. Alzó su rifle y disparó. Era una versión mejorada de la estándar del mercado, con acabados grisáceos y partes que brillaban con un tono neón rojizo. La bala cortó el aire, pero el objetivo se lanzó al suelo en el último segundo, rodando hacia una posición segura detrás de los restos de un camión volcado.
"No hagas esto más difícil," dijo Zael. "Entre ser devorado por una bestia o morir a mis manos, ¿cuál crees que es peor?"
El chico levantó el rifle desde su cobertura y respondió con disparos. Zael dio una voltereta, esquivando las balas. Aterrizó sobre una mano para recuperar el equilibrio y se desplazó rápidamente hacia otro vehículo en busca de protección.
[Tiene agallas], pensó con una risa sarcástica.
Se preparó para tomar la delantera, pero una pantera mecánica surgió del humo. La bestia contaba con un recolector de información en su interior, percibiendo las amenazas a su alrededor. Zael logró apartarla con una potente patada horizontal.
"Definitivamente esto se está complicando," refunfuñó, molesto.
El silbido de una bala rozó su oreja. Si no fuera por la pantera, habría perdido la cabeza al instante. Su atención se desvió hacia el chico mientras hacía fuego de cobertura con su rifle. La pantera mecánica retrocedió con rapidez, y su lomo se abrió con un chirrido metálico liberando nuevas extremidades.
El chico aprovechó el entorno para esquivar las balas, y en el proceso, esquivó de manera torpe un latigazo proveniente de la criatura. Múltiples tentáculos se movían de forma hipnótica, azotando de vez en cuando a sus oponentes.
El olor a carne chamuscada llenaba el aire. Montículos de tierra volaban alrededor debido a los combates. Los gritos de agonía, tanto de monstruos como de exploradores, reverberaban por el Páramo.
Zael mantenía la calma en el campo de batalla. Analizaba su situación y las probabilidades de enfrentarse a ambos: la criatura y el chico. Sabía que tenía lo necesario para derrotarlos, pero ninguno de los dos ofrecía una vulnerabilidad clara.
[Debe ser un explorador de rango 25], pensó fríamente. Los rangos determinaban la habilidad, tanto para sobrevivir en áreas peligrosas como para enfrentarse a las criaturas. En la zona norte, alcanzar incluso el rango 10 era considerado una hazaña. Zael rondaba el 30, por lo que sabía que debía tener cuidado.
¡Bang! ¡Bang!
Zael esquivó instintivamente los disparos. Las balas impactaron a unos pocos metros de él. La desconfianza comenzó a asomarse en su rostro mientras cerraba la distancia con el chico y evitaba a la pantera.
[¿Tiene un recolector de información? No... De ser así, ya me habría arrancado la cabeza. Y aunque sus disparos no son del todo precisos, son lo suficientemente peligrosos], reflexionó, notando que algo no cuadraba en la situación.
La pantera mecánica rugió mientras se lanzaba hacia el chico. Sus tentáculos mecanizados bloquearon las balas, impidiendo que el avance se obstaculizara. Utilizó sus potentes extremidades para un ataque vertical, resquebrajando el suelo y enviando ondas de viento que permitieron divisar al chico por un momento.
"¡¿Un niño?!" espetó, sorprendido.
Noah tenía una expresión desesperada. Selene lo había llevado al límite para sobrevivir, y la pantera resultaba ser un arma de doble filo para ambos. Sin embargo, aún podían tener la sartén por el mango.
Zael quedó en shock por un momento, pero se recompuso lo suficiente para disparar nuevamente a sus oponentes. Noah, sin embargo, logró responder con precisión, lo que le bastó a Zael para saber que no podía tomarlo a la ligera. Aunque pocos, algunos infantes en el Páramo lograban hacerse un nombre.
***
—¡Me voy a desmayar! —se quejó Noah.
—Lo estás haciendo bien —respondió Selene, levantando los pulgares y sonriendo.
—¡Mi cuerpo no opina lo mismo!
—¡Concéntrate!.
Noah tropezó con un pedazo de camión en el suelo y cayó de espaldas. Las balas que Zael había disparado pasaron por encima de él. La fuerza de la energía cinética y el sonido producido por los proyectiles al atravesar el aire lo dejaron atónito. Selene le gritó que se refugiara y se recuperara.
La pantera recibió varios impactos en sus costados. Las balas penetraron parte de su organismo, derramando piezas mecánicas y un líquido viscoso de color desconocido. Noah, guiado por Selene, no perdió tiempo y acribilló a la criatura, pero los tentáculos se interpusieron en su camino. La pantera decidió desaparecer entre el humo, buscando recomponerse.
[¡Qué molesto!], se quejó internamente por la pérdida de tiempo valioso.
Un proyectil rozó su mejilla, atrayendo su atención hacia el lugar donde Zael se había refugiado. Noah podía ver en todo momento la posición de su oponente, pero Selene le advirtió, de manera severa, evitar un enfrentamiento directo.
Carecía de la mitad de la experiencia y capacidad de Zael, por eso no había logrado realizar un disparo certero; no estaba acostumbrado a un combate tan intenso.
—Me queda poca munición —dijo Noah amargamente, sacando la caja de medicinas y terminando de tragar las últimas pastillas. —Ya no me queda nada para seguir el ritmo.
—El siguiente round es el último. ¿Estás listo? —Selene lo miró preocupada.
—Acabemos de una vez con esto.
Selene había retirado las restricciones físicas del cuerpo humano, ordenando al cerebro de Noah que se encontraba en un peligro absoluto. Cuando es cuestión de vida o muerte, el cuerpo emplea lo necesario para mantener al sujeto con vida, lo que había permitido a Noah actuar más allá de su rendimiento normal.
—Aquí viene —dijo Selene, sonriendo.
Zael se abalanzó sobre Noah, buscando obtener la ventaja. Estaba a cubierto, sin visión de su oponente, apostó por tomarlo por sorpresa, pero la sartén dio vuelta a la tortilla. Noah apareció por encima del camión con un salto, preparado para contraatacar.
[¡Mierda!], pensó Zael, preparándose para esquivarlo.
Noah sonrió de manera enfermiza antes de apretar el gatillo. El arma rugió de forma estruendosa. El mundo pareció ralentizarse para ambos. Zael, en su estado de alerta extrema, logró hacerse a un lado, apoyándose en el retroceso de su arma.
En cámara lenta, Noah se frustró al ver cómo su oponente había logrado sobrevivir a ese disparo. La adrenalina recorría sus venas. El entorno parecía distorsionarse, y un leve pitido resonaba en sus oídos. Siguió las indicaciones de Selene para aterrizar perfectamente. En ese estado, sintió la vibración de sus pies al tocar el suelo y cómo se distribuía la fuerza a través de sus extremidades.
—Corre hacia él —dijo Selene, en ese mundo ralentizado.
Noah cerró la distancia en cuestión de segundos. Sus pantorrillas ardían, sus cuádriceps estaban completamente tensados, pero no permitió que le afectara. Incluso el dolor parecía transmitirse en cámara lenta.
Zael trató de apuntarle con su arma, pero Noah llegó justo a tiempo para patearla de sus manos. Estaba a punto de ponerlo en la mira con su rifle, pero Zael hizo un barrido con sus piernas, derribándolo y apartando también su arma.
Recordó el entrenamiento cuerpo a cuerpo con Selene y, con algo de torpeza, logró recomponerse, esquivando el pisotón que casi le aplasta la cabeza.
"Nada mal para un niño," dijo Zael en tono socarrón. "¿Cuánto te pagan por esto?"
El mundo volvió a la normalidad. Noah se tambaleó ligeramente, sosteniéndose la cabeza con una mano debido al fuerte dolor que lo asaltaba en ese momento.
"Ya lo veremos cuando regrese," respondió Noah, con el mismo tono burlón.