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Chapter 5 - Sombra y Secuencia

Dentro de una instalación abandonada, en la enorme sala principal, se encontraban restos de maquinaria desconocida y partes de robots corroídos y mutilados. En el centro, había un contenedor sellado, protegido por capas de vidrio reforzado y metal antiguo. 

Una amalgama gelatinosa se movía de manera hipnótica en su interior. Tenía demasiada hambre, llevaba años, milenios, siglos encerrada... Golpeaba el cristal sin generar daño alguno, y así estuvo durante toda su existencia. 

El sonido de disparos, gritos y el impacto de un proyectil abrieron una grieta en su prisión. A través de ella, pudo escapar, deslizándose al exterior como una mancha viva. Había caos a su alrededor. El estruendo de los guardianes mecánicos reducidos a chatarra lo llamaba, junto al aroma de la sangre. Avanzó unos pocos metros hasta encontrar el cadáver de un soldado con el uniforme de Atlas. Empezó a sumergirlo en su interior para devorarlo. 

La criatura siguió avanzando, tragando todo lo que hubiera en su camino: cuerpos, robots, escombros, proyectiles. Todo desaparecía en sus entrañas, hasta que, en un punto, sufrió una mutación. 

Pequeñas extremidades humanas brotaron de su cuerpo, con placas mecánicas incrustadas a la fuerza. Encontró cadáveres de bestias orgánicas, los cuales contribuyeron a su siguiente transformación. Cada fragmento consumido lo hacía más fuerte, más consciente. 

"Buscar... Destruir... Devorar... Consumir," murmuró, con una voz que parecía resurgir de las profundidades de la tierra. 

De pronto, un sistema de seguridad, diseñado para imponer órdenes a las criaturas mecánicas del viejo mundo, intentó tomar el control frente a su hambre voraz. Se agitó, retorció y resistió, empujando con toda la fuerza de las vidas que había absorbido. Logró silenciarlo, pero algo se instaló en su conciencia. 

Encontrar a sus creadores. Sin importar el método ni el sacrificio, debía hallar a quienes le dieron origen, nada más. Los recuerdos de las personas devoradas le otorgaron una ubicación, y en un frenesí, atravesó los muros de la instalación hasta llegar al exterior, corriendo hacia el límite entre la zona norte y la sur. 

"Yo... Ser... Dios... Nuevo... Mundo...", pronunció, cada palabra más clara que la anterior. 

Una mezcla letal de astucia humana, eficiencia mecánica y hambre bestial marcaba cada paso que daba, dejando un rastro de devastación en el Páramo. 

 

*** 

"Eso fue un infierno", se quejó un soldado de Atlas. "Menos mal que venimos preparados." 

"Espero que la paga sea buena", añadió otro. "Esta ruina casi choca con la zona oriental peligrosa. Si uno de esos titanes llega a aparecer, éramos presas fáciles." 

"¿Qué opinas, Paul?", preguntó un soldado, fijándose en el compañero que tenía sentado al lado. "¿Crees que Cynthia nos ayude con eso?" 

Su mirada mostraba el cansancio de la misión. Su cabello plateado ondeaba con el viento, y sus ojos grisáceos se posaron en el hombre. Su armadura estaba marcada con unos logotipos. Uno de ellos representaba un cuchillo atravesado por un rayo, símbolo de la fuerza Delta de Atlas. A su lado estaba el número 76. 

"Tal vez", respondió Paul. "Lo último que supe es que ahora tiene un problema entre manos. Hasta el punto que tengo que acompañarla por si las cosas se tuercen." 

"Suena engorroso", dijo uno de los soldados. 

Paul asintió mientras soltaba un suspiro profundo. El grupo regresaba a la Ciudad de Ohara. Su objetivo era asegurar ciertas reliquias encontradas en una ruina recién descubierta. Atlas se especializaba en la exploración y el dominio de las zonas inexploradas, lo que había permitido el desarrollo de la civilización sin mayores contratiempos. La fuerza Delta era el mayor orgullo de la compañía. 

Actualmente, se encontraban en una situación difícil. En un intento de avanzar más allá de la zona oriental, impulsado por el gobierno, varias organizaciones se vieron involucradas, lo que resultó en la muerte de alrededor de 40,000 integrantes del asalto. 

[Me pregunto si lo estará manejando bien], pensó Paul con preocupación. Cynthia fue la persona que le permitió abandonar las calles y, a cambio, la ayudó a establecer un rol importante en la compañía. Le preocupaba la situación en la que ella se encontraba, tan peligrosa como para necesitarlo. 

"La zona norte... Allí se encuentra Hyperion", murmuró para sí mismo. Comenzó a llenarse de emociones negativas. Un movimiento en falso y podría haber un conflicto de gran escala. 

*** 

Noah se encontraba en la ruina de Zaira, el lugar donde había hecho su primera expedición. Solía ser una zona altamente poblada y con gran influencia comercial en la última civilización en desaparecer. Por ello, los monstruos que la custodiaban eran bastante formidables. En las áreas más externas, los exploradores podían recolectar reliquias con bastante facilidad, pero si intentaban adentrarse sin el equipo adecuado, terminaban por ser interceptados por las criaturas. 

Habían pasado unas cuantas semanas desde la emboscada al convoy. Como recompensa por la solicitud, su rango aumentó hasta el 18 y recibió 6.000.000 de kronos como pago. Tanto Noah como Nari, al ver la cantidad en la cuenta bancaria, terminaron por irse de espaldas de la sorpresa. 

Noah aprovechó para comprarle el vestido que le había prometido a Nari, y de paso, mejoró su equipamiento para seguir adentrándose en los terrenos desconocidos de las eras antiguas. 

Su nuevo traje mantenía el diseño anterior, pero ahora tenía mejores capacidades que se notaban a simple vista. Su tejido era liso, pero resistente, con ligeros matices hexagonales en el diseño. El chaleco era de un tono negro azabache y tenía bastantes bolsillos para llevar su medicina. En una parte de este, se encontraba una pequeña terminal que le permitía acceder a un campo de fuerza de baja energía para resistir proyectiles de baja potencia. Desde el antebrazo hasta el final de su mano, se extendía un exoesqueleto protector capaz de resistir el retroceso de su rifle o ejecutar un potente puñetazo. 

—¿Cómo lo he estado haciendo? —preguntó Noah. 

—Por ahora, has cometido un 40% de errores —respondió Selene—. De igual manera, lo estás haciendo bien en comparación de los primeros intentos. 

Se encontraba en el entrenamiento de recolectar reliquias. Debía moverse con extrema cautela, elegir las zonas que revisaría, posibles rutas de escape o de respuesta en caso de emboscada. También realizó prácticas de tiro contra los monstruos. Ya se encontraba más allá de donde vino por primera vez, lo que le permitió adquirir mayor experiencia, pero sin adentrarse demasiado. 

[Sigue siendo bastante], pensó con tristeza. Sabía que el haber llegado tan lejos, a pesar de sus numerosos errores, se debía a Selene. Ella le ayudaba a evitar encuentros fatales con enemigos, y aunque tenía ciertas limitaciones, dependían del recolector de información que compró por orden de su compañera.

—No te preocupes —tranquilizó Selene con una sonrisa—. Estás mejorando, y la conexión entre nosotros también. Pronto podré ayudarte con mayor capacidad. 

—Lo espero con ansias —dijo Noah, igualando su expresión, pero con pequeños rastros de tristeza. 

Revisó su mochila. Había logrado reunir unas reliquias de aspecto caro en el edificio en el que estaba, lo que ayudó a mejorar su estado de ánimo. Selene no podía apoyarlo con la búsqueda de objetos; eso dependía completamente de las habilidades de Noah, pero sí podía ayudarle con su valoración en cierta medida. 

—¿Crees que obtendré bastante dinero? 

—No esperes igualar el valor de la misión del convoy —respondió Selene, flotando a su lado—. Si quieres conseguir esa misma cantidad, deberás ir a las profundidades, pero no lo recomiendo. 

Noah asintió en comprensión. Sabía que sus habilidades seguían sin ser suficientes, y Selene había expresado encarecidamente que necesitaba un traje corporal aumentado para sobrevivir, sumado a un rifle del mismo nivel tecnológico. 

El equipamiento de los exploradores es variado, dependiendo de sus preferencias, aptitudes y el capital necesario para su adquisición. La ropa de Noah podría considerarse aumentada para el promedio. Ofrecía un pequeño aumento de fuerza y el soporte necesario para llevar armas potentes. Pero los trajes aumentados cubrían a su usuario con materiales y tecnología avanzada, brindándoles acceso a una fuerza sobrehumana y ametralladoras capaces de perforar las placas de metal más resistentes. Para cualquier explorador de rango alto, seguiría siendo necesario tener esos trajes para no ser considerado un novato, aunque se haya gastado millones. 

Salió del edificio y se disponía a regresar a la ciudad hasta que Selene lo detuvo. 

—¿Pasa algo? —preguntó Noah, extrañado. 

—Allí —contestó, señalando un edificio—. Aún queda bastante espacio, y si mi corazonada es correcta, podré beneficiarme también. 

Noah arqueó una ceja y miró el lugar que indicaba su compañera. Se encontraba chocando los límites entre el interior y el exterior de la ruina; con eso bastaba para saber que habría enemigos peligrosos. Una espesa niebla cubría gran parte de la edificación, pero se podía ver que tenía alrededor de 70 pisos, sin contar los que estaban tapados. La fachada estaba recubierta de un metal grueso azulado, y contrastaba con el paisaje. Estaba en mejor estado que las otras estructuras. 

—Huele a peligro —dijo Noah con desconfianza—. Probablemente tenga reliquias valiosas, pero no me quiero imaginar las criaturas que lo deben habitar. 

—Oh, vamos, no te preocupes, sigue estando entre los límites aceptables —contestó Selene con un tono burlón—. Podrías catalogarlo como la zona media. Habrá desafíos, pero podrás manejarlo. La medicina que compraste debería bastar, y si se complica mucho, podemos retirarnos. 

Noah dudó en dar un paso al frente. Confiaba en Selene; era parte de su trato, pero no podía confiar en sí mismo para cumplir las expectativas. Su lucha contra Zael lo había dejado marcado. Aunque pudo recomponerse lo suficiente, temía acabar en un conflicto de una escala mayor y terminar fracasando. 

Selene podía intuir sus pensamientos y decidió brindarle un impulso. 

—¿Recuerdas por qué empezaste esto? —preguntó con un tono más serio, desvaneciendo su sonrisa burlona—. No fue solo por el dinero, ni las reliquias. Querías dejar de sobrevivir, ¿no es así? 

Él la miró en silencio. Apretó los puños al escuchar sus palabras. 

—Durante nuestro tiempo entrenando, me dijiste que querías alcanzar esa luz que tanto has admirado de lejos —continuó, flotando frente a él—. Lo entiendo, fallar asusta. Pero no mejorarás si sigues quedándote en el mismo lugar. Para llegar a la zona oriental, deberás enfrentar situaciones mucho más estresantes. 

Selene se inclinó hacia él, su mirada carmesí brillando con intensidad. 

—Yo no puedo caminar por ti, pero puedo iluminar el camino. Si tienes miedo, lo acepto. Si dudas, también. Pero nunca debes olvidar que no estás solo. Eso sería en lo único que podrías decepcionarme. Si no puedes poner esperanzas en ti mismo, confía en mí, que yo lo haré por ti. 

Noah bajó la mirada por un momento, mordiéndose el labio inferior. Las palabras de Selene resonaban con fuerza. Por un instante, recordó las noches en las que soñaba con el brillo de la ciudad de Velt en la distancia, deseando un futuro en el que no estuviera atrapado en el pasado. 

Respiró hondo y luego su expresión se tornó en una mirada determinada. 

—Está bien —dijo con una sonrisa confiada—. Marca el camino, pero si las cosas empeoran, me retiro inmediatamente. 

—¡Conquistemos ese lugar! —dijo Selene, activando la RA en el cerebro de Noah para comenzar su nuevo desafío. 

 

*** 

¡Bang! ¡Bang! ¡Bang! 

Los disparos resonaron en el interior. 

El lugar estaba oscuro, pero gracias a Selene no representaba ningún problema. Partes mecánicas, huesos y chatarra estaban dispersos por el suelo. El aire era denso, cargado con una gran variedad de olores mezclados. 

—¡Nada mal! —felicitó Selene. 

—Gracias —contestó Noah, avergonzado. Selene le ofreció una sonrisa pícara. 

Nada más ingresar, fue recibido por drones de seguridad. Sus sensores estaban defectuosos, lo que provocaba que sus ataques no fueran precisos al no percibir correctamente el entorno. Sus movimientos eran erráticos, y aunque venían en grupo, no supuso un gran desafío para el chico. 

Junto a las sesiones nocturnas y las expediciones, su habilidad había crecido lo suficiente como para hacer valer su rango actual. Su crecimiento fue exponencial, mayormente por la asistencia de Selene, pero la capacidad de adaptabilidad de Noah también jugaba un papel importante. La tasa de supervivencia para los niños en los barrios pobres de cualquier ciudad era extremadamente baja. Por el tiempo que permaneció en ese ambiente, podía cumplir con las expectativas del entrenamiento, pero su compañera nunca se lo decía. 

Empleó lo aprendido para elegir su ruta hacia arriba. Evitó pasillos sin salida, zonas de emboscada y áreas que le impidieran emplear su arma si el lugar se estrechaba. Se encontró con algunos lobos mecánicos, pero logró abatirlos con un solo cartucho. Ya tenía cierta experiencia como para no ser intimidado por ellos. 

[Está siendo bastante fácil], pensó preocupado. Dudaba de su habilidad, y daba el mérito de sus hazañas a que los monstruos se encontraran en pésimo estado. Avanzó hasta el décimo piso, recolectando reliquias que no estropearan sus movimientos. 

—Ten cuidado a partir de aquí —aconsejó Selene. Se limitaba a solo ofrecer asistencia con las trayectorias de tiro. Noah podía moverse a su antojo, y si se adentraba en un espacio peligroso, ella le daba una ruta con la RA para alejarlo. Buscaba fortalecer sus sentidos, juicio y percepción del peligro. 

—Entendido —respondió, apretando su rifle. El sudor bajaba por su frente. Tener tantos aspectos en cuenta mermaba su estado mental. La actividad física al luchar empezaba a acumularse. Si sus oponentes viajaban en solitario, estaría en mejor condición, pero al esquivar balas, zarpazos o poner distancia, sus músculos ardían y su respiración se volvía cada vez más pesada. 

Cuando cruzó el umbral de las escaleras, instantáneamente se dibujó una línea roja en su visión a través de la RA. Inclinó su cuerpo sin reducir la marcha, se apoyó en sus manos para evitar caer hacia adelante y puso distancia entre él y la zona marcada. Giró sobre su propio eje y apuntó con su arma hacia su oponente. 

Una araña híbrida había lanzado un corte horizontal en la zona roja. Su cuerpo tenía placas de metal incrustadas, y en las áreas carnosas, sus órganos sobresalían y colgaban recubiertos de un tejido viscoso. Sus patas eran un exoesqueleto mecánico con pequeños orificios, de los que sobresalían agujas. El lugar donde se ubicaba la cabeza tenía una forma humana contorsionada de dolor. Tenía ocho ojos, pero la mitad del lado derecho de su rostro estaba derretido. 

—¿¡Qué es esa cosa!? —dijo asombrado y nervioso. 

—Es un experimento fallido —contestó Selene con su tono habitual—. Las zonas militares de las civilizaciones pasadas cuentan con laboratorios capaces de crear a las criaturas que ves rondando por las ruinas. 

—¡Eso es increíble! Y aterrador —espetó Noah, esquivando un ataque del monstruo—. ¿Alguna idea de cómo matarlo? 

La araña cerró la distancia de manera agresiva. Alzó sus patas delanteras para realizar una punzada descendente. Noah hizo una voltereta hacia atrás, apoyándose en una mano mientras disparaba con la otra. Gran parte de su fuego chocó con las placas y las paredes de la zona. 

[¡Mierda!], se quejó internamente por su patético intento. El suelo se resquebrajó por el impacto de las extremidades, levantando polvo y escombros que salieron volando por todo el espacio. 

El ceño de Noah se frunció al ver la fuerza de su oponente. Chasqueó la lengua y se dispuso a poner distancia, manteniendo el fuego de su arma. La criatura lo persiguió por todo el piso, azotando y destrozando su alrededor. El chico esquivó como mejor pudo, podía sentir cómo la onda de choque lo empujaba hacia adelante. 

—En los próximos 3.8 segundos dispararás a una de sus patas —ordenó Selene. 

¡Bang! 

Apretó el gatillo siguiendo sus indicaciones. El sonido del arma reverberó por el espacio cerrado, y la bala atravesó con fuerza el aire para impactar en una articulación que conectaba con una extremidad trasera. Con un chillido metálico, la araña se tambaleó, perdiendo impulso. Se recompuso torpemente y se inclinó hacia adelante, levantando su área trasera en el proceso. 

—Oh, oh... —dijo Selene de manera socarrona, señalando con su dedo índice las escaleras del siguiente piso. 

—¿Oh, oh? —repitió Noah, tragando saliva, notando lo que iba a tener que hacer. 

Selene le indicó que corriera, utilizando todo lo que pudiera como cobertura. Con un estruendo, la cola de la criatura comenzó a girar, y su velocidad aumentaba con cada segundo. En un instante, un agujero se abrió en la punta, disparando innumerables proyectiles que destrozaron el entorno por completo. 

[¡Oh, cielos! ¡Esto debe ser una broma! ¡Ya decía yo que estaba siendo fácil!] 

Las balas zumbaron a su alrededor. Las partes de las paredes, desmoronadas por los impactos, lo cubrían de polvo. El sudor frío bajaba por su columna vertebral, mientras los destellos de las balas iluminaban suavemente el lugar. Corrió con todas sus fuerzas para llegar a su destino. 

—Noah, ¿confías en mí? —preguntó Selene con una mirada seria. 

—¡Por supuesto! —respondió desesperado. No tenía la cabeza para darle vueltas a la pregunta en su situación. —¡Haré caso a todo lo que digas! 

Selene sonrió, una expresión que parecía decir que no podría arrepentirse ahora. Las figuras en la RA cambiaron, señalando un nuevo curso de acción. Reuniendo determinación en su interior, Noah se centró en lo que debía hacer. 

La araña aceleró el paso y, en un parpadeo, ya estaba al alcance de sus patas. El mundo volvió a deconstruirse y reconstruirse en ceros y unos. Todo pareció ir en cámara lenta. Un dolor agudo, acompañado de una sensación adormecedora, llenó su cerebro. 

[¡Como aquella vez!], pensó entrecerrando un ojo por el dolor, pero intentando aferrarse a lo que sentía. 

Cuando llegó a las escaleras, se desvió rápidamente hacia la pared de al lado. La araña había cesado el fuego, se había quedado sin munición y optó por intentar perforarlo. La distancia entre el objetivo de cada uno estaba al alcance. 

—¡Ahora! —dijo Selene, flotando a su lado. 

De los agujeros del monstruo, salieron disparadas unas agujas, cada una unida a un pequeño cable de seda. Noah corrió, apoyó sus pies sobre la pared para caminar sobre ella, estando perpendicular al suelo. Usó al máximo la fuerza de su ropa militar para realizar una voltereta y esquivar el ataque de la araña. 

[¡Casi muero!] 

Sosteniendo su rifle con fuerza, aterrizó sobre el lomo de la criatura, alineó la trayectoria como le indicó Selene y, apretando el gatillo, corrió sobre ella hasta llegar a su cabeza y vaciar el cargador. Las balas a quemarropa perforaron las placas, desgarraron la carne y perforaron sus órganos. El cráneo de la criatura se convirtió en una amalgama de masa viscosa, mientras los sesos salpicaban por doquier.

El olor a podredumbre llenó el ambiente junto al de la sangre que gorgoteaba de su cuerpo. La araña se tambaleó hasta caer con fuerza. Noah jadeaba mientras se apoyaba en su rifle para mantenerse de pie. La adrenalina abandonaba su cuerpo, y el mundo volvía lentamente a la normalidad. 

—Lo hiciste bien —dijo Selene con una sonrisa radiante. 

"Gracias," jadeó Noah, soltando un suspiro. 

Bajó del lomo de la araña y se recostó en una pared cercana. Sacó una caja de medicinas del chaleco, tomó unas cuantas píldoras y las guardó. Miró el cadáver de su oponente y forzó una sonrisa amarga. 

—¿Sucede algo? —preguntó Selene. 

—Nada, solo... fue un aumento de dificultad que no me esperé —respondió Noah, respirando profundamente para recuperar la compostura. 

Selene le ofreció una sonrisa de consuelo y le aconsejó que tomara un descanso. Aprovechó para hacerle algunas preguntas a su compañera sobre lo sucedido. 

Cada criatura del Páramo, ya sea biológica, mecánica o híbrida, tenía su función para las civilizaciones antiguas. Por supuesto, terminaron siendo víctimas de sus propias creaciones; el ser humano no conoce límites respecto a su codicia. Así fue como empezaron a caer una a una, hasta formar la humanidad de hoy en día. 

Con el paso del tiempo, las bestias interactuaron con compuestos desconocidos o quedaron atrapadas en el proceso de las fábricas aún activas. Su genética terminó siendo alterada hasta un punto en el que podían adaptarse al entorno que las rodeaba. Se dice que existen autómatas humanoides que siguen manteniendo sus funciones, como la primera vez que fueron creados, manteniendo el suministro de reliquias de las ruinas o desarrollando nuevas medidas de seguridad para las mismas. 

—¿Y qué función tenía esa cosa? —preguntó Noah señalando a la araña. 

—En un principio, un prototipo hecho para cavar y construir caminos subterráneos —respondió Selene. 

Noah miró incrédulo el cadáver. 

—¿Eso...? 

—Sí —dijo Selene con una sonrisa. 

—Parece más bien un arma de guerra —dijo Noah con una mueca. —Y dices que incluso ellos cedieron ante sus creaciones. Bastante irónico, ¿no? 

—Bueno, hay bastantes detalles dejados de lado, pero no tiene nada que ver contigo, así que no te preocupes. 

—¿La humanidad actual podría terminar igual? —preguntó Noah por mera curiosidad. 

—Por supuesto, en unos 200 años o incluso más se sumarían al concepto del viejo mundo —respondió Selene, indicándole que ya era el momento de continuar su camino. 

Noah se levantó del suelo, se limpió el polvo de encima, colocó su rifle sobre su espalda y caminó hacia las escaleras del siguiente piso. Aunque fue un combate duro, no era suficiente como para tener que retirarse en ese momento. 

—Es así, bueno, me alegra estar muerto para entonces. No tengo ganas de vivir el apocalipsis —dijo Noah en un tono neutral. 

—Lo que haces no es muy diferente —mencionó Selene con una sonrisa irónica. 

Noah respondió con lo mismo, mientras subía para enfrentarse a los próximos desafíos. 

 

*** 

"¿Qué opinas?", preguntó un trabajador de la ciudad de Velt. 

"Definitivamente, no se ve nada bien," respondió otro. 

Se encontraban en los límites entre la zona norte y sur. La noticia de un descubrimiento de una ruina inexplorada se había propagado rápidamente, y el gobierno había ordenado a la dirección de todas las ciudades cercanas que se encargaran de la información. El objetivo era determinar si la ruina podría ser una fuente de ingresos viable para el avance de la humanidad. 

"Qué dolor de cabeza," mencionó el trabajador. 

Gracias al apoyo de las principales compañías e industrias, se logró establecer una base temporal cercana al lugar. En un principio, todo estaba controlado, y lograron adentrarse lo suficiente como para conseguir algunas reliquias, descubriendo que se trataba de una vieja instalación militar cuyos sistemas de fabricación probablemente seguían en funcionamiento. 

Pero recientemente, el comportamiento de las criaturas en las cercanías se había vuelto agresivo, y algunos soldados habían desaparecido. La zona norte estaba tomando medidas para encargarse de la situación, pero si la cosa continuaba, tendrían que pedir ayuda. 

"¿Deberíamos hacer una petición obligatoria a la sede?", preguntó el compañero, limpiándose el sudor de la frente. 

"Veamos si podemos hacer algo primero," respondió el trabajador. 

Ambos observaban con el ceño fruncido el cuerpo de una bestia cuadrúpeda voladora. La zona de su vientre estaba abierta de manera grotesca, como si algo hubiera estallado desde el interior, matándolo o intentando escapar. 

[¿Qué demonios sucede con esta ruina?], pensó, preocupado, mientras usaba su tableta para tomar evidencias de lo sucedido. A su alrededor, había más criaturas muertas con las mismas características. 

 

*** 

Más allá de la base temporal, un ser humanoide caminaba con pasos pesados. Estaba encorvado y arrastraba con un solo brazo el cadáver de un soldado de Hyperion. Algunas partes de su torso aún mantenían un aspecto gelatinoso, pero en su interior se podía ver el desarrollo de sus órganos. 

"S...Sis... Sistemas restaurados", murmuró el humanoide, mientras sufría ligeras convulsiones. "Memoria... Incompleta." 

Levantó al soldado, y de su estómago se formó una boca grotesca. Dientes como cuchillos afilados y una lengua metálica se apresuraron a reducir a pequeños trozos a su víctima. Los recuerdos del soldado llenaron su mente, y de él adoptó un nombre y un comportamiento. 

"Kri... Krie... Kriegma", dijo con voz imponente. 

Los dedos de sus manos se deformaron, transformándose en garras. Las clavó en la pared de la ruina militar y, con destreza, comenzó a escalar el lugar. Desde que salió al Páramo, solo se había concentrado en saciar su hambre, hasta que fue devorado por una criatura que lo llevó hasta ese lugar, mientras la mataba desde dentro. 

"Más... Evolución... Salvador... Más..." 

El sistema de seguridad sonó dentro de la instalación, seguido de chillidos, cortes y disparos. 

*** 

Noah llegó finalmente al piso 30. Logró escabullirse con la ayuda de Selene para evitar conflictos devastadores. En el camino, preguntó por qué necesitaban subir para mejorar su conexión. 

—Tu cerebro no tiene las mismas capacidades que el de mis creadores —dijo Selene, señalando con la RA un camino para evitar más drones de seguridad—. No tienes ni siquiera el nivel de un infante de la época antigua. 

—¿Gracias? —respondió Noah, algo molesto. 

—No tienes por qué molestarte por eso. Lo importante es que estás limitado, y lo que hay en el piso 60 de este lugar tiene la solución. 

—¡¿60?! ¡¿Me van a dar un cerebro nuevo al subir?! —exclamó Noah, impactado. 

—Algo así —contestó Selene, divertida por su reacción—. Pero no te preocupes, apenas estamos tanteando el terreno y tus capacidades para una próxima vez. Aunque si quieres seguir, no me opondré, pero no cuentes con volver completo. 

—No gracias. 

—¡Qué lástima! —dijo Selene con una sonrisa que indicaba que esperaba esa respuesta. 

Noah avanzó hasta doblar un pasillo, pero frenó en seco. La expresión de Selene se tornó seria. Los nervios empezaron a aflorar en Noah al notar el comportamiento de su compañera; no la había visto de esa manera hasta ahora. 

—Supongo que hasta aquí llegamos —dijo Selene, dándose la vuelta. 

—¿Eh? ¿Por qué? —preguntó Noah, mirando fijamente la enorme puerta blanca al final del piso. 

En ese instante, su visión se desdibujó hasta terminar mostrando lo que había al otro lado. El espacio era amplio, sin ningún tipo de decoración, salvo la figura que se encontraba en el centro, observando la puerta. Un enorme robot mecha. Su torso ancho contrastaba con sus piernas de articulación invertida. Sus brazos eran cortos, pero con múltiples cañones instalados. En su espalda se desplegaban varias vainas con ojivas listas para ser disparadas. 

El color abandonó el rostro de Noah. Su corazón latía con fuerza y no pudo mover un solo músculo en presencia de aquella criatura imponente. De repente, dejó de ver a través de la puerta y se giró hacia Selene, quien flotaba a su lado. 

—Eso es un patrullero —comentó Selene con seriedad—. El hecho de que esté vigilando el lugar significa que, a partir de aquí, entramos en áreas empresariales restringidas. No ha disparado porque no hemos cruzado el límite permitido. 

—Aquí es donde retrocedemos —repitió Noah, girando sobre sus talones. Podía sentir cómo el aire comenzaba a volverse frío. 

—Me parece bien —dijo Selene, volviendo a sonreír—. Cuando consigas un mejor equipo y te hayas vuelto más fuerte, volveremos a intentarlo. 

[¡No gracias!], se quejó internamente. 

—¿C...Cómo sabías que esa cosa estaba ahí? —preguntó, intentando desviar el tema. 

—Oh, eso es sencillo. Por la evolución de cada criatura, tienen dentro de sí algún elemento que las conecta con la red de información de las civilizaciones pasadas, algo así como el internet que maneja la humanidad actual —explicó Selene—. Puedo saber quiénes están enlazados con la red. Además, los datos flotan por todo el mundo. Gracias a mis capacidades y diseño, puedo aprovechar esto para ofrecerte una asistencia en batalla. 

—Oh, sorprendente —dijo Noah, sinceramente impresionado, aunque no comprendiera del todo. Recordó la sensación que tuvo con Zael y la araña—. ¿Crees que eso tenga que ver con lo que te dije? 

Selene permaneció en silencio durante unos segundos, sin cambiar de expresión. Internamente, estaba analizando los pros y los contras de contarle a Noah sobre la habilidad. Concluyó que no le haría daño saberlo. 

—Probablemente. Me dijiste en el entrenamiento que veías números por doquier, y que eras consciente de cualquier mínimo detalle de lo que te rodea —dijo Selene, y luego añadió con seriedad—. Noah, eso es llamado la Primera Secuencia. Es una respuesta automática del cerebro, pero mejorada con los conceptos de la época antigua. 

"Primera secuencia," susurró Noah, sin comprender a qué se refería. 

Era un proceso en el cual las áreas cerebrales reaccionaban a un estímulo. Los canales neuronales interactúan y procesan la información para actuar en consecuencia. La cápsula inyectable que tomó contenía bastantes nanomáquinas y chips que debieron detectar que le faltaban los componentes para acceder a la red, empleando parte de sus esfuerzos para arreglar el problema, aunque de manera parcial. 

Como si fuera una máquina, recibe, lee y analiza perfectamente todo lo enviado por los estímulos sensoriales, dando así el mejor curso de acción. Acceder a esta habilidad permite percibir cualquier cambio minúsculo en el aire, hasta ser capaz de detectar la cantidad de gotas que caen en una lluvia. 

—Pero debes tener cuidado, Noah. Tu cerebro no se desarrolló inicialmente para emplear la Primera Secuencia —advirtió Selene—. El dolor agudo es una advertencia de la sobrecarga que estás experimentando, y no puedo ayudarte demasiado si nos encontramos en una situación donde tengas demasiada información que procesar. 

—¿No la debería usar? —preguntó, con tristeza. Incluso sus limitaciones físicas retrasaban el apoyo de Selene. 

—Con moderación, durante pequeños momentos. Pero su capacidad total solo como último recurso —dijo Selene, acercándose a él—. Los números que percibes son la red de información, y que reconstruyan lo que ves es un intento de tu cerebro para evitar un derrame. Prométeme que no la usarás imprudentemente. 

—Lo prometo —dijo Noah con seriedad.