Noah caminaba por las calles de los barrios bajos. Regresó victorioso de la ruina de Zaira y vendió las reliquias que había recolectado. Estaba de buen humor, y esto se reflejaba en su rostro mientras le daba un mordisco a la hamburguesa que comía.
—Hoy fue un día bastante agotador —dijo Noah, saboreando la jugosa carne.
—Pero valió la pena —comentó Selene, flotando a su lado.
Noah asentía al mismo tiempo que procedía a darle un bocado al sándwich que llevaba en la otra mano. Esbozó una sonrisa a su compañera, que claramente decía que todo había valido el esfuerzo. Selene soltó una pequeña risita.
Al llegar a la entrada del hotel, Nari lo esperaba afuera. Al verlo, caminó hacia él dando pequeños saltos. Noah se fijó en ella, notando lo mucho que había cambiado desde que solían vivir de otra manera.
El vestido violeta que llevaba resaltaba el brillo de su piel, ahora mucho más sana y luminosa. Su cabello caía suelto sobre sus hombros, con una horquilla sosteniendo un mechón a un lado.
"¿Qué te parece?", preguntó Nari, girando ligeramente sobre sus talones para que pudiera apreciar su vestido. Una sonrisa tímida asomaba en sus labios, pero sus ojos avellana destilaban entusiasmo.
Noah se rascó la nuca, algo incómodo, pero sonrió.
"Te ves increíble," respondió, tratando de ocultar su vergüenza.
Emocionada, Nari tomó su mano y empezó a arrastrarlo por las calles. Ocultó el rubor en sus mejillas mientras pensaba emocionada en la cita que iban a tener. Selene silbó con una sonrisa pícara, y Noah le lanzó una mirada molesta sin que Nari se diera cuenta.
Después de recibir la recompensa por la misión del convoy, ambos salían de compras con el dinero que Noah había comenzado a reunir con sus expediciones. Se abastecían de comida, ropa o equipamiento de exploración. Esa noche, Nari dirigía la velada, y estuvo impaciente por el momento.
Noah la observó a medida que se dejaba llevar. Sus mejillas sonrojadas eran evidentes, lo que provocó una sonrisa en él por su entusiasmo.
"¿A dónde vamos exactamente?", preguntó Noah, curioso.
"Es una sorpresa," respondió Nari, con tono alegre y juguetón. "Ya lo verás."
A medida que avanzaban por el distrito comercial, Noah agarró su mano, entrelazando sus dedos con los de ella. Nari le lanzó una mirada sorprendida, pero feliz, y apretó suavemente en respuesta. Su corazón comenzaba a acelerarse.
—¿Y la mía? —dijo Selene a su lado, burlándose.
—Cállate.
—¿Por qué eres tan malo conmigo? —preguntó Selene, fingiendo estar ofendida.
—Solo te burlas de mí —refunfuñó Noah. Selene se rió divertida.
Noah se fijó en Nari nuevamente. Un torrente de emociones llenó su pecho, elevando el calor en su cuerpo y aumentando el rubor en su rostro.
"Te ves hermosa, Nari," dijo, sin pensarlo demasiado.
La expresión de Nari cambió por un segundo, su rostro iluminado por la felicidad. Le dio una sonrisa a Noah que le hizo sentir como si el mundo entero se hubiera detenido.
"Gracias, Noah," respondió con una voz suave, pero cargada de emoción. Luego, sin previo aviso, se acercó un poco más a él y apoyó su cabeza en su hombro, un gesto tierno que provocó que Noah sonriera aún más.
El bullicio de la ciudad desaparecía lentamente a su alrededor. Era solo él y ella, en su pequeño rincón, con la sensación de que todo lo que realmente importaba estaba en ese instante.
Selene flotaba detrás de ellos con una expresión difícil de descifrar. Analizaba el nivel de amenaza que representaba la existencia de Nari en relación con su objetivo.
***
El sol estaba en su punto más alto sobre las ruinas de Zaira. Noah entrenaba como de costumbre: inspeccionaba edificios abandonados, recolectaba algunas reliquias y enfrentaba varias criaturas en el proceso.
—¿Cómo lo hice? —preguntó, disparando un proyectil directo a la cabeza de una bestia cuadrúpeda.
—En exploración has mejorado un 70% —comentó Selene, flotando a su lado—. En combate, alcanzaste un 50% de mejora. Aún queda mucho margen para progresar, pero no te desanimes. Cuanto mejor equipo consigas, más fácil será derrotar a los monstruos de las ruinas.
Noah esbozó una leve sonrisa mientras continuaba avanzando. Estaba progresando, y eso le daba una sensación de satisfacción. Junto a Selene, había aprendido a utilizar la primera secuencia. Durante sesiones cortas, activaba la habilidad para mejorar su puntería y facilitar el recorrido por las ruinas.
—Podemos dar por finalizado el día —anunció Selene.
—Me parece bien —respondió Noah, palpando la mochila con una mano—. ¿Crees que esto será suficiente?
—Estoy segura de que sí —afirmó Selene con confianza.
Había logrado mejorar su equipo, pero todavía estaba lejos de alcanzar la potencia de fuego que necesitaba. Aunque su rifle básico era suficiente para sobrevivir en la ruina de Zaira, siempre y cuando no se adentrara demasiado, Noah anhelaba conseguir un arma más poderosa y, de ser posible, un vehículo.
Mientras caminaba entre las calles destrozadas, el paisaje habitual le daba la bienvenida: nuevos escombros, edificios derruidos y, a lo lejos, las vibraciones provocadas por otros exploradores combatiendo criaturas. El ambiente estaba cargado de tensión.
Noah, sin embargo, se sentía más firme que en su primera expedición. Ahora podía permitirse conversar con Selene incluso en medio del peligro. Su compañera le brindaba una calma constante; mientras estuvieran juntos, tenía la seguridad de que podía superar cualquier obstáculo.
Al cruzar unas calles, todo cambió de repente. En su visión, comenzaron a aparecer flechas, círculos y cuadrados de distintos colores, algunos verdes y otros rojos. Instintivamente, Noah se lanzó hacia un área segura.
Unos milisegundos después, la zona donde había estado fue bombardeada con múltiples ojivas. La explosión lanzó escombros en todas las direcciones, mientras el humo negro y las llamas se extendían con violencia. Noah se cubrió tras una pared de hormigón ennegrecido que, aunque amenazaba con resquebrajarse, resistió el impacto.
El calor abrasador le recorrió la espalda, haciéndole sudar frío. Intentó recuperar el aliento, tomó rápidamente unas cápsulas de una caja de medicina que llevaba consigo.
—¿Qué tan fuerte es el enemigo? —preguntó con el ceño fruncido, sosteniendo con firmeza el rifle en sus manos. A pesar de que su corazón latía con fuerza, se esforzaba por mantener la calma.
—Activa la secuencia, Noah —indicó Selene con una sonrisa confiada—. Pero limita la información entrante. Te apoyaré para que derrotes a ese rastreador.
Noah asintió. Inspiró profundamente conforme números aparecían y desaparecían en su visión. Un dolor agudo, aunque soportable, comenzó a extenderse por su cerebro.
[Puedo sentirlo,] pensó Noah.
Ahora podía percibir vagamente la posición de su enemigo, pero no su forma ni las armas que llevaba. Sus instintos de supervivencia se activaron, ralentizando el mundo a su alrededor. La primera secuencia amplificaba cada detalle, dándole una oportunidad crucial en este enfrentamiento.
—Un rastreador... ¿Qué es exactamente? —preguntó Noah, colocándose en posición para cambiar de cobertura según las indicaciones de Selene.
—Es un robot diseñado para perseguir a quienes infringían la ley en el antiguo mundo —explicó Selene—. Para las creaciones de las eras pasadas, los exploradores no son más que ladrones. Alguien o algún grupo debió activarlo y alertarlo por error.
Noah salió disparado de su cobertura hacia un edificio cercano. Durante la carrera, giró su cuerpo y disparó unas cuantas balas hacia el rastreador. Los proyectiles atravesaron el humo y chocaron contra el blindaje del robot, abollándolo apenas, pero sin causar un daño real.
[Bastante duro], pensó, irritado.
De la cortina de humo provocada por las ojivas emergió una criatura bípeda. Sus extremidades mecanizadas, aunque corroídas y oxidadas, conservaban la letalidad necesaria para enfrentar a cualquier explorador promedio. El torso estaba protegido por placas metálicas brillantes, donde las marcas de las balas de Noah apenas habían dejado surcos superficiales.
—Si alguien lo activó, ¿no debería ir tras ellos en lugar de mí? —preguntó Noah, refugiándose tras una pared cercana mientras el rastreador disparaba proyectiles explosivos desde sus hombros. Las detonaciones eran tan potentes que solo la arquitectura robusta de las civilizaciones pasadas podía resistirlas.
—Lo más probable es que haya perdido su rastro —respondió Selene, posicionándose frente a él—. Voy a liberar las restricciones en tu cerebro para que emplees toda tu capacidad física. Con tu nuevo traje podrás enfrentarlo. Además, no tiene munición infinita.
—¿Estaré bien? —preguntó Noah, notoriamente nervioso. No había usado aquella habilidad desde que regresó del convoy.
—Deberías empezar a tomar más cápsulas —dijo Selene, con una sonrisa maliciosa.
Noah respondió con una sonrisa irónica mientras terminaba sus preparativos. Sabía que su rifle no podía atravesar el blindaje del rastreador desde la distancia, pero si lograba acercarse lo suficiente, un disparo a quemarropa podría ser decisivo, como lo había hecho contra la araña. Reuniendo valor, siguió las instrucciones de Selene y los movimientos instintivos de la primera secuencia.
El rastreador comenzó a reducir la distancia entre ambos. Planeaba usar las ondas expansivas y las llamaradas de sus ojivas para asesinarlo o sacarlo de su escondite. Antes de que pudiera disparar, uno de los muros del edificio donde Noah estaba refugiado colapsó, empujándolo hacia atrás.
El escáner del rastreador sufrió una breve alteración por el imprevisto, otorgándole a Noah unos preciosos segundos de ventaja.
¡Bang! ¡Bang! ¡Bang!
Las balas impactaron en el torso del rastreador y en los cañones de sus hombros. Aunque no le causaron daños graves, los disparos desviaron su puntería, haciendo que las ojivas estallaran a unos metros de distancia. Noah emergió del polvo y los escombros con el rifle apuntando hacia adelante, su cuerpo ligeramente inclinado por el esfuerzo.
Apretó el gatillo, y el rugido del rifle resonó por el área. Gracias a Selene, cada disparo era milimétricamente calculado. Cada movimiento de Noah, cada milisegundo de retraso, era analizado en tiempo real para corregir su línea de tiro.
La distancia entre ambos ya era mínima, lo suficiente para que un solo error decidiera el enfrentamiento. El rastreador lanzó una patada horizontal con gran potencia, intentando derribar a Noah. Este, en el último instante, se deslizó por debajo del ataque, aprovechando la abertura creada por el movimiento del robot.
Logró colocarse detrás de su oponente, listo para acribillarlo con una ráfaga de su arma. Por unos pocos milisegundos, la criatura giró su torso con una velocidad antinatural, desviando el rifle de Noah con una de sus extremidades oxidadas.
[¡Mierda!]
El impacto casi le dislocó el hombro, pero logró mantenerse firme. En el mundo que percibía en cámara lenta, varios números comenzaron a formarse alrededor del contorno de una ojiva explosiva. Tragó saliva en ese instante ralentizado, sintiendo cómo el miedo le apretaba el corazón.
—¡Patea el suelo y rueda! —ordenó Selene, elevando su tono en la comunicación telepática para sacarlo de su aturdimiento.
Noah apretó los dientes y clavó su pierna derecha en el terreno, impulsándose con fuerza. Gracias a su traje militar y a las capacidades físicas potenciadas al límite, logró alejarse lo suficiente mientras rodaba, evitando el impacto del proyectil.
—Casi muero —comentó amargamente—. No va a ser tan fácil como con esa araña, ¿cierto? Supongo que era de esperarse algo así de una máquina creada para el control de la población.
—Estás en un espacio abierto, a diferencia de la otra vez —respondió Selene, manteniendo su sonrisa—. Tanto tú como el rastreador tienen el mismo margen de movimiento. Y aunque no lo creas, está bastante debilitado por el tiempo... y por los exploradores que debió perseguir antes de encontrarte.
—Esto es una mierda —dijo Noah, mientras el sudor le bajaba por la frente—. ¿De verdad puedo ganar?
—¡Por supuesto! —contestó Selene—. Como te dije antes, confía en mí... yo lo haré por ti.
Ambos intercambiaron una sonrisa, y en ese instante una explosión sacudió el lugar. La conversación entre Noah y Selene había durado solo unos milisegundos; los pensamientos viajan mucho más rápido que las palabras.
El rastreador empleó su escáner interno para localizar a Noah. Estaba a punto de encontrarlo cuando otro muro fue destrozado, aunque esta vez los escombros salieron disparados con mayor fuerza. Algunos chocaron contra la máquina, pero no representaron un problema... hasta que una enorme pared se estrelló contra su cuerpo, sacudiéndolo ligeramente.
Cuando los restos de la pared terminaron de hacerse añicos, Noah apareció por encima del rastreador. Había usado la estructura como cobertura para acercarse, y en un movimiento rápido se impulsó en ella, tomando una posición en el aire.
Noah giró suspendido en el cielo, acumulando fuerza e impulso para una patada diagonal. La criatura interceptó el ataque con el dorso de su mano y levantó la mirada, preparando otro proyectil. Sin embargo, no ocurrió nada. Un clic sordo reveló lo evidente: se había quedado sin munición.
Noah seguía cayendo en cámara lenta. Su pierna palpitaba de dolor. Gracias a la protección del traje, evitó una fractura, pero su movilidad quedó momentáneamente comprometida. Apretó el gatillo de su rifle, vaciando el cargador mientras ajustaba milimétricamente la trayectoria de los disparos.
En ese espacio ralentizado, sin las limitaciones impuestas por su cerebro, podía moverse ligeramente más rápido. Las balas sacudieron al rastreador, pero este reaccionó agarrándolo de la pierna en un movimiento giratorio y vertical, lanzándolo con fuerza al suelo.
El impacto sacudió los órganos internos de Noah. El aire abandonó sus pulmones mientras escupía saliva. Estuvo a punto de perder su rifle, pero logró aferrarse al mango con fuerza, negándose a soltarlo.
—¡No te rindas ahora! —espetó Selene, flotando a su lado para mantenerse en su visión.
Con un grito desgarrador, Noah impulsó su cuerpo hacia adelante. Su pierna libre pateó el aire, ignorando el dolor punzante de su otra extremidad. Alineó el cañón de su rifle una vez más hacia el rastreador. La ráfaga terminó provocando que ambos cayeran al suelo, pero apenas la criatura lo soltó, movió su torso de manera grotesca y lo golpeó con su brazo oxidado, enviándolo unos metros más lejos.
[¡Duele! ¡Duele!], pensó Noah, mientras el efecto de la medicina en su cuerpo comenzaba a desvanecerse.
—¡Noah! ¡Es ahora! —gritó Selene, instándolo a levantarse—. ¡Lo estás haciendo increíble! ¡Acábalo!
Noah ignoró las lágrimas que bajaban por sus mejillas. Su pierna herida temblaba, pero no se detuvo. Siguió avanzando, tambaleándose. Cambió el cargador con movimientos torpes mientras se acercaba. Su oponente estaba a punto de incorporarse nuevamente, pero Noah saltó hacia adelante, colocando el cañón de su arma en el pecho del rastreador y vaciando el cargador con otra ráfaga de disparos.
Con un chirrido y un rugido metálico, la armadura de la criatura comenzó a chisporrotear. Los proyectiles penetraron sus placas, destrozando los circuitos interiores. Selene le había indicado que se concentrara en el torso: allí estaba el generador que mantenía al rastreador en funcionamiento. Si disparaba a la cabeza, la criatura podría seguir moviéndose.
Los brazos de Noah cedieron cuando la munición se agotó.
"Por fin," murmuró con voz cansada.
Jadeaba intensamente. Su percepción del mundo volvió a la normalidad, junto a un dolor agudo que punzaba en su cabeza. La adrenalina abandonó su cuerpo, dejando tras de sí la pesadez y las consecuencias de sus movimientos. La mano que sostuvo el rifle estaba entumecida. Soltó un profundo suspiro antes de llevarse una dosis de cápsulas a la boca.
—¿Y mi puntaje? —preguntó Noah, esbozando una sonrisa cansada.
—Hm... un 7.8 sobre 10 —respondió Selene, flotando a su lado—. Perdiste la concentración durante el combate, lo que pudo haber provocado tu muerte. Pero no te quitaré el mérito de haber derrotado a un rastreador.
—Aún queda un largo camino —dijo Noah, apoyándose en su rifle—. ¿Crees que tenga algo de valor?
—Por supuesto —contestó Selene, señalando mediante la RA varias partes mecánicas aprovechables—. Algunas pueden venderse en la sede de exploradores. Pronto tendrás tu nueva arma.
Ambos sonrieron. Noah arrancó las piezas que pudo cargar y se apresuró a salir de las ruinas de Zaira. Otro día más regresando con vida desde las afueras. Sus habilidades progresaban a pasos agigantados. Las luchas contra estos temibles oponentes serían cada vez más sencillas conforme su arsenal mejorara. Sin embargo, a medida que él se hacía más fuerte, también lo serían los enemigos que lo esperaban en el futuro.
***
Kael y su grupo estaban refugiados dentro de un establecimiento en las ruinas. Habían reunido información sobre posibles reliquias tecnológicas en un centro comercial intacto de Zaira. Se prepararon a conciencia para asaltar el lugar, pero no fueron los únicos en busca de jugosas recompensas.
"Eso fue una completa mierda," se quejó Varek, limpiándose el sudor y la sangre de su traje.
"Fuimos ingenuos al pensar que saldríamos ilesos," comentó Dren, con amargura.
Varios grupos de exploradores habían entrado en conflicto dentro del centro comercial. La potencia de sus armas y el caos que desataron activaron una señal de alerta que llamó a los guardianes circundantes. En menos de diez minutos, rastreadores y zancudos acudieron al lugar para repeler a los intrusos.
"¿Estás bien, Marín?", preguntó Kael con una mirada de preocupación. "¿Puedes seguir caminando?"
"Por supuesto," contestó ella, forzando una sonrisa. "Yo también soy una exploradora."
Kael suspiró aliviado. Muchos exploradores fueron masacrados; otros tuvieron la suerte de salir heridos, al menos lo suficiente como para seguir viendo el amanecer de otro día. Marín había recibido un disparo en el abdomen. Su traje amortiguó el daño crítico, pero las secuelas del impacto sacudieron sus órganos. Como soporte del equipo, no estaba acostumbrada a recibir heridas ni a luchar en la primera línea.
"Toma otra caja de medicina," dijo Lyra, acercándose a su compañera. "Ser explorador no significa ser inmortal."
"Así es. ¿Recuerdas ese rastreador que nos persiguió?", añadió Varek. "Nadie fue capaz de enfrentarlo con todos esos misiles volando por doquier. Es bueno tener confianza, pero no dejes que se te suba a la cabeza."
Marín asintió, avergonzada. Era una de las más jóvenes del equipo, tanto en edad como en experiencia. Quería demostrar que podía ser una exploradora de primer nivel, especialmente a su líder Kael, quien la sobreprotegía demasiado.
"¿Creen que esa cosa siga suelta por ahí?", preguntó Dren, inquieto ante la posibilidad de otro encuentro.
"Probablemente. Es posible que alguien lo haya derrotado, pero no contaría con ello," respondió Kael mientras revisaba su equipo para partir. "Si se quedó sin munición, quizá alguien lo bastante hábil pudo con él, pero exploradores de ese calibre no suelen venir a estas ruinas... a menos que estén de camino a las profundidades."
"E-entiendo," dijo Dren, aún nervioso.
La expresión de Marín se relajó mientras la medicina hacía efecto. Con delicadeza, ajustó las mochilas de munición del equipo y se preparó para regresar a la ciudad con los demás.
"¿Fue un fracaso la expedición de hoy?", preguntó con timidez.
"No te preocupes. Aún tenemos suficiente dinero para seguir intentándolo," contestó Lyra, cambiando el cargador de su arma. "Pronto ganaremos nuestro boleto al área residencial del primer muro."
Kael ordenó al equipo ponerse en marcha. La fatiga acumulada disminuyó lo suficiente como para permitirles atravesar las ruinas. Lyra, responsable de la cartografía y el rastreo, les indicó mediante sus dispositivos las rutas más seguras para regresar a la ciudad de Velt.
[Realmente espero que esa cosa no siga suelta por ahí], pensó Kael, ansioso. De todo el grupo, él fue quien más sintió el impacto del fracaso de la expedición. Después de todo, llevaba una enorme deuda que mantenía oculta al resto del equipo.
***
Noah se encontraba dentro del primer muro. El bullicio de los exploradores realizando sus tareas diarias llenaba el ambiente. El lugar estaba más ajetreado de lo normal; varios camiones de combate para ir al Páramo se encontraban parqueados cerca de la enorme puerta mecánica que daba al exterior.
—¿Por qué está más activo de lo normal? —preguntó Noah, esquivando el rebaño de personas.
—Debió suceder algún evento lo suficientemente importante como para movilizar a tantos exploradores —respondió Selene.
—Eh... Suena engorroso.
—Entreguemos esas reliquias y regresemos al hotel. No tiene nada que ver contigo.
Le tomó bastante tiempo salir del primer muro. Incluso en las cercanías del distrito comercial, veía varios grupos abasteciéndose lo suficiente como para permanecer fuera durante varios meses. Noah empezó a sentirse ansioso sin saber el motivo.
—Nos están siguiendo —comentó Selene en un tono serio.
—¿Enemigos? —preguntó Noah, frunciendo el ceño y preparándose para una posible pelea.
—Probablemente, es solo uno, pero no por eso debes bajar la guardia.
—Entendido —dijo Noah en un tono frío.
Caminó por los estrechos callejones, alejándose de las zonas respaldadas por los guardias de la ciudad. Con que una sola bala rebotara cerca de allí, sería declarado una amenaza para exterminio. Selene activó la RA, mostrando la imagen de la persona que lo seguía.
—Espero que no quiera asesinarme —dijo preocupado. La mayoría de sus reservas de munición fueron usadas en la expedición, y se encontraba cansado mentalmente como para usar la primera secuencia o retirar las restricciones físicas.
—Mantén la guardia alta, enemigo o no, lo comprobaremos en los primeros segundos —mencionó Selene, guiando al chico entre los espacios oscuros.
Los cadáveres yacían dispersos por el suelo. Las paredes desgastadas y recubiertas de un moho negro, acompañadas de ratas que las habían establecido como sus madrigueras, eran un recordatorio de que seguía perteneciendo a ese mundo al volver a cruzarlo.
—Gira aquí —indicó Selene con su dedo índice—. Apenas aparezca frente a ti, lo inmovilizarás.
—¡Entendido! —dijo Noah mientras asentía. Activó la función del campo de fuerza de su chaleco; no podía usarlo contra las criaturas del Páramo porque no confiaba lo suficiente como para pensar que valdría la pena depender de él.
Pero la situación cambiaba si se trataba de otro ser humano. Aunque algunos tenían un armamento superior a las monstruosidades de las ruinas, podrían contarse con los dedos de las manos los que se interesarían en un chico como él. La persona apareció frente a Noah y, con un zumbido proveniente de su campo protector, se abalanzó sobre su oponente, derrumbándolo al suelo.
"¡Geeh!", se quejó el perseguidor.
Noah rápidamente tomó su rifle y apuntó el cañón hacia el cráneo de la persona. Su mirada fría y filosa envió escalofríos por la columna de su víctima. El otro tragó saliva, pensando en cómo podría salir de aquella situación. Sabía por la expresión del chico que le volaría los sesos con cualquier pequeño movimiento.
[Un traje militar avanzado... Pero bastante descuidado. Logré tomarlo por sorpresa, así que no debe llevar consigo un dispositivo para recolectar información del entorno y rastrear amenazas. Selene de verdad es increíble], pensó Noah, colocando el arma sobre la sien de su oponente.
"¿Por qué me sigues?", preguntó de manera despectiva. "No creo que algo se te haya perdido por este lugar."
"Vamos, ¿puedes calmarte?", contestó Kael, nervioso. "Tan solo quería hacerte un par de preguntas, nada más."
El dedo de Noah se posicionó en el gatillo del rifle, listo para disparar en un milisegundo. Kael, al notar eso, sintió como su corazón era apretado por el terror de ser asesinado en el rincón de un callejón cualquiera. Alzó sus manos lentamente, señalando que no deseaba luchar contra el chico.
"¿Preguntas?", murmuró con un tinte amenazante. "No te veo en posición de poder hacerlas. Y lo más importante, ¿te conozco siquiera?"
[Debí haber tomado alcohol para esto], pensó arrepentido, pero sacudió su cabeza suavemente, necesitaba primero evitar la mina terrestre que terminó pisando.
"Podríamos intercambiar información," ofreció Kael con un semblante serio. "Estoy seguro de que te interesará."
—¿Selene? —dijo Noah, empujando el arma con más fuerza contra Kael.
—Estoy curiosa por lo que dirá —contestó su compañera agachada frente al chico.
"Habla," dijo Noah, relajando su postura. "Pero si te digo que no vuelvas a preguntar, o te doy una respuesta que te deje insatisfecho, será tu problema, y no hay espacio para quejas."
Kael soltó un suspiro de alivio en sus adentros. Empezó a recordar toda la información que tenía disponible hasta el momento, y encontró justo una mina de oro interesante para ambos.
"La sede principal está reclutando voluntarios para retomar el control en una ruina recién descubierta casi al sur," dijo Kael, confiado. "Ese es el motivo por el cual el primer muro estaba bastante activo."
Noah tan solo arqueó una ceja. Estaba bastante impresionado por aquello, pero Kael pensó que no era lo suficiente como para responder sus preguntas e incluso salvar su vida.
"Están ofreciendo bastantes recompensas a quienes decidan aceptar el llamado de emergencia," añadió Kael apresuradamente. "Incluso dan bonus extra dependiendo de los monstruos que derrotes, objetos que recuperes o exploradores que rescates."
—¿Qué opinas, Selene? —preguntó Noah. Personalmente, le parecía una información bastante útil, no se consideraba capaz de conseguir algo del mismo nivel por cuenta propia. Incluso si lo estuvieran engañando, se preocuparía por eso después; claro está, matando a la persona que le mintió.
—No ha dicho nada interesante. No tienes el equipamiento para al menos ir de visita al lugar. Tan solo dale 5 segundos más antes de matarlo —respondió Selene de manera desinteresada.
"¿Eso es todo?", preguntó Noah, alineando el cañón nuevamente.
"E-espera, no estoy tan seguro de esto... Pero se dice que allí se encuentra algo relacionado sobre los Vyltra," respondió Kael con desesperación.
Selene abrió los ojos. Noah, sin querer, terminó mirando a su compañera desconcertado. Tenía dudas sobre la veracidad de las palabras de Kael, pero si su mayor fuente de confianza reaccionaba así, se tranquilizó completamente.
—¿S-Selene? —llamó Noah.
—Noah, debes fortalecerte lo suficiente para ir a esa ruina —dijo Selene. La expresión que tenía era la primera vez que la veía. Estaba acostumbrado a verla comportarse como una humana, pero ahora, no podría diferenciarse de una máquina.
—¿De acuerdo? —contestó conflictivo.
"¿Ya puedo hacer mis preguntas?", dijo Kael, notando el cambio de comportamiento del chico. Sonrió para sus adentros al ver como todo empezaba a tornarse a su favor.
"Que sea rápido."
"¿De dónde sacaste las partes de ese rastreador?"
"Lo derroté y lo traje, ¿por qué?"
Kael se quedó atónito. Incluso con su grupo, solo pudo escapar de aquel temible robot. Por un momento, pensó la posibilidad de que lo hubiera hecho con otros exploradores, pero sabía que no era así, lo vio entrar y salir solo de la sede.
"¿Puedo preguntar tu rango?", dijo en un tono resignado y a la vez celoso.
"20."
"Ya veo," susurró abatido. El chico era joven, así que su experiencia en las afueras debería ser incluso menor que la de él, que llevaba años asaltando las ruinas. Estaba esperanzado de que hubiera encontrado aquellas partes en algún lado, lo bastante seguro como para que cualquier niño pudiera salir con vida.
Noah lo miró extrañado, pero su atención estaba en las preguntas que rondaban su mente. La reacción de Selene, los Vyltra y todo aquello que se guardó para sí mismo, por tan solo confiar en ella. Miró a su compañera, quería liberar sus dudas, pero no sabía qué podía ser una mina terrestre y qué no, y por eso, se lo guardó.
[Yo quiero ser digno de una luz propia y ella quiere encontrar a una persona. Nada más debería importar... Sí, así debe ser], pensó, intentando convencerse.
—Selene, ¿cuál es nuestro siguiente paso? —preguntó, dándose la vuelta para regresar con Nari en el hotel.
"Espera," dijo Kael, su rostro lleno de una determinación desconocida.
Noah se puso alerta por un momento, pero no apuntó con su arma.
"¿Qué?" dijo de manera cortante.
"Hagamos un trato," contestó Kael mientras se ponía de pie. "Te interesa algo sobre los Vyltra, y yo necesito tu fuerza para pagar una deuda. Tengo un equipo, y tomé una decisión errónea que nos trajo una racha de derrotas en el pasado. No me enorgullezco de ello, pero si la situación no mejora, tendremos que disolvernos."
"¿Y eso qué tiene que ver con mi ayuda?"
"Te llevaré a la ruina militar. Te ayudaremos con lo que desees buscar, siempre y cuando repartas una parte de los bonos acumulados en el proceso," respondió Kael, dispuesto a darle más favorabilidad de ser necesario para que aceptara. "Yo me encargaré de los preparativos, tan solo seguirías actuando como siempre hasta que te llame."
Noah dudó en dar una respuesta. Mayormente, priorizó su entrenamiento y la adquisición de nuevo arsenal. No quería desviarse mucho del plan, y menos en una zona cercana al sur, donde los exploradores incluso sobrepasan el rango 60. Aunque el verdadero motivo era su desconfianza y paranoia de su tiempo en las calles.
—Deberías aceptar —aconsejó Selene, flotando a su lado—. Podrás compensar tu falta de poder con ellos, y de ser necesario, también puedes llegar a abandonarlos. Ganarás dinero con cualquier cosa que hagas estando allí, y si te soy sincera, lo que encuentres de los Vyltra, será más valioso que lo que puede llegar a ofrecer la ciudad como recompensa.
"De acuerdo," respondió Noah. "Pero te lo advierto, cualquier intento de asesinato y mataré a todo tu equipo."
"Trataremos de llevarnos bien," dijo Kael, ocultando su alivio tras una sonrisa nerviosa mientras extendía su mano.
El viento frío del Páramo cortó el silencio entre ambos. Noah ignoró la intención de Kael y ajustó su rifle en el hombro antes de darse la vuelta. Selene flotó a su lado, con la mirada fija en el horizonte. Kael suspiró para luego soltar una pequeña risa amarga.
[¿Fue la decisión correcta?], pensó conforme caminaba hacia la otra dirección para evitar a Noah.
***
Nari observaba el reloj oxidado que colgaba en la pared. Las agujas apenas se movían, pero eran el recordatorio del tiempo que había pasado. Pensó que ya debía estar acostumbrada a que su amado llegara tarde, pero no podía evitarlo. Estaba acurrucada en la cama, intentando no dejarse llevar por las emociones.
Fijó su mirada en una libreta que tenía al lado. Allí, tenía varios escritos y garabatos sobre posibles ruinas o contratos que había escuchado en la ciudad. Era su manera de sentirse útil, de estar lista para ayudarlo en cuanto la necesitara.
[¿Se sentirá feliz si se lo muestro?]
La puerta se abrió de golpe, y Noah entró.
"¿Está todo bien?" preguntó Nari, notando su expresión. Su cabello estaba desordenado, y aunque estaba ileso, tenía una mirada molesta.
"Tal vez," contestó de manera seca. Dejó caer su mochila y se acomodó en el suelo, recostando su espalda sobre la cama.
Nari se acercó y empezó a acariciar su cabello con la mano. Sabía que, aunque le costara, Noah le contaría tarde o temprano si ella no lo presionaba. Se preocupó al pensar en lo que pudo suceder para que estuviera tan decaído.
"¿Ya comiste?" preguntó de manera suave y dulce.
Noah giró la cabeza en negación. Su mirada estaba fija en el suelo, soltó uno que otro suspiro, para luego deprimirse nuevamente. Nari se levantó, caminó hacia la cocina y acercó un plato con comida caliente. Lo había preparado momentos antes, sabiendo lo tarde que podía llegar; prefirió cocinar en momentos que, para cuando él llegara, la comida siguiera caliente.
"¿Quieres contarme lo que sucedió?" preguntó suavemente, sentándose cerca de él. "Sabes que puedes contar conmigo, ¿verdad?"
"Solo... hay muchas cosas en las que pensar," respondió entre suspiros. "Nari... Yo... Um... Bueno, digamos que veo cosas."
La mirada del chico vagó por la pequeña habitación. Internamente, debatió con Selene sobre si era buena idea o no hablar de su existencia. No sabía lo que pudiera depararle en el futuro, pero probablemente surgirían bastantes malentendidos si no aclaraba ciertas cosas, empezando con el hecho de que no sabía cuánto tiempo estaría fuera con la ruina militar.
"¿Ves cosas?" preguntó Nari con una mezcla de curiosidad y preocupación, inclinándose hacia él.
Noah desvió la mirada. Estaba ansioso, y en sus ojos se podía notar una profunda tristeza. Los detalles en el ambiente que usualmente pasaban desapercibidos, eran claros para el chico: el leve tic-tac del reloj oxidado, la forma en que la luz de la luna se filtraba por las cortinas, y el fuerte palpitar de su corazón.
"Es complicado," murmuró. Respiró profundamente para luego estar cara a cara con ella. "A veces, siento que hay algo... alguien... que me observa. Pero no es malo, o al menos eso creo... me ha ayudado bastante."
Nari solo frunció el ceño y siguió escuchando sin interrumpir.
"Yo no estoy loco," añadió rápidamente. "Solo... bueno... quería decirte que esa presencia me ofreció un trato... a cambio de permitirme ser un explorador."
La habitación se quedó en silencio. Nari intentó procesar sus palabras. Podía sentir que él le estaba diciendo la verdad; también aclaraba algunas dudas en su interior con respecto a su comportamiento últimamente. No quería ser la primera en profundizar sobre aquello, pero ahora, de igual manera, tampoco sabía cómo responder.
Los segundos pasaron hasta que finalmente Nari habló.
"Esa presencia... se llama, ¿Selene?" preguntó nerviosa. Desde que lo escuchó murmurar aquel nombre, estuvo preocupada y paranoica de ser reemplazada.
Noah abrió los ojos de par en par, sorprendido, y antes de que pudiera responder, el sonido de leves golpeteos, calmados y lentos, vino de la puerta principal. Nari se fijó en la puerta, extrañada por aquel suceso.
"Nari," llamó Noah seriamente. "Escóndete."