Ambos se miraban fijamente; ninguno quería mostrar el menor indicio de debilidad ante su oponente. El sudor resbalaba por la frente de Noah, mientras que Zael parecía mantener la calma, aunque sus pensamientos contaban otra historia.
[Un niño… Su equipamiento es barato, pero ha logrado seguirme el ritmo.]
De su armadura, Zael sacó un cuchillo translúcido de tono rojizo. El arma brillaba intensamente, empleando al máximo su capacidad de corte a costa de reducir drásticamente su vida útil.
Noah respondió de inmediato. Su propia hoja translúcida no era tan potente, pero cumplía con su propósito como último recurso. Un solo golpe certero podría decidir la batalla. Su mirada se desvió hacia la figura flotante a su lado, la única que podía ayudarle a ejecutar ese ataque con éxito.
Zael notó el extraño gesto, pero sacudió la cabeza y se concentró en su objetivo. Necesitaba acabar con el chico cuanto antes para poder retomar su asalto al convoy. Los monstruos estaban disminuyendo rápidamente; era solo cuestión de tiempo antes de que más exploradores llegaran a enfrentarlo.
[Fuh… Solo una vez más.]
En uno de sus bolsillos, Zael tenía una cápsula inyectable: su carta de triunfo para situaciones extremas. Noah, guiado por Selene, cargó en su dirección, intentando impedir que la usara, pero llegó demasiado tarde.
Zael activó la cápsula. Era una droga aceleradora que empleaba nanomáquinas extraídas de tejidos y células de criaturas del Páramo, capaz de llevar las habilidades físicas más allá de los límites humanos. En su caso, había elegido una basada en un depredador increíblemente ágil.
En un parpadeo, Zael ya estaba frente a Noah, listo para acabar con el combate.
***
Noah sufría las consecuencias de empujar su cuerpo al límite. Selene le ordenó impedir que Zael usara la cápsula, pero llegó tarde. En su visión, su oponente estaba en su trayectoria y, con una velocidad y potencia abrumadora, dirigió un puñetazo directo a su cráneo.
—¡Mueve tu cabeza a la derecha! —gritó Selene.
Noah reaccionó justo a tiempo. La presión del aire generada por el ataque lo dejó atónito. Si hubiera tardado solo unos milisegundos más, sus sesos habrían quedado esparcidos por el suelo. Sintió cómo el terror y la ansiedad se aferraban a su pecho, intensificando el caos en su interior.
Selene continuó guiándolo, y aunque sus instrucciones eran precisas, lo que marcaba la diferencia era la capacidad de Noah para seguirlas. Pero mantener el ritmo era un tormento. Su cerebro ardía con un dolor agudo, sus piernas apenas podían sostenerlo, y sus brazos estaban casi inutilizables tras el fuego continuo de su arma. Si no fuera por su ropa militar, probablemente habría perdido las extremidades.
[¡Duele! ¡Duele! ¡¿Vendrá alguien a ayudarme?! ¡¿Incluso con Selene esto es todo lo que puedo hacer?!]
Intercambiaron golpes, pero Zael tenía una ventaja unilateral. Para él, el mundo parecía moverse tres veces más lento, y, aun así, su ceño estaba fruncido.
Esperaba derrotar al chico en cuestión de segundos, pero Noah lograba esquivarlo lo suficiente como para frustrarlo. Decidió aumentar la intensidad; bajó su cuerpo al suelo y lanzó un barrido contra sus piernas. Noah logró realizar una voltereta hacia atrás para esquivarlo, pero aterrizó con torpeza, perdiendo el equilibrio por un momento.
—¿Alguna idea? —preguntó Noah, en pánico.
—Hay un intervalo de 0.8 segundos en el próximo ataque —respondió Selene rápidamente. —¡Haz un corte ascendente ahora!
Siguiendo su orden, Noah y Zael chocaron sus hojas. Chispas de múltiples colores brotaron de manera errática de las armas. Sin perder tiempo, Noah lanzó un puñetazo al esternón de Zael. Aunque el golpe no fue efectivo, sí logró apartarlo lo suficiente para ganar algo de distancia.
Noah jadeaba por el esfuerzo descomunal. Estaba mareado, y su visión se distorsionaba de forma alarmante. El humo a su alrededor desaparecía y se reconstruía de repente en patrones de ceros y unos, como si estuviera viendo el mundo a través de un código. Lo mismo ocurría con todo lo que lo rodeaba, provocándole una sensación de confusión y vértigo.
[¿Q-Qué demonios sucede?], pensó, desorientado. No quería que su atención se desviara del combate, pero no podía evitarlo.
—¡¿Noah?! ¡¿Noah?! ¡¿Me oyes?! —espetó Selene, preocupada. La conexión entre ellos se estaba debilitando; su voz no podía llegar a su compañero, por más que lo intentara. En el proceso, trató de emplear la RA y los canales para arrastrarlo de vuelta, pero no funcionaba.
Zael retrocedió medio paso, observando a Noah tambalearse.
"Te estás desmoronando, niño." Una sonrisa retorcida apareció en su rostro al ver la apertura que tanto había estado esperando.
Sin perder tiempo, se abalanzó sobre Noah con su cuchillo en mano, dispuesto a atravesarle el corazón. Sabía que su traje no era de alta capacidad, o, con sus habilidades, lo habría matado antes de que pudiera tomar la cápsula. Pero lo que sucedió después lo dejó helado.
Los ojos de Noah lo miraron fijamente, con una intensidad inhumana. Como si pudiera ver dentro de él con frialdad, Zael se sintió desprotegido y no sabía por qué. Apretó los dientes y soportó el miedo, mientras realizaba una estocada perfecta para matarlo.
"¿¡Uh!?"
Sin pensarlo, Noah movió su brazo como si algo dentro de él hubiera tomado el control. Su palma se alzó con precisión quirúrgica, desviando el ataque antes de que Zael pudiera siquiera pestañear.
No pudo seguir al chico en absoluto. La mirada de ambos se cruzó nuevamente, y, en un acto desesperado, Noah enredó sus brazos como Selene había hecho con él antes. Luego, con todas sus fuerzas, lanzó un rodillazo hacia la articulación del codo de Zael.
Un chasquido seco resonó en el aire, seguido por el grito ahogado de Zael. Su brazo colgaba inerte, tambaleándose ligeramente mientras intentaba retroceder.
Noah cayó de rodillas, apretándose la cabeza y escupiendo sangre. Gimió de dolor durante unos segundos, mientras Selene, desesperada, decidió reiniciar directamente sus sentidos para que volviera en sí.
—¿¡Noah!? ¡¿Me oyes?!
—¿Selene? —preguntó Noah, adormecido. Su cuerpo finalmente cedió al suelo. —¿Perdí?
Selene se arrodilló a su lado, ofreciéndole una sonrisa consoladora mientras negaba con la cabeza.
—Lo hiciste bien —respondió Selene. —Los demás harán el resto. Descansa un poco, ¿está bien?
—Esta... bien... —alcanzó a decir antes de ser abrazado por la oscuridad.
***
Zael miró al inconsciente Noah. Estaba enfurecido, frustrado y a la vez confundido. Le tomó unos segundos recomponerse. Las nanomáquinas aceleradoras en su cuerpo disminuyeron bastante; sería cuestión de minutos hasta que dejara de poder moverse.
[¿Dónde mierda están los demás?], pensó frustrado. Caminó con dificultad hacia Noah, buscaba acabar lo que había empezado para recuperar su orgullo herido. Tomó su cuchillo del suelo y lo apretó con fuerza.
"Es una lástima, podrías haber sido un explorador de renombre, incluso llegar a salir de la zona norte," admitió Zael. "En otro contexto, te habría reclutado. Espero tengas mejor suerte en tu próxima vida."
Cuando iba a perforar el corazón del chico, el sonido de un arma reverberó por el área. La cabeza de Zael terminó siendo convertida en una amalgama de carne por una bala para monstruos. Su cuerpo se desplomó con fuerza, cayendo bruscamente a un lado de donde se encontraba Noah.
"¡Enemigo abatido!", gritó un soldado de Atlas. Aunque les tomó tiempo, lograron recuperar el control de la situación, erradicando a las criaturas que los asaltaban y exterminando a la banda de ladrones. "¡Tenemos un herido! ¡Alguien llévelo a que le den atención médica, y el resto seguirá conmigo!"
***
Karla observó el cuerpo de Zael desplomarse al lado del chico inconsciente. El proyectil que lo había derribado dejó su marca imborrable, terminando con cualquier esperanza de reclutarlo.
"¡¿Oh, viste eso, Kyne?!", espetó Karla, dejando caer los binoculares al cuello.
"Lo vi," respondió Kyne en un tono neutral, cruzando los brazos mientras observaba el fin de la pelea. "No esperaba que un simple niño le diera tantos problemas. Pensé que era mejor que esto."
"¡Oh, vamos! No todo es malo," comentó Karla, levantándose del suelo. "A mi parecer, encontramos algo mucho mejor que Zael. Si lo reclutamos, nuestra organización tendría un verdadero monstruo, ¿no crees?"
"¿Hablas en serio?" preguntó Kyne, arqueando una ceja. Ya estaban por llevarlo en camilla a una zona segura. "No creo que valga tanto la pena."
"Por supuesto que sí, mi querido Kyne," dijo Karla de buen humor. "Nos encargaremos de eso luego. Estoy segura de que lo veremos nuevamente en el Páramo."
"¿Nos?" Kyne sacudió la cabeza al mismo tiempo que giraba sobre sus talones para irse. "Haz lo que quieras, siempre y cuando recuerdes que será bajo tu responsabilidad."
"Sí, sí, entendido," respondió Karla, y luego murmuró para sí misma. "¡Tch! Aburrido."
Tanto Kyne como Karla estaban infiltrados en la banda de ladrones. Su objetivo era determinar si Zael era un candidato adecuado para luchar por la causa de la organización. Entregaron información clasificada para este asalto, para evaluar su valor. Aunque, dependiendo de la perspectiva, la misión puede que no haya resultado un fracaso.
"¿Te encargaste de los demás?", preguntó Kyne sin mirar atrás.
"Por supuesto," respondió Karla. "Nadie podrá relacionarnos. Los monstruos se encargaron de no dejar ni un solo cuerpo."
***
El aire era frío, con un extraño aroma metálico. El lugar se mecía con suavidad, producto de la tecnología de campo de fuerza integrada en el vehículo. La lámpara permanecía imperturbable frente al movimiento, mientras las sombras de quienes lo acompañaban se deslizaban por doquier.
"¿Ha enviado algún mensaje el puesto de avanzada?", preguntó un hombre.
"Sí, señor. Nos han informado que pronto llegará un escuadrón de respaldo," respondió otro.
"¿Cuántas pérdidas?"
"Alrededor de 20 exploradores han muerto, 5 heridos, y un tercio del suministro que se debía transportar ha desaparecido."
"Qué dolor de cabeza," comentó el hombre, frotándose las sienes. "Dejaré a estos sujetos en sus manos. Cuando despierten, que se tomen un descanso. Deberán proteger el convoy nuevamente al regresar a la ciudad de Velt."
"¡Entendido!", respondieron los médicos. "Con respecto al niño, ¿le informamos apenas despierte?"
"Según el registro, Cynthia lo patrocina, así que toda factura pasará por ella. No es nuestro problema. Trabajará igualmente, sumado al bono extra por retener con éxito a uno de esos miserables," contestó el hombre antes de abandonar la habitación.
La conciencia de Noah regresaba poco a poco. Sus ojos se adaptaban lentamente al entorno. Intentó mover sus extremidades, las cuales respondieron con dificultad a sus órdenes, como si hubiera despertado después de recibir una potente anestesia.
Respiraba con dificultad, pero tan solo bastaron unos segundos para que se normalizara. Miró a su alrededor, tratando de saber dónde se encontraba. Había 10 camillas. La mitad estaba ocupada por otros exploradores heridos.
Un médico notó que Noah se estaba despertando y se acercó a él.
"Tú debes ser... Hm... Noah, sí, te pareces a la imagen," dijo el médico de manera amigable. "Te encontraron en medio de ese caos, y te montaron a uno de los camiones que estaban ligeramente intactos."
"¿Es... así?", dijo Noah, sosteniendo su cabeza. Seguía mareado y adormecido. "¿Cómo resultó todo?"
"Los soldados de Atlas se encargaron de la situación, por lo que estamos fuera de peligro. Pronto el convoy llegará a su destino, puedes quedarte aquí mientras te recuperas completamente. Tus brazos y piernas podrán actuar con normalidad después de unos minutos."
"Gracias," musitó Noah. "¿Cuánto es en total?"
"Oh, no debes preocuparte por eso. Tu patrocinador se encargará de los gastos. Ya nos aseguramos de ello. Pero si quieres agradecernos, podría ser defendiéndonos al volver para finalizar el trabajo," dijo el médico, bromeando.
"Me parece bien," contestó con una risita.
El médico le dedicó una sonrisa antes de levantarse. "Continuaré con mi trabajo. Que te mejores." Se dispuso a revisar a los demás pacientes.
—Por fin despertaste, bella durmiente —dijo Selene, apareciendo a su lado. Tenía una mirada de tristeza y frustración. Le tomó unos segundos a Noah saber el motivo.
—Selene... Me alegra verte —dijo Noah con una sonrisa tensa.
Ambos se miraron en silencio, cada uno con sus pensamientos sobre lo sucedido. El momento era incómodo. Noah, que no pudo soportarlo durante mucho tiempo, decidió hablar primero.
—Perdón —susurró Noah, transmitiendo sus emociones inconscientemente a Selene. —Se salía de nuestras manos. Hiciste lo mejor que pudiste para evitar que me enfrentara a las criaturas que rondaban en ese caos. Y con respecto a ese sujeto, mis patéticas habilidades nos jugaron en contra. Por mucho que haya intentado seguir tus indicaciones, no iba a ser suficiente.
Selene se sorprendió, pero intentó no dejarlo ver en su expresión. Estaba preocupada de que Noah empezara a desconfiar de sus capacidades de apoyo. Había afirmado ser un asistente avanzado y no pudo llevar a su compañero a la victoria.
—No te preocupes por ello —tranquilizó Selene con una sonrisa. —Te dije que tomaría tiempo para que te volvieras alguien fuerte, y, a mi parecer, este resultado tampoco es tan malo. Incluso yo estoy limitada por mi propio sistema para ayudarte.
Noah se sintió afligido. Pensaba que Selene lo abandonaría al ver hasta dónde podía llegar actualmente. Aunque estuvieran enlazados, no tendría por qué desperdiciar sus recursos con alguien como él.
—Esta primera experiencia nos vendrá bien para la RA —mencionó Selene con una sonrisa complaciente.
—Sin torturarme —replicó Noah con la misma expresión.
Charlaron ociosamente durante unos minutos. Selene, mayormente, esperaba disipar sus dudas y crear un estado de ánimo válido para lo que iba a preguntar. Cuando llegó el momento, su expresión se tornó seria; Noah hizo lo mismo también, presentía lo que le iba a decir.
—Durante un momento, en el combate, nuestra conexión fue afectada. ¿Tienes alguna idea de por qué? —Selene lo miraba fijamente.
—Yo... No tengo idea. Un montón de números aparecieron frente a mí. Por un momento, mi cuerpo se movió ajeno a mis pensamientos. No, ni siquiera pensaba en esa situación —respondió con una expresión amarga. —Quería preguntarte si tú sabías algo.
—Tengo algunas conjeturas, pero lo dejaremos por el momento. Igualmente, quédate con esa sensación —respondió Selene. —Descubriremos lo sucedido cuando estemos en el hotel.
—Me parece bien —dijo Noah con una sonrisa. —No me gustaría tener la mente en otro lado si sucede una emboscada nuevamente.
Se levantó de la camilla para estirarse. Le sorprendió sentirse rejuvenecido, como si nunca hubiera luchado a muerte. Buscó su rifle para colgárselo en el hombro. Selene flotó a su lado y le dedicó una dulce sonrisa. Noah asintió y se dirigió a la zona en donde viajaban los exploradores en el vehículo.
Selene lo miraba sin que se diera cuenta. Sumida en sus pensamientos, analizaba el curso de acción de Noah y su estado alterado.
—Primera secuencia —dijo para sí misma, sin que se transmitiera el comentario a Noah.
***
—Estoy cansado —se quejó Noah.
—¡Anímate! ¡Ya puedes irte a casa! —dijo Selene con entusiasmo.
En un punto del trayecto, se encontraron con el otro equipo de apoyo. Les ordenaron trasladar el cargamento al nuevo grupo, montar las reliquias que trajeron y regresar a la ciudad de Velt nuevamente. El convoy llegó sin problemas; algunos monstruos se acercaron, pero los despacharon con facilidad en comparación con el asalto anterior.
Noah bajó del enorme camión y se dispuso a finalizar su trámite con un encargado. Cuando terminó, la noche se cernió sobre la ciudad, a las afueras del primer muro. Extrañamente, el distrito comercial seguía bastante activo, con exploradores caminando por doquier.
—¿Qué debería llevar de comer? —preguntó Noah, su mirada fija en un menú de uno de los restaurantes del lugar.
—¿Qué te parece este? —indicó Selene.
Noah dio el visto bueno y se dispuso a pedir un pollo a la brasa. Le había prometido a Nari que le traería una sorpresa al regresar, pero no esperaba llegar tan tarde, así que decidió llevar una deliciosa cena por el momento.
—¿No te parece curioso? —preguntó Noah, esperando su pedido en una mesa situada en la parte exterior del restaurante.
—¿Qué cosa?
—Mi cuerpo... está recuperado a un nivel anormal, casi a la par cuando usé la cápsula que nos conectó.
—Oh, eso es por las nanomáquinas con las que se desarrolla la medicina. Cuando estabas inconsciente, te suministraron una dosis de alta calidad. No querían reducir sus fuerzas cuando podrían terminar en otro aprieto al regresar —respondió Selene.
Se explayó un poco más sobre cómo funcionaba. Su cuerpo podía sanarse a nivel celular cuando ingería algún medicamento. Los huesos rotos, los músculos desgarrados, o incluso partes mutiladas, serían reparados y fortalecidos en el proceso para asegurar que la persona pudiera superar la situación problemática en la que se encontrara.
—La caja que compraste era barata; te mantendría consciente y trataría de mantener tus extremidades en movimiento, pero nada más. Si hubieras sido alcanzado por una bala, necesitarías una gran dosis y reposo para que fuera efectiva —finalizó Selene, esperando disipar sus dudas sobre el tema.
—Oh, comprendo, supongo que tendremos que adquirir las buenas —dijo Noah, pensando en lo que habría pasado si una bala lo hubiera alcanzado en una situación similar. Su expresión de desagrado reflejaba bien su opinión al respecto.
—Me parece bien. Mañana nos centraremos en la exploración de ruinas para mejorar tu equipo —dijo Selene, divertida por su reacción.
—Cuento contigo.
—¡Por supuesto!
Noah salió del restaurante con el paquete cuidadosamente envuelto en una bolsa térmica. El aroma del pollo a la brasa llenaba el aire, lo cual lo hacía sentirse de buen humor. Caminó por las calles de los barrios bajos hasta llegar al hotel en el que se hospedaba con Nari.
—¿Crees que siga despierta? —preguntó, sintiendo un ligero nerviosismo.
—Por supuesto. Probablemente te esté esperando con una mirada que mezcla preocupación y regaño —respondió Selene con una sonrisa traviesa.
Noah soltó una pequeña risa. Subió por las escaleras, y el eco de sus pasos resonaba en el pasillo vacío. Cuando llegó a la puerta de la habitación, respiró hondo antes de tocar.
La puerta se abrió casi de inmediato, revelando a Nari con el cabello desordenado y los ojos somnolientos. Aun así, al ver a Noah, sus labios se curvaron en una sonrisa de alivio.
"Llegas tarde," refunfuñó, cruzándose de brazos. "Pero al menos de una pieza."
"Traje algo para compensarlo," dijo Noah, levantando la bolsa de pollo.
Nari lo escudriñó con la mirada, tomó la bolsa y olió el contenido.
"Te perdono... Por ahora," dijo Nari, sonriendo ampliamente.
Noah esbozó una sonrisa y luego entró al pequeño apartamento. Ambos cenaron mientras él contaba los detalles de la misión, omitiendo las partes más crudas. Selene flotaba alrededor, fuera de la visión de Noah, observando seriamente su interacción.
***
Cynthia estaba reclinada sobre su silla con una expresión cansada. Había sido bombardeada con un montón de papeleo relacionado con la misión en la que participó Noah. Tuvo que pedir varios permisos para cubrir los gastos médicos del chico y su recompensa.
[¡Odio mi trabajo!], se quejó internamente. Su mirada vagó por unos momentos hasta que terminó en el archivo que contenía la información del chico. Lo tomó con un suspiro.
Al ser un explorador novato, no podía ponerle las manos encima. En su desesperación por arreglar la situación de alguna manera, optó por restarle compensación monetaria y brindarle un aumento de rango. De ese modo, podría acercarse a él sin llamar la atención de las compañías enemigas.
Leyó la parte donde se explicaba lo sucedido con el grupo de ladrones de Zael. No esperaba mucho del chico en primer lugar, pero superó sus expectativas, considerando su poca experiencia. Logró abatir algunas criaturas, algo normal para un explorador promedio, pero lo verdaderamente sorprendente fue retener al líder de la emboscada hasta que los soldados de Atlas controlaron la situación.
"Nada mal para alguien de la zona norte," musitó Cynthia, dando su aprobación.
Se levantó de su silla para estirar su cuerpo. Después de leer el documento, había tomado una decisión. Se preparó para salir e informar a sus subordinados sobre su próxima apuesta.
"Supongo que deberé conocer a mi inversión," murmuró antes de salir de la oficina.
***
En el último piso del rascacielos de la compañía de Atlas, se encontraba un hombre de mediana edad, mirando fijamente el paisaje que le ofrecía la ciudad de Ohara. Estaba sumido en sus pensamientos sobre lo que tendría que hacer a futuro.
—¿Aún piensas en eso? —dijo una chica que flotaba a su lado.
"Por supuesto," respondió de manera autoritaria. "Esos imbéciles revolucionarios no saben dónde se están metiendo, y si sumamos a las demás empresas, pronto estallará una guerra."
—No tienes de qué preocuparte, me tienes a mí, ¿no es así? —dijo la chica, siguiendo su mirada. —Todo saldrá como lo planeamos.
El hombre giró sobre sus talones, observó la enorme sala adornada con guardias robóticos y muebles de alta calidad. Caminó hasta el centro de la oficina.
"¿Realmente vale la pena?", preguntó en un tono serio. "Si recupero esa IA, ¿tendré lo que quiero?"
—Por supuesto, nada es imposible para las creaciones del viejo mundo —respondió la chica. —Claro está, si tus hombres están dispuestos a realizar esa masacre.
"Ese aspecto es lo que menos me preocupa," contestó con confianza. "Si cuidas a tus hombres como si fueran tus propios hijos, te seguirán a la ruina más profunda. Están en deuda conmigo, cumplirán mi objetivo."
La chica hizo una sonrisa maliciosa, imaginando divertida lo que sucederá. El hombre tan solo desvió la mirada y caminó hacia el ascensor. Había un solo testigo vivo sobre su misión fallida, y lo atraparía. Aunque tuviera que arrasar con el mundo entero para lograrlo.
***
El ambiente era oscuro y opresivo. El aroma de la carne chamuscada y el hierro de la sangre llenaban el aire. El humo negro que envolvía todo a su alrededor chocaba contra su piel, dejándole una sensación de ardor mientras intentaba recomponerse.
Estaba rodeado de siluetas sin rostro ni forma definida. El suelo, teñido de un rojo enfermizo, parecía pulsar al ritmo de su respiración acelerada.
"¿H-hola?", llamó Noah a la nada.
De repente, el sonido de pasos mecánicos resonó a lo lejos, cada uno más estremecedor que el anterior. Noah giró su cabeza en todas las direcciones, buscando la fuente, tratando de calmar el miedo que lo consumía. Recordó el asalto al convoy. Los disparos, los gritos, el peso de los cadáveres que tuvo que apartar en su camino...
Frente a él, apareció una figura que no podría olvidar: Zael, el líder de los ladrones. Tenía una expresión retorcida. Su carne estaba derretida y combinada a la fuerza con placas de metal en sus extremidades, su torso y su cabeza.
"T-t-tu...", tartamudeó Noah dando un paso atrás.
"C-crees que has escapado," dijo Zael, moviéndose erráticamente en su dirección. "P-pero esto es solo el comienzo."
Noah tropezó cayendo de espaldas al suelo. Respiraba con dificultad. Su corazón golpeaba con fuerza su caja torácica, como si quisiera escapar de la presencia frente a él. Zael también cayó al suelo. Su cuerpo estaba volviéndose más monstruoso, un híbrido de carne y metal. Se arrastró hasta casi estar encima del chico.
"Ríe todo lo que quieras," dijo Zael agarrándolo con fuerza. "Cuanto mayor sea esa alegría, más profunda será tu desesperación."
"Kegk... S-suéltame," espetó Noah intentando apartarlo.
Zael acercó su rostro, fijando sus ojos inhumanos en él.
"Por eso lo llaman maldición," susurró para luego soltar una carcajada aterradora. "No eres más que un peón... ¿Sabes que se siente ser reciclado?"
—¡Noah! ¡Noah! ¡Reacciona! —gritó una voz femenina.
Pero antes de que pudiera ver de quién era, Zael se abalanzó por completo sobre él, y justo cuando sintió que la sombra lo consumía, Noah abrió los ojos jadeando y empapado de sudor.
"Una pesadilla," murmuró inspeccionando la habitación del hotel.
El sol aún no había salido, pero la luz de la luna lograba filtrarse por las cortinas. Llevó una mano a su pecho, tratando de calmar el caos que sentía dentro. Pero las palabras de Zael no se iban.
[Por eso lo llaman maldición], pensó conflictivo.
—¿Un mal sueño? —preguntó Selene, quien flotaba a su lado con una expresión preocupada.
Noah se quedó mirándola durante unos segundos sin decir nada. Las memorias de su primera expedición y la misión del convoy pasaban por su cabeza. Pensaba seriamente si de verdad estaba listo para enfrentar los peligros del Páramo.
—Selene —dijo finalmente, rompiendo el silencio. —¿Realmente podré volverme un explorador capaz de ir a la zona oriental?
—Por supuesto, me encargaré de que así sea —respondió Selene extrañada. —¿Pasa algo? ¿Tu sueño tiene algo que ver con ello?
—No estoy seguro de estar listo —admitió en voz baja, apartando la mirada. Sus manos temblaban ligeramente.
Selene se acomodó frente a él, se inclinó y puso una mano sobre su cabeza. Aunque no pudieran tocarse, sabía lo que esa acción significaba para Noah.
—Durante la lucha anterior, lograste seguir el 60% de mis indicaciones con éxito —dijo Selene con firmeza. —Aún queda margen de mejora. Tanto tú como yo podemos seguir creciendo para pulir nuestra sincronización. Con el tiempo podré emplear mis demás funciones para apoyarte.
Noah alzó la mirada. Seguía descontrolado emocionalmente, pero el tono firme de Selene logró calmar el torbellino en su pecho. Forzó una sonrisa, reuniendo la determinación que faltaba en su interior.
—Dudar de ti mismo es normal, Noah, pero no permitas que te paralice. Con suficiente trabajo duro, te haré un explorador increíble —dijo entusiasmada al notar cómo su humor mejoraba. —Estaremos juntos pase lo que pase.
—¡Cuento contigo! —respondió, igualando su tono.
Selene asintió y le recomendó a Noah seguir durmiendo. El chico se acomodó mientras abrazaba a Nari, quien descansaba plácidamente. Al quedarse dormido, se encontró nuevamente en otro sueño, pero esta vez logró plantarle cara a Zael, dejándose llevar por la sensación que lo salvó la primera vez contra él, y el apoyo inquebrantable de Selene.