Los hermanos continúan su viaje hacia el corazón del Santuario del Eterno Retorno, enfrentando pruebas cada vez más difíciles. En una de las cámaras finales, se encuentran con el Guardián del Santuario, un antiguo guerrero llamado Kaelos, cuya misión es proteger el equilibrio del mundo.
Kaelos revela que el santuario contiene la esencia de todas las almas sacrificadas para sellar a Erebus, incluidas las de héroes como Naruto. Revivirlo significaría desatar las energías oscuras que el sacrificio de Naruto mantuvo contenidas.
"No solo revivirán a su hermano; también liberarán la ira de Erebus," advierte Kaelos.
Luffy, decidido a seguir adelante, se enfrenta a Kaelos en un duelo épico, mientras Kaneki intenta encontrar una solución en las inscripciones del santuario. Durante el enfrentamiento, Kaelos fuerza a Luffy a enfrentar su propia culpa por las vidas que ha perdido en el camino, incluyendo la de Hiro.
"¿Hasta dónde estás dispuesto a cargar con la culpa de tu egoísmo, Monkey D. Luffy?"
Luffy responde con lágrimas en los ojos:
"¡No es egoísmo querer a mi hermano de vuelta! Es esperanza. Y no dejaré que nadie me quite eso."
Aunque Luffy logra derrotar a Kaelos, el combate lo deja aún más debilitado, algo que no pasa desapercibido para Kaneki.