Naruto quedó solo, pero con el peso de las almas de sus hermanos. Sabía que no podía permitir que sus sacrificios fueran en vano. Decidido a poner fin a la amenaza de Erebus, Naruto usó el poder del Kyūbi y los fragmentos del chakra que Luffy y Kaneki habían dejado en él.
En la batalla final contra Erebus, Naruto convocó un jutsu prohibido aprendido durante sus viajes: El Reloj del Renacimiento, un jutsu que podía devolver la vida a los caídos, pero a cambio de la del usuario.
Mientras Erebus caía derrotado, Naruto sonrió. Sabía lo que tenía que hacer.
"Luffy... Kaneki... ustedes me enseñaron que la verdadera fuerza viene del sacrificio. Ahora es mi turno."
Con lágrimas en los ojos, Naruto activó el jutsu. La luz cubrió el mundo, purificando la oscuridad y devolviendo la vida a sus hermanos.