Celia estaba atónita. Sostenía una bolsa en su mano mientras estaba parada en la puerta, observando lo que sucedía en la oficina. La aparición de Celia no causó que Rodney se alterara o tuviera miedo en absoluto. Calmadamente giró su cabeza y preguntó:
—¿Por qué estás aquí?
Su voz era suave, pero sus ojos eran extremadamente fríos. Al ver su fría expresión, Celia sintió un escalofrío en su corazón:
—Yo... Estoy aquí porque...
Cuando vio que era realmente Ámbar quien estaba detrás de Rodney, se detuvo, sin encontrar palabras.
Pensaba que Rodney estaba coqueteando con alguna otra mujer en la oficina, pero no esperaba que fuera Ámbar.
—¿Por qué vino Ámbar a la oficina de Rodney? ¿Cuándo empezaron a verse? —los pensamientos de Celia estaban por todos lados. Al ver que Celia estaba con los ojos muy abiertos, Ámbar se burló interiormente. Empujó a Rodney y salió caminando a zancadas.
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