Tan pronto como dejó de hablar, la puerta fue repentinamente empujada y una voz fría dijo:
—Parece que el Sr. Mason se está divirtiendo.
Era una voz tan familiar. Mareada, Ámbar miró hacia la puerta. De pie en la puerta, Rodney vestía de negro, mirando lo que sucedía en la habitación con una expresión fría en su rostro.
Su visión borrosa se volvió gradualmente clara. El rostro familiar llevaba una sonrisa fría. Parecía estar tan por encima de todo, mirando todo ante él sin emoción alguna en sus ojos.
Ámbar cerró sus ojos en agonía. Preferiría ser ultrajada por los hombres antes que dejar que él la viera en un estado tan lamentable.
—¡Sr. Barrón! —El Sr. Mason no esperaba que Rodney viniera de repente. Puso una sonrisa complaciente y preguntó—. ¿He interrumpido algo?
—Este es mi territorio —dijo Rodney en un tono frío—. ¿No crees que me debes una explicación por causar problemas en mi territorio?
