—Mirando las pruebas contundentes frente a ellos, tanto Lloyd como Christian estaban impactados —comentó uno de ellos.
El niño en la foto, de unos cuatro o cinco años de edad, tenía el cabello rubio claro muy similar al color del cabello de Leonica hace cinco años. Sus ojos eran redondos y tenían un brillante tono de gris, que, al igual que el resto de sus proporciones faciales, se parecía mucho a los de Gabriel.
No podían negarlo, el chico al que ambos estaban mirando, o al menos la versión fotográfica, parecía mucho a un pequeño Gabriel insertado en Corel-draw y editado con mechones amarillos.
—Vaya, así que tienes un hijo —Lloyd tomó la foto, examinando el rostro del niño mientras la acercaba a sus ojos—. Un hijo de verdad —añadió con una sonrisa burlona—. Y yo pensaba que sería el primero en dejar embarazada a alguna chica. Felicidades, hombre.
Dejando de lado la innecesaria excitación de su amigo por la situación, Christian habló: