Leonica no pudo ocultar la expresión de sorpresa que arruinó su rostro ante las palabras de Ashely.
Parpadeó, una vez, luego una segunda vez antes de pronunciar la única frase que su mente logró conjurar.
—¿Qué?
—¿Mi...nuevo papá? —repitió Ashely, esta vez con vacilación mientras rápidamente percibía el aura problemática que emanaba de su madre.
¿Había dicho algo incorrecto?
—¡Maldición! —maldiciendo su estúpida boca sin filtro, el joven bajó la cabeza.
Las cejas de Leonica permanecieron fruncidas. No estaba segura de qué pensar. ¿Ashely quería que Gabriel fuera su...nuevo papá? ¿Qué? ¿Cuándo se habían vuelto tan cercanos como para que Ashely comenzara a albergar tales pensamientos?
¿O acaso esto era obra de Gabriel?
—No —Ella sacudió el pensamiento en cuanto cruzó su mente.
Gabriel era un bastardo astuto, pero no tenía por qué corromper a Ashely con esos pensamientos si no iba a obtener nada de ello.