Si el objetivo de Angelina era molestar y sacar de quicio a Leonica con su anuncio innecesario, entonces estaba teniendo éxito.
Al escuchar esas palabras, aunque esperaba escucharlas algún día, impactaron a Leonica como un ladrillo para el que no se había preparado físicamente.
Su paso hacia cualquier dirección concurrida que pudiera usar como alternativa de escape se detuvo, dándole a Angelina, que había visto su paso vacilante, la oportunidad de martillar la horrible, aunque increíblemente mentira para ella, en la cabeza de Leonica.
—Sí, me escuchaste bien. Estoy embarazada, y es de Gabriel, así que no te molestes en tratar de arruinar nuestra boda, después de todo, un niño bendecido como el mío, debería tener nada menos que una familia perfecta.
Angelina continuó alardeando, con las manos en sus caderas y pecho mientras se dirigía a sí misma en tercera persona.