Y lo hizo.
Las últimas palabras de Leonica hacia él calaron en lo más profundo, golpeando el corazón de Gabriel que ya estaba ocupado por los sentimientos encontrados que le había traído ver a Leonica después de cinco años.
Pero una cosa estaba clara, su transformación en los últimos cinco años, precisamente, cómo había comenzado a actuar indiferentemente hacia él, lo enfureció. Sin embargo, cuando se giró y la vio ascender al escenario para dar su discurso, con el foco de luz brillando a su alrededor, Gabriel no pudo evitar sentirse hipnotizado.
La Leonica que él conocía hace cinco años, nunca se habría atrevido a responderle. Habría estado tan asustada, tan quebrada, que no habría tenido el coraje de defenderse, sin embargo, aquí estaba ella.
Su aura había cambiado completamente y ya no era la misma mujer con la que se había casado y divorciado.