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—Sabes, verte perdido fue tan poco característico en ti. Te tomaste mucho tiempo, me hiciste esperar... y por supuesto, preocupándome. Esas son las dos cosas que nunca debes hacerle a tu prometida, cariño —dijo ella—. ¿Gabe, me estás escuchando?
Gabriel, aunque había sido nombrado y sería de cortesía responder, permaneció en silencio.
Actualmente, sentado en la ala de recuperación de Angelina y escuchándola soltar chismes sobre lo tarde que había llegado, casi una hora después de que ella llamara, los pensamientos del hombre constantemente se desviaban hacia cierto niño y su madre.
Leonica y Ash.
Sus pensamientos, desde que entró en el ala de recuperación, habían estado llenos de los dos. La escena que había presenciado se repetía en su mente. Pensamientos de Ash siendo hijo de otro hombre lo atormentaban.