—Ya tengo la cena preparada, podemos seguir con nuestra cita —dijo.
Lisa sonrió suavemente. Podía ver que él le escondía un secreto, pero decidió no insistir.
—Claro —respondió ella—, y él la condujo desde el pasillo hacia su terraza.
Ella estaba llena de emoción al observar la disposición frente a ella. Era absolutamente hermosa. Había una mesa preparada con diferentes platos, vino tinto y pétalos de flores en el suelo.
Él le abrió su silla y ella se sentó sonrojada por sus buenos modales.
—¿Te gustaría un poco de vino? —le preguntó ella al sostener la botella de vino y simplemente asintió, observando mientras él llenaba su copa hasta el borde.
Ella tomó la copa y el sabor del vino explotó en su lengua. Mantuvieron sus miradas mientras él le servía el plato.
Ella observó el cangrejo y la ostra en el plato, preguntándose en secreto cómo sabía él su plato favorito.
Gio tenía mucho más de lo que ella podría imaginar.