Después de dos semanas de entrenamientos y misiones de rango D, Masahiko comenzaba a sentirse más seguro en sus habilidades. Las pequeñas misiones le habían permitido reunir algo de ryō, que usaba para sus necesidades y para equiparse mejor. Durante uno de esos días, había reunido el valor para pedirle a Yūgao que le enseñara un jutsu de agua, ya que, aunque tenía la afinidad, no conocía ninguno.
Yūgao, sorprendida por su petición, había aceptado pero con la condición de que debía demostrarle que era lo suficientemente disciplinado. Desde entonces, habían intensificado sus entrenamientos.
Una mañana, Yūgao y Masahiko llegaron a la oficina de misiones, donde les informaron de una misión de rango C que requería escoltar una caravana a las afueras de la aldea. Masahiko sintió una chispa de emoción: una misión de rango C significaba un nuevo desafío.
Mientras caminaban hacia la entrada de la aldea, Masahiko, tratando de aligerar el ambiente, comentó:
– Sensei, sabes que eres la kunoichi más linda que he visto.
Yūgao le lanzó una mirada entre seria y molesta.
– Masahiko, si tienes tanta energía para hablar, úsalas para concentrarte en la misión –dijo con tono firme, aunque Masahiko pudo ver una pequeña sonrisa asomando en sus labios.
La misión fue tranquila al principio, pero durante el viaje, un grupo de bandidos intentó emboscar la caravana. Masahiko reaccionó rápido, aplicando las técnicas de rastreo y evasión que Yūgao le había enseñado, y lograron repeler el ataque juntos. Al regresar a la aldea, Yūgao le dio un reconocimiento por su esfuerzo y le dijo que estaba lista para enseñarle un jutsu de agua básico.
Masahiko, aún emocionado, sonrió ampliamente. Su entrenamiento apenas empezaba, y él estaba más decidido que nunca a demostrar su valía.
Aquí tienes el siguiente capítulo, donde Yūgao comienza a enseñarle a Masahiko su primer jutsu de agua:
Masahiko estaba ansioso mientras se dirigía al campo de entrenamiento con Yūgao. Había estado esperando el día en que ella cumpliera su promesa de enseñarle su primer jutsu de agua. Al llegar, Yūgao lo observó un momento antes de hablar:
– Hoy aprenderás el Suiton: Mizu no Muchi (Técnica del Látigo de Agua). Este jutsu es básico, pero si lo dominas, será útil en combate y para controlar tu chakra.
Masahiko asintió, sus ojos brillando de emoción. Yūgao le explicó la técnica, mostrando cómo concentrar el chakra y transformarlo en agua para formar un látigo flexible. Luego de observarla, Masahiko intentó replicarlo. Sin embargo, al principio solo logró crear un chorro de agua que se disipaba antes de tomar forma.
– Controlar el flujo del chakra y mantener la concentración es clave, Masahiko –dijo Yūgao, observándolo con atención–. Concéntrate en mantener el chakra estable y darle forma.
Masahiko asintió nuevamente, cerrando los ojos para enfocarse en la energía dentro de él. Tomó aire profundamente y, recordando las instrucciones de Yūgao, trató de controlar su chakra con precisión. Poco a poco, el agua comenzó a tomar forma, aunque aún se deshacía con facilidad. Sin embargo, tras varios intentos, logró formar un látigo corto que sostuvo por unos segundos antes de que se desvaneciera.
Yūgao esbozó una pequeña sonrisa de aprobación.
– Bien hecho para un primer intento. Con más práctica, podrás dominar esta técnica y adaptarla a diferentes situaciones.
A medida que caía la tarde, Masahiko continuó practicando, determinado a perfeccionar el jutsu. Yūgao lo observaba, satisfecha con su progreso y con la disciplina que había comenzado a mostrar. Justo antes de despedirse, Masahiko, con su tono juguetón habitual, comentó:
– ¿Qué te parece, sensei? Pronto dominaré este jutsu. Tal vez hasta seas tú quien deba tener cuidado conmigo.
Yūgao negó con la cabeza, reprimiendo una sonrisa.
– Sigue practicando, Masahiko, aún te falta mucho por aprender.
Mientras Masahiko se alejaba, sus pensamientos estaban llenos de posibilidades y un entusiasmo renovado por su entrenamiento. Aunque su camino como ninja apenas empezaba, sentía que cada día estaba más cerca de convertirse en alguien fuerte.
En las semanas que siguieron, Masahiko y Yūgao continuaron realizando misiones de rango D y C. Cada misión parecía una pequeña prueba, y aunque algunas eran simples como escoltar comerciantes o recolectar suministros, Yūgao insistía en que siempre hubiera algo que Masahiko pudiera aprender. Masahiko se sentía agradecido, aunque no perdía oportunidad de hacerle algún comentario coqueto, que usualmente provocaba una mirada seria de su sensei... pero a veces lograba arrancarle una pequeña sonrisa.
Un día, en una de esas misiones de rango D, Masahiko descubrió algo inesperado: un pequeño pergamino en una cueva, olvidado junto a los restos de lo que parecía ser una antigua fogata. Al examinarlo, se dio cuenta de que contenía información sobre un jutsu de agua, aunque el texto estaba algo desgastado. Decidió guardarlo, pensando que podría ser útil para sus entrenamientos.
Al regresar a la aldea, Yūgao notó su emoción y le preguntó sobre el pergamino. Masahiko, sintiéndose confiado, se lo mostró, explicando cómo lo había encontrado. Yūgao lo miró con aprobación.
– Este jutsu es de rango C, pero si continúas practicando, podrías dominarlo con el tiempo –le dijo–. Úsalo para fortalecer tus habilidades, pero con cuidado. No todos los jutsus son fáciles de controlar.
Masahiko asintió, emocionado por el desafío. Esa noche, practicó el jutsu en el campo de entrenamiento. Aunque sus primeros intentos fueron fallidos, recordó las palabras de Yūgao sobre la disciplina. Tras varios intentos, logró controlar el agua lo suficiente para darle forma, aunque todavía no era estable.
Con su nuevo pergamino y la guía de Yūgao, Masahiko sintió que sus habilidades estaban creciendo más rápido de lo que había imaginado. A medida que sus días transcurrían entre misiones y entrenamiento, empezó a entender la importancia de cada lección que Yūgao le daba, y aunque no podía resistirse a hacerle uno que otro comentario coqueto, ella lo corregía siempre con la seriedad de una maestra dedicada.
Masahiko cerró la noche con una sonrisa. Sabía que estaba un paso más cerca de convertirse en el ninja que siempre había soñado ser en su antigua vida.