Después de la misión contra Zabuza, Masahiko se da cuenta de la importancia de estar mejor preparado y decide dedicar algunos días al entrenamiento y a perfeccionar lo que ha aprendido hasta ahora. Al día siguiente, Masahiko comienza su entrenamiento en la técnica de la espada Kubikiri Hōchō, la gran espada que logró obtener. La práctica con esta espada gigante requiere un control preciso y gran resistencia, pero Masahiko se adapta rápidamente a su peso y equilibrio, motivado por el poder y estilo que le aporta a sus habilidades en combate.
Entre sus entrenamientos, Yugao le ayuda a perfeccionar su control de chakra y sus habilidades en taijutsu para asegurarse de que esté en su mejor forma física. Masahiko también dedica tiempo a repasar el jutsu de agua que aprendió del pergamino y a perfeccionar el jutsu de barrera de tierra que Yugao le enseñó, asegurándose de que puede confiar en estas técnicas en medio de la acción.
Al cabo de unos días de arduo entrenamiento, el Hokage le asigna una nueva misión. El Equipo 8, liderado por Kurenai, necesita un refuerzo en una misión de rango B que subió de nivel. Masahiko se siente emocionado por la oportunidad de trabajar con ninjas experimentados y enfrentarse a retos diferentes a los anteriores. Al prepararse, recuerda el apoyo de Yugao y la confianza que el Hokage está empezando a depositar en él, lo que lo motiva aún más.
Con su nueva arma y un renovado entusiasmo, Masahiko se dispone a unirse al equipo en su misión, listo para enfrentar lo que se le presente y demostrar lo que ha aprendido.
Al llegar al punto de encuentro con el Equipo 8, Masahiko observa a los integrantes: Kiba Inuzuka y su compañero Akamaru, Hinata Hyūga, y Shino Aburame, todos bajo la dirección de la sensei Kurenai Yūhi. Aunque los tres genin lo miran con cierta curiosidad, Masahiko mantiene una postura confiada, sosteniendo su nueva Kubikiri Hōchō como una muestra de sus experiencias recientes.
Kurenai explica que la misión ha escalado debido a la presencia de un grupo de mercenarios que protegen al objetivo, un desertor de Konoha que escapó con información importante. La tarea es recuperar los documentos y neutralizar al desertor. Sin embargo, su equipo se encontró con dificultades debido a las habilidades de sus oponentes.
Planificando la Estrategia
Kurenai pide a Masahiko que se presente brevemente y explique sus habilidades para saber cómo puede apoyar al equipo. Tras escuchar su descripción, la jōnin le asigna la función de proteger a Hinata, quien servirá como sus ojos al rastrear el paradero del enemigo. Kiba y Akamaru liderarán el avance, mientras Shino proporcionará apoyo a distancia con sus insectos.
El equipo se mueve rápidamente por el bosque, cada uno adaptado a su rol. Masahiko siente una mezcla de emoción y nerviosismo. Durante el trayecto, Hinata activa su Byakugan, lo que impresiona a Masahiko al ver la precisión con la que rastrea a los oponentes.
El Encuentro
Finalmente, llegan al campamento enemigo. Los mercenarios son más numerosos de lo esperado y, aunque no son ninjas de alto nivel, su experiencia en combate es evidente. La batalla se desata rápidamente: Kurenai toma la delantera, usando genjutsu para confundir a varios de ellos, mientras que Kiba y Akamaru atacan ferozmente, utilizando su combinación de velocidad y fuerza. Shino envía una oleada de insectos para interceptar a los que intentan escapar.
Masahiko, armado con la Kubikiri Hōchō, enfrenta a uno de los líderes de los mercenarios. Su oponente, un hombre corpulento con un martillo, parece subestimarlo al principio, pero rápidamente cambia de actitud cuando Masahiko bloquea sus ataques con agilidad y responde con poderosos golpes. Sin embargo, la espada es pesada y el combate se prolonga, poniéndolo a prueba.
Momento Decisivo
Cuando Masahiko empieza a sentirse agotado, Hinata se posiciona cerca y utiliza el Jūken para desviar un ataque que casi lo alcanza por la espalda. Agradecido, él aprovecha para realizar una maniobra arriesgada, saltando hacia el enemigo y activando un jutsu de agua que recién ha dominado. Este golpe de agua desconcierta al mercenario, dándole a Masahiko la oportunidad de acabar con él con la Kubikiri Hōchō.
La misión concluye con éxito: recuperan los documentos y regresan a Konoha sin bajas. De vuelta en la aldea, el equipo se despide. Kurenai le dice que tiene potencial, pero que necesita pulir su resistencia y control de chakra para mejorar en el combate.
Esa noche, mientras Masahiko reflexiona, se da cuenta de que tiene mucho por aprender. Su tiempo con el Equipo 8 ha sido una experiencia valiosa, y sabe que, con Yugao como mentora y su entrenamiento constante, llegará a ser más fuerte para enfrentar los desafíos que le esperan.