Masahiko y el Equipo 8 regresaron a Konoha después de completar la misión de rango B. Con las heridas de la batalla aún frescas, pero sintiendo la satisfacción de haber superado su primer enfrentamiento serio, se dirigieron al despacho del Hokage para reportarse.
– Buen trabajo, –les dijo Hiruzen Sarutobi al recibir el informe–. La misión fue peligrosa, pero han demostrado que son ninjas confiables.
Después de la charla, Hiruzen entregó las recompensas de la misión, y Masahiko sintió una ligera emoción al recibir su primera paga por una misión de rango alto. Además, como fue quien derrotó a Gantetsu, se le otorgó una pequeña recompensa adicional de ryō por haber eliminado a un criminal peligroso. No era una cantidad exagerada, pero para Masahiko, ese dinero representaba el fruto de su esfuerzo y crecimiento.
Al día siguiente, Masahiko pasó un rato en las tiendas del mercado de Konoha, evaluando opciones de equipo. Pensó en comprar una katana, pero luego decidió que no era el momento; aún le faltaba experiencia en el combate con armas. Además, su enfoque estaba en mejorar sus habilidades de ninjutsu y taijutsu, algo que sentía más útil en ese momento.
Durante los días siguientes, la vida volvió a la rutina de entrenamiento y misiones menores. Yūgao se mostró satisfecha con el progreso de Masahiko y decidió enseñarle un jutsu defensivo de tierra: el Doton: Doryūheki (Muro de Tierra). Bajo su supervisión, Masahiko trabajó en la creación de una barrera que podía alzar para protegerse de ataques, aunque requería bastante concentración y chakra para mantenerla. Al final de una intensa semana de práctica, logró dominar el jutsu lo suficiente como para usarlo en combate.
Además, Masahiko continuó estudiando el pergamino de jutsus de agua que había encontrado. Aunque muchos de los jutsus eran complejos, consiguió aprender uno de rango básico, el Suiton: Teppōdama (Proyectil de Agua), que le permitía disparar bolas de agua como proyectiles. El proceso le exigió mucha paciencia y precisión, pero el esfuerzo valió la pena, y tener un jutsu de ataque a distancia le daba una ventaja adicional.
Masahiko estaba empezando a sentirse más seguro en sus habilidades cuando Yūgao llegó un día con noticias urgentes.
– Masahiko, el Hokage nos ha asignado una misión especial –le dijo con seriedad–. Se necesita apoyo para el equipo 7 en una misión de escolta. Han tenido problemas con un ninja renegado de la Aldea Oculta de la Niebla llamado Zabuza Momochi, y la situación podría volverse peligrosa.
La seriedad de Yūgao le dejó claro que esta misión no sería sencilla. Zabuza era un nombre que había escuchado antes en sus lecturas en la biblioteca. Era un ninja legendario, un experto en técnicas de agua y poseedor de una de las Espadas de los Siete Espadachines de la Niebla. Masahiko sintió una mezcla de emoción y nervios; sabía que este enfrentamiento podría poner a prueba todo lo que había aprendido hasta ahora.
Con la determinación grabada en su rostro, se preparó para acompañar a su sensei. Esta misión sería un verdadero reto, y Masahiko estaba listo para demostrar que podía enfrentarse a cualquier enemigo, incluso a alguien tan temido como Zabuza.