Bajo la tenue luz de la luna, el silencio de la habitación se quebraba con susurros ahogados. valeria se encontraba atrapada entre la lujuria y la incertidumbre, el aroma a perfume y a deseo flotaba en el aire. Esa noche, cada caricia era un eco del pasado, cada beso, una promesa no cumplida.
La música pulsaba en el fondo, creando una atmósfera cargada de tensión. Las sombras danzaban en las paredes, y en ese juego de luces y oscuridad, los secretos se escondían entre las sábanas. valeria cerró los ojos, entregándose a la pasión del momento, pero en su mente, un eco persistente la llamaba de regreso a la realidad, recordándole lo que había perdido y lo que aún estaba por descubrir.
Mientras las horas se deslizaban entre sus dedos, el deseo y la melancolía se entrelazaban, y valeria sabía que, al final de esa noche, no solo su cuerpo sería tocado, sino también su corazón, dejando una marca que resonaría en su alma.