—¿Qué tipo de regalo de bienvenida me has traído? Estoy dispuesto a ignorar sus groserías si tienes algo bueno —sugirió el Jefe.
—Primero, solo estoy con ellos porque sospechan que soy un espía de la Nación del Dragón Dorado, y me están llevando bajo custodia para interrogarme en la ciudad. Pero te traje esto —respondió Karl.
Le entregó al Orco el libro de habilidades garabateado apresuradamente y el Jefe lo tomó con una mirada curiosa, luego lo abrió.
El libro desapareció y el aire se llenó de maldiciones mientras las armas volvían a aparecer.
—¿Qué diablos le diste? ¿Era eso un libro de habilidades? ¡Todos en guardia, los Orcos podrían tener un Usuario del Sistema! —gritó el oficial Demonio del Rango Monarca de cabello púrpura y esbelto.
—Relájate, es una habilidad para golpear gente en la cara. Es específico de los Orcos, no muchos otros pueden usarlo —explicó Karl, con las manos en alto en señal de rendición, mientras docenas de espadas apuntaban hacia él.
