Las hechizos de área estaban haciendo su magia sobre los zombis, y cada oleada que reemplazaba a otra que había sido destruida estaba en peor condición. Entonces, durante unos gloriosos momentos, no hubo más zombis en la línea del frente, solo heridos tambaleándose a través de la ventisca.
—Recuperen el aliento y prepárense para la próxima oleada. Después de esta, será una oleada constante de zombis heridos, pero las tormentas ayudarán a evitar que la batalla atraiga a más de estas criaturas —gritó el Príncipe Corbin a los miembros de su Secta.
El equipo de Karl, que en su mayoría eran criaturas invocadas, podía cuidar del influjo durante unos minutos. Con el daño de área y el lento movimiento de los zombis, estaban llegando ya seriamente dañados.
Además, con la ola inicial muerta, estaban perdiendo su guía y ya no avanzaban directamente. Estaban deteniéndose en la tormenta, y muchos de los débiles morían sin llegar siquiera al frente.
