```
Karl comprobó la colocación de las bolsas de olor en el vestíbulo, asegurándose de que iban a impregnar la habitación para disuadir a los duendes, luego colocó otra cerca del comedor en caso de que tuvieran que retroceder. Dificultar que los duendes siguieran su olor facilitaría tenderles una emboscada, y cuanto más pudieran matar antes de que la tribu se diera cuenta de que algo iba mal, mejor.
—[Vienen directamente hacia ti. ¿Quizás puedan oleros?] —preguntó Halcón unos minutos más tarde mientras observaba a los duendes dirigirse directamente hacia el centro del pueblo, al lado del edificio del gobierno donde Karl y Dana estaban escondidos.
—[Gracias. Estamos en ello.]
—Dana, súbete a ese escritorio y abre la ventana que tienes encima. Puedes lanzar misiles mágicos desde ahí, ¿cierto? Eso debería darte un mejor ángulo sobre los duendes que vienen hacia la plaza del pueblo. Yo voy a salir y cerraré la puerta detrás de mí, así podré atacarlos adecuadamente —susurró Karl.