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Karl se concentró en su meditación mientras terminaba el último turno de la noche, y el recién formado cuarto espacio comenzó a expandirse rápidamente en su mente, absorbiendo todo lo que podía obtener, junto con los remanentes persistentes de energía que la espada de Karl había proporcionado durante la pelea del día anterior.
Con los otros tres espacios esperando a sus ocupantes para avanzar, y siendo este cuarto espacio tan pequeño, el cambio fue inmediatamente obvio, y el mejoramiento del enfoque estaba expandiendo el área mucho más eficientemente que simplemente vertiendo energía en el espacio.
Los Monjes sabían lo que estaban haciendo con certeza, y esto era tan superior al método de prueba y error que Karl se sentía tonto por no haber pensado en pedirles ayuda en primer lugar.
Los demás comenzaron a despertar, y Karl podía oler la comida cocinándose, así que trasladó la mayor parte de su enfoque al mundo exterior y dejó que el nuevo espacio se formara naturalmente.
