—¿Tienes sentimientos hacia mí?
Vladimir no estaba preparado para esta confrontación repentina. Se quedó allí en silencio, encontrándose con la mirada inquisitiva de Atenea.
Sus labios se curvaron en una sonrisa hipnotizante mientras extendía su mano para acariciar suavemente su mejilla. En el instante en que sus yemas de los dedos hicieron contacto con su piel, Vladimir sintió una oleada de electricidad recorriendo su cuerpo, encendiendo su deseo oculto por ella.
Sus acciones destrozaron el último hilo de su autocontrol restante. Los brazos de Vladimir envolvieron instintivamente su cintura, atrayéndola hacia él con una urgencia nacida de añoranza y deseo.
Su penetrante mirada se detuvo en el rostro de la mujer que cautivó su corazón. En ese momento, todo en lo que podía pensar era en besarla con una intensidad que reflejaba la profundidad de sus sentimientos por ella.
Mientras miraba sus labios, sintió un impulso abrumador de devorarla y despojarla de sus besables labios.