Hannah respiró hondo. En su memoria, Roberto siempre llegaba temprano a casa para estar con Brianna o la llevaba a cenas a la luz de las velas. Su amor había durado más de una década, pero desde que apareció aquella marca de lápiz labial, su padre había estado llegando tarde a casa todas las noches, nunca antes de las once.
—Mamá, ¿no deberías actuar rápido? Deshazte de la amante antes de que se convierta en una verdadera amenaza —dijo Hannah con fiereza.
Brianna se burló. —Aún no hay mujeres sospechosas alrededor de tu padre, pero eso no durará mucho.
—Mamá, ¿estás diciendo... que Papá desconfía de ti?
—Por supuesto. Después de tantos años juntos, me conoce bien. Hubo un tiempo en el que me fue infiel antes, y me deshice de esa amante en silencio. Pero con los años, ha empezado a sospechar de mí.