—¿Cómo puede ser? —Zein apretó los dientes. No podía ver su entorno, lo que le recordaba a cada misión que había atravesado en la Zona Mortal. Pero aunque no podía ver, podía sentir. Su piel, sus nervios, sus células recordaban la sensación.
Ese miasma espeso que se sentía tan pesado en la piel, la dificultad para respirar que causaba, la escalofriante inquietud en su espina dorsal...
No había lugar a dudas; la sensación era la de la Zona Mortal.
Pero... ¿cómo?
—¿Capitán? —preguntó de nuevo Brisk, sacudiendo su brazo, y Zein salió de su shock.
Parpadeó lentamente y tomó una respiración profunda, calmado su mente. Correcto, podría pensar más tarde. Inmediatamente, deslizó el anillo de almacenamiento y sacó las gafas de visión nocturna.
—La linterna no puede... —hubo un sonido frenético de clics desde el lado izquierdo de Zein, donde estaba Dean.
Equipándose con sus gafas, Zein informó a los dos guías.