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Chapter 13 - Capítulo 12 Encuentro afortunado

Mercado secreto, zona de subastas.

En una cueva que se alza 8 metros, con pilares de madera que soportan el techo en ambos lados, se puede observar vendedores de algunos puestos en el piso sentados, llamando a los esclavos que pasan frente a ellos, tenían mantas en el suelo, dónde se podía observar en algunos casos alimentos, herramientas, ropa, objetos de uso diario, alcohol y muchas cosas desconocidas para Arthur.

Avanzando por el centro de la cueva, en un puesto de objetos deteriorados, un anciano se levantó de su puesto y comenzó a hablarle.

— Vendedor: joven amigo, ven a observar mis productos, tengo cosas impresionantes e interesantes provenientes de la superficie, pueden mejorar tu calidad de vida, ten por seguro que encontrarás algo útil.

Arthur miro de reojo, pero no prestó mucha atención y siguió adelante hasta otro puesto.

En el siguiente puesto Arthur fijó su mirada sobre un objeto en especial, algo que había sido visto por el anteriormente.

— Vendedor: amigo, si estás interesado en algo, puedes preguntar, estoy aquí para servirte en todo lo que quieras, puedes tocar con confianza.

En una pequeña mesa de piedra, de solamente un par de pies de altura, cubierta con un cuero desgastado, se encontraban varios objetos, desde tasas, platos, utensilios, herramientas, accesorios y algunos materiales como telas, papel y tinta.

habían un par de objetos que Arthur tomó, el primero era un tazón de madera, algo antiguo, en él tenia una marca, era la marca real del reino Seredine. El segundo era un objeto en particular que llamó la atención de Arthur cuando vió la mesa por primera vez.

Una caja de madera de un pie de largo, una pulgada de alto y solo unas 4 pulgadas de ancho. Estaba abierta, dentro de ella había un cuchillo oxidado, pero más parecido a una daga, aunque la caja estaba casi en perfectas condiciones, la daga se abría desgastado con el pasar del tiempo, estaba mayormente oxidada y parte de su hoja había sido destruída , cómo un corte diagonal desde la punta hasta la mitad de la daga.

— Arthur: Quiero ésta caja, dijo mientras extendía su mano y la observaba de cerca, tomó la daga, paso su mano sobre ella, removiendo parte del óxido y revelando una figura que estaba tallada en ella.

— "ésto es..." Pensó Arthur para si mismo.

— Arthur: ésto, ¿cuánto es su valor?

— Vendedor: Oh, tienes buen ojo, dijo mientras juntaba sus manos y se acercaba rápidamente.

— Eso es una daga antigua de la mina, no sabemos de hace cuánto tiempo, pero posiblemente sea de hace más de 300 años. Tiene un valor muy adecuado para su tipo... Tiene una historia muy interesante, el hombre que me la dió...

— Arthur: Ejem, cof cof... No me interesa quién te la dió o qué pasó después. Dijo mientras hacía un gesto con la cabeza mostrando desinterés por la historia. Soltó la daga y se preparaba para seguir su camino.

— Vendedor: espere estimado cliente, no te vayas, todavía no te digo el precio. Normalmente la vendería por 5 mil, pero por qué me caes bien y como es la primera vez que me compras, te daré un 20 % de descuento, tan sólo dame 4 mil créditos y esa daga junto con la taza serán tuyos.

— Arthur: Tss, ¿Me quieres estafar?de dónde crees que sacaré yo 4 mil créditos, te podré dar mil créditos, es todo lo que tengo.

— Vendedor: Ash, es imposible chico, 4 mil créditos, nada menos.

Arthur se da la vuelta y antes de poder dar su segundo paso escuchó un "¡espera!"

— Vendedor: chico que tal si hacemos algo, yo te doy ésta daga, pero entiende que mil créditos no es suficiente, que te parece si me das los mil créditos y deja alguna... El viejo se acercó al oído de Arthur y murmuró: "piedra de aurora de calidad alta".

— Arthur: ¿Crees que es tan fácil conseguir una cosa de esas? Dame la daga, te doy los mil créditos y me esperas un par de días hasta que pueda conseguirte la piedra de aurora, ¿Estás de acuerdo?

—Vendedor: está bien, pero joven no me intentes estafar, no hay lugar dónde escapar en ésta mina, escribe aquí en éste papel tu nombre, tu número de esclavo y tu zona de trabajo. Vamos allá, en ese lugar hay un administrador del gremio comercial para completar las transacciones del mercado. Señaló una tienda de madera en medio del mercado.

—Arthur: ah, otra cosa, ese tazón me serviría para tomar un par de tragos con mis compañeros, ya qué me lo habías ofrecido anteriormente, me lo puedo llevar, ¿Cierto?

—Vendedor: es un tazón que encontré hace mucho tiempo, normalmente lo uso para guardar cosas pequeñas, pero si me das 20 créditos por él, es tuyo, tómalo.

Arthur completó su compra y tomó de nuevo rumbo al mercado secreto. Recorrió los túneles oscuros y estrechos que había recorrido hace algún tiempo.

Había muchos esclavos que suelen colocarse capucha o cubren sus rostros con máscaras artesanales y no ser reconocidos.

Arthur encontró un vendedor de objetos artesanales y compró un par de máscaras.

Caminó por los pasillos del mercado algún tiempo, tratando de conseguir algo que llame su atención o que nunca haya visto, compró algunos condimentos, caminó entre la multitud y al llegar a una esquina oscura y sin iluminación cruzó, se dirigió a una tienda al final del pasillo, un cartel pequeño se posaba en una de las paredes oscuras resaltando por las piedras de aurora brillantes incrustadas en sus letras.

Pabellón Golden Bell.

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Al ingresar a la pequeña choza Arthur pudo ver varios estantes con algunas herramientas y objetos de uso cotidiano, en el centro había un anciano sentado en una silla de cuero, revisando algunas piedras de Aurora con una lupa.

—Anciano: Bienvenido joven, adelante ¿Qué es lo que desea de nuestro pabellón Golden Bell?

—Arthur: Escuché de un amigo que aquí podría obtener algunas cosas de la superficie en subasta. Herramientas, decoraciones, comida y algunos objetos "especiales" para disfrute personal.

— Anciano: lo siento, debes estar equivocado, aquí sólo vendemos herramientas cómo picos, martillos, pala, cincel, cucharas, suministros para alimentación y algunas medicinas.

— Arthur: Señor, definitivamente estoy en el lugar correcto, sólo mire ésto, es algo que conseguí del encargado Terry. Respondió mientras sacaba de su bolsa un pequeño objeto rectangular hecho de madera, en él estaba grabado una figura de una balanza con una pluma de un lado y lingotes del otro.

— Anciano: Oh, es una invitación, bienvenido, disculpe mi actitud anterior, es parte de las medidas de seguridad de nuestro pabellón.

— Mi nombre es Franco, soy el encargado de recibir a los participantes de la subasta.

— Arthur: gracias Franco, mi nombre es Arthur, soy un nuevo en ésto, no hay ningún problema, puedes guiarme a la subasta.

— Franco: me temo que no va a ser posible, hemos tenido algunos inconvenientes con la subasta, no es nada grave, pero de igual manera hemos cambiado las fechas para dentro de 2 días.

— Arthur: haa, parece que apresurarme hasta aquí no valió la pena, entonces tendré que volver en un par de días, iré a ver otros lugares.

— Franco: Mmm, es una lastima, si gustas te puedo recomendar algunos puestos interesantes, puede que encuentres lo que estás buscando.

— Arthur: ¡Bien! ¿Me puede decir cómo llegar?, es una buena noticia.

—Franco: oh, no no, hay un error, no podrás ir tú sólo. Mi sobrino se encargará de guiarte... ¡Dilan! ¡Ven inmediatamente! ¿Qué te decía? Mmmm... Bueno él te guiará y te presentará a dos amigos míos.

— Dilan: ¿Qué sucede tío? ¿Porque tanto escándalo? Se escuchó después de un momento, mientras ingresaba a la habitación rápidamente, un joven, de un vistazo se podía asegurar qué era más joven que Arthur, de al menos 13 años.

— Franco: quiero que acompañes a éste joven a la tienda de los vejestorios y a la casa de tu tía abuela.

— Dilan: ¡de verdad me vas a hacer morir! Sabes muy bien que la bruja casi me deja sin mis cachetes cada vez que tengo que ir a su casa, me queda doliendo toda la cara por una semana entera.

— Franco: no exageres, ve rápido, no dejes que te escuche decirle bruja, sabes muy bien lo que sucedió la última vez.

—Él es un participante de la subasta, llévalo a echar un vistazo, puede que encuentre algo que necesite. También necesito que cuando estés con tu tía abuela le entregues ésto.

Franco extendió su mano y le entregó una bolsa de tela del tamaño de un zapato.

— Dilan: Tss, está bien, tío, después de ésta me debes una, no vayas a olvidarte ni quejarte después.

— Arthur: hola niño mucho gusto, mi nombre es Arthur, estaré a tu cuidado.

— Dilan: sí, si, lo que sea, sígueme, no te quedes atrás o te perderás.

Dilan salió del pabellón Golden Bell y caminó hacia un pasillo al lado derecho de la mina que estaba completamente camuflado y sin alguna luz.

Arthur lo siguió de cerca mientras iluminaba el camino con una piedra de Aurora de calidad baja. Demoraron más de 15 minutos hasta poder ver el otro lado del pasillo, la salida estaba sumamente iluminada, poco a poco se acercaron y después de salir, Arthur fue cegado por la luz al final del túnel.

— Dilan: llegamos a la zona secreta, hay algunas tiendas que venden contrabando traído de la superficie. En éste lugar puedes encontrar muchas cosas que han sido dejadas atras en el transcurso de los años por los mineros antiguos y también muchas herramientas interesantes provenientes de la superficie hace muchos años.

— Terminas de revisar lo que sea que te guste, luego me puedes ir a ver allá en ese barril de madera que ves.

— Arthur: muy bien, gracias nuevamente, por traerme.

Dilan se apartó de Arthur mientras agitaba su mano en señal de asentimiento mientras se alejaba del lugar.

Arthur comenzó a recorrer el lugar, tomándose el tiempo de escuchar a un anciano de túnica gris, su cabello largo y muy bien peinado detrás de su cabeza, su voz era suave pero llena de madurez y sabiduría. Se acercó a escuchar lo que decía aquel hombre.

— Anciano de túnica gris: entonces así es como la señora Seredine, quién hace cientos de años luchó contra las fuerzas del reino Nórdic, teniendo la mitad de caballeros, logró derrotar a los traidores y proteger sus tierras, aunque terminó jurando que se sacrificaría en nombre de su pueblo, todos su pueblo estuvo celebrando su victoria durante días.

— Lo que no cuentan en la historia de reino, es que nadie sabe lo que sucedió con Seredine, aunque dicen que fue herida en la batalla y más nunca pudo caminar, la verdad es que ni el duque Valens volvió a ser el mismo. Porque después de ganar la batalla y entrar a las minas, desapareció sin dejar rastros. Par de años más tarde se fundó el Reino Seredine, Comprando su independencia con un objeto inimaginable, "un corazón de Aurora". Finalizó haciendo un gesto de majestuosidad al decir el nombre del objeto.

— El Reino de Seredine, que abarcaba casi todo el centro del continente Aurora y parte del norte hasta el río Nord. Se convirtió así en el Séptimo Reino.

— Lastimosamente la paz no duró mucho tiempo, pues luego de comprar su libertad, fue atacado por el Reino de Kayros, quiénes conquistaron varias ciudades al Norte de Seredine y se adueñaron de las minas más importantes, incluyendo ésta.

— Dicen que el espíritu de Seredine todavía ronda por las cuevas de las minas, arrastra a los mineros a lo más profundo de la oscuridad y nadie más los vuelve a ver más. En ese momento el hombre habló con tono misterioso y en un momento se escuchó un "Bam" " Bam".

Algunos de los hombres que estaban escuchando la historia dieron un salto de miedo, quién hizo el sonido fue un joven que se encontraba detrás del público, tocó una especie de tambor echo de un tronco y cuero de jabalí.

Arthur dejó de prestar atención a aquél hombre y continuó caminando hacia la tienda de los vejestorios.

Al ingresar en ella pudo ver qué era algo totalmente diferente a los puestos que se encontraban en las otras cuevas e incluso afuera de la tienda.

Habían estantes de madera con muchos objetos, desde vasijas, herramientas, esculturas de madera, comida, alcohol pero lo más extraño de todo, un estante en el fondo, que tenía un letrero grande de madera, con letras talladas que dice, "Vejestorios".

Frente a éste estante se encontraba un señor mayor de cabello blanco y largo, quién con un "¿Qué quieres muchacho?" Despertó a Arthur de sus pensamientos.

— Arthur: señor, mi nombre es Arthur, vine por indicación del señor Franco del pabellón Golden Bell.

— Gerom: eres un chico agradable, un placer conocerte, ojalá pudiera decir algo parecido de ese estafador, ¿a qué te ha enviado? ¿Te pidió que vinieras a pagar su deuda?

— Arthur: Eeh, no, estoy buscando alguna herramienta para minería o algún amplificador de luz para iluminar con piedras de aurora de calidad media, pero podría ser interesante encontrar algo fuera de lo común.