La información era sorprendente en varios sentidos, pero el último detalle era el más impactante, especialmente por un mensaje al final:
[Otros métodos de transformación o mejoras del mismo no se han desarrollado o no se han adquirido.]
Ese último mensaje era claro: existían otros caminos. Al observar a la criatura y considerar que podía llegar a ser tan fuerte como ella, sintió una tentación pasajera. Sin embargo, el riesgo de convertirme en un monstruo asesino sin inteligencia era un precio demasiado alto, suficiente para detener a cualquiera. Aun así, si existiera de otra manera, una que me permitiría conservar mi identidad… tal vez. Tener ese poder era algo que deseaba. Al menos dejaría de sentirme tan impotente frente a los desastres y cosas como esas.
Miré el texto durante un rato más antes de dejarlo a un lado. Seguir analizándolo no cambiaría nada por ahora. Lo importante era decidir dónde guardarlo, porque sin duda era un tesoro.
Por ahora, tenía otro asunto urgente que atender: lidiar con el "esqueleto en el armario". O mejor dicho, los cadáveres en la casa de barro.
Primero me encargué de los lobos. Tal como había planeado, vendí sus cuerpos enteros. Los lobos nativos se valoraban entre 1 y 3 monedas de plata cada uno, dependiendo de su estado. Sin embargo, no todos los lobos que nos atacaron eran nativos; algunos eran lobos de otras especies. Por estos últimos obtuve entre 20 y 90 monedas de cobre, según el nivel de daño que tuvieran. Cuanto más intactos estuvieran, mejor precio alcanzarían.
Una vez terminado con los lobos, pasó al cadáver restante. Tal como había descubierto, se trataba de un necrario.
[Cadáver de Necrario (Cobre)]
>Local: 75 monedas de plata
>Extranjero: 13 monedas de oro y 41 de plata
Casi se me cae la mandíbula al ver esos números. Revisé varias veces para asegurarme de que no estaba confundiendo el oro con la plata, pero no era un error. El cadáver valía muchísimo, especialmente fuera de esta región. No entendía por qué valía tanto más en el extranjero, pero la decisión era obvia.
Cuando el cadáver desapareció y las monedas aparecieron en mis manos, sentí que estaba en un sueño. Nunca antes había tenido tanto dinero. No tenía una idea exacta de cuán rico era, pero al comparar los precios de las cosas, no podía evitar sentirme afortunado.
Salí de la casa de barro con la lanza aún en la mano y convoqué a todos. Era hora de obtener la respuesta definitiva de mis esclavos. Como esperaba, la mayoría aceptó mi oferta y decidió unirse a mí. No es que tuvieran muchas opciones. Los arrebaté de sus campamentos, arrasándolos y los traje aquí, algún lugar desconocido para ellos, del que no tenían idea de cómo regresar. Además, después de lo experimentado ayer con los lobos y el necrario, nadie se atrevería a vagar solo por estas tierras.
Sin embargo, hubo dos que no estuvieron de acuerdo. De ellos, solo uno fue sincero al respecto. Cuando pedí lealtad, no lo hice solo por una cuestión de honor o por cumplir con la ceremonia; mi objetivo era activar la habilidad de [Líder]. Para que funcionara, debían aceptarme sinceramente como su guía. Al hacerlo, podía percibir cómo el contador de aumentaba seguidores, revelando también quiénes no eran honestos
Uno de ellos juró lealtad con palabras vacías, sin contar con que mi habilidad detectaría su engaño. No podía permitirme un traidor, así que en ese instante tomé mi decisión. Aunque fue breve, el peso de lo que estaba por hacer hizo que pareciera una eternidad.
"Bien, vamos a quitarles los grilletes" dije, señalando el área donde trabajaban los carpinteros y herreros.
Cuando todos se giraron y comenzaron a caminar, di una orden mental. Los grilletes de los dos rebeldes aumentaron de peso de inmediato, haciéndoles imposible seguir avanzando. En ese preciso momento, con la lanza ya en posición, clavé el arma en la espalda del hombre que había mentido. La hoja atravesó profundamente su carne; Realmente era una lanza de calidad.
El hombre soltó un grito ahogado, escupiendo sangre mientras caía al suelo. Aún respiraba, pero su cuerpo estaba paralizado por el dolor, incapaz de levantarse. Presioné más la lanza, hundiéndola aún más en su cuerpo. Preparándome para retirarla y apuntar al segundo hombre, entonces ocurrió algo inesperado.
"¡Por favor, perdóname! Me rindo, haré lo que quieras..." suplicó el otro, arrodillándose mientras lloraba.
Yo ya estaba decidido a acabar con ambos. Estaba mentalizado para hacerlo con mis propias manos o dando la orden a mis hombres. Sus súplicas no iban a detenerme. Sin embargo, justo en ese momento, algo llamó mi atención: el contador de esclavos cambió.
El hombre, al ver la brutalidad con la que mate al primero, estaba completamente dominado por el miedo. No sabía la verdadera razón de mi acción, pero el terror lo había doblegado. Aceptaría cualquier cosa, incluso la esclavitud, con tal de sobrevivir. Había intentado usar el miedo antes, pero nunca fue dio tan buenos resultados como ahora. El miedo solo funciona cuando es tan abrumador que destruye los principios de una persona, sometiéndola por completo.
Al final, las cosas salieron mejor de lo esperado. Ahora tengo una persona más en mi grupo de lo que había previsto. Somos 16. Nada comparado con lo que éramos antes, pero tendremos que aceptarlo y buscar formas de crecer.
...
Aunque no tan impactante como el día anterior, este fue otro día memorable, especialmente cuando llegó cierta hora crucial. Para mí y para todos los "extranjeros", un aviso resonó justo cuando el reloj marcó la misma hora en que comenzaron los desastres el día anterior.
[Felicitaciones a quienes lograron superar su primer desastre.]
[A todos los campamentos supervivientes, ahora comienza la segunda etapa de prueba inicial.]
[El próximo desastre llegará en 9 meses. Para superarlo, los campamentos deberán evolucionar a Aldea o alcanzar un poder equivalente.]
[A todos los individuos particulares, se informa que a partir de este momento podrán encontrarse elementos de fundación de imperios alrededor del mundo.]
[En los comercios, ocultos en las ciudades y lugares salvajes, o en posesión de ciertos seres. Estos elementos pueden adoptar diversas formas: permisos escritos, tokens, trofeos, herramientas decorativas, entre otros.]
[Estos habilitantes permitirán, después de 9 meses, fundar su propio imperio, otorgando otra oportunidad a quienes fallaron en esta ronda.]
[Este ciclo de fundación, desastre a los 3 meses, desastre a los 9 meses y nueva fundación, se repetirá en los próximos años. Sin embargo, la cantidad de "habilitantes de fundación" disminuirá progresivamente hasta alcanzar un número mínimo, que eventualmente desaparecerá cuando los competidores superen los desafíos de este mundo.]
Como todos los demás "extranjeros", escuché cada palabra con atención. Este mensaje significaba que había una segunda oportunidad para quienes habían fallado, y dado lo destructivos que son estos desastres, supuse que muchos la necesitarían. También ofrecía una oportunidad para quienes ahora se sintieran preparados o deseasen fundar un imperio con la experiencia adquirida. Sin embargo, lo que realmente me preocupaba era si más personas llegarían a esta tierra desconocida, como yo lo hice.
Reflexionaba sobre esto cuando los mensajes globales continuaron.
[Primera etapa inicial terminada.]
[Se restablece parte de la flora, fauna y otras características del mundo de forma parcial, continuando el proceso hasta alcanzar valores normales.]
Al principio, no entendí del todo lo que significaban estas palabras. Fue entonces cuando noté algo en mis sentidos que me llamó la atención: sonidos. El canto de los pájaros, algo tan común que parecía haber olvidado, llenaba ahora el aire. Durante estos tres meses, no había percibido su ausencia, pero ahora su regreso era inconfundible.
Mirando a mis pies, me di cuenta de otro cambio. Antes, el suelo estaba cubierto de un único tipo de hierba uniforme. Ahora podía distinguir una variedad de plantas, incluso musgo que comenzaba a crecer en los árboles a la distancia.
Y luego, los insectos. Moscas, mosquitos, hormigas, arañas... criaturas que apenas había visto en pequeñas cantidades hasta ahora, aparecieron en mayor número. Este mundo comenzaba a sentirse más vivo, más completo.
Sin embargo, esa vitalidad no era necesariamente un buen augurio. Los bosques nebulosos que ya eran inquietantes ahora resultaban francamente aterradores. Sonidos inexplicables parecían susurrar desde su interior, algunos semejantes a ecos de lamentos humanos. Ojos brillantes asomaban entre la niebla, desapareciendo en un parpadeo.
[Modificando reglas mundiales.]
[Velocidad aumentada.]
[Aceleración en el crecimiento, desarrollo y envejecimiento de gran parte de las existencias de este mundo (mayormente debajo del nivel heroico). Competidores no se verán afectados.]
Este mensaje fue incluso más impactante que los anteriores. Miré a mi alrededor, observando a mi gente y las plantas cercanas, pero no noté un envejecimiento extremo. No obstante, el verdadero problema era la magnitud de esta aceleración. ¿Sería un cambio moderado, como el doble, o algo más radical, como diez veces más rápido? Aunque no parecía una amenaza inmediata, sabía que debía tenerlo en cuenta.
[Los desastres han terminado. A los campamentos supervivientes, se distribuirán recompensas.]
Ese fue el último aviso, y tras él, ninguna otra notificación apareció. En el campamento comenzaron a materializarse varias cajas y recursos: suministros médicos, alimentos, herramientas, e incluso materiales para construir una casa.
El día terminaba con algo de esperanza, pero también con un peso de incertidumbre sobre lo que el futuro podría traer.
...
Retomamos nuestra vida en este mundo que ahora parecía más completo, pero también más complicado que antes.
Nuestro objetivo era claro: recuperar lo perdido y llegar aún más lejos. Sin embargo, aunque el camino era el mismo, los métodos debían cambiar. Hablo, por supuesto, de los saqueos.
Los saqueos eran nuestra única forma de crecer. A diferencia de otros campamentos esparcidos por este mundo, no sabía dónde me encontraba ni había rastros de civilización cercana. Además, la naturaleza aquí parecía particularmente hostil. No podía ofrecer asilo a otros "extranjeros" para convertirlos en mis subordinados, ni tampoco buscar directamente aliados entre los nativos.
Por tanto, los saqueos se volvieron nuestra única opción, al menos hasta que surgiera algo mejor. Decidí, sin embargo, que era hora de refinar mis métodos y darle un nuevo enfoque a nuestras acciones.
Primero, gracias al oro que habíamos acumulado, hice lo que debía: equipé a mi gente con armas y armaduras. No compré nada extravagante ni costoso, pues el nivel "común" era más que suficiente para quienes apenas sabían usar un arma. La diferencia de precio entre equipos de nivel "común" y "cobre" era considerable, y no valía la pena gastar tanto en un equipo que, en manos inexpertas, no haría mucha diferencia.
Con sólo 16 súbditos bajo mi mando, sabía que no podía arriesgarme a llevar demasiados conmigo en nuestras incursiones. Dejar el campamento descuidado sería un error. Así que seleccioné a seis de ellos para que me acompañaran.
Tras unas prácticas con las nuevas armas y las armaduras de cuero, retomamos los saqueos. Esta vez, nuestro enfoque sería distinto: ya no atacaríamos campamentos pequeños de forma directa. La diplomacia y la estrategia serían la clave, y nuestra fuerza, aunque limitada, estaría mejor preparada para enfrentarse a este nuevo desafío.
...
Segundo intento del día... El primer objetivo fue un campamento mediano, pero ni siquiera nos atrevimos a acercarnos. Este, sin embargo, era un campamento pequeño, con una sola tienda circular como habíamos visto antes.
Me seguían seis personas: tres hombres armados con espadas y escudos pequeños, y otros tres con arcos. Yo empuñaba mi lanza de cobre, aunque no era experto usándola. Aun así, me brindaba seguridad... y un cierto estatus.
Nos acercamos lentamente al campamento. Ya había explicado mi plan a mis hombres: aunque llevaban las armas bajas, estaban listos para levantarlas en cualquier momento. Caminamos sin ocultarnos, así que no pasó mucho tiempo antes de que nos notaran.
Una mujer que cargaba un balde lleno de agua lo dejó caer y gritó, alertando a todo el campamento.
Cuatro hombres y una mujer se prepararon, los primeros adelantándose con hachas, palos y cuchillos improvisados. Parecían intentar intimidarnos, pero era evidente que no tenían muchas posibilidades. Nosotros éramos más y estábamos mejor armados; sus "armas" no eran más que herramientas de uso diario.
Levanté una mano y apunté mi lanza hacia abajo.
"Esperen, no queremos pelear" dije con calma. "Venimos en paz."
Di unos pasos al frente, poniéndome ligeramente delante de mis hombres. Todo había sido planeado y ensayado; una señal bastaría para que los arqueros alzaran sus arcos y dispararan, o para que los guerreros cargaran hacia adelante.
"Somos miembros de una aldea en formación. Soy su líder, Lyricus, y estamos viajando para encontrar personas que quieran unirse a nosotros" expliqué con un tono que intentaba equilibrar amabilidad y seriedad. "Éramos muchos más, pero fuimos atacados por una criatura aterradora: un necrario. Si alguno de ustedes sabe de qué hablo, comprenderá lo peligroso que es."
Hice una pausa para evaluar sus reacciones y continué:
"Estábamos asentándonos lentamente, pero esa criatura, aunque la derrotamos, retrasó mucho el desarrollo de nuestra comunidad y nos quitó gente que queríamos. Nos dimos cuenta de que solos no sobreviviríamos. Solo juntos podemos enfrentar esta tierra llena de peligros. Así que les ofrezco esto: únanse a nosotros, júrenme lealtad como su líder y juntos construiremos algo más grande. Combatiendo esas criaturas que siegan nuestras vidas como el viento arranca las hojas en otoño.
No era el mejor orador, pero había practicado este discurso. Hice todo lo posible por sonar convincente. La tensión disminuyó un poco; aunque seguían desconfiando, mi oferta logró que bajaran ligeramente la guardia.
Intenté persuadirlos un par de veces más, con resultados mixtos. La mujer parecía interesada y, para disgusto de sus compañeros, se adelantó para hablar conmigo. Me preguntó sobre nuestro campamento, y respondí... aunque embellecí algunos detalles, especialmente sobre la cantidad de personas que teníamos. Le hablé con sinceridad sobre nuestros recursos, intentando tentarla con las ventajas de unirse a nosotros.
Poco a poco, logré convencerla. Finalmente, aceptó unirse, aunque sus compañeros seguían mostrando desconfianza. Antes de llevarla conmigo, le pedí que jurara lealtad, asegurándole que no permitiría traidores ni personas que dañaran a mi gente. Solo aquellos dispuestos a seguir las reglas serían bienvenidos.
Mis palabras fueron algo evasivas, evitando mencionar directamente que quien no obedeciera mi voluntad no sería aceptado. Pero funcionó. Al mirar el contador de súbditos, vi cómo aumentaba en uno.
Le sonreí y le extendí la mano en señal de bienvenida. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, levanté mi lanza y grité:
"¡ATAQUEN!"
Mis arqueros dispararon con rapidez contra los cuatro hombres que, sin esperar esta traición, quedaron expuestos. Sin protección y a corta distancia, las flechas fueron certeras, hiriéndolos al punto de desarmarlos. Mis guerreros avanzaron y acabaron con los heridos con sus armas.
La mujer se quedó pálida y temblorosa, casi en estado de shock. Sin embargo, ya estaba bajo el efecto de mis habilidades de [Líder] y [Amo de Esclavos]. Gracias a ellas, seguiría siendo leal a mí, incluso después de presenciar esto.
Con los hombres muertos, saqueamos por completo el campamento. Recolectamos recursos, dinero, herramientas e incluso la tienda. Aunque avanzamos lentamente debido a la carga, no dejamos nada atrás, salvo los cadáveres. Incluso la mujer, aún temblando, tuvo que ayudar a cargar las provisiones.
Un nuevo miembro y más recursos para nuestro campamento. Un pequeño paso, pero necesario para alcanzar nuestras metas.