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Chapter 4 - Ceremonia de Ingreso -Hikaru

Una vez sentado, noto que este lugar despierta mi curiosidad. Todo parece muy... ¿lujoso? Hay cosas que nunca había visto. Desde la entrada y toda su fachada hasta el interior, todo luce ostentoso y brillante.

También era cierto lo que decía mi hermana: hay personas de distintas razas. Yo solo conocía a los Humanos y los Demonios, pero parece haber personas con todo tipo de apariencias. Supongo que tendré que acostumbrarme a esto y no sorprenderme tan fácilmente. Aunque los asientos están divididos por clase en este orden: D, E, F, siendo la clase F la más alejada de este lado izquierdo del auditorio, no veo a nadie que no sea humano. Pero si miramos a la derecha, los asientos están divididos en: A, B, C, siendo el grupo A el que está más al frente del auditorio. En todas esas clases hay muchos estudiantes de diferentes razas; supongo que la mayoría son más fuertes que nosotros.

Me reclino un poco en la silla para estar más cómodo y veo el techo del auditorio, el cual tiene forma de domo. Lo raro son los dibujos que hay en él. Al observarlo detenidamente, veo una serie de imágenes de personas peleando contra dragones, y, a un lado, el dibujo de una mujer sosteniendo una lanza, peleando con una... ¿persona? Esa persona tiene alas y está escupiendo... ¿fuego? Qué tipo de persona será. Parece que toda la pintura en el techo está hecha para contar una historia, pero no me importa.

— Espero que esto empiece ya —susurro.

Justo cuando termino de decir eso, todas las luces del auditorio se apagan, y solo se encienden las luces que iluminan un escenario elevado por encima de los asientos, lo cual tiene sentido, ya que así todos los estudiantes podrán ver sin problema.

Un hombre de entre 45 y 50 años, con algo de barba en el mentón y el cabello largo trenzado de color negro, vestido con una túnica blanca con detalles amarillos brillantes, aparece por un costado del escenario.

Al mismo tiempo, noto la presencia de una chica que se acerca hacia mí. Cuando está frente a mí, me pregunta:

— ¿Está ocupado este lugar? —señalando con la mano el asiento vacío a mi lado.

La miro y pienso, ¿No ves que esta área está casi vacía? ¿Por qué te sentarías aquí?

— Está ocupado, lo sien...

— Gracias.

Antes de que pueda terminar de hablar, ella me agradece y se sienta elegantemente, cruzando las piernas. Supongo que solo preguntó por formalidad, realmente no le importó lo que le dije.

Discretamente la observo. Aunque está muy oscuro y no puedo verla bien, noto que lleva el mismo uniforme que Haruki. ¿Acaso será de su clase? En ese caso, ¿qué hace aquí sentada?

Ella nota que la estoy observando y, sin dejar de mirar el escenario, me dice:

— Seraphine.

— ¿Ah?

— Así me llamo. Ahora presta atención —dice con la mirada fija y seria hacia el escenario.

En ese momento, un recuerdo viene a mi mente. Teníamos 8 años, y mi hermana me estaba enseñando cómo debo presentarme, diciendo algo como:

— Siempre debes presentarte cordialmente con las personas, hermanito. En este mundo, las conexiones son lo más importante. Procura no ofender a nadie y háblales con respeto.

Después de recordar eso, me dirijo hacia ella y, con un semblante más serio, le digo:

— Encantado de conocerte —inclinando un poco mi cabeza—. Mi nombre es Hikaru.

— Mucho gusto, Hikaru —responde ella, volteando su mirada hacia mí.

Después de decirme eso, se gira en dirección al escenario. Viendo eso, yo hago lo mismo.

En ese momento, el hombre de la túnica empieza a hablar.

— Les doy la bienvenida, estudiantes de esta academia, a la ceremonia de ingreso.

El eco de su voz retumba por todo el auditorio y se escucha claramente lo que dice. ¿Será este el uso de la "magia"?

— Hoy marcamos el inicio de sus caminos. Frente a ustedes están las puertas que conducen a un mundo sorprendente. Esta academia tiene un legado escrito con la sangre de aquellos guerreros que forjaron su espada con el fuego de los dragones que mataron. Muchos de ustedes conocen las historias: historias de héroes que mataban a esas criaturas que surcan los cielos y caminan sobre la tierra, historias de cómo defendieron territorios para que aquellos que habitaban esas tierras pudieran ver un mañana. Pero lo que no se les ha dicho es que aquí, en este recinto, ustedes, cadetes, serán moldeados, entrenados, estudiarán y aprenderán todo lo necesario para derrotar a un dragón. Tal vez algunos pocos forjarán un nombre para así iniciar su propio legado.

— El verdadero poder no proviene de las bestias que domarán. El poder que necesitan es el de la voluntad: la voluntad de seguir adelante, sin importar las adversidades que enfrenten, sin importar qué tan desolador parezca el panorama. Algunos de ustedes no llegarán al final. Este camino no es para los débiles. Enfrentarán sus miedos, caerán ante sus debilidades y sucumbirán ante la oscuridad. Pero si perseveran, si permiten que el fuego de su voluntad arda en sus corazones, saldrán de aquí no como simples guerreros, sino como ¡guardianes y auténticos Arcanos!

— Recuerden, no están aquí por azar. Cada uno de ustedes ha sido bendecido y ha logrado despertar y manifestar los poderes de un dragón.

— Así que, cadetes, ¿están listos para emprender este viaje? ¿Están preparados para ser forjados por el fuego de Ares? Solo el tiempo lo dirá. Que la llama de Ares los proteja e ilumine durante su camino. Sean bienvenidos a la academia de cadetes, ¡Tracia!

Dicho esto, las grandes puertas del auditorio se abren, y una ráfaga de viento entra. Luego, las luces se encienden, iluminando todo el auditorio. Todos se levantan, incluida Seraphine. Sin saber por qué, yo confundido también me levanto.

— ¡Kalzar! —gritan todos al unísono.

No tengo idea de qué significa eso, así que me mantengo callado. Después de que lo dijeron y sin darme cuenta, Seraphine se dirige hacia donde está la clase A. No pude ver bien su rostro porque estaba oscuro, pero no parecía diferente a mí, es decir, a un humano. Ahora, viéndola de espaldas, noto que tiene el cabello suelto, de un negro muy oscuro, totalmente liso y tan largo que le llega a la cintura.

Supongo que no debería importarme a dónde vaya. Ya que todo ha terminado, camino tranquilamente hacia la puerta. Mientras camino, me doy cuenta de que toda la clase A sigue parada en el mismo lugar, y junto a ellos está el hombre que dio el discurso. Supongo que les estará diciendo algo especial.

— No queda de otra, tendré que esperar a mi hermana cerca de la puerta —susurro para mí mismo.