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Chapter 2 - Prólogo A

Me levanto de la cama, giré la cabeza y veo el reloj; Marca las 7:25. Me estiro y pienso que realmente no es tan tarde. La ceremonia empieza a las 8:00. Con una sonrisa pienso que ella debe estar realmente contenta por entrar a la academia. Sinceramente, estoy agradecido de tener un lugar donde dormir con mi hermana.

Por el momento, dejaremos de vivir en las calles y comeremos lo suficiente para saciarnos. Pensándolo bien, no es un mal lugar. De no ser por mi hermana, no tendría la posibilidad de estar aquí en estos momentos. Estos últimos meses han pasado muy rápido.

Me coloco el uniforme y me miro al espejo, que refleja a un chico de 15 años, de 167 cm, con el cabello rojo carmesí, un poco desarreglado, pero con una pequeña coleta en la parte de atrás. Mis ojos rasgados son de un azul intenso, con pestañas largas y cejas abundantes. Mi expresión natural refleja estar siempre alerta. Tengo una nariz griega, una boca pequeña y un mentón bien definido, con un cuerpo un poco delgado para mi edad. Pero esto no me sorprende, ya que la alimentación y el descanso son parte del crecimiento.

Como pensaba, este uniforme es diferente al de mi hermana. El mío es en escala de grises: un pantalón negro con un par de bolsillos a los lados, junto con una correa de cuero que tiene una abertura para sostener una espada. Llevo una camisa de tono gris claro, de manga larga (que se asemeja a las camisas victorianas), que hace juego con una corbata negra con el símbolo de la academia en el centro. Un chaleco gris con un par de botones y un saco largo, casi tan oscuro como la noche misma, me cubre casi por completo. Finalmente, unos zapatos negros de cordón completan el conjunto.

— ¿Esto no es muy elegante para mí? —Me pregunto en voz baja—. Supongo que me tendré que acostumbrar a esto.

Es hora de mostrárselo a mi hermana. Tímidamente salgo del cuarto y la veo. Desde que salí no ha dejado de mirarme. Avergonzado, me rascó la cabeza y le pregunto:

— ¿Qué tal me veo, hermana? ¿No se me ve raro el uniforme?

Ella, con una cara totalmente emocionada, me responde eufóricamente:

— ¡¿Qué es esto?! Te ves como una persona diferente. No cabe duda de que mi hermanito es muy guapo. La belleza es de familia, aunque no tan asombroso como tu hermana mayor, ¡jajaja! De hecho, soy la mujer más bella que conocerás porque...

Mientras sigue hablando, la ignoro. Con una expresión seria y entrecerrando los ojos, le respondo:

— Sí, lo que tú digas.

Muevo la silla a un costado de la mesa y me siento. Giró la mirada hacia donde está Haruki, aún presumiendo de su belleza, y la analizo.

Realmente no miente. En muchos aspectos, ella es mejor que yo. Solo hace falta una mirada para darte cuenta de que está en otra liga. Es una chica de 15 años, de 173 cm, con el cabello liso que le llega a la cintura. Una parte está acomodada en una trenza en forma de aureola que cae en la parte trasera. En el frente, dos mechones enmarcan su rostro, sin obstruir su vista. Su cabello es de un rojo carmesí, igual que el mío. Sus ojos son tan azules como el cielo, con cejas finas que acaban en punta, y largas pestañas que resaltan su mirada. Tiene una nariz pequeña y delgada, labios finos y una cara ligeramente alargada. Su cuerpo tiene proporciones casi perfectas.

Su uniforme es diferente al mío, y no solo porque es de chica. Los colores también son distintos: lleva una camisa blanca que combina con una corbata roja con el logo de la academia, un chaleco azul menta opaco con un par de líneas rojas, una falda roja que cubre lo necesario, botas largas negras y un enorme saco negro con rojo, con el emblema de la escuela en la manga derecha. Se ve bien. Realmente se ha esforzado mucho todo este tiempo. A pesar de venir de "ese" lugar, ha logrado mantenerse en forma. Está en mejor condición que yo. Supongo que, estando aquí, no tendré que preocuparme por ella. Tal vez debería hacer alguna actividad, como ejercitarme. Me falta masa muscular. Sí, eso debería hacer para poder seguir al lado de mi hermana.

Me doy cuenta de que sigue hablando y nota mi mirada.

— Y es por eso que yo soy la mejor.

— Si no le cortas, llegaremos tarde.

Haciendo un pequeño puchero, me hace caso y se sienta en la otra silla.

Miro unos platos con comida precalentada del día de ayer.

— Así que esto comeremos.

— Sí, es comida que sobró de ayer. Recuerda que no podemos desperdiciar algo tan preciado, ¿o acaso no te gusta?

— No es eso. Solo que aún no asimilo que podemos comer esto. Ya sabes, comida elaborada.

Mirando por la ventana, con la vista puesta en la academia a lo lejos, Haruki me dice:

— Hermano, ¿tú también te sientes así? La verdad, esto es nuevo para mí. No sabemos realmente nada de este lugar.

Gira la cabeza hacia mí y, con una mirada seria, y dice:

— Pero tengo presentes dos cosas de las que estoy segura. Primero, esto es lo mejor para los dos. Prefiero esto a seguir vagando en las calles. Y segundo, sin importar nada ni quién, yo siempre te protegeré.

Al final de decir eso, me sonríe. Su expresión demuestra felicidad, lo cual me tranquiliza.

— (Con una pequeña sonrisa) Claro, muchas gracias, hermanita.

Después de eso, ambos comenzamos a comer con alegría y agradecimiento. Al terminar, agradecemos por la comida, dejamos los platos en el lavadero y nos fuimos a la ceremonia.