En medio de aquella guerra los dos líderes de ambos bandos peleaban por el dominio, con el peli rojo que ataca sin piedad ni perdón, y la reina que busca la oportunidad para matarle. Ambos en una danza mortal que decidiría el destino de Inazuma.
Traspirando demasiado por el calor de la batalla, dejando sus puños caer y parados sobre la tierra húmeda como ensangrentada por la sangre que emerge de sus heridas, más a pesar de esto se mantienen de pie con la frente en alto por su ego que les impide caer.
Recuperando el aliento Samoko puede ver como los domos de energía habían caído, muchos cadáveres de kaniza y algunos pertenecientes a sus solados yacen en el suelo con flechas incrustadas en sus cuerpos, o quemados o con varios cortes.
—¿Cómo es posible? La mayoría de mis hijas... no, todas están muertas, ¡Te mataré Samoko! —La fémina entrelaza sus dedos meñique y anular, con las yemas de los otros tocándose y las palmas de esta se rozan. Un lobo gigantesco se alzo muy lejos detrás de ella cual pelaje es blanco como la nieve, y cuyos ojos son café oscuro con tonos rojizos siendo este un animal letal que sin dudar corre hacia este en busca de aplastarle.
—"Mi familia a muerto, Ei probablemente podría hacerse cargo de esto... ¿Porqué seguir luchando, si ya hemos ganado?" —En una especie de trance el demonio se muestra incapaz de hacer algo, puede escuchar solo las pisadas de la bestia más unas voces hacen eco a través de la masacre que era ese campo de batalla —¡Capitán Samoko, pelee!
Regresando en si el peli rojo agarra su lanza rápidamente, y con un tajo rápido corto a la mitad a la criatura cual cae y se desangra agonizante hasta unos minutos donde perece como lo hicieron las hijas de la reina. Última que golpearía sus palmas contra el suelo, y emergerían más de sus descendientes más se convertirían en cenizas por el aliento llameante del general.
—Mi cuerpo ya no puede más, creo haber luchado horas contigo. Solo me queda energía para una técnica que nos alejará a ambos de este mundo, en tanto ellos, y Makoto sigan vivos el resto me da igual... Técnica prohibida: Viaje a la realidad —Chocaría sus palmas como dedos, y con ello hecho sus cuerpos comienzan a desvanecerse en retazos de tela blancos. A diferencia de él que se mantiene relajado, ella trata de moverse —A-agh, maldita sea, no puedo moverme, ¡maldita seas, Samokooo!
En un solo parpadeo los dos ya no se encuentran allí, solo vistos por los 4 soldados que sobrevivieron a la guerra del norte. Katasuke es el primero en correr hacia el lugar donde estos estuvieron antes de desaparecer, corriendo pero tropieza al tener un puñal clavado en su pierna derecha.
—Katasuke, él se fue, debemos regresar a Arashi para ser atendidos por curanderos —Una mujer peli castaña de cabello corto, que tiene un parche en el ojo derecho, cuyos ojos marrón oscuro miran al cuerpo boca abajo del chico. Ella se arrodilla para darle la mano al ver como se dio la vuelta —E-el lo era todo para mi, Yumi-chan... como un padre, y ahora se a ido... a-ahora no se que hacer con mi vida.
Yumi le agarra la mano y tira de este para levantarle, cargándole en su espalda al ver como coopera más no dice nada. Ninguno del grupo parece siquiera pronunciar alguna palabra mientras caminan sobre la tierra con la sangre de sus camaradas, y la lluvia que indicaba la perdida a pesar de la victoria.
Al día siguiente se realizo un funeral por todos los caídos, muchas lagrimas se derramaron pero ninguna se vio por parte de Makoto que a partir de ese día se mantenía seria, y su sonrisa se desvaneció en el olvido.
—Seguro te preguntas que sucedió conmigo, en simples palabras no pude superar el dolor y hui a Sangonomiya donde me convertí en un ninja errante, nada más —Himori se encoge de hombros totalmente impasible al hablar sobre parte de su pasado. Cerrando el libro, este mira a la joven demonio expectante de su reacción.
—Ya veo, padre acabo con la reina, pero la princesa sigue viva... ¿puedo intentar yo acabar con ella? —La mirada de la muchacha se fija en el adulto, que desvía su atención hacia la ventana —Hm, creí haber escuchado algo moverse, como sea sobre tu pregunta, solo lo lograrás si entrenas más y creo que se quien podría ayudarte. Una cosa antes de ir, debes prepararte para pedir disculpas.
1 día después...
Kanya y Katasuke se encuentran afuera de una cueva, parados allí en espera de quien reside adentro. Él hombre con los brazos cruzados, mientras su discípula golpea ligeramente la tierra con su zapato izquierdo, que se detiene al ver la figura de Mei salir del interior de la cueva.
—¿Qué quieren? Hm, dejadme adivinar. ¿Deseas que te entrene, verdad mocosa? —La fémina hilichurl frota su ojo derecho con suavidad, para después descansar sus manos en sus caderas.
—Hm, Mei hablaré contigo más tarde, te dejo a cargo del trasero blanco de mi alumna —Himori le da la espalda a ambas mujeres, y comienza a andar de regreso a la cabaña de la doctora. Con la atención de la chica sobre la mayor que rueda los ojos —Solo te entrenaré por 4 días, como quieras emplear tu nueva fuerza no es mi problema. Hoy trabajaremos tu fuerza bruta, agarra esa roca grande y cárgala hasta ese árbol donde esta la carcasa de la cigarra que mudo de piel.
—¡Que, pero son 60 me...! Olvídelo, ¿Cuántas vueltas serán? —La hilichurl levanta su mano, siendo 4 sus dedos extendidos hacia arriba. Con las manos desnudas carga el objeto pesado, y camina apretando los dientes al sentir como de pesada era la roca.
Tras dos vueltas del cuerpo de esta comienza a emanar sudor, sus manos enrojecidas ya por la presión más se niega a detenerse. Sentada sobre el césped su maestra le mira, levantándose cuando contó las 4 vueltas.
—Bien, ahora salta al lago y nada. Da 5 vueltas, si te cansas rápido ve a la orilla —Sin siquiera dudarlo la muchacha entro al lago, y nada de un extremo al otro, era la 3 vuelta pero se detuvo en la orilla. —N-no puedo, maestra... c-cogh, e-estoy cansada...
—Por hoy terminamos, regresa a tu hogar y descansa bien —Al ver como la peli roja se marcha, esta se mantiene calmada allí mientras ve la llegada del atardecer. Escucha los pasos de alguien acercarse a ella —¿Qué querías hablar conmigo Katasuke?
—Siempre al grano contigo eh, quería preguntarte 2 cosas... —El chico se sienta a su lado, mientras admira con ella el atardecer. Inhala un poco de aire —¿Quisieras ser mi pareja?
—Vale, te ves bien supongo. Y, ¿la segunda? —Mei ladea la cabeza hacia la izquierda expectante, Katasuke ahora tiene un sonrojo fuerte que desaparece tras este agitar su cabeza volviendo en si mismo —P-pues, la segunda... ¿Podrías cuidar de Kanya? Le tengo apreció, y no quisiera que se muriera rápido jaja.
—No hay problema, esa mocosa es fuerte y bruta como una roca. El día en que muera yo seré capaz de decir z-zapates, ves no puedo jajaja, en fin ¿ahora que hacemos, querido? —La fémina posaría su mirada sobre él, con una sonrisa pícara al ya saber que desea su corazón como mente en aquel momento.