—Buenos días pequeña Kan... —Mery susurra con una sonrisa dulce en sus labios, acostada de lado para ver a la joven súcubo que al escucharla le da un puñetazo en toda la cara. Acabando la fémina cual solo era cubierta por un kimono blanco en el suelo de espaldas a este, para levantarse como acaricia su mejilla roja del golpe —Auch, ¡¿Porqué golpeas mi bello rostro, mocosa?!
—Eh, b-buenos días, l-lo siento solo fue un reflejo —Las mejillas de la súcubo se sonrojan a la vez que deja la cama, con la adulta dejando escapar un profundo suspiro antes de volver a mirarla con cierta calma característica en ella —El desayuno esta en la mesa, y tu abdomen esta algo, ¿Estas embarazada?
Al escuchar eso la muchacha se quita la camiseta, para ver como tiene una pequeña barriga en lugar de su figura delgada. Trazando líneas con su pulgar sobre esta para así percibir cuan real es esa situación, capaz de percibir un calor ligero y algo agradable.
Rápida fue la doctora dejando la habitación para regresar con un libro, Kanya ve como la otra ojea varias hojas a gran velocidad, actitud emocionada que hace sudar ligeramente a la demonio ya avergonzada. Deteniéndose en una pagina la rubia le observa con chispas en sus ojos verdosos.
—¡Es muy interesante, dice que las súcubo pueden dar a luz pasado 3 meses! Desde la impregnación, el bebe ya comienza a formarse si esta se encontraba en celo. Según dice aquí porque estas son reproductoras por na... —Se detiene al sentir un fuerte agarre sobre su hombro derecho, despegando la vista del libro de características médicas en especies para ver a la joven mirándole fijamente con una vena brotando sobre su frente —Yo soy una guerrera, como mi padre... ¡entendido!
La tensión se vuelve fuerte en el ambiente tanto que el silencio reina en la habitación, pero Kanya deja la habitación con calma agarrándose el vientre por cada paso que daba, seguida por la doctora cual no le quitaba la mirada de encima.
Ambas se sientan en las sillas para así estar en frente de la mesa, y sus platos de comida. La joven demonio comienza a comer algo desesperada, tomando un trago de agua al finalizar para después levantarse entrecerrando los ojos volviendo a tocar su vientre.
—Todavía me cuesta asimilarlo, un hijo. ¿Porqué a mi?, yo deseaba entrenar y ser más fuerte, como sea, ¿te dijo Mei si entrenaré con ella hoy? —Al escuchar aquellas palabras provenientes de la otra, ajusta sus lentes como saca un cuaderno de un cajón. En este se puede ver algunos bocetos y nombres de técnicas —Ella menciono que se iría con Katasuke a presentarlo a su familia, este trató de negarse pero esta lo levanto como si no pesase nada. Te dejo estas técnicas cual considera esenciales para ti, y puedes probar conmigo.
—¿Enserio, tu?, bueno no pareces alguien fuerte pero debido a que tienes un gran lazo con mi maestra, adelante —Asiente algo emocionada mientras agarra el cuaderno, sus ojos leyendo la introducción a velocidad pasando rápido de página en página. Mery mira hacia atrás de reojo a la súcubo mientras lava los platos, pasados unos minutos la adulta se acerca a la puerta principal —No hagas demasiados esfuerzos, o perderás al bebe.
—Apuesto que él es fuerte, será un él porque no quiero una niña —Levanta el pulgar en señal de su determinación, y buen humor. Con ella siguiendo a la rubia hacia afuera cargando el cuaderno en su mano derecha, llegando al mismo claro donde se reunía con su maestra —Bien, mocosa, si quieres lee un poco antes de iniciar nuestro encuentro, y práctica no lo olvides.
La peli roja deja el cuaderno de color azulado sobre una piedra plana, estirando sus brazos como piernas entrando en calor con sus mejillas sonrojadas por el ligero esfuerzo, ya con su postura ahora erguida denotando su confianza.
Alzando los puños ya con sus ojos concentrados en la fémina, última que toca su frente con su dedo índice y corazón —¡Residencia mortal: Flamas... —Forzada a saltar hacia atrás al ver como la tierra bajo ella se alzo, en signo de la fuerza bruta de la otra cual imbuyo sus palmas con energía elemental y golpeo el suelo con estas siendo la energía enorme al punto de afectar el terreno —¡Técnica Kurisei: Abandono!
En un simple salto rápido la súcubo se alza para asestar un puñetazo al rostro, cual es atrapado por la mano de la rubia que veloz responde con un gancho. Los instintos de la demonio se activaron para así agarrar el antebrazo, y arrojarla para de esta forma ganar distancias.
Cayendo de pie sin daño alguno enfoca su atención en la doctora, cual niega al agitar su cabeza de izquierda a derecha con sus brazos contra su pecho —No aplicaste bien la técnica, tu control sobre la energía elemental flaquea un poco. Esta técnica busca sellar la oportunidad de ambos combatientes de usar sus residencias por 10 minutos, y solo una vez, incluso aplica si una de las residencias es divina, aunque admito tu energía es letal.
—La práctica es diferente a la teoría Mery-sempai, ¡Técnica Kaiyi: Revelación! —Con su pulgar empapándose de la saliva en su lengua, rápidamente traza una línea horizontal sobre su frente. Una sonrisa cruza los labios de la adulta al percibir un aura azulada y delgada alrededor del cuerpo de Kanya —Muy astuta, por 15 minutos tu dolor será mitigado, siendo que podrás resistirlo de mejor manera.
Ella es la primera en embestir hacia adelante con una patada voladora, su pierna como pie envueltos en llamas. Su velocidad y cercanía lo hacen un ataque casi imposible de evadir, pero en lugar de probar el riesgo la mocosa actuó rápido y por instinto.
Con las manos desnudas agarra la pierna y da un giro para de esta forma arrojarla, corriendo tan veloz como le es posible en busca de continuar su ofensiva. A punto de asestar un derechazo al rostro cual parecía tener concentrada gran fuerza por el ceño fruncido en su cara, cerca de asestarlo a Mery quien se encuentra con su espalda contra el suelo.
—¡Residencia mortal: Flamas nocturnas! —El alrededor entre las dos se torna en una noche oscura, con su cuerpo transformándose en llamas negras al ser golpeada. Mordiéndose los dientes como gruñendo ligeramente Kanya se da la vuelta, su cola de demonio agitándose en ira contenida al no moverse y mirar —Si te soy sincera, tu actitud salvaje me recuerda a mi primer encuentro con Mei. Amigable fuera del campo, y una bestia en el mismo.
Consciente de que se encuentra en una residencia, la súcubo analiza los alrededores notándose en un pueblo abandonado en el cual se encuentran. El frío recorre la piel pálida de su cuerpo, disminuyendo el aumento del calor corporal en su cuerpo provocado por la sobre exposición con fuego.
Al levantar un solo dedo, 3 esferas de fuego de su tamaño aparecen a sus costados como arriba presentando un negro onyx, y un blanco en el interior. Estas con un solo parpadeo de su usuaria se direccionan velozmente hacia la demonio.
—"Si uso la técnica Seiko: venganza, seré su juguete por 3 minutos. Aun con la mitigación extra que ofrece, yo podré resistir pero el bebe no... podría rendirme, pero eso iría en contra de mi... orgullo."
Contra las cuerdas se encuentra al ser ignorante de si soportará la criatura en su interior, como si ella misma podría ganar con tal responsabilidad en sus hombros. Levantando su mano izquierda como con un grito fuerte, cual resuena a través de la residencia entera ella su decisión manifiesta.
—¡Me rindo! —Las esferas de fuego se desvanecieron antes de golpear su cuerpo, como lo hace la residencia mientras la poseedora de este se acerca a paso lento. Luce impasible, pero Kanya es incapaz de verla al mirar hacia el suelo con su cabello cubriendo sus ojos del cual emanan lagrimas —N-no me arrepiento, ¡¿vale?!, es so... solo que...
—No te preocupes, me impresionaste y intentaste poner en practica lo que aprendiste. Eres talentosa, aprendiste dos con solo leerlas, aunque hubieras ganado si conseguías aplicar la técnica Kurisei. Se dice que quien la creó enfrentó a un dios con ella, son rumores... tu seguramente la usarás con un oponente de ese calibre algún día —Revolviendo el cabello de esta, la doctora cuya bata blanca es agitada ligeramente por las brisas de viento se muestra con un tono alegre, y orgulloso. Kanya levanta la mirada para ver esos ojos verdosos como sonrisa emanando una alegría reconfortante, para ella quien saboreó la derrota ese día, su impulso de abrazarla más fuerte comparado con su tristeza la hace envolver los brazos en la espalda de la adulta en un abrazo donde se reconforta a ella misma.