Echo junto a Mery tomarían el frente, seguido de la tribu hilichurl que caminan detrás, aumentando el paso al ver a los dos corriendo ya, todo indicando una confrontación sin palabras, solo una pelea donde el bando ganador sobreviviría.
Al encontrarse a pocos metros varios hechizos serían lanzados, provocando que las explosiones surjan entre los dos bandos, haciendo difícil el pelear en compañía debido al humo, con los hilichurl peleando a ciegas al no tener a su capitán al frente.
—¡Guerreros míos, no dejéis que el temor nuble sus mentes, pelead por salvar a los jóvenes, los herederos de su sangre vivirán con su legado, pelead por el maldito futuro! —La voz de su líder hace eco a través del caos de la batalla, con este enfrentándose en un duelo con katanas a la kaniza, última que se encuentra en un choque de sus sables.
En un movimiento veloz esta usaría su cola para agarrarle de la pierna, tirando rápidamente para hacerle caer, y colocar su pie sobre su cabeza comenzando a pisotearlo pero en un instante, su cuerpo es embestido por un Lawarchurl que asiente al joven shilurl; antes de marchar en otra embestida a sus enemigos.
A pesar del dolor aquejando su cabeza, él continua su asalto en busca de la contraria, asesinando con cortes limpios a las del bando opuesto, con las cabezas cayendo como lo son los cuerpos calcinados, tragando la saliva al ser consciente de las perdidas después de esto; su necesidad de matarla aumentando por cada segundo.
Llegando para ver a uno de sus guerreros peleando contra la líder, él a pesar de no poseer la misma fuerza física evade ciertos ataques, bloqueando y resistiendo en su deseo de victoria, al estar frente a frente con ella, con su mascara ya rota pero no su espíritu. Golpe por golpe en ese caos, su corazón se agita al ver ese destello azulado y rayos blancos, la sonrisa en el rostro de la contraria se agrando consciente de ello, sin embargo, en un solo parpadeo es empujado para ver como su general atrapa el puñetazo.
—¿Quieres saber porque siempre peleo con katana?, por la misma razón que los niños prefieren correr a caminar, aburrimiento —Su tono de voz se volvió más profundo, consiguiendo paralizar por un segundo a la contraria, con ella asestando un puñetazo a la quijada de este, cual regresa a mirarla de frente escupiendo la sangre a su rostro, seguido de un derechazo al abdomen.
La fuerza detrás del golpe fue tal que le saco el aire de los pulmones, agarrándola de la cabeza para mirarla a los ojos, para en un instante ver como su brazo cae en un corte limpió, y sin perder el tiempo su brazo se regeneraría para así cruzar los brazos, protegiéndose del corte en x de la contraria retrocediendo por la potencia del ataque.
Al mirar hacia al frente visualiza como sus dirigidos pelean, bridándole una determinación que lo lleva a atacar de frente, sin importar los cortes en su carne o el fuego quemando su piel, la regeneración constante le ayuda a mantenerse firme en su asalto.
—"Parece que me veré obligado a abusar de la transmigración onírica, no importa, con ayudarme a acabar con esta malnacida estoy satisfecho."
Entrando en un combate donde su cuerpo se ve sometido a cortes constantes, y sin embargo sus golpes carecen de debilidad, admirando más a la fémina que le sigue el ritmo; una danza donde sus ataques hablaban por ellos, él siendo la llama de la esperanza, y ella el viento que busca intensificarlo en deseo de destrucción pura.
Con un choque de puños cual hace temblar la tierra, una pequeña onda expansiva de viento los empuja producida de tal choque, llamando la atención de los guerreros a cargo de estos, viendo como la Kaniza se cubre el rostro con una de sus manos comenzando a reír, su risa llamando la atención de todos los presentes.
—¡Jajaja, eso fue muy divertido, veamos que opinarás al ver esto Shilurl, residencia mortal: ojo del huracán! —Su voz hace eco a través del campo de guerra, con su dedo índice tocando su corazón y los otros suspendidos al aire, con el corazón y el otro índice, tocando la muñeca de la primera mano con los otros 3 dedos retraídos; detrás de ella corrientes de vientos se forman, buscando dominar sobre el terreno pero otro grito se escucha —¡Residencia mortal: flamas nocturnas!.
La noche aparece sobre los cielos en muestra de tal poder, donde la técnica de la médica tomaría parte manifestándose, produciéndose una barrera entre ambas residencias que se destruye, con ambas mezclándose y desactivando el golpe certero. La fémina en cuestión yace sentada sobre la espalda de un cadáver de kaniza, su sonrisa burlona brinda algo de molestia a la líder del otro bando.
—Huh, tan poco te importan tus camaradas, es obvio que en una residencia mortal de carácter abierto todos estarán en peligro, no me importa en si, pero no deseo ver a Mei enojada por perder a muchos; y hablando de matar, tu objetivo es Kanya, ¿verdad? —La doctora cual parecía más una bruja por su actitud, se pone de pie acercándose a la contraria, con quienes están en frente suyo haciéndose a un lado, conscientes de cuan fuerte es la mortal de cabellera rubia.
—H-hmm, y que si lo es, ella mató a nuestra reina, y sin embargo su hija decide no hacer nada, formando una alianza con humanos como shilurls, etc, ¡se supone que nosotras éramos las dueñas de Inazuma! —A pesar de ser su líder quien habla, las de su propia tribu decide traicionarla, poniéndose de parte de los hilichurl; Con una de ellas, cual posee una mascara carmesí quitándose la mascara mostrando sus cicatrices —¡Te respetábamos por tu lealtad a nosotras, no por tu fuerza, ¿planeabas matarnos contigo, Yu?!
Ante la mirada de tantos que la juzgan, aprieta los dientes sintiendo la impotencia golpearla de lleno, pero sus dudas se disiparon en un solo pensamiento, un solo recuerdo, con esta mordiendo su muñeca tan fuerte para sacar sangre.
Aquel líquido que pertenece a la vida cayendo —¡Contrato: Saeko kueryi! —Su energía elemental aumentando de golpe, con su residencia sobreponiéndose ante la otra, liberando una ráfaga de viento que golpea de lleno a todos, enviándolos al suelo con cortes alrededor de sus cuerpos; cortes cuales no parecían tener fin.
Mientras tanto...
—¿Porqué carajos me trajiste aquí, Sei?, y-yo soy una guerrera no una carga —La súcubo forcejea en busca de liberarse de las sogas, mientras ve como el contrario esta masticando una manzana, quien deja de hacerlo para volver a enfocarse en ella.
—Tu poder dejar sejar, fuera peligroso, tu tar preñada —El joven hilichurl rueda los ojos, antes de volver a enfocarse en su comida, sin embargo en ese instante una onda de viento rompe la cabaña, cortando las cuerdas de la fémina; esto deja asustado al chico que se agacha en un rincón, mientras la observa caminando hacia la abertura creada —Hm, sentí unas cosquillas en mi piel, definitivamente esto no es bueno; Sei, si no vuelvo vengas mi muerte, de acuerdo.
Él último asiente en sus nervios, antes de verla saltar alto dejando la aldea, y atravesando las pequeñas murallas de madera, su sonrisa en grande al sentirse libre nuevamente, sin embargo esta se borra al ver varios cadáveres, tanto Kanizas como hilichurls, mitalchurls y lawarchurls huyendo en terror.
Esto avivando su curiosidad como miedo, ingresando cada vez más corriendo como si su vida dependiera de ello, viendo el horror expresado en los rostros de los que huyen, y se detiene al ver a Echo cargando con el cuerpo de Mery, este tiene un sin número de cicatrices, y camina con la cabeza hacia abajo sus pasos todavía firmes, a pesar de la debilidad expresada por su cuerpo.
—Tómala, y-yo me encargaré de esto, p-puede que haya usado de... ah, ah —El joven albino cae sobre su rodilla, tapándose la boca al percibir como algo de sangre se escapa de su boca; esto alarmando más a la súcubo, que sin perder tiempo carga a ambos, agarrándoles del cuello de sus camisas.
Dejándoles a puertas de la aldea, algo apurada al ser sus emociones que lideran su paso con la preocupación dominando, viendo como el shilurl asiente antes de verla partir hacia el ojo del huracán.
Su cuerpo respondiendo a su emoción desesperante, furia, e incluso deseo de venganza, no sabía quien fue el causante, ni siquiera su nombre pero aun así va a pelear, su mirada ya en el frente mientras entra al radio de la residencia.
Su cuerpo comienza a experimentar los cortes, sin embargo su piel gruesa de demonio la hace inmune a ellos, divisando a una rubia en medio de toda la destrucción sin parar, última que al verla sus ojos se abren en grande dirigiéndose hacia esta en un instante.
Entrando en un combate cuerpo a cuerpo, donde la contraria hace uso de su cuchillo, realizando tajo tras tajo con la contraria usando sus antebrazos, notando como la sangre brota de su cuerpo al intenso ataque de cortes; aun así solo se limita a golpear en su creciente ira, con un puñetazo bien dado a la muñeca consigue hacer volar el puñal, continuando en un combate cuerpo a cuerpo.
La cola de lobo de la contraria intenta agarrar su cuello, pero antepone su antebrazo a tiempo, y tirando hacia atrás la aproxima lo suficiente, asestando un puñetazo a su mejilla derecha, viendo como la contraria a pesar del golpe sigue de pie.
Abalanzándose nuevamente con más rabia en su interior, su velocidad resulto abrumante para la súcubo que mezclado con el dolor, la lleva a ser agarrada del cuello con dureza, al punto de sentir la asfixia pero es arrojada contra el suelo.
—¡Pensé que serías más fuerte, eres la maldita hija de la leyenda carmesí, estuve entrenando desde los 15 años, adivina que tengo 25, y tu solo pareces una adolescente sin causa alguna! —La joven demonio intenta levantarse de nuevo, pero es pateada en la cabeza por la otra, cual agarra la katana para así realizar una estocada al corazón.
Ataque que no llegaría a acertar, porque Kanya atraparía con sus palmas el sable, y alza su pierna para acertar una patada a la entrepierna, de forma que se la quita de encima, dándole la oportunidad de recomponerse. Usando su pulgar para quitarse la sangre de sus labios, con este traza una línea sobre su brazo derecho, para pronunciar rápidamente.
—¡Meiki: Corte! —Gracias a los cortes constantes no fue necesitado el usar un objeto punzante, y así dos puntos carmesí aparecen debajo de su ojos, y tan rápido como aparecieron esta salto al ataque; con la contraria haciendo tajos con sus dedos enviando cortes de viento, últimos potenciados por la residencia más solo ve como no le afectan —¡Te cortaré en rodajas cuando esos puntos desaparezcan, o moriré en el intento!
Yu observa como rápidamente esta acorta la distancia, viéndose forzada a responder a la ofensiva de la súcubo, entrando en un combate cuerpo a cuerpo donde predomina su fuerza, y sin embargo, siente como si la otra no se viera afectada por ello, cayendo y levantándose en un solo parpadeo.
Notando como el cansancio entra a su cuerpo, y apenas se deshizo de uno de los puntos, comenzando a bloquear al percibir como la otra ataca más rápido, compensando su fuerza con su velocidad al atacar, logrando hacer retroceder a la kaniza. Última que en un intento desesperado ataca con su cola de lobo imbuida en viento, su objetivo es claro el cerebro, forzándola a proteger su frente con su antebrazo, cual gracias a la técnica no es atravesado pero deja un dolor intenso.
Perdiendo de vista por un instante a la contraria, que retrae su brazo izquierdo para extenderlo rápidamente, con destellos azulados y rayos blancos alrededor de este, percibiendo el impacto sobre su mejilla derecha; viéndose arrojada como si de papel se tratase al piso.
—"Dolor, dolor, dolor... dolor, la vida esta lleno de este, desde el mismo nacimiento, desde el primer corte o golpe, las decepciones de amor, sueños, y otros más que nos traen miedo, pero yo... ¿tengo miedo?, no, debo enfriarlo todo, congelarlo, congelar el miedo."
Regresando de la inconsciencia se pone de pie, notando como la kaniza acabo de encontrarla, direccionándose rápida hacia ella, con la katana en mano preparada para un corte final.
Más todo sus planes se desvanecen en un solo instante, observando a la contraria presionar las yemas de su pulgar, índice y corazón en su mejilla derecha, con la mano restante agarrando su otro antebrazo, sus ojos fijos en la rubia que abre ligeramente la boca en sorpresa —¡Residencia mortal: frio invernal!.
La nieve se esparce rápidamente ganando terreno, con su portadora evadiendo el corte de Yu que a pesar de todo sigue luchando, soltando la katana en un arrebato de ira, y optando por enfrentarla cuerpo a cuerpo; Kanya atrapa sus puños, mientras libera toda la energía elemental en su ser, dejando de cubrir su abdomen con esta que protegía al bebe, consiguiendo dominar en la lucha de residencias.
—Hm, tsk, m-maldita seas, me esta ganando una maldita niña, ¿Q-qué es esto? —Esta cruza los antebrazos para protegerse del derechazo de la súcubo, alejándose de la última notando el frío, —Ya veo, eh perdido, nos volveremos a ver Kanya, la próxima vez g-ga-ganaré... —Percibe como el frío aumenta, y aumenta, al punto que en solo un parpadeo esta congelado. La demonio no tiene problemas en acercarse, con su residencia ya inactiva y con un simple tajo de katana corta la cabeza, al ser el hielo no tan grueso para ese momento —Dañaste a los míos, y este es tu castigo, pero aun así, te respeto por no intentar escapar de tu destino; espero haya una próxima vez...
Volviendo a concentrar la energía elemental en su vientre, esta empieza a caminar con una bolsa hacia la aldea, en esa bolsa carga con los restos de quien fue su rival por corto tiempo, caminando mientras la lluvia nace para apagar las pocas llamas dejadas por las batallas.
Fuera del libro...
—Esa tal Kanya es muy fuerte para tener 15 años, ya se que es una demonio pero parece tan irreal, ¿segura que la tía Yae no manipulo esto para hacerlo más épico? —La joven azabache cual dormita en su futón, observa hacia el rostro de a quien considera hermana, esta última solo deja escapar un pequeño suspiro antes de negar con la cabeza —Es tan real como tu y yo, ahora duerme, hoy fue un día pesado para ti, hermanita.