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Chapter 14 - A puertas de una guerra

Mientras tanto en la superficie...

Una súcubo de piel pálida se encuentra en un baño, sentada en el suelo mirando a la cubeta de madera con agua caliente, viéndose en el reflejo de aquel líquido incoloro, como algunos matices de su alma, y emociones frías al igual que el agua de lluvia.

—"Una vida crece en mi interior, debería estar feliz, pero... solo me siento impotente, mis impulsos son más fuertes, y debo proteger mi vientre, o sino él podría morir. Ah... debería hablar con Mery."

Agarra con sus manos la cubeta, y vierte el agua sobre su cabello como cuerpo, percibiendo el calor de esta recorriendo su piel, los pensamientos, dudas, dolores se marcharon con ella, agarrando una pastilla de jabón para frotarla sobre su carne. 

La espuma del jabón cubriendo distintas zonas de su cuerpo, sus manos dirigiéndose a sus pechos con cierto interés, agarrándose los pezones como apretándolos ligeramente, el placer la inunda poco a poco haciendo que estos se pongan duros por la excitación, seguido de un sonrojo en sus mejillas.

Agita su cabeza un poco para regresar en si, y volver a sentir el agua recorriendo su ser, tras usar lo que quedaba en la cubeta, a pesar de ello el calor continua igual de intenso, llevándola a caer contra el suelo ya jadeante. 

Su mano derecha acercándose a su entrepierna, introduciendo sus dedos en su vagina jugando con ella misma, frotando su interior en busca de calmar los deseos carnales que la atacan, percibiendo como sus dedos hurgan en su carne dándose placer.

El aliento que expulsa es cálido, como lo es su coño, con el cual juguetea para sentirse mejor ante ese inesperado deseo, sentándose en el suelo para serle más fácil masturbarse —A-ah, e-esto se siente... t-tan bien, ah, hmm, c-creo que... 

Con su otra mano se agarra el clítoris, cerrando los ojos ante esa sensación sensible, que la lleva a apretar suavemente llevándola al clímax, liberando así sus jugos vaginales. Todavía jadeante se mira la mano que antes estuvo en su coño, y decide lamerla curiosa.

—"Sabe algo amargo, hmm, ¿debería preguntarle a Mery esto?."

La súcubo comienza a secarse con una toalla, para ponerse su ropa habitual que consiste en unas sandalias japonesas, un pantalón negro algo holgado, y una camisa del mismo color con los hombros descubiertos, con un moño negro para la pequeña cola de caballo en su cabello carmesí.

Al salir ve como la cabeza de la doctora rueda hacia sus pies, esto la paralizo del miedo en un instante, pero sin pensárselo la patea como un balón de fútbol, viendo como esta justa cae sobre el cuerpo que la agarra para devolverla a su lugar.

—¿Me acabas de patear, enserio? —La rubia tiene la piel un poco verdosa, a diferencia de hace unos días que parecía más humana, con algunos remiendos de en el cuerpo como una zombi. La contraria pisotea el piso todavía mirándola a los ojos fijamente —¡Y a ti te parece gracioso, sentí que casi se me va la vida en ese momento!.

—Tienes razón me pase un poco, pero tendrías que haber visto tu cara, jaja. Por cierto me puse a hacer experimentos, y... soy una zombi, ósea una no muerta —Señala su cabeza, con una sonrisa estampada en su rostro, a lo cual en respuesta alza una ceja, sin embargo, se abstiene de preguntar con su cola de demonio moviéndose detrás suyo —Supongo ya no eres humana, ¿verdad?, como sea podemos entrenar hoy o... olvídalo, me puedes contar más de tu relación con Mei, ¿fueron amigas, hermanas del alma, o novias, o que chingados fueron exactamente?.

—Pues, fuimos hermanas del alma, yo llegue a su mundo como una rival, y no negaré que parecía igual de burra como tu, pero hey eso me agrada de ella, tan segura de si misma a pesar de su actitud algo impulsiva —Rascándose la barbilla tratando de rememorar esos momentos, en eso un dedo se le cae lo que la fuerza a agacharse, y se cae su torso quedando solo sus piernas paradas. Haciendo miradas a la joven quien suspira antes de ayudarla.

Kanya estaba por decirle algo a la doctora, interrumpida por unos golpes en la puerta, al ir a abrirla ven a un hilichurl que salta algo ansioso, cayendo sobre Mery. Última que al verle el rostro parece ligeramente tierno, al ser un joven quien parece haber perdido su mascara, quien se recompone ofreciéndole la mano.

Disculpar Sei, Echo enviar... sensaje, kanizas horizonte, acompañar... Mei no estar —Tomándole de la mano él tira de ella, apreciándose en sus ojos avellana el miedo, acompañado de tembladera. Sin embargo, al voltear ve a la mujer a unos metros cerca suyo, y la mano en su posesión lo que lo sobresalta soltando el apéndice, quien la demonio atrapa para devolverlo —A lo mejor no me entiendes del todo, pero no te preocupes por ella, esta bien solo vamos. Con nosotras allí, nada será difícil lo prometo.

Corriendo en dirección hacia la aldea, notando como comienza a llover trayendo mala espina a los tres, apurándose en llegar a tiempo al lugar en cuestión. Al llegar al muro de madera de la aldea, ven a un joven pálido con ropas blancas, una capucha, y un pantalón acompañado de unas sandalias, este delante de un grupo conformado por Lawarchurls, mitalchurls, y hilichurls.

¡Sei buen trabajo, y Kanya, Mery, espero nos ayuden en esto. Este ataque parece ser uno peligroso, entre más ayuda y coraje tengamos, rápido venceremos! Alzando su mano en forma de puño, consigue los gritos de apoyo de sus guerreros, con él caminando hacia la puerta principal seguido de los últimos. Mery se adelanta agarrándole del hombro, dejando a la tribu confusa al ver a su líder detenerse, quien mira directamente a los ojos de la doctora, y levanta la mano en signo de esperar.

—Echo, prefiero que solo me permitas a mi pelear, Kanya se encuentra embarazada... —Él ojos azules al escuchar esto, mira hacia Sei agitando la cabeza ligeramente hacia la derecha, en dirección a una cabaña sonriendo ansioso. El mocoso asiente y agarra para cargar en brazos a la súcubo, entrando en la cabaña con esta pataleando —Problema resuelto, ahora...

Al ver hacia delante avistan a una mujer, que posee una katana en la cintura enfundada, y un cuchillo en la mano bien empuñado, portando un short purpura, con un brasier negro cubriendo su pecho, y una chaqueta blanca. Su mirada penetrante indica muerte, y su sonrisa psicópata ya da por sentado que le falta un tornillo, mientras es seguida por un numeroso grupo de las de su raza con armas, y preparadas para la pequeña guerra a tomar lugar.

—Y otro nuevo empieza...

Afuera de la historia...

En una cabaña en medio de la noche...

—Vaya, esta interesante, no crees hermana Kujou Sara deja de prestar atención al libro para fijarse en su hermana menor, que rueda sobre el futón con las manos extendidos hacia arriba, provocando una sonrisa en la mayor —Sachiko, ¿no crees que deberías dejar de hacer eso?, ya mismo vas a ser una guerrera, jaja. No me escuches, tu diviértete todo lo que puedas...