El amanecer se cernía sobre Sky City, sus primeras luces revelando un paisaje urbano fragmentado por las sombras de las megacorporaciones. Los Cuervos estaban reunidos en un antiguo almacén, su nueva base de operaciones. Después de la revelación sobre el pasado de Killer Zero, el equipo había fortalecido su vínculo, pero ahora se enfrentaban a una nueva amenaza: la traición podía estar acechando entre las sombras.
Kuro repasaba un plano digital de uno de los complejos de CHO Corp cuando Deux, que había estado trabajando en un dron de vigilancia, levantó la cabeza, visiblemente molesto.
—"Tenemos visitas," murmuró con un tono que delataba su desconfianza.
Killer zero, aún con la mente en su confesión de la noche anterior, dejó el arma que estaba limpiando y miró a Kuro con una expresión de alerta.
—"¿Quiénes son?" preguntó Kuro, alzando una ceja.
Alter, siempre ansioso por la acción, corrió hacia la ventana para echar un vistazo mientras Ego lo seguía de cerca, con una sonrisa de emoción. Aunque ambos eran jóvenes y algo infantiles, sus habilidades los habían hecho indispensables para el equipo.
—"Son dos tipos. No parecen ser de CHO Corp, pero llevan equipo de combate," dijo Alter, con una sonrisa. "¿Les damos la bienvenida o los sacamos de aquí?"
Kuro asintió con la cabeza hacia Deux, quien rápidamente activó el sistema de defensa del almacén. Las paredes se sellaron, y el único acceso al interior quedó bajo su control.
—"Deja que entren," ordenó Kuro, mientras se acomodaba su chaqueta y cruzaba los brazos. "Quiero saber qué quieren."
La puerta principal se abrió lentamente, y los pasos resonaron en el silencioso almacén. Dos figuras emergieron del umbral. El primero era un hombre alto y fornido, con cicatrices visibles en su rostro, llevando una armadura ligera que delataba su experiencia en combate. El segundo, más delgado y de movimientos ágiles, mantenía una actitud fría, calculadora.
—"¿Quiénes son ustedes?" preguntó Kuro, sin rodeos, su mirada fija en el hombre cicatrizado.
El más alto dio un paso adelante, mostrando las manos en señal de paz.
—"Mi nombre es Gideon," dijo, su voz grave pero tranquila. "Y este es mi compañero, Vern. No estamos aquí para luchar. De hecho, si están dispuestos a escucharnos, podemos tener una conversación beneficiosa para ambos."
Kuro intercambió una mirada rápida con Alicia, quien permanecía firme a su lado. Era obvio que ella tampoco confiaba en estos desconocidos, pero decidieron escuchar.
—"Hablen rápido," dijo Kuro con frialdad.
Gideon asintió, notando la tensión en el ambiente. No era la primera vez que se encontraba en una situación similar.
—"Somos parte de un grupo de exmilitares y mercenarios," comenzó Gideon, "que al igual que ustedes, estamos cansados del control de las corporaciones en esta ciudad. CHO Corp no solo tiene sus garras en el gobierno y la policía, sino también en el mercado negro. Muchos de nosotros fuimos traicionados por ellos, usados y desechados como si fuéramos herramientas."
El rostro de Kuro permanecía impasible, pero había una chispa de interés en sus ojos.
—"¿Qué quieres de nosotros?" preguntó Alicia, con un tono directo y cortante.
—"Sabemos lo que están haciendo," intervino Vern, el compañero de Gideon. "Ustedes han estado atacando directamente a CHO Corp, y su último movimiento no ha pasado desapercibido. Han llamado la atención de muchos... algunos que quieren ayudar, y otros que buscan detenerlos."
Alter, siempre curioso, se acercó un poco más.
—"¿Y cómo sabemos que no son uno de esos que quieren detenernos?" dijo con su típica ingenuidad.
Vern esbozó una sonrisa torcida.
—"No lo sabrán. Pero si de verdad quieren acabar con CHO Corp, necesitarán aliados. Y nosotros tenemos recursos, contactos y algo que ustedes no tienen: acceso a información privilegiada."
Kuro estrechó los ojos, intentando leer las intenciones de Gideon y Vern. Todo esto sonaba demasiado conveniente, y no podía permitirse confiar en ellos tan rápido. Sin embargo, lo que ofrecían era tentador.
—"¿Qué clase de información?" preguntó Kuro.
Vern sacó un pequeño dispositivo de su bolsillo y lo lanzó a Kuro. Al activarlo, una serie de datos holográficos aparecieron ante ellos. Mapas de instalaciones secretas de CHO Corp, rutas de suministro y nombres de altos mandos que nunca habían aparecido en los informes oficiales.
—"Estos son solo algunos de los archivos que hemos conseguido a lo largo de los años," explicó Gideon. "No queremos su confianza, no todavía. Pero si trabajan con nosotros, podemos ayudarlos a llegar más lejos en su misión."
El equipo de los Cuervos se reunió en silencio para discutir. La tentación de tener acceso a esa información era grande, pero la sombra de la desconfianza comenzaba a crecer. Alicia, siempre la más cautelosa, fue la primera en expresar sus dudas.
—"No me gusta," dijo en voz baja. "Demasiado fácil. No sabemos cuáles son sus verdaderas intenciones."
Deux, desde su rincón, observaba a los recién llegados con desdén.
—"Podrían estar trabajando para CHO Corp. Podría ser una trampa."
Pero Kuro, siempre calculador, tomó una decisión.
—"Aceptaremos su ayuda, por ahora," dijo finalmente, haciendo que Alicia frunciera el ceño. "Pero los vigilaremos de cerca. Si intentan traicionarnos, será lo último que hagan."
Gideon sonrió, como si hubiera esperado esa respuesta.
—"Sabia decisión," respondió, dando un paso atrás. "Esperamos no decepcionarlos."
Mientras los recién llegados se retiraban para preparar el próximo movimiento, el equipo de los Cuervos sabía que la desconfianza ahora sería un factor constante en su lucha. Alianzas peligrosas se habían formado, y aunque podrían ofrecer oportunidades, también podrían ser la causa de su caída.