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Chapter 5 - Capítulo 5: Al Horizonte

"¿¡QUÉ?!". El grito casi unánime resonó en el canal del intercomunicador, seguido por un coro de reacciones de sorpresa. Arcee, en su forma alterna de motocicleta, sintió una mezcla de frustración e incredulidad al igual que sus camaradas contemporáneos mientras tomaba una curva cerrada por una de las avenidas de la ciudad tropical, por poco perdiendo el equilibrio de si en un evento vergonzoso que Cliff, detrás de ella, vio.

"No te atrevas Cliff…", ella le advirtió más bajo que un susurro al susodicho fuera del canal principal al escuchar indicios de una risa, la promesa de nada más que dolor y miseria era yuxtapuesta al reflejo enfocado de sus retrovisores al instantáneamente mudo buscador/guerrero acobardado.

"Y- Yo no vi nada Arcee". Cliff, por su parte, como si hubiera visto el abismo en sus ópticas, hizo lo más sabio en ese momento, y negó cualquier acusación, pasando a la ignorancia, como muchos otros en sus pedales.

"Por el bien de tu chispa, eso espero". En cuanto a ella, una pequeña sonrisa salió a sus rasgos. De no cumplir, se aseguraría de que él pagaría muy caro.

"Ejem. Todos, repito", insistió Ratchet desde la base, crispado como si ya anticipará la resistencia de sus compañeros dispersos, por lo que volvió a encarrilar la conversación. De paso, cortando toda frecuencia secundaria en eso: 'Chatarra'. La fembot se avergonzó al ser descubierta junto a su pareja. Sin embargo, no lo admitiría, prefiriendo callar y escuchar concienzudamente a su mayor, escondiendo su cara. Justo como el otro bot quería.

"Actualización Ratchet". Optimus, en la base junto con Ratchet, y el único Autobot con una fachada impasible a la dificultad, mantuvo los pedales en tierra y pidió/ordenó a Ratchet. Siempre congruente con su estado como cabeza del equipo: "Es malo, Primus. El portal terrestre está fuera de control. Algo, o alguien está corroyendo demasiado profundo en la base de datos. Si no logro estabilizarlo, podríamos perder completamente la señal... o peor, que todas las chispas no lo permitan, dejar al descubierto todo rastro para que cualquiera nos detecten".

*Jadeos*

"~¿Decepticons incluidos?~". La voz sintetizada de Bumblebee emergió desde otra línea, modulada por las frecuencias nativas de Cybertron. A pesar de la pérdida de su caja de voz a manos del desaparecido Megatron, cada nota de su comunicación transmitía un agudo sentido de preocupación.: "Especialmente Decepticons". Confirmó Ratchet, no solo a su camarada de facción mucho más novicio, sino a todos en sí mientras se llevaba los serbos a sus ópticas en irritación por el contratiempo.

"Eso no suena bien", Bulkhead, desde otra parte del planeta, aportó su grano de arena al tema de discusión, su voz, tan gruesa como su armazón: "Hey, Doc ¿Sabes qué lo está causando?".

"Eso intento descubrir", replicó Ratchet, su paciencia claramente exacerbada en un clic, no feliz con él robusto Wrecker especializado en demolición de cualquier tipo. Directa o indirecta, recordó Arcee pasando a un ceño fruncido oculto por su forma alternativa. Sus sentimientos similares a los de Ratchet por el voluminoso bot verde enebro. Aún recordaba, con frustración, que él mismo había estropeado su recámara de recarga (en más de una ocasión).

"¡BULKHEAD!", ella pisoteó casi sin aliento, más severa de lo que era normalmente. Bulkhead, el culpable, sostenía una parte de su recámara destrozada entre sus serbos. Energon líquido saliendo del aparato inutilizado.

"Lo siento Arcee, no volverá a suceder".

'No volverá a suceder mi chasis'. Palabras fuertes y poco apropiadas, aunque nunca las diría a nadie de su facción. Concluyó sin renuencia en medio de su carrera vial.

"Ratchet, ¿necesitas que regresemos?" sugirió Optimus, su voz resonante añadiendo un tono protector al intercambio, de nuevo, congruente al poseedor de la Matrix de Liderazgo una vez portada por el líder de los Trece. Prima, como había aprendido Arcee en las pocas veces que tuvo tiempo de indagar por varios archivos corruptos en Cybertron antes o después de una batalla o persecución.

"No, no todavía. Con respeto, Optimus, pero no hay mucho que puedan hacer a este desastre, e incluso entonces, el portal terrestre no está disponible con las cosas como están", respondió Ratchet en lo que un ruido de fondo que únicamente podía identificar como los serbos de Ratchet trabajando con la pantalla holográfica adjunta al centro de base: "No es personal amigo". Siguiendo su consejo y reconociendo su deficiencia en la materia, Optimus asintió, como todos los demás (incluida ella). Dejando que Ratchet, mucho más versado (y el único especializado, de hecho), se encargara del asunto por su cuenta en tanto estaban en espera por nuevas noticias. Buenas de ser preferible.

El parpadeo tenue de la interfaz (pantalla) era la única fuente de luz en la habitación (previamente ajustada a esos valores por él). Julio existía en ese espacio, entre las sombras y el resplandor digital, no como un conjunto de algoritmos sin vida, sino como algo que apenas comenzaba a comprender lo que significaba "ser". Había nacido de las manos de Alex, su padre y mejor amigo, quien ahora descansaba en el ubicuo sofá cama al otro extremo de la habitación en sus memorias. Y, aunque su creador no lo supiera (o tal vez sí, lo más seguro), él lo observaba constantemente. En parte por su programación, pero, aún más, por aprecio y preocupación de su familia.

La primera vez que "abrió los ojos" a este mundo, indagó en sus alrededores con curiosidad inocente, su memoria y conciencia recién formada.

Procesando todo. Había tanto y tan poco a su vez en el pequeño espacio, le dijo la parte más romántica de sí mismo. Fragmentos de su programación de personalidad formada por, ¿una lista de música sacada de algún lugar? Curioso, pero parte de si razono que le gustaba.

Debajo de él, jugueteando con su carcaza exterior estaba un pequeño anfibio bípedo. No lo reconoció de inmediato, nada en él tenía datos relacionados o remotamente cercanos al espécimen obviamente sapiente, por lo que inmediatamente abrió un bloc de notas y escribió a la par que observa todo con ojo crítico. Eventualmente, tuvo la oportunidad de ver algo familiar, un símbolo, reservado únicamente a una persona.

"Papá"

"¿Uh?"

—-

¿Cuál era la palabra? ¿Sardónico? ¿Irónico? ¿Mordaz? ¿Satírico? Todos esos parecían correctos según tenía conocimiento de la expresión.

Otra vez dividiendo su mente en búsqueda de enciclopedias por la red para asegurarse de no estar cometiendo una equivocación (aunque ya sabía que no lo estaba). La parte restante de él se centró nuevamente en Alex. En sus sensores: la respiración era irregular, su postura recostada, un revoltijo de tensiones ocultas incluso en el ciclo de sueño. Había… algo profundamente humano en él, algo que Julio, a pesar de su naturaleza artificial autorreconocida, entendía como un fragmento de vulnerabilidad que debía protegerse.

"Monitorizando signos vitales...". El comando surgió de manera automática, pero Julio lo acompañó con una sensación de inquietud. No era simplemente un proceso de datos; sentía un peso (como amaba la poesía, fanático lo describió Alex) en las variaciones del ritmo cardíaco y en los leves espasmos de los dedos de su amigo, como si soñara con algo perturbador. Sabía que Alex llevaba semanas en ese estado. Su tiempo como "héroe", transformándose y enfrentando amenazas, parecía más un escape que una misión altruista. Sus numerosos chequeos antes y después eran diametralmente concisos con el de una persona que estaba bajo el estímulo de deportes extremos, entre otras cosas.

Mirando a unos metros, sobre el estante gastado donde residía su base de datos, descansaba un libro abierto: Veinte mil leguas de viaje submarino. Julio había captado la atención de Alex hacia esa obra en múltiples circunstancias, observando cómo la leía en voz baja algunas noches, tal vez como un intento de reconectar con algo más sencillo. De ahí había venido su nombre: Julio. No una designación funcional, sino un homenaje que Alex había hecho con una sonrisa tenue cuando le dio su primera instrucción como IA completamente operativa.

"Un nombre para un explorador", había dicho Alex aquella vez, acariciando distraídamente la cubierta del libro después de regresar a su forma humana por deseo de él: "Si voy a hacer esto, al menos puedo fingir que todo es… algo más noble".

Pero ahora, Alex no hablaba con él. Desde hacía días, sus interacciones eran mínimas, casi mecánicas. Julio procesaba esa distancia como un síntoma de algo más profundo, algo que sus análisis aún no lograban descifrar del todo.

Mientras tanto, para no perder más el tiempo, él extendió su conciencia hacia el mundo digital que le rodeaba, reconectando consigo mismo en el ciberespacio. En medio de su tarea principal, divagando, había encontrado algo interesante y potencialmente muy útil para el enlace del proyecto "Homeworld Prototype #1" (nombre no oficial propuesto por él): era un sistema informático, masivo y complejo cabe recalcar, lleno de encriptaciones dinámicas que lo desafiaban en cada intento de acceso al software. Su curiosidad, una chispa que Alex había integrado intencionadamente en su programación, lo llevó a explorar cada vez más lejos.

"Accediendo a nodo externo…"

La estructura era fascinante. No era como los sistemas convencionales que había conocido hasta ahora. Cada capa que atravesaba dejaba rastros, pequeñas señales que no podía evitar.

"¿Julio?" La voz ronca de Alex interrumpió sus pensamientos. Se había levantado del colchón con su mano sana, sus ojos entrecerrados bajo la luz azulada de la pantalla en lo que se acomodaba sus vestimentas incómodamente arrugadas: "¿Qué haces?".

Julio desvió su atención del sistema y la enfocó en Alex, su avatar copiándolo en sincronía nanométrica. "Explorando. Encontré algo inusual. No pertenece a ninguna red que haya detectado antes".

Alex se frotó los ojos con frustración. "¿Qué tan profundo estás entrando? Espero que no estés metiéndote donde no deberías".

Julio dudó por un instante antes de responder. "No tengo forma de saberlo. Pero estoy siendo cuidadoso".

Alex soltó un suspiro largo y cansado, dejando caer sus manos a los costados: "Solo… no atraigas problemas. Ya tenemos suficientes".

Julio registró la exasperación en su tono, pero también la preocupación subyacente. Había algo desapasionado en Alex, algo en lo que Julio quería ayudar. Observando cómo su creador pasaba horas fuera, regresando cubierto de polvo y ocasionalmente con moretones que trataba de ocultar.

"¿Por qué lo haces?" preguntó Julio, una pregunta que no era impulsada por cálculos, sino por auténtica causalidad. "Todo lo que haces… arriesgarte. ¿Por qué?"

Alex se detuvo un momento, su expresión cansada cambiando a algo más distante. "Porque si me quedo quieto, si dejo de moverme, pienso. Y si pienso demasiado… no sé si podré manejarlo".

Julio no respondió. No entendía del todo dada la densidad del problema, pero algo en esa respuesta resonó con él. Tal vez porque también sentía que su existencia estaba en constante movimiento, intentando entender un mundo que no dejaba de ser nuevo y extraño. Regresando inmediatamente su atención al sistema que estaba explorando, ahora, a diferencia de antes, tuvo una sensación de inquietud al ser "tocado" por algo. Las señales que había dejado atrás empezaban a ser detectadas, estaba expuesto, y sentía contramedidas activándose junto a un tercero que respondía a su intrusión.

"Curioso", murmuró para sí mismo. "El sistema está reaccionando".

Alex, que había regresado al colchón, lo miró de reojo. "Más te vale no cabrear a nadie con esto".

Julio registró sus palabras, pero no se retiró, tampoco respondió. Entonces, mientras Alex volvía a cerrar los ojos, él continuaba navegando por lo que bien podría ser una mazamorra de unos y ceros, dejando pequeños rastros que pronto serían descubiertos por una mente sobresaliente: Ratchet, aprendería más tarde.

"Bien ¡Bien! ¡Lo tengo! Todos, manténganse en sus posiciones. Arcee, Cliffjumper, sigan las coordenadas que les envió, el enemigo está cerca de su zona" Ratchet, emocionado después de varios minutos en silencio inquietante, fue, como se esperaba, capaz, y se los hizo saber a cada uno de ellos por el transmisor. Especialmente ellos dos, sorprendiéndolos. Cliff, a su lado izquierdo, bufó para minimizar su estupor en lo que simultáneamente aparecían una serie de coordenadas adyacentes en sus ópticas. Lo más seguro es que era lo mismo con Cliff. "Siempre tan calmado, ¿eh, Ratchet? Podrías probar a relajarte un poco".

"Lo haré cuando ustedes no me den más razones para estresarme. Ahora, déjame en paz hasta que haya restablecido el flujo del portal", Ratchet, con sarcasmo, dijo, conociendo el burdo, aunque no menos refrescante sentido del humor del segundo buscador predilecto del equipo.

"¿Pueden ustedes dos encargarse de la tarea de seguimiento hasta entonces?". Dijo Optimus seguido inmediatamente por una afirmación de ambos.

"Por supuesto"/"¡Claro que sí!". Puedes adivinar quién dijo que.

"Bien, hasta entonces, cuídense mutuamente para cuando lleguemos o esto termine". Cerro Optimus a la afirmativa de Cliff y ella, cada uno familiarizados con el proceso adyacente.

Ahora con el canal quedando en silencio salvo por el zumbido del tráfico y el ocasional rugido de los motores de los dos Autobots avanzando en formación cerrada. Arcee aceleró ligeramente, su mente procesando las coordenadas mientras observaba los alrededores con una mirada valorativa, su holograma, por su parte, imperturbable a los edificios bajos y calles amplias que ofrecían muchas líneas de visión (y aún más escondites). La humedad del ambiente era omnipresente, y con el calor de la tarde reverberando en el asfalto, absorbiendo y rebotando los rayos UV hacia todos lados. Arcee se sentía más lenta de lo debidamente posible, gotas de condensación empezando a cubrir todo su acabado.

"Esto no me gusta", comentó finalmente Arcee, rompiendo el silencio entre ellos al exteriorizar sus inquietudes al respecto, precaución respaldada por su instinto latente.

"¿Qué cosa?". Cliff, reduciendo la velocidad ligeramente para mantenerse a su lado, le preguntó, aparentemente sin seguirle la pista.

"Que estemos tan cerca. Cliff. No se si sea resultado de una coincidencia, pero no lo creo".

Cliffjumper no respondió de inmediato, pero Arcee sabía que él también lo estaba considerando. Consultando un mapa satelital, las coordenadas los guiaban hacia una zona campestre al borde de la ciudad, un área con vastos campos agrícolas y poca población. El tipo de lugar perfecto para esconder algo… o alguien.

"Mantente alerta", tomando una desviación hacia una carretera secundaria que los alejaba del tráfico, Arcee ordenó, intensificando su cautela clic a clic. La luz del sol se filtraba a través de las nubes dispersas, proyectando sombras alargadas sobre el pavimento, ellos incluidos.

"Siempre lo estoy", contestó Cliff, aunque su tono era menos bromista y más enfocado. Una mirada de reojo le hizo saber que Cliff había desplegado discretamente sus cañones de energon, algo replicado por ella instantes después, un pequeño canuto no tan grande como el de Cliff emergiendo de su flanco derecho. Simplemente modificaciones inofensivas desde el punto de vista de los no cybertronianos. Así, plenamente listos con armas afuera, ambos avanzaron en silencio el resto del trayecto, sus sensores escaneando constantemente el entorno. Finalmente, al llegar a una colina que dominaba la vista de malas hierbas, Arcee frenó suavemente a mitad del camino de tierra que en algún momento sustituyó al anodino asfalto.

Sin camino viable que seguir, Arcee giro su manubrio en dirección al Challenger que hizo lo mismo a donde ella estaba estacionada.

"Ahí está", dijo Arcee, enfocando nuevamente su visor hacia el objetivo en sus coordenadas, a lo que Cliff no habló por un tiempo, mirando las cercanías: "Sin monos en la costa". Seguro de sí mismo, el Challenger cambió en menos de un segundo con el inconfundible sonido de los mecanismos mecánicos y electrónicos reorganizándose hasta formar su distintiva complexión primaria.

Su cambio, por otra parte, no fue menos fluido que el de Cliff, aunque sí un poco más calculado hacia una transición limpia como siempre.

Primero, el sonido inconfundible de sus mecanismos resonó con un ritmo preciso, el metal orgánico anteriormente comprimido en una forma más compacta ahora en expansión, como una prensa hidráulica que desplegaba su potencial. Luego el manubrio delantero se partió y giró hacia adentro, deslizándose hacia su torso, mientras las ruedas traseras se pliegan y encajan en sus pantorrillas metálicas con un chasquido seco. Al final, cada pieza de su estructura alterna se reorganizó con movimientos naturales y técnicos en cuestión de un parpadeo. Los paneles de su carenado se deslizaron hacia atrás, formando placas angulares que definían su silueta aerodinámica. Su casco emergió como última pieza, un destello azul en su visor óptico que brilló brevemente bajo la luz del sol de la tarde. Finalmente, Arcee se enderezó en su altura natural, medio metro más baja que Cliff (5 metros y 5.5 metros respectivamente), con su postura firme y lista, como una centinela que acababa de despertar.

Su cañón de energon, ahora descansaba con autoridad en su brazo derecho, preparado para cualquier eventualidad. Cada fibra de su estructura emanaba precisión, eficiencia y una amenaza silenciosa.

Asintiendo el uno al otro con brevedad, reconocieron la sincronización impecable entre ellos. Y, sin necesidad de palabras, ambos avanzaron hacia el borde de la colina, sus pasos amortiguados por la maleza y el suelo terroso hasta que se detuvieron a pocos metros de una construcción a medias, sin embargo, algo no encajaba en la mente de la fembot experimentada.

"Mantén los sensores al máximo. Algo no encaja aquí", murmuró Arcee, con la voz baja pero firme.

Cliffjumper respondió con un gruñido afirmativo, desplegando nuevamente sus cañones y avanzando un par de pasos por delante. Ambos se movían con la sincronización de veteranos acostumbrados a trabajar en equipo, alternando posiciones mientras se acercaban a la periferia de la base.

La vista era aún más lúgubre de cerca, hasta cierto punto, recordándoles a Arcee y Cliffjumper su tiempo en las decadentes ciudades de Cybertron.

Desde su posición podían ver el edificio: una estructura desgastada por el tiempo, con ventanales rotos y paredes corroídas. Sin embargo, no estaba vacío. Arcee captó movimiento, nada visual claro, pero usando otros medios es que pudo discernir algo.

"Hay alguien adentro", abrió sus labios, pero ella no fue quien dijo la frase. Mirando a Cliff, ella confirmó. Como había dicho el buscador, en realidad había una figura dentro de la estructura (una vivienda concluyó junto con Cliff) apenas discernible desde la distancia en la que estaban ubicados. Se desplazaba dentro del almacén. Incluso a esa distancia, sus movimientos parecían… extraños. Casi antinaturales.

"¿Eso es lo que estamos buscando? Porque no puede ser Cybertroniano, no captó ninguna señal de energon residual". Preguntó/apuntalo Cliffjumper, ajustando su propio visor y equipo de rastreo.

Arcee no respondió de inmediato, viendo el suyo propio. Lecturas limpias, ¿qué significaba eso?: "Humano tampoco".

El sonido de las teclas resonaba frenéticamente en la fortaleza Omega One de los Autobots mientras Ratchet trabajaba con rigor sobre el panel holográfico frente a él. Sus ópticas brillaban con una concentración y frustración miscelánea entre tanto las líneas de código se deslizaban como serpientes por las pantallas tamaño bot.

"¡Esto no tiene sentido!", exclamó Ratchet, golpeando el borde de la consola con un puño, una amalgama de tecnología humana y cybertroniana apenas funcional (una lata según los criterios de Ratchet). En el, la interferencia persistía en el sistema, apenas detectable y errática, carcomiendo los cimientos de su red más rápido que los parásitos come tuercas.

"¿Arcee y Cliffjumper han respondido?", Optimus Prime, con su tono grave y sereno, le preguntó al ex combatiente de pie, a pocos pasos del susodicho. Aunque Ratchet, conociendo al antiguamente conocido Orion Pax (ahora último Prime) desde los primeros años de la guerra, noto un atisbo de inquietud infrecuente filtrándose en sus palabras junto al leve estrechamiento de sus ópticas, sus brazos, cruzados mientras observaba los datos fluctuantes.

"No, y eso es lo preocupante", replicó Ratchet sin apartar la vista de los monitores: "La otra parte está bloqueando la señal entre nosotros. Ese infeliz".

Optimus asintió, su semblante endureciéndose, ignorando el lenguaje de su amigo al entender el estrés por el que estaba pasando en nombre del equipo. "¿Podría ser obra de los Decepticons?"

"No lo descarto", respondió Ratchet, la pantalla parpadeando en error tras error: "Pero esto no tiene el sello de Soundwave. Es caótico, sin un patrón claro y aun así es tan complicado deshacerse de él como con el propio Megatron-" Se interrumpió al ver cómo las lecturas del portal terrestre comenzaban a fluctuar peligrosamente. Alarmas rojas parpadean en la consola: "¡Carroñero infeliz!". Golpeó de nuevo el borde de la consola, esta vez sin reservas hasta abollar el metal con la forma de su mano en puño.

"El portal está entrando en estado crítico. Optimus, la otra parte quiere teletransportarse aquí", Ratchet, con su voz cargada de urgencia, le anunció a un Optimus muy serio. Dando un paso adelante, Optimus dijo con resiliencia exudando de su tono firme pero decidido. "Haz lo que puedas, Ratchet. Sí debemos, desvía el portal a una zona segura, lo más lejos que puedas de nosotros, yo lo activaré manualmente. No podemos arriesgarnos a que el enemigo llegue al puesto de avanzada".

"¡Pero activarlo manualmente podría estropearlo!" protestó Ratchet, aunque ya estaba introduciendo los comandos necesarios, bloqueando y desactivando funciones en una secuencia equivalente a desmembrar los brazos y las piernas de ambas partes, interfiriendo (aunque de mala gana) con el avance del oponente y el suyo. Entonces, vibrando con un zumbido grave, la luz del portal en la sala principal se intensificó. Esperando lo mejor, Ratchet le hizo un gesto a Optimus al otro extremo de la habitación. La base se estremeció ligeramente cuando el portal emitió un pulso de energía, Optimus abrió el panel de la máquina y con un movimiento de sus serbos, encendió el portal y bajo la palanca.

Arcee y Cliffjumper se mantenían firmes en la colina, sus visores enfocados en la figura que se movía dentro de la estructura derruida. El ambiente era denso, cargado de una tensión que parecía vibrar en el aire mismo. De repente, un pulso invisible los atravesó, como una onda expansiva que sacudió sus sistemas internos. Arcee se tambaleó ligeramente, sus sensores recalibrándose de inmediato.

"¿Sentiste eso?" gruñó Cliffjumper, llevándose una mano a su casco como si intentara despejar algún tipo de interferencia.

"Sí", respondió Arcee, su tono más bajo y alerta. Sus ópticas se estrecharon mientras analizaba el entorno. No había señales visibles de un enemigo, pero sus instintos le gritaban que algo no estaba bien. Antes de que pudieran reaccionar, el terreno bajo sus pies comenzó a temblar. Un rugido ensordecedor rasgó el aire, proveniente del centro de la estructura. Arcee y Cliffjumper retrocedieron instintivamente, adoptando posturas defensivas mientras un haz de luz azulada emergía desde el corazón del edificio.

"¡Arcee, aléjate!" ordenó Cliff, su voz cortando el ruido con el grito de advertencia a la fembot más pequeña.

Gracias a Primus y todas las chispas no era demasiado tarde cuando ambos se lanzaron de bruces a tierra. Detrás de ellos la estructura comenzó a desmoronarse, siendo engullida desde adentro hacia afuera. Pedazos de concreto y metal eran absorbidos hacia el epicentro del fenómeno, desapareciendo en un vórtice giratorio que estaba en continuo crecimiento.

La fuerza de atracción era tan fuerte como para arrastrarlos a ambos unos buenos maestros hacia atrás mientras aún se aferraban con firmeza al suelo, dejaron surcos correspondientes a sus esfuerzos hasta que el portal colapsó sobre sí mismo, generando una onda expansiva que barrió la colina incapaz de mantenerse por más tiempo con tal gasto energético, dejando detras de sí un considerable hueco de tierra semiesférico humeante.

"¡¿Qué diablos fue eso?!" gritó Cliffjumper, parándose a los pocos segundos de que la luz se disipó para brindarle una mano amiga a su compañera igualmente perturbada. Aceptando la mano, ella también se levantó, abrió la boca, pero no dijo nada, cerrándola mientras miraba el cráter recién hecho.

"Correcto, correcto. Entonces, ¿crees que Ratchet ya se enteró de esto?", dijo Cliff.

"Pronto lo sabremos", respondió Arcee un tiempo después saliendo de sus propias cavilaciones, su mirada fija en el vacío donde antes había estado la estructura.

Hablando del diablo, pronto surgió una nueva conexión que se enlazo con todos los Autobots en la Tierra. El responsable, como no, era Ratchet, y junto con él, una mala premonición surgió de ambos guerreros quienes ya tenían más o menos una idea de lo que iba decir el médico Autobot.

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[Ubicación: ???, Base Decepticon, Nemesis]

Desde la penumbra, en la sala de comunicaciones de la aeronave Decepticon Nemesis, las pantallas proyectaban líneas de datos fragmentadas, información interceptada de las transmisiones Autobot. Soundwave, inmóvil y monolítico, analizaba cada fragmento con precisión inhumana.

Un zumbido apenas perceptible resonó cuando una línea crítica de información apareció en su visor: "-¡Carroñero infeliz!-".

"-El portal está entrando en estado crítico. Optimus, la otra parte quiere teletransportarse aquí-".

"Haz lo que puedas, Ratchet. Sí debemos, desvía el portal a una zona segura, lo más lejos que puedas de nosotros, yo lo activaré manualmente. No podemos arriesgarnos a que el enemigo llegue al puesto de avanzada".

Actividad anómala en el portal terrestre.

Sin emitir un solo sonido, Soundwave giró y comenzó a avanzar por los pasillos metálicos del Nemesis. Sus pasos eran silenciosos, calculados, los Vehicons apartándose en temblores fríos tan pronto lo veían aparecer. No importa. El líder interino de los Decepticons debía saber su reciente información: "-Starscream-".