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Chapter 10 - Capítulo 10: Alejandro "Alex" Houdini

Okey. Para ser la primera vez que me transformó en esta especie alienígena en específico, ya estoy empezando a encontrar varias ventajas.

"-¿La configuración de la vista en Rayos X funciona correctamente?-".

"-Mucho mejor que eso-".

He aquí, el afortunado accidente que me hizo sentir que no todo estaba jodido: simbiosis mecánica/tecnológica.

Hasta el momento, la mejor habilidad que he descubierto de esta especie de vida, ejemplificado por el recién e incidental vínculo establecido doblemente benéfico entre Julio y yo, pues resulta que en base a los exámenes diagnósticos hechos por Julio ahora en nuestra mente compartida, mi organismo ahora está compuesto, por palabras de Julio -metal orgánico multifacético-.

Ósea, era metal vivo capaz de cambiar de forma (difícil de creer a primera vista por las rígidas placas de armadura).

La limitación es que no era tecnología viviente como los mecamorfos galvánicos, porque de ser así, mi vínculo e interacción con la maquinaria alrededor no sería tan tenue como andar deambulando por un denso bosque en medio de la noche.

Mala suerte que mi versión del Omnitrix no contara con esa especie. Aún peor era la imposibilidad de cambiar de forma, porque si, el Omnitrix ahora ubicado en mi hombro decidió que era buen momento para hacerme pasar una mal rato y bloquearse en esta transformación en específico.

*Suspiro*

Era en estas situaciones que entiendo la frustración de Ben con el Omnitrix Prototipo en la serie original. Es molesto y muy inoportuno.

"¡Oye! ¡Esto es un secuestro!", susurra/grita la niña (Miko parecía ser su nombre) aprisionada entre mis brazos y pecho junto a los otros dos niños sabiamente cayados en un abrazo que buscaba inmovilizarlos.

"¡Shhh! Cállate y agradéceme luego, nos estoy salvando el trasero".

Ohh si. También estaban ellos, mis perseguidores/rehenes ¿Cómo podría olvidarlos? Escondidos en un callejón sin salida rodeado de casilleros y dentro de las escaleras que conducen a la primera planta de la escuela en una versión para nada encomiable de las escondidas/policías y ladrones.

Doy gracias que en esta situación el gris y el negro sean colores predominantes en esta forma.

.

.

.

¿Eso se escuchó mal? Espero y no.

Ahora ¿Estaba mal mantener a estos tres conmigo en contra de su voluntad por precaución a que dijeran de más si los dejaba libres? Si.

Chatarra, la niña tiene razón. Esto es un secuestro, ahora quiero abofetearme la cara ¡Pero entre en pánico! ¿Ok?

Por suerte no caí tan bajo, y por el bien de todos, nunca aparté la mirada más allá de los muros donde las autoridades compuestas por los bomberos y docentes de la institución indagaban por los pasillos y aulas circundantes a nosotros con ayuda de la visión de Rayos X.

Entrecerrando mis ojos, mi visión pasa a la puerta de emergencias en el pasillo adyacente. Por desgracia, estaba demasiado cerca de las patrullas para mi propio bien, algo que me hizo hacer una mueca como haber comido un limón con todo y piel.

"-¿Quieres que trace una ruta viable para salir de aquí?-", dijo Julio, y por mi parte sonreí con algo de apatía en mi expresión. Después de todo, ambos éramos conscientes de exactamente lo mismo a través de la información enviada de mis ojos a nuestro vínculo de pensamiento compartido.

"Leíste mi mente".

"¿Qué?". Una voz me vino de abajo.

Rayos ¿Dije eso o lo pensé?: "-Lo dijiste–". Me lleva, chasque los dedos en mi mente y reflexione, la comunicación telepática es difícil. No, eso ya no importa. Sacudí la cabeza y mire hacia abajo en mis brazos, los tres niños me estaban devolviendo la mirada con preguntas en sus expresiones. Suerte que tenga control de mi fuerza.

"-Tengo una ruta lista-". Julio pareció dejar de bromear conmigo por un rato y me hizo saber de sus resultados.

Y ante mí, una secuencia de eventos se presentó como una película animada en 3D.

"-Perfecto-". Era justo lo que necesitábamos.

Pasando a una estado de autoridad, intercambie la máscara simbólica de simpleza a algo más comedido para los siguientes minutos al filo de la navaja que me hacía tener escalofríos involuntarios: "Escúchenme y escúchenme bien, por que no voy a repetirme. No hablen, no forcejean y no hacen ruido. Nos vamos a mover, y por vamos me refiero a que yo me muevo mientras ustedes permanecen conmigo. Hay vigilantes por el lugar, pero tengo una ruta. Una vez salgamos, los dejaré ir y se olvidaran de mi ¿Correcto?".

"...". Nadie contestó.

"¡¿CORRECTO?!", Me palpito una vena en ese segundo.

"¡Si!".

"¡Lo entiendo!".

"¡Ok!".

Al menos los tres chicos asintieron después de esa segunda confrontación, en especial Miko, a la cual le di una mirada más escrutadora por la impresión que tenía de su personaje.

Un seguro extra a la cual la chica punk pareció ofendida de mala manera. El chico mayor a su lado le dio una mirada entumecida como si dijera que todo esto era su culpa.

En definitiva era raro, pero un recuerdo inconcluso últimamente quiere brotar y abrirse paso cada vez que miro a estos estudiantes, y, por experiencia, eso era algo que no debía dejar de lado: 'Lo tengo en la punta de la lengua. Jack, Miko y Raf'.

¿Dónde había escuchado esos nombres antes?

"-Es ahora o nunca-", me interrumpió Julio.

Asentí mentalmente a regañadientes y les avisé a mis acompañantes con una última mirada: "Estén listos".

Ellos me asintieron de vuelta, aunque asustados, pude notar lo que creí era determinación a su alrededor.

Sosteniendo con firmeza a los tres adolescentes, salimos del hueco en las escaleras y avancé con rapidez, aprovechando los periodos muertos entre los adultos y nosotros que Julio proyectaba en sincronía con la realidad.

Increíblemente, pese a mi colosal tamaño, ese no era un gran obstáculo al momento de moverse. Siendo tanto así que, incluso con mis brazos ocupados y mi forma siendo compactada por los límites de los pasillos, era capaz de arrastrarme con suficiente habilidad y fluidez gracias a la inhumana flexibilidad proporcionada por el metal del que estaba hecho.

En este punto los mejores contorsionistas del mundo podrían muy bien besarme mis pies de metal y llorar de envidia a la proeza de mi habilidad. Los tres adolescentes bien ejemplificaron la pura incredulidad y asombro de lo que estaba haciendo.

Soberbia aparte, las cosas ciertamente se pusieron raras cuando finalmente alcanzamos la puerta de emergencia.

"Este es el mejor día de mi vida", susurró Miko a los dos chicos a su izquierda y derecha, sus escrúpulos se fueron de sabático demasiado rápido una vez estábamos tan cerca de salir impunes: "Si tan solo pudiera tomar una foto de esto".

'Oye, oye, oye ¡¿Qué crees que estás haciendo en este momento?!'. En definitiva, esta niña era demasiado apasionada para su propio bien o el de otros.

"¡Miko! ¡Literalmente dijiste hace menos de dos minutos que estábamos en un secuestro! ¿Cómo pasaste de eso a esto? *¡Ouch!* ¡Y deja de moverte! Me acabas de golpear en las costillas", Jack tenía razón y estaba de acuerdo con el adolescente al recelo que mostró. Mantener todo ese movimiento y griterío en voz baja fuera de la atención de terceros de repente se complicó más allá de lo justamente debido.

"Sí~, pero él mismo dijo que nos dejaría ir. Ahora, dame espacio, necesito alcanzar mi celular". Se encogió de hombros la chica punk de dos coletas mientras todavía sentía como se meneaba de un lado a otro en mi agarre en busca de su teléfono si tomaba en cuenta su declaración.

"Miko. Esto no es un juego ¡¿Y si miente?!", dijo Jack para enseguida congelarse y alzar la mirada: "Eh, sin ofender".

No me digne en apartar la mirada del frente. Entonces el dueto siguió empujándose el uno al otro, principalmente Miko a Jack el cual parecía derrotado.

"Uhh, chicos. Creo que no es momento para esto", dijo Raf al dúo de al lado después de que ambos cruzamos miradas por accidente. Y por cómo me miró en esa fracción de segundos, no debía tener buena cara, y tendría razón. Cuando ambos adolescentes dejaron su pequeña riña infantil y miraron de Raf que señalaba a con sus ojos hacia arriba y luego me miraron a mi, no miento, juro haber escuchado el sonido de sus corazones saltándose un latido en medio de su autorrealización.

"Salgan", gruñí con algo de desapego a estos púber no muy diferente a un padre o figura de autoridad tratando con sus hijos/menores. Lo peor es que podía simpatizar con ellos ya que casi no había una brecha entre nuestro grupo de edades, pero así eran las cosas, y como el mayor tenía la responsabilidad de llevar el pantalón en este caso.

Dios bendiga que me educaron bien, más o menos. Los pensamientos intrusivos aun me tientan con dejarme llevar y mandar todo a la mierda en un espectáculo de basura, caos y estupidez. Cómo quitar una costra o cualquier acto semejante en el que sabes que estás mal pero aun así no puedes evitar que te piquen las manos ante la perspectiva de hacerlo.

'Pies en tierra Alex', tuve que recordarme a mí mismo e ignorar al pequeño diablillo que se cierne sobre mi hombro mientras esperaba mi turno para salir después del ahora libre trío heterogéneo de estudiantes.

Al otro lado, Jack, Miko y Raf me observaban con una mezcla de fascinación y horror. Miko murmuró algo sobre una película de terror mientras yo terminaba de atravesar el marco, dejando atrás la deformidad momentánea de mi cuerpo para recuperar su forma normal con un chasquido mecánico. Finalmente, de pie y libre de erguirse en toda mi longitud (7 metros, wow, impresionante), giró la cabeza con un crujido metálico casi como tronarse el cuello y exhaló un suspiro que sonó más a una válvula liberando presión.

"Bueno… eso fue incómodo", murmuró, sacudiendo mis brazos mientras los chicos me miraban como si acabaran de ver a la máquina más extraña del mundo, no es como si eso estuviera lejos de la realidad de hecho.

A la distancia miro los coches estacionados al borde de la acera y los edificios organizados en bloques alrededor de la secundaria. Debería marcharme, ya había reparado a Julio, no tenía más motivos para quedarme. Pero al mirar abajo y encontrarme con tres pares de ojos.

*Ugh*

La parte lógica de mi se queja con desánimo en mi mente a la par que mi super ego (moralidad) me dicta hacer el bien siguiendo el ideal de héroe que quería ser.

"-Los maestros y bomberos no saldrán del edificio después de ver tu "accidente" hasta dentro de 7 minutos según mis estimaciones-", explicó Julio mostrándome a la par una imagen de los susodichos mirando con las manos detrás de la nuca el desastre que hice en el techo ante mi transformación.

Ese fue el pequeño empujón que necesitaba.

"Así que entonces… uh…", comencé a hablar sin nada en que decir en realidad, que idiota: "Mira, seré franco", juntando las manos hasta formar un pequeño aplauso, respire (no de forma literal) y mis palmas bajaron hasta apuntar a los tres chicos que aun no se habían ido.

"¿Por qué siguen aquí?", dije, y mi respuesta fue un oportuno flash proveniente del teléfono plegable rosa en las manos extendidas de la única chica del grupo sin habla ¿Fue molesto? Si ¿Me quemo los ojos? También ¿Me hizo gracia? No mentiré, fue un poco divertido vivir este tipo de escenarios comedicos. Aun así tenía un frente inexpresivo que mantener en todo este asunto.

"¿Ya?", pregunte.

Los tres se miraron los unos a los otros por un tiempo, susurrándose. Por un momento pensé que se juntarían en una bolita y empezarían a discutir de ida y vuelta hasta llegar a un acuerdo donde luego se comunicaran conmigo exigiendo respuestas de mi parte, digo, yo lo haría, y lo hice en su momento con Paradox.

"¡Oye! ¡Espera! ¡NO!". En cambio ellos corrieron al final del callejón en la dirección contraria a mi entre los edificios, Miko siendo jalada en contra de su voluntad mientras luchaba con Jack y Raf, cada uno mirándome con diferentes sentimientos en sus caras: desde miedo, apatía y seriedad de Jack, afinidad, entendimiento y duda en Raf o el deseo y sentido de pérdida de Miko.

Al final, cuando estaba solo, Julio me habló por el vínculo telepático de los dos: "-Quedan 3 minutos y 51 segundos para salir de aquí Alex-".

"-... *Sigh* Está bien-". Que desastre de día, me llevé una mano al puente de mi nariz para no encontrar nada.

"-¿Por cierto como sig-".

*¡BOOM!*

Sonó una explosión, luego, el sonido de llantas derrapando contra el asfalto se hicieron notorios en la cercanía detrás de mí. Girando mi cabeza y torso por reflejo, mis ojos se abrieron: "Ay wey".