Chereads / History academy arco 4 parte 2: "Apocalarök". / Chapter 29 - Episodio 27: Odió

Chapter 29 - Episodio 27: Odió

Victor observó a Karla'k, la deidad del caos que habitaba el cuerpo de James Talloran, con un odio palpable en sus ojos. Cada vida que había sido arrebatada, cada ser inocente que había caído, alimentaba la ira que hervía en su interior. Los recuerdos de sus amigos, compañeros y seres queridos que habían muerto por culpa de Karla'k y sus actos de caos lo atormentaban.

"¿Cuántas vidas más van a tener que arrebatar antes de que esto termine?" exclamó Victor, su voz resonando en el campo de batalla, cargada de dolor y furia. Su mirada penetrante se fijaba en Karla'k, con un brillo extraño que reemplazaba el habitual color café de sus ojos. Eran como dos brasas encendidas, llenas de energía pura y destructiva, listas para desatarse.

Victor comenzó a cargar un ataque de energía en sus manos, y, mientras lo hacía, se podía sentir la intensidad de su poder aumentando a cada segundo. A su alrededor, la atmósfera parecía vibrar y distorsionarse por la cantidad de energía acumulada. En ese instante, figuras espectrales comenzaron a formarse alrededor de él. Soldados etéreos, fantasmas de aquellos que habían caído en batalla, marchaban junto a él, como si fueran una extensión de su rabia y determinación.

"¡No habrá más víctimas!" gritó Victor mientras lanzaba el ataque con todas sus fuerzas. La energía salió disparada como una gigantesca onda de destrucción, y los soldados espectrales que la acompañaban se lanzaron hacia su objetivo, listos para destruir todo a su paso.

El ataque impactó de lleno contra una estructura cercana, donde se ocultaba una unidad de soldados enemigos. La explosión fue devastadora, y en un abrir y cerrar de ojos, el lugar fue arrasado por completo. Los gritos de los soldados se ahogaron en el estruendo de la destrucción. Victor bajó sus manos, su respiración pesada, pero su mirada seguía fija en Karla'k.

Este, con una sonrisa de burla, observaba la devastación que Victor había causado. Sin embargo, el dios del caos no parecía afectado. Al contrario, la destrucción alimentaba su poder. "¿De verdad crees que eso hará alguna diferencia?" preguntó Karla'k, su voz resonando con un tono burlón. "El caos es eterno, y tú solo eres un simple mortal que intenta luchar contra lo inevitable."

Victor, sin dejarse intimidar, apretó los puños. "Puede que seas el caos, pero yo soy la voluntad de aquellos que ya no están aquí. Y no voy a parar hasta que acabe contigo, sin importar cuántas veces tenga que intentarlo."

El odio y la determinación de Victor solo se intensificaban, listo para continuar su lucha contra Karla'k, sin importar el precio que tuviera que pagar.

Victor asintió con determinación tras sus palabras, su mirada dirigida hacia los hermanos de Daiki, que habían causado tanto sufrimiento y destrucción. "Ya han hecho demasiado daño", dijo con voz firme, mientras el aura de poder comenzaba a brillar alrededor de su cuerpo.

Daiki, con la misma decisión, le dio una rápida mirada a su amigo, Victor, y luego dirigió su atención hacia su propio padre, James Talloran, ahora completamente poseído por Karla'k, el dios del caos. Sabía que esa batalla no sería fácil, pero tenía que enfrentar lo que su padre se había convertido. A su lado, Rigor y José del futuro también se preparaban para la confrontación. Cada uno de ellos sabía lo que estaba en juego.

"Victor, ve por mis hermanos. Yo me encargaré de Karla'k", dijo Daiki, su voz cargada de resolución.

Victor, sin perder tiempo, se lanzó hacia los cielos en dirección a los hermanos de Daiki, que se habían reunido tras los escombros de la ciudad. La velocidad de Victor fue tal que parecía un rayo de energía purpúrea atravesando el campo de batalla. Estaba decidido a acabar con ellos antes de que pudieran causar más dolor y destrucción.

Mientras tanto, Daiki, Rigor, y José del futuro se colocaron frente a Karla'k. El ambiente alrededor de ellos se sentía denso y cargado de energía oscura. Karla'k sonreía con una calma perturbadora, su rostro reflejando la completa toma de control sobre el cuerpo de James. "¿Creen que pueden detener al caos?", preguntó el dios, su voz resonante como un trueno.

Daiki apretó los puños, sintiendo el poder oscuro de Konan fluir por su cuerpo y armadura, mientras los tentáculos afilados se agitaban detrás de él. "Ya no eres mi padre, Karla'k. No puedo dejar que sigas destruyendo todo lo que amamos".

Rigor, adoptando una postura de combate, también estaba preparado para lo que viniera. "Nos encargaremos de ti, Karla'k. No importa lo poderoso que seas, no tienes ninguna posibilidad contra nosotros", añadió, su voz firme y serena, aunque sus ojos estaban llenos de concentración.

José del futuro, aunque había visto su propia muerte en la versión más joven de sí mismo, se mantuvo al lado de su madre, sintiendo la responsabilidad de enfrentarse al ser que había causado tanto dolor. Con un leve destello en sus ojos, canalizó una parte de su energía, preparándose para el combate que estaba a punto de comenzar.

Karla'k, en cambio, se limitó a reír. "Es patético cómo intentan desafiar lo inevitable. El caos es eterno, y su resistencia no es más que una pequeña chispa que se extinguirá pronto."

Con un rugido de poder, Karla'k liberó una oleada de energía oscura que hizo temblar el suelo a su alrededor. Daiki, Rigor y José del futuro se lanzaron hacia él, cada uno dispuesto a hacer lo necesario para vencer al dios del caos. La batalla comenzaba, y ninguno de los dos bandos iba a retroceder.

Mientras tanto, Victor ya había llegado donde los hermanos de Daiki: Kazran, Mortis, Neron, Drakar, Zalek, Fati, Selene, Astar, Nyxa, y Veera. Estaban todos reunidos, listos para el combate, pero la mirada asesina de Victor les dejó claro que no tendría piedad. "Ustedes ya han hecho demasiado", dijo Victor, con un tono grave, mientras su energía comenzaba a desbordarse a su alrededor.

"Vengan todos a la vez, porque no pienso dejar a ninguno de pie", advirtió mientras su aura morada crecía en intensidad, listo para desatar una fuerza imparable sobre ellos. Los hermanos, sin dudarlo, se lanzaron hacia él, confiados en su número y poder. Pero Victor, con cada movimiento, demostraba que no había margen para el error en su venganza.

La batalla entre Victor y los hermanos, y la confrontación entre Daiki y Karla'k, marcaría el destino de todos en ese campo de batalla.

Víctor, activando la técnica ira dansandankai, se sumergió en una oleada de energía que transformó su presencia en una tormenta de fuego y poder. Sus músculos se tensaron con una intensidad palpable, mientras su cuerpo se envolvía en llamas moradas que se extendían por su piel. El fuego parecía consumir el aire a su alrededor, creando una estela ardiente que se arrastraba con cada movimiento.

El cabello de Víctor se alzó al viento, danzando con el mismo fuego que lo rodeaba, mientras sus puños dejaban caer llamas al suelo, como si cada golpe pudiera derretir la realidad misma. La tierra bajo sus pies temblaba con cada paso, resonando con la furia de su energía.

Con una velocidad inhumana, Víctor se lanzó hacia la derecha, dirigiéndose hacia Fati, la hermana de Daiki que estaba en el centro del grupo. Sus movimientos eran un borrón de fuego y furia, y el impacto de su ataque era inevitable.

Fati, que se encontraba intentando mantener la formación del grupo, no tuvo tiempo de reaccionar antes de que Víctor la alcanzara. Su golpe, impulsado por la energía concentrada y el fuego abrasador, impactó directamente en su cuerpo. El impacto fue devastador, el calor y la fuerza de la explosión enviaron a Fati volando a través de los escombros, dejando un rastro de cenizas y humo en el aire.

El suelo alrededor de Víctor se desintegró parcialmente debido al calor extremo y la presión de su ataque. Las llamas que seguían a Víctor se extendieron en un rastro de destrucción a su paso, dejando claro que él no estaba dispuesto a dar tregua en su búsqueda justicia y venganza.

Víctor, al notar que uno de los hermanos de Daiki se preparaba para lanzar un ataque de fuego negro, reaccionó con rapidez. Utilizando su habilidad de teletransportación, se apareció justo frente al atacante y sujetó su mano con fuerza, evitando que el ataque se desatara.

Con la mano del enemigo atrapada, Víctor comenzó a absorber el fuego negro, sintiendo cómo la energía y la temperatura aumentaban increíblemente. La oscuridad del fuego negro se mezclaba con la intensidad del poder de Víctor, creando un torbellino de calor y fuerza que lo envolvía.

Mientras absorbía el fuego, Víctor miró al atacante con una determinación feroz y exclamó con voz potente: "¡Por tres!" El poder del fuego negro se acumulaba en su cuerpo, transformando su energía en una fuerza aún más formidable. La temperatura a su alrededor se disparó, y el suelo comenzó a resquebrajarse bajo la presión del poder absorbido.

El fuego negro que antes era una amenaza para él ahora se convertía en una extensión de su propio poder, listo para ser utilizado en su próxima ofensiva. Víctor estaba más determinado que nunca, con la intención de derrotar a los hermanos de Daiki y hacer que pagaran por todo el daño causado.

Víctor, cargado con la energía absorbida, se lanzó hacia Drakar con una intensidad devastadora. Cada golpe era una mezcla de fuerza bruta y el poder del fuego negro que había acumulado. Drakar, sorprendido y debilitado, no pudo defenderse adecuadamente y fue lanzado con fuerza contra Fati.

Víctor, no satisfecho con solo golpearlos, desató su furia sobre el lugar, destruyendo el entorno con cada impacto. Luego, con una habilidad y precisión perfeccionadas, comenzó a moldear una flecha gigantesca, del tamaño de una lanza. Su forma era colosal, con energía pulsante que indicaba la magnitud del poder concentrado en ella.

Con un grito poderoso, Víctor disparó la flecha hacia Fati y Drakar. El proyectil se dirigió a una velocidad aterradora, atravesando el aire con una estela de fuego negro. Al impactar, la flecha explotó en una llamarada infernal que envolvió a ambos, quemando sus cuerpos y causando una enorme explosión que arrasó el área circundante.

Cuando el humo se disipó, Víctor observó el campo de batalla. Solo quedaban ocho de los hermanos de Daiki. La intensidad de su ataque había reducido drásticamente el número de sus enemigos. Con una determinación fría, Víctor se preparó para enfrentarse a los restantes, decidido a acabar con ellos y vengar las vidas que se habían llevado.

Kazran, Mortis, Neron, Zalek, Selene, Astar, Nyxa, y Veera observaban a Víctor con una mezcla de odio y desesperación. Víctor avanzó con determinación, y su presencia parecía implacable mientras se acercaba a Zalek.

Con una velocidad inhumana, Víctor llegó frente a Zalek. Sin una palabra de advertencia, posicionó su mano directamente en el pecho de Zalek. Su mano comenzó a brillar intensamente con el poder de su técnica, y el fuego que emanaba de ella formó una espada ardiente.

"¡Sun Sword!" exclamó Víctor, su voz cargada de furia contenida. La espada de fuego atravesó el pecho de Zalek con una precisión letal. El calor y el poder del ataque eran casi indescriptibles, y Zalek sintió cómo el fuego se expandía dentro de él.

Mientras Zalek yacía debilitado por el ataque, Víctor se inclinó y susurró al oído de su enemigo: "El peor error fue venir aquí."

Con esas palabras resonando en el aire, Zalek cayó al suelo, derrotado y quemado por el poder implacable de Víctor. Los restantes hermanos observaban la escena con creciente preocupación, sabiendo que el combate solo comenzaba.

Víctor, al ver que Drakar, Fati y Zalek yacían muertos, enfocó su furia en los hermanos restantes. Su mirada se volvió aún más intensa mientras demandaba:

-¡¿Quién mató a mi esposa e hijo?!

Kazran, Mortis, Neron, Selene, Astar, Nyxa, y Veera se miraron entre sí, conscientes de que su supervivencia dependía de sus respuestas y de sus acciones inmediatas. La tensión en el aire era palpable mientras Víctor avanzaba con determinación, preparado para vengar la pérdida de su familia.

Víctor, su furia desbordante, gritó con una voz llena de ira:

-¡Hablen!

Kazran, Mortis, Neron, Selene, Astar, Nyxa y Veera, aterrorizados por la intensidad de Víctor, se quedaron paralizados, sabiendo que el tiempo para responder se acababa. La presión era inmensa mientras intentaban buscar una salida o una forma de apaciguar la furia de Víctor, quien estaba decidido a obtener justicia por la muerte de su familia.

Víctor comenzó a moldear el fuego con una intensidad renovada, su energía pura y sagrada brillando con un resplandor casi celestial. Cada movimiento que hacía parecía amplificar el calor y el poder de las llamas, transformando el fuego en una fuerza devastadora. Su enojo se manifestaba en cada chispa y ola de calor, creando una llama que no solo prometía destrucción, sino también justicia.

Sus ojos reflejaban el furor de su corazón mientras el fuego tomaba forma, dispuesto a hacer que los responsables pagaran por la pérdida de su esposa e hijo.

Kazran, Mortis, Neron, Selene, Astar y Nyxa observaban a Víctor con una mezcla de terror y desesperación. Sus miradas estaban fijas en la figura imponente de Víctor, quien, con una concentración fría y calculadora, sostenía una flecha de llamas negras, cuyo calor parecía desafiar la misma existencia.

Nyxa, sintiendo el peso de la mirada de Víctor y el aura devastadora que emanaba de él, no pudo contener su miedo. Su voz temblaba al hablar, el temor palpable en cada palabra. "No, por favor... No te conviertas en lo que dicen. No eres un monstruo."

Víctor, con su furia acumulada y el brillo asesino en sus ojos, no dijo una palabra. Su silencio era una promesa de destrucción. La flecha de llamas negras, ardiente y siniestra, apuntaba directamente a ellos, sus llamas danzando con una energía que prometía una catástrofe inminente.

La imagen de Víctor, con la furia de un genocida que parecía haber despertado en todo su esplendor, era la encarnación de una justicia despiadada. La tensión en el aire era palpable, y el destino de Kazran, Mortis, Neron, Selene, Astar y Nyxa pendía de un hilo, mientras Víctor se preparaba para desatar su venganza final.

Nyxa, atrapada por el terror y el peso de la situación, finalmente cedió. Sus labios temblaban mientras hablaba, revelando lo que sus compañeros temían escuchar. "Fue Selene," confesó con voz quebrada. "Selene fue quien ordenó la muerte de tu esposa e hijo. Ella fue la que dirigió la operación, la que envió a los asesinos..."

La revelación cayó como un peso abrumador sobre el grupo. Selene, con su expresión de orgullo y arrogancia, se desmoronó bajo la mirada furiosa de Víctor. El rostro de Nyxa estaba bañado en lágrimas, su valentía quebrada por la culpa y el miedo. La atmósfera estaba cargada de una tensión eléctrica mientras Víctor, con la furia de un hombre que ha perdido todo, se preparaba para enfrentar a Selene, el verdadero rostro de su tragedia.

Selene, temblando pero tratando de mantener la compostura, se adelantó y con un gesto desesperado apuntó a Neron. "¡Es mentira! ¡No fue así! Neron es el verdadero culpable. Él fue quien ideó todo, quien dirigió el ataque. ¡Solo quiere desviar la culpa!"

Neron, sorprendió por la acusación, intentó reaccionar, pero el pánico en sus ojos delataba su nerviosismo. Selene continuó, su voz temblorosa pero llena de desesperación. "¡Lo juro! Nuestro padre tenía el control total. Nosotros solo seguimos órdenes. Él fue quien planificó todo desde el principio."

Víctor, con la ira aún chisporroteando en sus ojos, miró a Neron con desdén, esperando una respuesta. La acusación de Selene había encendido aún más la furia del hombre que buscaba justicia para su familia.

Los hermanos de Daiki, abatidos y temblando, se arrodillaron a los pies de Víctor. Con rostros llenos de desesperación y miedo, comenzaron a suplicar por piedad. Sus voces se entremezclaban en una cacofonía de súplicas y lamentos.

Kazran, con lágrimas en los ojos, balbuceó: "¡Por favor, Víctor, hazlo! ¡Lo siento tanto! ¡No sabíamos!"

Mortis, con la voz quebrada, añadió: "¡Lo hicimos bajo órdenes, no fue nuestra decisión! ¡No te condenes a ti mismo por nuestra culpa!"

Selene, arrodillada y llorando, se aferró a los pies de Víctor: "¡No podemos morir así! ¡Te rogamos, por favor, considera el perdón!"

Víctor, con la energía sagrada y pura concentrada en su mano, observó a los hermanos de Daiki con una mezcla de furia y tristeza. El poder que mantenía era una manifestación de su dolor y de su deseo de justicia. Sus labios se apretaron, y su corazón se debatía entre el deseo de venganza y la compasión por el sufrimiento ajeno.

Víctor, con una expresión de ira contenida y profunda tristeza, disipó la técnica de fuego sagrado que había estado a punto de arrasar con sus enemigos. Su rostro, marcado por la determinación y el dolor, se suavizó mientras cargaba una nueva técnica, más contenida pero igualmente letal. Con un movimiento rápido y preciso, concentró la energía en sus manos, creando una esfera de energía pura.

Con un grito de desafío y justicia, Víctor lanzó la esfera directamente hacia los hermanos y hermanas de Daiki. La técnica impactó con una fuerza devastadora, perforando los brazos de cada uno de ellos. Los gritos de dolor y desesperación llenaron el aire mientras la energía atravesaba sus extremidades, dejándolos en un estado de agonía pero sin matarlos de inmediato.

Los hermanos de Daiki cayeron al suelo, gritando y retorciéndose por el dolor, mientras la energía desintegraba parte de sus brazos y dejaba marcas ardientes en sus cuerpos. Víctor, con los ojos llenos de lágrimas contenidas, observó la escena con un corazón pesado. Sabía que esta acción no podía devolver a su familia, pero sentía que era necesario para darles una lección de la vida.

Nyxa, viendo el dolor punzante en su brazo, intentó moverse para atacar a Víctor, pero la debilidad y el sufrimiento la inmovilizaron. Víctor, observando el intento fallido de Nyxa, comprendió que el momento de la venganza estaba cerca.

Con una determinación fría y calculada, Víctor comenzó a formar la flecha de fuego negro nuevamente, su poder elevándose a niveles insuperables. La flecha creció en tamaño y brillo, absorbía la energía a su alrededor mientras Víctor la mantenía en alto, la intención clara en sus ojos.

"¡Mueran!" exclamó Víctor con una voz llena de resolución, mientras la flecha de fuego negro tomaba forma definitiva. El aire a su alrededor vibraba con el poder concentrado, y la energía contenida en la flecha estaba lista para ser liberada.

Con un movimiento preciso, Víctor lanzó la flecha hacia Nyxa, Kazran, Mortis, Neron, Selene, Astar y Veera. La flecha atravesó el aire con una velocidad implacable, impactando directamente en el grupo de enemigos y generando una explosión devastadora que iluminó el campo de batalla con un resplandor ardiente.

La fuerza de la explosión arrasó con todo a su paso, deja a Victor con una satisfacción entre la furia y la venganza.

Víctor, tras haber ajusticiado a los hermanos de Daiki, se lanzó hacia Karla'k con una furia renovada. El fuego y la destrucción que acababa de desatar habían sido solo el preludio de su enfrentamiento final con el dios del caos.

Mientras Víctor se acercaba, Karla'k observó el avance con una mezcla de desdén y diversión. La batalla estaba lejos de terminar, y Karla'k estaba preparado para el desafío que Víctor le presentaba. Los dos adversarios se encontraron en el epicentro del caos que había dejado Víctor, el suelo todavía humeante por la explosión anterior.

Víctor, con sus ojos brillando con la intensidad del fuego que había lanzado, cargó un ataque de energía cósmica en sus manos. Su aura resplandecía con una intensidad que desafiaba la oscuridad que Karla'k solía invocar. Con cada paso, el suelo temblaba bajo el peso de su determinación.

Karla'k, por su parte, empezó a invocar su poder caótico. Las sombras se arremolinaban a su alrededor, y las energías oscuras comenzaban a concentrarse en sus manos, preparándose para un ataque que podría igualar la furia de Víctor.

"¡No puedes detenerme, Víctor!" rugió Karla'k, mientras lanzaba una ola de energía caótica hacia su enemigo.

Víctor esquivó el ataque con agilidad, manteniéndose firme en su avance. Con un grito de desafío, concentró toda su energía en un golpe decisivo, dirigiéndolo hacia Karla'k con una precisión mortal.

La colisión de sus poderes fue una explosión de luz y oscuridad, la batalla alcanzando su clímax mientras los dos titanes se enfrentaban con una intensidad que sacudía el mismo tejido del universo. Víctor, con cada golpe, estaba decidido a poner fin a la amenaza de Karla'k, sin importar el costo.

El cielo se rasgó con una grieta luminosa, y de ella descendió el androide Derek, su figura resplandeciendo con una aura metálica y su espada brillando con una luz cortante. La llegada de Derek fue como un rayo en la tormenta, y sus ojos artificiales observaron la batalla con precisión calculada.

Víctor, aún concentrado en su enfrentamiento con Karla'k, notó la llegada de Derek. Su presencia era inesperada, pero en ese momento crucial, podría ser el cambio necesario en la balanza.

Derek aterrizó con firmeza sobre el suelo, la espada en su mano se movía con una precisión letal, y su mirada fija en Karla'k. Sin perder tiempo, el androide se dirigió hacia el dios del caos con una determinación implacable.

"¡Es hora de que acabemos con esto!" gritó Derek, su voz resonando con una mezcla de firmeza y autoridad.

Karla'k, al ver a Derek acercarse, giró su atención hacia el nuevo adversario. Con una risa cruel, el dios del caos se preparó para enfrentar la nueva amenaza. El suelo temblaba bajo el peso de los combates que se desarrollaban, y el aire se cargaba con la tensión de la inminente batalla.

Víctor, aprovechando el momento de distracción de Karla'k, redobló sus esfuerzos, concentrando su ataque con renovada furia. La aparición de Derek era el refuerzo que necesitaba para finalmente llevar al dios del caos a la derrota.

Derek y Víctor se movieron en sincronía, uniendo sus fuerzas en un asalto implacable. La combinación de la energía cósmica de Víctor y la precisión letal de la espada de Derek crearon una ofensiva que Karla'k no estaba preparado para enfrentar.

Con cada golpe y cada hechizo, la batalla se intensificaba, el destino de Karla'k pendiéndose en la balanza entre la furia del héroe y la determinación del androide.

La batalla alcanzó una intensidad frenética. Daiki, Rigor, y José, unidos con Víctor y Derek, se lanzaron al ataque con una velocidad y coordinación letales. Cada golpe que infligían a Karla'k era una combinación de fuerza bruta, habilidades precisas, y técnicas devastadoras.

Daiki, con su armadura negra y tentáculos afilados, golpeaba con una ferocidad implacable, sus ataques dejando profundas cicatrices en la piel de Karla'k. Rigor, utilizando su maestría en Krav Maga, lanzaba ataques certeros y contundentes, cada movimiento diseñado para maximizar el daño. José, aunque herido, se mantenía en la lucha, aportando golpes rápidos y agiles que ayudaban a distraer al enemigo.

Víctor y Derek, en perfecta sincronía, combinaban sus habilidades para crear una ofensiva casi imparable. Víctor, con su ira dansandankai activada, desataba un fuego intenso y devastador, mientras Derek, con su espada resplandeciente, realizaba cortes precisos y mortales. La destreza de Derek y la energía cósmica de Víctor formaban una tormenta de destrucción que Karla'k tenía dificultad para contrarrestar.

Karla'k, a pesar de su poder y su habilidad para manipular el caos, se encontraba abrumado por el asalto coordinado de los héroes. Intentaba ganar distancia para lanzar un ataque devastador, pero cada intento era frustrado por el incesante ataque de sus adversarios. Su poder, aunque formidable, no era suficiente para enfrentarse a la fuerza combinada y la determinación de sus enemigos.

A medida que el dios del caos luchaba por mantenerse a pie, su furia y desesperación se volvían cada vez más evidentes. Cada intento de contraataque se veía interrumpido por los golpes rápidos y precisos de Víctor, Derek, Daiki, Rigor, y José. La batalla se volvía cada vez más intensa, y Karla'k, ahora completamente acorralado, sabía que su tiempo se estaba acabando.

En medio del tumulto de la batalla, dos portales comenzaron a abrirse en el aire, cada uno emanando una energía única y distinta. Los combatientes se detuvieron momentáneamente, sorprendidos por la aparición inesperada de estos portales.

Del primer portal, emergió un Víctor humano, con una apariencia mucho más sencilla y menos imponente que la de su versión actual. Su semblante reflejaba una mezcla de determinación y cansancio, una versión más vulnerable y menos poderosa del héroe que se había convertido en el salvador de sus seres queridos. Este Víctor miró a su alrededor, tomando nota de la batalla y la situación en la que se encontraba.

Del segundo portal, apareció una versión de Víctor con un halo brillante sobre su cabeza, un símbolo de su sacrificio en el combate contra Nine Sharon. Esta versión de Víctor irradiaba una presencia etérea y una calma inusual, como si su alma hubiera trascendido al plano de los vivos. Su aspecto era más sereno y lleno de una sabiduría adquirida a través de la experiencia y el sacrificio.

Ambos Víctores se encontraron en el campo de batalla, observando a los héroes y a Karla'k con una mezcla de solemnidad y propósito. El Víctor humano avanzó con una determinación renovada, sintiendo el peso de su pasado y el presente entrelazados. Por su parte, el Víctor con halo parecía observar la batalla desde una perspectiva más trascendental, como si comprendiera el alcance completo de la lucha y el impacto de cada acción.

La presencia de estos dos Víctores añadió una nueva capa de complejidad a la batalla. La energía de la versión con halo parecía envolver el campo de combate en un resplandor sagrado, mientras que el Víctor humano se movía con una determinación fría, preparándose para apoyar a sus compañeros en el combate.

Karla'k, debilitado y acorralado por el ataque implacable del equipo de héroes y las dos versiones de Víctor, sintió una presión aún mayor. La llegada de estos dos Víctores no solo intensificó la batalla, sino que también parecía presagiar el fin de su reinado de caos y destrucción.

Karla'k, sintiendo la presión de la situación, decidió tomar una medida drástica. Con un gesto furioso, alzó sus manos y conjuró dos soles de energía pura, lanzándolos al aire con una fuerza que hacía temblar el entorno. Los soles brillaban intensamente, creando un resplandor cegador que hacía que la atmósfera misma pareciera vibrar con su energía.

Los dos soles comenzaron a orbitar uno alrededor del otro en el aire, fusionando sus energías en una danza destructiva. Karla'k, con un enfoque intenso, dirigió ambos soles hacia el grupo de héroes, preparándose para lanzar un ataque combinado que prometía devastar todo a su paso.

Víctor, el Víctor humano, y el Víctor con halo, al observar el peligro inminente, se movieron rápidamente. El Víctor humano activó una barrera de energía para proteger a sus compañeros, mientras que el Víctor con halo comenzó a canalizar su propia energía sagrada, tratando de contrarrestar la fuerza de los soles.

Daiki, Rigor, y José también se prepararon para el impacto. Daiki, con su nueva armadura negra y tentáculos afilados, formó un escudo de energía negra alrededor de él y sus compañeros. Rigor, usando su técnica de Krav Maga, se posicionó para absorber el impacto con su cuerpo, mientras que José, aunque herido, se mantenía cerca de su padre, listo para cualquier acción.

El ataque combinado de los soles descendió con una fuerza devastadora, impactando la barrera de Víctor y el escudo de Daiki. La explosión resultante fue colosal, creando una onda expansiva que sacudió la tierra y envió escombros por todas partes. La energía desatada era tan intensa que el campo de batalla se llenó de una tormenta de luz y destrucción.

Karla'k, observando desde su posición, sabía que había puesto en juego una carta fuerte, pero también comprendía que el resultado final de la batalla estaba en la cuerda floja. La combinación de los héroes y las dos versiones de Víctor continuaría su lucha, enfrentando el ataque con la determinación de cambiar el curso de su destino.

El Víctor más fuerte, con su mirada llena de determinación y enojo, enfrentó la amenaza de los soles que Karla'k había conjurado. Con una rapidez y fuerza sobrehumanas, extendió su mano hacia el sol más cercano, el cual estaba descendiendo con una energía destructiva imponente.

Mientras los soles se acercaban, Víctor enfocó toda su energía en el objeto de su furia. Sus ojos brillaban con una intensidad feroz y su cuerpo emanaba una aurora de poder incontrolable. Con un movimiento rápido y preciso, extendió su mano hacia el sol, su mirada se fijó en él con una intensidad que parecía atravesar la materia misma.

El sol, que parecía un orbe de pura energía destructiva, comenzó a temblar en el aire bajo la fuerza de la mirada de Víctor. Con una explosión que resonó por todo el campo de batalla, el sol se desintegró en una serie de fragmentos de luz y energía, deshaciendo su amenaza en una serie de destellos que iluminó el entorno.

La explosión resultante del sol desintegrado fue impresionante, creando una onda expansiva de energía que barrió el campo de batalla y lanzó a Karla'k hacia atrás. Víctor, con su expresión aún marcada por la furia, se aseguró de que el sol fuera completamente erradicado, mostrando una fuerza abrumadora que desafiaba cualquier resistencia.

Karla'k, atónito por el poder que acababa de presenciar, comprendió que su estrategia había fallado estrepitosamente. La batalla ahora estaba en un punto crítico, y el campo de combate estaba lleno de escombros y caos, con los héroes preparándose para el próximo movimiento mientras la confrontación con Karla'k continuaba.

Karla'k, con una furia palpable en sus movimientos, decidió invocar refuerzos para cambiar el rumbo de la batalla. Con un grito gutural, comenzó a canalizar una energía oscura y poderosa, el mismo tipo de poder que utilizó Adriene para invocar seres de gran poder. Los cielos se oscurecieron mientras Karla'k pronunciaba palabras arcanas y su aura se volvía más densa y turbulenta.

De entre las sombras surgieron dos figuras imponentes: Yekun y Lucifer. Yekun, una entidad de oscuridad y caos con un aura temible, apareció envuelto en un manto de sombras, sus ojos brillaban con una luz infernal. Lucifer, con su presencia majestuosa y una expresión de desdén, parecía una fuerza de destrucción en sí misma. Ambos seres se materializaron con una combinación de poder y maldad que elevó la tensión en el campo de batalla.

Los tres Víctor el Víctor más fuerte, el Víctor humano y el Víctor con el halo se dirigieron hacia Karla'k con una determinación renovada, conscientes de que la aparición de Yekun y Lucifer era una amenaza significativa. Cada uno se preparó para enfrentar a estos nuevos enemigos.

Karla'k, viendo la llegada de sus refuerzos, se sintió más seguro y decidió atacar con una intensidad renovada. Yekun y Lucifer se unieron a la batalla con una sincronización mortal, lanzando ataques devastadores contra los Víctor y sus aliados.

Víctor con el halo, que había caído en combate previamente, observó el caos y el desorden. Su presencia era una mezcla de tristeza y resolución, mientras se preparaba para luchar a pesar de sus heridas. El Víctor humano, lleno de determinación y coraje, se enfrentó a Lucifer con una feroz intensidad. El Víctor más fuerte, aún empapado en energía pura, se concentró en enfrentar a Yekun, tratando de igualar el poder abrumador del ser oscuro.

La batalla se intensificó, con cada uno de los héroes enfrentando una lucha monumental contra estas nuevas amenazas. Los ataques de Yekun y Lucifer provocaron explosiones y destrucción, mientras Víctor y sus versiones se esforzaban por mantener la defensa y contraatacar con todas sus fuerzas. El campo de batalla se convirtió en un caos de luz y oscuridad, con cada movimiento, cada golpe, decidiendo el destino de los héroes y el futuro de la confrontación.

Victor, el Víctor humano, el Víctor con halo, Daiki, Rigor, Derek y José del futuro se lanzaron hacia Yekun, Lucifer y Karla'k con una determinación implacable. La batalla se desató en una serie de movimientos frenéticos y poderosos.

Victor y Víctor con halo se enfrentaron a Lucifer, quien se alzó con su presencia majestuosa y desdén. Victor con el halo utilizó su experiencia y el poder acumulado para esquivar y contrarrestar los ataques de Lucifer, mientras el Víctor más fuerte, enfocado en su energía sagrada, se preparaba para un enfrentamiento más brutal. Con un rugido de furia, Victor lanzó un ataque devastador, haciendo que Lucifer retrocediera momentáneamente, mientras Víctor con halo seguía sus movimientos con precisión, buscando puntos débiles en la defensa del enemigo.

Daiki y Rigor se enfrentaron a Yekun, quien emanaba una oscuridad abrumadora. Daiki, armado con su nueva armadura y los tentáculos afilados de Konan, atacaba con una ferocidad que buscaba perforar la defensa de Yekun. Rigor, utilizando su habilidad en Krav Maga, ejecutó movimientos ágiles y precisos para contrarrestar los ataques de la entidad oscura. La combinación de su fuerza y estrategia llevó a Yekun a una postura defensiva, aunque no sin dificultad.

Derek se movió con rapidez, utilizando su espada para cortar a través de las sombras que Yekun lanzaba. Cada golpe de Derek buscaba debilitar a Yekun, con una precisión mortal que se complementaba con la energía pura de Victor.

José del futuro se lanzó con una determinación infantil, pero feroz, contra Karla'k. Aunque su tamaño y edad no se comparaban con la inmensidad de su oponente, José mostró una valentía sorprendente. Utilizó su habilidad para impactar y desorientar a Karla'k, manteniéndose al lado de los héroes mayores y buscando aprovechar cualquier oportunidad para dañar al enemigo.

Karla'k, con sus dos poderosos aliados, trataba de mantenerse firme, lanzando ataques de energía y creando barreras para defenderse. Sin embargo, la intensidad del ataque combinado de los héroes empezó a hacer mella en su defensa.

Las fuerzas de Yekun, Lucifer y Karla'k enfrentaban un desafío monumental contra el asalto coordinado de Víctor, el Víctor humano, el Víctor con halo, Daiki, Rigor, Derek y José del futuro. Cada héroe utilizaba sus habilidades al máximo, sabiendo que el destino del combate y, quizás, del mundo mismo, dependía de su capacidad para superar a estos enemigos formidables. La batalla se tornó un espectáculo de luz, oscuridad, y pura determinación, con cada golpe, cada movimiento, acercándose a un desenlace crucial.

Fin.